FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

ORACIONES SACERDOTALES -


Oración del Apóstol (s.XIV)

Cristo, no tiene manos,
tiene solamente nuestras manos
para hacer el trabajo de hoy.
Cristo no tiene pies,
tiene solamente nuestros pies
para guiar a los hombres en sus sendas.
Cristo, no tiene labios,
tiene solamente nuestros labios
para hablar a los hombres de sí.
Cristo no tiene medios,
tiene solamente nuestra ayuda
para llevar a los hombres a sí.
Nosotros somos la única Biblia,
que los pueblos leen aún;
somos el último mensaje de Dios
escrito en obras y palabras.



PLEGARIA PARA PEDIR POR LOS SACERDOTES

Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas.

Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina, sino diario milagro.

Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas.

Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando viejos, sigan sintiendo que «Dios alegra su juventud».

Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos.

Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario, estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.

¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros!



Oración al Espíritu Santo por los sacerdotes 
(para pedir la renovación de los dones recibidos del Espíritu Santo)

¡Oh Espíritu Santo! En este día Te pido que vuelvas a inundar el alma de Tu SACERDOTE ..... como en el día de su ordenación. 

Que vuelva él a sentir el gozo, la felicidad, la emoción tan grande de ese día. 

Que nunca deje de sentir lo que sintió ese primer día, que nunca se vaya a convertir su vida en una rutina, que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte, sirviendo a los demás. 

Haz que dé siempre buen ejemplo sin provocar envidias, haz que los que se acerquen a él sientan que se acercaron a Ti y que por medio de él tocaste sus vidas.

Dale la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada pero que por medio de Tu misericordia y por medio de Tu amor nos das todo sin merecerlo, y que lo único que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciéndotelo. 

Fortalece sus puntos débiles que son donde Tú manifiestas Tu gloria y sostén sus puntos fuertes, y que sepa reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en él, no es más que un reflejo de Ti mismo. No permitas que satanás obstaculice su camino, que cuando lleguen las tentaciones tenga la fuerza para vencerlas al instante, que nunca llegue a ofenderte con la ayuda de Tu gracia. Que sepa reconocer al demonio cuando se le llegue a presentar disfrazado y que sepa ahuyentarlo con el nombre de Jesús y de María. 

Tu pueblo, Señor, necesita que él y todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Ayúdalos porque lo que Tú les pides es muy difícil y sin Ti nada podrán hacer. 

Tú sabes todo lo que deseo pedir y no puedo expresar y lo tomas en cuenta. 

También Te pido por todas las intenciones que él tenga en su corazón. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con Tu voluntad.
No permitas que conozca la tristeza, que su alegría interior sea tan grande que no haya nada que la pueda destruir ni afectar. 

Tú sabes que mi intención es la de pedir por él ahora y siempre con la esperanza de que escuches mis pobres oraciones. 

Gracias por todo lo que nos das y esperamos un día, por medio de Tu amor, Tu perdón, y Tu misericordia, llegar a gozar contigo por toda la eternidad en el cielo. Así sea. 



Oración por los seminaristas

sábado, abril 06, 2013 

Señor, Jesucristo,
Pastor bueno,
tú que conoces a todas tus ovejas y sabes
cómo llegar al corazón del hombre,
abre la mente y el corazón de los que buscan
y esperan una palabra de verdad para su vida;
hazles sentir que sólo en ti
pueden encontrar plena luz;
da valor a los que saben dónde encontrar la verdad,
pero temen que tu llamada sea demasiado exigente;
sacude el alma de los que quieran seguirte
en el ministerio sacerdotal,
pero no saben vencer las dudas y los miedos,
y acaban por escuchar otras voces.
Tú que eres la Palabra que ilumina
y sostiene los corazones,
suscita en aquellos a quienes llamas
valor para dar la respuesta de amor:
"¡Heme aquí, envíame!"



SÚPLICAS A JESÚS SACRAMENTADO A FAVOR DEL CLERO


A nuestro Santísimo Padre,

Envuélvelo en tu gracia, Señor.

A los Cardenales y Delegados,

Envíales tu luz, Señor.

A los Sacerdotes Párrocos,

Dales acierto, Señor.

A los Vicarios y Colaboradores,

Guíalos, Señor.

A los Sacerdotes Misioneros,

Protégelos, Señor.

A los Sacerdotes predicadores,

Ilumínalos, Señor.

A los Sacerdotes Directores de almas,

Instrúyelos, Señor.

A los Sacerdotes Religiosos,

Hazlos perfectos, Señor.

A los Sacerdotes de Seminarios,

Dales tu ciencia, Señor.

A los Sacerdotes en peligro,

Líbralos, Señor.

A los Sacerdotes tentados,

Dales el triunfo, Señor.

A los Sacerdotes en pecado,

Dales tu gracia, Señor.

A los Sacerdotes celosos,

Ayúdales, Señor.

A los Sacerdotes pobres,

Socórrelos, Señor.

A los Sacerdotes débiles,

Fortalécelos, Señor.
A los Sacerdotes turbados,

Dales la paz, Señor.

A los Sacerdotes aislados,

Acompáñalos, Señor.

A los Sacerdotes atados a las cosas de la tierra,

Rompe sus cadenas, Señor.

A los Sacerdotes enfermos,

Sánalos, Señor.

A los Sacerdotes ancianos,

Sostenlos, Señor.

A los Sacerdotes difuntos,

Dales la gloria, Señor.

De toda la Iglesia militante y purgante,

Apiádate, Señor.



ORACIÓN

¡Oh Jesús, Sacerdote eterno! Guarda a tus Sacerdotes bajo la protección de tu Sagrado Corazón, donde nada pueda mancillarlos; guarda inmaculadas sus manos ungidas que tocan cada día tu Sagrado Cuerpo; guarda inmaculados sus labios diariamente teñidos con tu preciosa Sangre; guarda puros y despejados de todo afecto terrenal sus corazones, que Tú has sellado con la sublime marca del sacerdocio.

Que tu santo amor los rodee y los preserve del contagio del mundo. Bendice sus tareas apostólicas con abundantes frutos y haz que las almas confiadas a su celo y dirección sean su alegría en la tierra, y su hermosa e inmarcesible corona en el cielo. Amén.


(Recítese ante el Santísimo expuesto o ante el Sagrario, para que el Señor dé a su Iglesia abundantes Sacerdotes Santos).



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