Después de 19 años, el padre Alejandro Pezet habló por primera vez del tema. Se trata de una hostia sangrante con ADN humano y que es parte "del corazón estresado de una persona sufriente". Se conserva intacta en el tabernáculo de una iglesia porteña.
Han pasado casi dos décadas desde que se comenzó a investigar el sangrado de una hostia que, además, creció de tamaño. Esto ocurrió en 1996 y se necesitaron innumerables estudios e investigaciones para confirmar, científicamente, de qué se trataba.
Tras todo este tiempo se calificó como un milagro eucarístico, reconocido hace poco tiempo por el papa Francisco, en tanto el material se conserva intacto en el tabernáculo de la iglesia porteña de Santa María.
La sorprendente noticia de que a mediados de los 90 en una parroquia de Buenos Aires había ocurrido el milagro de una hostia que se había convertido en carne sangrante, pasó desapercibido para la mayoría. Fue con el correr del tiempo y las pruebas científicas que el Vaticano tomó otra posición al respecto y un sacerdote del interior salteño puede contarlo como testigo directo y privilegiado.
Ahora se conocieron nuevos testimonios que confirman este milagro. El sacerdote Alejandro Pezet, a cargo de la Parroquia Santa Rita de Casia, de Rosario de Lerma, y partícipe directo de esta cuestión fue quien recibió la hostia que una feligresa encontró en la parte trasera de la parroquia hace casi veinte años. En ese momento la guardó en un recipiente con agua en un sagrario y ocho días después, al abrirlo, todos observaron asombrados la transformación de la hostia.
Es necesario recordar que la hostia es, en la religión cristiana, un trozo de pan ácimo (sin levadura) de harina de trigo, con forma circular que se ofrece en la Eucaristía o Misa católica como ofrenda o sacrificio incruento.
Sobre esto dio detalles días atrás a la televisión italiana en el reconocido programa "La Strada dei Miracoli", de la cadena RETE 4 de ese país europeo, donde explicó el suceso de la hostia convertida en carne sangrante.
La hostia tiene ADN humano y "son parte del corazón estresado de una persona sufriente", según los científicos.
A partir del año 1996, cuando se conoció sobre esta identidad, la Iglesia fue muy reservada en darla a conocer públicamente. Por entonces, Jorge Bergoglio era obispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires y, conocedor del tema como el resto de los prelados, mantuvo al resguardo los acontecimientos para no afectar la credibilidad de este milagro eucarístico.
"Todavía estoy asombrado por aquel episodio. Todavía tengo intacto aquel momento cuando al abrir el sagrario la hostia estaba sangrando. Conté los detalles como antes no lo había hecho a la televisión europea, porque el Vaticano me autorizó. El Papa lo hizo público también", le contó Pezet a El Tribuno, que, no con poco asombro, conoció sus declaraciones a la prensa italiana y fue a consultarlo.
Lo que se puede ver
En esa entrevista, el cura no mostró la secuencia fotográfica completa a las cuales, sin embargo, accedió El Tribuno. En una de las fotografías se puede observar la hostia sanguinolenta. Ocurrió durante los primeros días, cuando se descubre el milagro. Semanas después, el tamaño y textura de la hostia se asemejó a un trozo de carne sangrante que creció en tamaño. Son una veintena de fotos. Y todas impresionan e impactan. Este milagro eucarístico se conserva igual pese a los 19 años que han pasado y no ha sufrido descomposición visible. Está en el tabernáculo de la iglesia de Santa María, en el barrio de Almagro, pero no se expone al público por razones de conservación y seguridad. Solo se exhibe una de las fotos profesionales encargadas por aquel entonces por el exobispo Jorge Bergoglio.
Pezet sacó otras que nunca dio a conocer, pero sí realizó un análisis de la situación rodeado de sus colaboradores en su parroquia de Rosario de Lerma.
FUENTE: valoresreligiosos.com.ar/
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