Dos pueblos de apenas 2100 habitantes han suscitado más de 120 sacerdotes y monjas
¿Crisis de vocaciones?
En los últimos años, dos pueblos de Michigan, EE.UU., Fowler y Westphalia, de un poco más de dos mil personas en total, han suscitado 44 sacerdotes y 80 monjas. “Si las familias están abiertas a la llamada de Dios es normal que muchos entren en el seminario”
Esta noticia ha salido a luz porque esta semana dos gemelos, Tom y Gary Koenigsknecht, de 26 años, de Fowler, fueron ordenados sacerdotes católicos.
Ambos hermanos crecieron en Fowler, un pequeño pueblo de 1224 almas en Michigan, dividiendo su tiempo entre la escuela y las vacas de ordeño en la granja familiar.
Pero no sorprendió a nadie, sólo en su familia ya hay otros cuatro sacerdotes en el pueblo, pero en los últimos años se ha ordenado 22.
Tom y Gary han permitido a su aldea igualar el marcador del pueblo vecino, Westphalia, de sólo 938 habitantes a ocho millas de distancia, donde en los últimos años han sido ordenados 22 sacerdotes.
¿POR QUÉ ESTA SUCEDIENDO ESTE FENÓMENO?
Quizás porque en la parroquia de Tom y Gary oran una hora cada semana por las vocaciones, o tal vez porque cada año el pueblo contribuye a la formación de los novicios con 10.000 dólares de recaudación de fondos o de repente porque la vocación al sacerdocio ‘está en aire’, bromea en el New York Times el padre Todd, sobre el hecho de que los jóvenes de Fowler (y Westfalia) están revirtiendo lo que sucede en el mundo.
“Parece que la cultura no hace aquí un gran esfuerzo para echar raíces”, dice Vernon Thelen, el equivalente al alcalde de Fowler.
“Y cuando digo la cultura, me refiero a la mala cultura a la televisión y a algunas comedias transmiten.”
Los gemelos Koenigsknecht crecieron sin televisión, jugando fuera de casa y rezando el rosario todas las noches en familia.
Pero incluso en el vecino Westfalia no son menos. Cuando el padre Mathias Thelen preguntó hace dos semanas si alguien estaba considerando la vida consagrada “sobre 43 estudiantes, una docena de chicos y chicas levantaron la mano”.
Por supuesto, muchos padres respiran hondo cuando sus hijos anuncian que van a tomar este camino, explica el padre Mathias. Pero no todos: “Los niños no son nuestros, porque no los guardamos para nosotros”, dice Agnes Koenigsknecht, agricultora, madre de los gemelos y de otros ocho hijos. “¿Cómo podrían mantenerse aquí?”.
“Estos dos pueblos no sólo han invertido para muchas vocaciones masculinas, en los últimos diez años, de hecho han salido de Westfalia 37 monjas y de Fowler 43. Pronto esta última cifra se actualizará porque Marita Wohlfert emitió los primeros votos el año pasado y entrará en la Orden Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará”.
Quinto de nueve hermanos, su padre Jerry hizo cuatro años de seminario antes de darse cuenta de que no era la vida que le convenía, salió y se casó.
“Si las familias están abiertas a la llamada de Dios” dice, “es normal que muchos entren en el seminario.”
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