Estola: Del griego “stolé”, vestido. Es prenda de tela alrededor del cuello del sacerdote, usada para las celebraciones litúrgicas. La usan los obispos y presbíteros, colgando del cuello hacia delante; y los diáconos, desde un hombro hasta la cintura atravesando en diagonal la espalda y el pecho. Es símbolo de los poderes sagrados que recibe el sacerdote, como pastor que lleva a sus ovejas sobre sus hombros, como maestro que enseña a sus discípulos; como guía que conduce a las almas hacia la vida eterna. Esta es la oración que reza el sacerdote al ponerse la estola: “Devuélveme, Señor, la túnica de la inmortalidad, que perdí por el pecado de los primeros padres; y, aunque me acerco a tus sagrados misterios indignamente, haz que merezca, no obstante, el gozo eterno”.
El poder de la estola sacerdotal
El Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa escribe en el portal Adelante La Fe
Cuando el sacerdote se reviste con la estola, el enemigo infernal sufre un verdadero flagelo, tanto es el temor y odio a este ornamento sacerdotal.
La estola tiene, como los demás ornamentos sacerdotales, un verdadero sentido espiritual, recuerda el madero de la cruz que cargó sobre sus hombros Nuestro Señor camino del monte Calvario. La estola puesta en el cuello y cruzada sobre el pecho, en la Santa Misa tradicional, muestra al sacerdote que tiene que unirse y ligarse de algún modo a Dios, sujetándose con verdadera obediencia a la ley divina, llevando alegremente su yugo, y recordando siempre que es Dios quien ordena tales cosas.
La estola cruzada ante el pecho, la parte derecha sobre la izquierda, es el símbolo de la cruz de Cristo en él, es el recuerdo de la pasión de Nuestro Señor presente en el altar. Al revestirse con la estola debe estar preparándose para el Santo Sacrificio. El sacerdote rezará la siguiente oración: Devuélveme Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con el pecado de mis primeros padres, y aunque me aceptas sin ser digno a celebrar tus Sagrados Misterios, haz que merezca el gozo eterno.
El sacerdote que se acerca al altar de Dios como indigno que es, pero elegido por la misericordia del Altísimo. El sacerdote al revestirse con su estola es el nuevo Cirineo que ayuda a Nuestro Señor. Aquel fue obligado a aquella tarea, pero aun así no pudo por menos que rendirse ante la mirada de humildad y compasión del Cordero Divino camino del “matadero”.
El Sumo y Eterno Sacerdote y Víctima a la vez vuelve mirar a su sacerdote con la misma mirada con que miró al Cirineo, pero aun con más humildad y misericordia, esperando que su ministro sea el nuevo Cirineo, pero ya no obligado, sino voluntario, identificado con Él. El Señor mira a su ministro esperando de él que tenga presente Su Pasión, Agonía, Muerte y Resurrección por la salvación del mundo.
La estola por esta unión con el patíbulo, con la Santa Cruz, y por ser signo privilegiado del sacerdocio de Cristo y del poder y autoridad del ministerio sacerdotal, es un verdadero flagelo y terror para el demonio.
Ningún sacerdote debe prescindir de ella en la confesión, en la bendición y, por supuesto, durante la Santa Misa; y los fieles deberían pedírsela al sacerdote que la lleve puesta, sino la llevara.
Falta la fundamentación con el CDC y el CIC. Gracias
ResponderEliminarNinguno de los dos habla de eso. Después de haber buscado, no encontré nada sobre el tema, ni en el Catecismo ni en el Código. Así es que debe haber otra referencia, y me gustaría saber cuál es.
EliminarSi el sacerdote no llevara puesta la estola al momento de la confesión, esta será invalida?
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