DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOMINGOS
Consagrados a honrar los 7 Dolores y Gozos de SAN JOSÉ
Con indulgencia plenaria para cada domingo
DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ
PARA HACER CADA DOMINGO
Todos juntos
PRIMER DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh castísimo Esposo de María! me compadezco de las terribles angustias que padeciste cuando creíste deber separarte de tu esposa inmaculada, y te doy el parabién (la felicitación) por la alegría inefable que te causó saber de boca de un ángel el misterio de la encarnación. Por este dolor y alegría te pido consueles nuestras almas en vida y muerte, obteniéndonos la gracia de vivir como cristianos y morir santamente en los brazos de Jesús y de María.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria.
SEGUNDO DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
¡Oh felicísimo Patriarca, que fuiste elevado a la dignidad de padre putativo del Verbo encarnado! Te compadezco por el dolor que sentiste viendo nacer al Niño Jesús en tanta pobreza y desamparo; y te felicito por el gozo que tuvisteis al oír la suave melodía con que los ángeles celebraron el nacimiento, cantando “Gloria a Dios en las alturas”. Por este dolor y gozo te pido nos concedas oír, al salir de este mundo, los cánticos celestiales de los ángeles en la gloria.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria.
TERCER DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh, modelo perfecto de conformidad con la voluntad divina! Te compadezco por el dolor que sentiste al ver que el Niño Dios derramaba su sangren en la circuncisión; y me gozo del consuelo que experimentaste al oírle llamar Jesús. Por este dolor y gozo te pido nos alcances que podamos vencer nuestras pasiones en esta vida y morir invocando el dulcísimo nombre de Jesús.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
CUARTO DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh fidelísimo Santo, a quien fueron confiados los misterios de nuestra redención! Te compadezco por el dolor que te causó la profecía con que Simeón anunció lo que habían de padecer Jesús y María; y me gozo del consuelo que te dio el mismo Simeón profetizando la multitud de almas que se habían de salvar por la Pasión del Salvador. Te suplico por este dolor y gozo nos alcances ser del número de los que se han de salvar por los méritos de Cristo y por la intercesión de su Madre.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
QUINTO DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh custodio vigilante del Hijo de Dios humanado! Me compadezco de lo mucho que padeciste en la huída a Egipto, de las grandes fatigas de aquella larga peregrinación y de lo que te costó el poder atender a la subsistencia de la Sagrada Familia en el destierro; pero me gozo de tu alegría al ver caer los ídolos por el suelo cuando el Salvador entraba en Egipto. Por este dolor y gozo te pido nos alcances que huyendo de las ocasiones de pecar, veamos caer los dolos de los afectos terrenos y no vivamos sino para Jesús y María, hasta ofrecerle nuestro último suspiro.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
SEXTO DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh glorioso San José, ángel de la tierra que viste con admiración al Rey del Cielo sujeto a tus disposiciones! Si tu consuelo, al volverte de Egipto, fue alterado con el temor al Rey Arqué lao, tranquilizado después por el Ángel viviste alegre con Jesús y María en Nazaret. Por este dolor, y gozo alcánzanos a tus devotos que, libre nuestro corazón de temores nocivos, gocemos de tranquilidad de conciencia, vivamos seguros con Jesús y María y muramos teniéndolos a nuestro lado.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
SEPTIMO DOLOR Y GOZO
(Para cada domingo)
(Para cada domingo)
¡Oh modelo de santidad, glorioso San José! Te compadezco por el dolor que sentiste al perder al Niño Dios sin poderle hallar en tres días, y te doy el parabién por la alegría con que lo encontraste en el templo. Por este dolor y gozo te pido nos alcances la gracia de no perder jamás a Jesús por el pecado; y si por desgracia lo llegamos a perder, sírvanos tu intercesión por las lágrimas de la penitencia, y vivir unidos con El hasta el último aliento de nuestra vida.
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
Padre Nuestro y Avemaría y Gloria
ANTIFONA. Tenía Jesús al empezar su vida pública cerca de treinta años y aún se le creía hijo de José.
V. ¡Oh San José! Ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios, que con providencia inefable te dignaste elegir al bienaventurado San José por esposo de tu Madre te rogamos nos concedas que merezcamos tener en los cielos por intercesor a quien en la tierra veneramos por protector, Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.
Oh Dios, que con providencia inefable te dignaste elegir al bienaventurado San José por esposo de tu Madre te rogamos nos concedas que merezcamos tener en los cielos por intercesor a quien en la tierra veneramos por protector, Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.
NOTA
A los que practiquen la precedente devoción de los siete domingos y en cada uno confesándose y comulgando y visiten algún templo, u oratorio público, rogando por las intenciones del santo Padre el Papa. Su Santidad
A los que practiquen la precedente devoción de los siete domingos y en cada uno confesándose y comulgando y visiten algún templo, u oratorio público, rogando por las intenciones del santo Padre el Papa. Su Santidad
PIO IX concedió indulgencia plenaria para cada domingo.
Los que no saben leer, y viven donde esta devoción no se hace en público, pueden hacer en vez de dichas oraciones: siete Padrenuestros, Avemarías y Gloriapatris. En honor de los siete dolores y gozos de San José.
PRIMERA ORACIÓN A SAN JOSÉ
Patrono de la Iglesia Universal
(Para cada domingo)
Castísimo José, esposo de María: me gozo de veros elevado a tan sublime dignidad y adornado de tan heroicas virtudes. Por los dulcísimos ósculos y estrechísimos abrazos que diste al Divino Jesús, os suplico me admitáis en el número de vuestros siervos. Proteged a las vírgenes y alcanzadnos a todos la gracia de conservar la pureza de cuerpo y de alma. Amparad a los pobres y a los afligidos por la pobreza y amargas angustias que padecisteis en compañía de Jesús y María en Belén, Egipto y Nazaret; y haced que sufriendo con paciencia nuestros trabajos, merezcamos el eterno descanso.
Sed protector de los pobres y esposos para que vivan en paz y eduquen en el Santo temor de Dios a sus hijos. Dad a los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado para tratar dignamente el Cuerpo de Jesús Sacramentado. A los que viven en comunidad inspiradles amor a la observancia religiosa. A los moribundos asistidlos en aquel trance supremo, pues tuviste la dicha de morir en los brazos de Jesús y de María.
Sed protector de los pobres y esposos para que vivan en paz y eduquen en el Santo temor de Dios a sus hijos. Dad a los sacerdotes las virtudes que corresponden a su estado para tratar dignamente el Cuerpo de Jesús Sacramentado. A los que viven en comunidad inspiradles amor a la observancia religiosa. A los moribundos asistidlos en aquel trance supremo, pues tuviste la dicha de morir en los brazos de Jesús y de María.
Tended vuestra mano protectora a toda la Iglesia, pues habéis sido declarado por el Vicario de Cristo Patrono de la Iglesia Universal. Y pues libraste al Hijo de Dios del furor de Herodes libra a la Iglesia, Esposa tuya, del furor de los impíos y alcanzad que se abrevien los días malos y vengan la serenidad y la paz. Así sea.
SEGUNDA ORACIÓN A SAN JOSE
Compuesta y escrita por Su Santidad León XIII
(Para cada domingo)
A Ti recurrimos en nuestra tribulación, Bienaventurado José, y después de implorar el socorro de tu Santísima Esposa, pedimos también confiadamente tu patrocinio por el afecto que te unió con la Inmaculada Virgen Madre de Dios y por el amor paternal con que trataste al Niño Jesús, te rogamos nos auxilies para llegar a la posesión de la herencia que Jesucristo nos conquistó con su sangre, nos asistas con tu poder y nos socorras en nuestras necesidades. Proteged, oh prudentísimo Guardián de la Sagrada Familia, a la raza elegida de Jesucristo; presérvanos, oh Padre amantísimo, de toda mancha de error y corrupción; muéstratenos propicio y asístenos de lo alto del Cielo, oh poderosísimo Libertador nuestro, en la batalla que estamos librando contra el poder de las tinieblas; y así como libraste al Niño Jesús del peligro de la muerte, defiende ahora a la Santa Iglesia de Dios contra la acechanza del enemigo y contra toda adversidad. Concédenos tu perpetua protección a fin de que animados por tu ejemplo y tu asistencia podamos vivir santamente, piadosamente morir y alcanzar la eterna beatitud del Cielo. Amén.
Su Santidad León XIII ha concedido una indulgencia de siete años y siete cuarentenas por cada vez que se rece devotamente esta devoción.
(Decretos de 15 Agosto de 1889).
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