En una entrevista concedida al periódico alemán Die Zeit, el Papa Francisco subrayó que, ante el problema de la falta de vocaciones sacerdotales, “el celibato opcional no es la solución”.
El Santo Padre reconoció que “la falta de vocaciones es un problema grande. Un problema que la Iglesia debe resolver. La Iglesia debe encontrar la forma de resolverlo”.
Como solución, el Pontífice apuntó, en primer lugar, a la oración: “creo que lo primero que debemos hacer es rezar. El Señor nos ha dicho que recemos. Nos falta oración”.
En segundo lugar, afirmó la necesidad de poner los medios para que aumenten las vocaciones: “debemos trabajar con los jóvenes que tengan alguna inquietud de servicio a los demás. Y esto es muy difícil. El trabajo con los jóvenes se debe hacer para que ellos se planteen su vocación”.
“Los jóvenes son los grandes descartados en la sociedad moderna, y lo vemos en la falta de trabajo para ellos en tantos países”, alertó.
Además, “hay otro problema que afecta a las vocaciones: el problema de la natalidad”, indicó. “Si no hay niños, no habrá sacerdotes. Creo que es el principal problema que deberemos afrontar en el próximo Sínodo sobre los jóvenes, pero no es un problema de proselitismo, no. No se consiguen vocaciones con el proselitismo”.
Preguntado por el periodista si es necesario dar incentivos a los jóvenes para ser sacerdotes, como por ejemplo, decirles que no es necesario que renuncien a una vida sentimental-sexual, el Papa reconoció que “en ese contexto el celibato opcional se discute, sobre todo cuando hay necesidad de clero”. Sin embargo, advirtió que “el celibato opcional no es la solución”.
En este sentido, el Pontífice reflexionó sobre los “viri probati”, hombres casados que recibieron la ordenación como diáconos, presbíteros u obispos con el compromiso de llevar una vida de continencia total una vez recibidas las sagradas órdenes. “Son una posibilidad”, afirmó. “Pero debemos también decidir qué tipo de tarea asumirán, por ejemplo, para las comunidades aisladas”.
Crisis de fe
El Obispo de Roma habló sobre la maduración de la fe, y llamó a no desanimarnos ante las crisis de fe porque “no podemos crecer sin crisis. En la vida humana sucede lo mismo. El crecimiento biológico también es siempre una crisis, ¿no? La crisis del niño que se hace adulto. En la fe ocurre lo mismo”.
“La crisis es, no digo el pan nuestro de cada día, pero la vida es parte de la vida de la fe; una fe que no entra en crisis para crecer se vuelve infantil”. Y recordó que “la fe es un don, te la dan”.
En otro momento de la entrevista, el periodista Giovanni di Lorenzo observó la contradicción que existe en el mafioso que hace la señal de la cruz antes de empezar una matanza. “Sí, eso es una enfermedad. Una enfermedad religiosa”.
“En América Latina los mafiosos también utilizan la religión. Se llaman cristianos a sí mismos, pero para resolver sus problemas llaman a los sicarios y luego van a la iglesia”, remarcó.
El Santo Padre señaló que esa contradicción le molesta, “pero me enfado más cuando la Iglesia, la Santa Madre Iglesia, mi madre, mi Esposa, no da un testimonio de fidelidad al Evangelio: eso sí que me hace mal”.
Sobre el populismo, el Papa indicó que “dentro del populismo siempre hay un mesianismo. Siempre. Y también una justificación: perseverar la identidad del pueblo”.
Frente esta ola de populismo que afecta a muchas democracias occidentales y europeas, Francisco reflexionó sobre los grandes líderes políticos europeos de después de la segunda guerra mundial.
“Ellos imaginaron una fraternidad en toda Europa: desde el Atlántico hasta los Urales. Ese es el sueño de grandes líderes que son capaces de llevar el bien a los países sin necesidad de ser ellos el centro, sin ser mesías”. Francisco reconoció que le preocupa el populismo, “al menos en Europa sí. Un poco”.
Sobre los ataques recibidos en los últimos meses –los carteles que aparecieron en Roma con duras críticas al Pontífice o el caso del ejemplar falso del diario del Vaticano L’Osservatore Romano (LOR)–, dijo que no le hacen un mal personal. Además, aseguró que “desde el momento en que fui elegido Papa, no he perdido la paz”.
El Papa valoró que existan diferentes formas de pensar en el Vaticano. “Eso también es una riqueza”, insistió.
Sobre el caso concreto del ejemplar falso de LOR, señaló, con ironía, que no era una riqueza, pero observó entre risas que el dialecto romanesco en el que estaba escrito “era un romanesco bellísimo. Era un romanesco culto. Aquello no lo había escrito uno de la calle”.
La Orden de Malta
En sus respuestas, Francisco también habló de la crisis de la Orden de Malta. Recientemente, el Pontífice pidió al Gran Maestre de la Orden que presentara su dimisión después de que una Comisión del Vaticano investigara algunas irregularidades. El periodista le preguntó al Santo Padre si esa decisión le supuso un enfrentamiento con el Cardenal Burke, Patrono de la Orden, sobre todo después de que el Vaticano enviara un representante sin contar con el Cardenal.
Francisco rechazó cualquier enfrentamiento con el Purpurado estadounidense. “No es un adversario”, aseguró.
“Con la Orden de Malta había un problema que él no era capaz de gestionar porque no era el único protagonista allí. Yo no le retiré el título de Patrono de la Orden de Malta. Él continúa siendo Patrono. Pero se debía encauzar la situación en la Ordena, y por eso nombré un delegado capaz de encauzarlo, con un carisma que no tiene el Cardenal Burke”.
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