Tengo en casa a mi mamá,
pero mis mamás son dos:
en el Cielo está la Virgen,
que es también mamá de Dios.
Las dos me quieren a mí,
las dos me entregan su amor,
a las dos las busco y las llamo
y a las dos las quiero yo.
Cuando llamo a mi mamá,
ella viene sin tardar.
Mi Mamá del Cielo viene
si me acuerdo de rezar.
Cada día mi mamá
me da un beso al despertar.
En el alma llevo el beso
de mi Madre Celestial.
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