ES GRAN SACERDOTE, EL GRAN DEVOTO DE LA VIRGEN.
En el Calvario Jesús dio a su Madre a Juan como a su hijo, y sabemos que Juan representaba a toda la humanidad. Pero Juan también era un Sacerdote, ordenado por Jesús la noche anterior en el Cenáculo. Por lo tanto, principalmente, Jesús desde la Cruz da a la Madre como a su hijo al Sacerdote Juan, que representaba a todos los Sacerdotes de todos los tiempos, porque la misión del Sacerdote es inmensa, comprometida y delicada, y también porque son ellos los que necesitan más de la unión con María, ser guiados constantemente por Ella. El Sacerdote es el primer hijo de María, por esto, si no está enamorado de María, su acción será estéril, muy humana. Prácticamente en sus obras habrá sombrado poco...y será lo que podrá recoger.
Lo sobrenatural en el Sacerdote no es un don añadido, sino que ha venido con el Fiat de María, así como la Encarnación. El Verbo se ha hecho Sacerdote solo con el Fiat de María y en el Fiat está el Sacerdocio de Jesús y de todos los Sacerdotes.
El Sacerdote tiene que ser mariano, como Jesús ha sido en su vida en la tierra y lo es en el Cielo: ha sido siempre de María. Si en el Sacerdote falta una tierna, filial y amorosa devoción a la Virgen, su apostolado será equívoco, no abundante de buenos frutos. Podrá realizar acciones externas extraordinarias, como organizar reuniones, peregrinaciones, vigilias, pero sin la oración, amor y unión con María todo es inútil: ÉL SE BUSCA SOLAMENTE A SÍ MISMO.
Todo Sacerdote tiene que tener una devoción muy grande a la Virgen y difundir su devoción, hacerla conocer y amar. Ante todo tú tienes que llegar ha ser experto en el misterio de María. Es enseñanza de los más grandes Santos, que la devoción a María es el medio fácil y seguro para la santificación personal y de los demás.
Hay una oración en particular que la Virgen ama: el Santo Rosario. Sí, los grandes frutos llegan a través de una sencilla cadena: EL REZO DEL SANTO ROSARIO, que es ARMA PODEROSA.Tu devoción filial a la Virgen la demuestras con tu consagración a Ella, porque Ella es la que siempre te ampara y te ayuda. Ella es la Reina de los Apóstoles y formadora de Santos. Créeme, no hay cosa mejor que consagrarse a la Virgen, porque Ella se tomará el cuidado de lo que cuidas y estás interesado: la parroquia, los fieles, actividades pastorales, encuentros espirituales, catecismo... Todo cuanto hay que consagrar a la Virgen. Cada Santo se ha consumado en el amor a María. Tú también tienes que fundar tus expectativas en María.
Obrar siempre unido a María y los resultados...Inmensos serán los frutos espirituales que se recogerán. Abandónate en María, ten plena confianza en Ella y poca en ti mismo. Sé humilde, siéntete siempre pequeño y esfuérzate por vivir pequeño. María ama a los humildes, a los mansos, a los buenos y a los pequeños.
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