MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO
COOPERADORES
304 Los Cooperadores Salesianos son el instrumento del cual se sirve Dios para propagar su gloria y la de su Santa Madre. (XVII, 149).
305 Cuando escribáis a vuestros parientes, decidles... que todos aquellos que tienen Salesianos o Hijas de María Auxiliadora, serán salvos hasta la tercera o cuarta generación. (X, 631).
306 Nosotros rezaremos todos los días por nuestros bienhechores. (XVIII, 862).
307 Escríbase a nuestros bienhechores y a nuestros Cooperadores agradeciéndoles de mi parte cuanto hicieron por nosotros mientras yo vivía en la tierra, y rogándoles continúen su ayuda para el sostenimiento de las Obras Salesianas. (XVII, 259).
308 La salvación de la sociedad, amados Cooperadores, está en vuestros bolsillos. (XVI, 16).
309 Llegará un tiempo en que ser Cooperador Salesiano será sinónimo de buen cristiano. (XI, 74).
310 Cooperadores Salesianos son los que ayudan a promover el espíritu católico (XI, 74).
311 Los Cooperadores Salesianos están destinados a hacer mucho bien a la Iglesia y a la sociedad civil. (Pío XI, XI,74).
312 Generalmente la Asociación de los Cooperadores es bien vista por todos, porque no se mete nunca en política. (XIII, 265).
313 Los Cooperadores Salesianos tienen por delante un campo vastísimo de trabajo para hacer el bien. (XIII, 498).
314 La oración es la más efectiva cooperación. (XIV, 791).
315 Hay que comprender bien el fin de la Pía Unión. Los Cooperadores Salesianos no deben solamente recoger limosna para nuestros colegios, sino adaptarse a todos los medios posibles para cooperar a la salvación de sus hermanos y en particular de la juventud. Por lo tanto manden a los niños al catecismo. Ayuden personalmente a dar doctrina, preparen a los niños para la comunión y provean los vestidos convenientes; propaguen los buenos libros y opónganse resuelta y enérgicamente a la lectura de la prensa irreligiosa e inmoral. Todo esto entra en el programa de los Cooperadores Salesianos. (XV, 500).
316 El fin de los Cooperadores Salesianos es ayudar en los catecismos, difundir la buena prensa, enviar a los niños a buenos colegios. (XVI, 413).
317 Los Cooperadores no son solamente para las obras de Don Bosco, sino para hacer el bien a la Iglesia universal, especialmente a sus respectivas Diócesis, constituyéndose como brazo derecho y ayuda de los Obispos, de sus Párrocos, bajo la dirección de los salesianos, tanto en sus obras de beneficencia, como con el catecismo, educación de los niños pobres y similares. (XVII, 25)..
318 Los Cooperadores Salesianos son el instrumento del que se sirve Dios para propagar su mayor gloria y la de su Santa Madre. (XVII, 149).
DIRECTORES
319 Para que vuestra palabra tenga prestigio y obtenga el efecto deseado, es necesario que el superior en toda circunstancia destruya su propio YO. (VI, 389).
320 La gloriosa distinción de nuestra congregación debe consistir en nuestra castidad. (XIII, 83).
321 ¡Cuánto se encariña un joven viéndose bien tratado!. Pone su corazón en manos del Superior. (XII, 88).
322 No mandar cosas dañosas a la salud o que impidan el necesario reposo o hagan descuidar otras obligaciones u órdenes de otro superior. (Manual del Director, XVIII, 89).
323 Al mandar, empléense siempre expresiones y palabras de caridad y de mansedumbre. Las amenazas, la ira y sobre todo la violencia, estén siempre ausentes de tu hablar y de tus acciones. (Manual del Director, 189).
324 A los maestros que no les falte nada para la comida, para el descanso y para la clase. Ten en cuenta sus fatigas; y si se enferman o simplemente sienten molestias de salud, reemplázalos prontamente. (VII, 524 -5).
325 Que te amen, que no te teman: al mandar y al corregir, da a entender que deseas el bien, y no tu capricho. Toléralo todo cuando se trata de impedir el pecado. Que todos tus esfuerzos vayan dirigidos al bien de las almas que se te han confiado. (VII, 524).
326 Trata con preferencia los asuntos que atañen a los hermanos. (XVII, 266).
327 Exige de los hermanos solamente lo que son capaces de hacer y nada más. (XVII, 260).
328 Cinco normas indispensables para el buen gobierno de la Casa: 1º. Cuenta de conciencia mensual; 2º. Leer cada semana una parte de las Reglas o una parte de las deliberaciones capitulares. 3º. Distribuir bien las ocupaciones . El prefecto cuide de la disciplina y de lo necesario para la mesa. 4º. Haya un encargado de la sacristía y del pequeño clero. 5º. Cada uno dé sus clases lo mejor que pueda. (XII, 124).
329 Los Directores, conozcan bien a sus súbditos y con exactitud, nuestras Constituciones. A éstas deles toda la autoridad y la importancia suprema que realmente tienen. (XII, 80).
330 El Director tenga ascendiente sobre los jóvenes, y para conseguirlo: 1º. Sea tenido por santo. 2º. Tenga reputación de docto en cualquiera rama de la ciencia, especialmente en las que interesan a los jóvenes. Si le preguntan y no sabe responder, diga al joven: ahora no tengo tiempo, mañana te responderé, y es necesario que se instruya en aquel punto para responder con precisión. 3º. Que los jóvenes sepan que son amados. (VI, 302).
331 Dejo esto como testamento a los Directores de las Casas particulares: Si estos avisos son puestos en práctica, muero tranquilo, porque estoy seguro que nuestra Sociedad será cada día más floreciente delante de los hombres y bendecida por el Señor, y conseguirá su fin, que es la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas. (Manual del Director, 190).
332 Un superior ha de ser padre, médico, juez, y debe estar dispuesto a soportar y a olvidar. (VII, 508).
333 Procura repartir las ocupaciones de tal modo que nadie esté sobrecargado de responsabilidades, y que cada uno cumpla físicamente aquellos encargos que le fueron encomendados. (Manual del Director, 187).
334 Instala cuanto antes la Compañía de la Inmaculada Concepción. Tú serás tan sólo promotor y no director: considera esto como incumbencia de los chicos... (VII, 526).
335 En la Casa de Don Bosco, ninguno ha de estar a la fuerza. (XIII, 205).
336 La cosa más útil para la Congregación es la observancia de las reglas. (X, 1089).
337 Cuando recibas queja de alguien, aclara primero bien los hechos antes de juzgar. Con frecuencia se te dirán cosas que parecen vigas, y que no son más que pajuelas. (VII, 524).
338 Evita las demasiadas modificaciones en el alimento y no descanses menos de seis horas por la noche. Esto es necesario para conservar la salud y promover el bien de las almas. (VII, 524).
339 Preguntarás: ¿Con qué palabras se gana el corazón de los muchachos?. Con las mismas que un día te dijeron a ti.
V.g.: ¿Cómo estás? -Bien-. ¿Y del alma?. -Así, así-. Deberías ayudarme en una gran empresa: ¿me ayudarás?. -Si, ¿pero en qué cosa?-. En hacerte bueno. O bien: a salvar tu alma; o bien: a hacerte el más bueno de nuestros jóvenes.
Con los más disipados: ¿Cuándo vas a comenzar?. -Qué cosa-. A ser mi consuelo, a tener la conducta de Domingo Savio. Con los más alejados de los Santos Sacramentos: ¿Cuándo quieres que rompamos los cuernos del demonio?.
-¿En qué forma?-. Con una buena confesión. -Cuando usted quiera-. Lo más pronto posible... (Manual del Director, 194).
340 Los aspirantes necesitan al menos dos conferencias especiales cada mes. En ellas trátese de cuánto debe practicar o evitar un jovencito para poder ser buen cristiano. "El joven cristiano" proporciona los principales argumentos sobre esta materia. (XVII, 263).
341 Esforcémonos en adaptarnos a nuestro tiempo. Respaldemos a las Autoridades... Procúrese respetarlas y hacerlas respetar, sosteniéndolas aún a costa de sacrificios. Estos sacrificios serán, con el tiempo y la paciencia, recompensados por Dios. (XVI, 416).
342 Los Directores, responsables ante el público, hagan todos los esfuerzos, para conservar la moralidad. Los medios son las Reglas y las deliberaciones, que deben ser observadas primero por ellos, y por sus dependientes. Para esto es necesario que se conozcan. Por consiguiente, en las dos conferencias mensuales, hágalas conocer. NO SE
REQUIEREN CONFERENCIAS DOCTAS; basta que se lean y después se agregue una breve exhortación y explicación. (XVI, 416).
343 ¡PREVENIR... NO REPRIMIR!. ¿Qué importa reprimir los desórdenes después de que han ocurrido?. ¡Ya se ha ofendido a Dios!. (IV, Cap. VII).
344 Es un gran error y trabajo perdido el no cumplir las cosas propuestas y aprobadas en Capítulo. (XVII, 270).
345 Para tratar asuntos de relativa importancia en el Capítulo, propóngase de antemano bien por escrito o verbalmente los asuntos que se quieran tratar. (XVII, 270).
346 Con paciencia estudia el carácter de las personas. O mejor aún: examina bien lo que valen los 19
hermanos que trabajan dependiendo de ti. (XVII, 260).
347 No permitas que se critiquen las órdenes dadas en familia, ni que se desaprueben las cosas oídas en los sermones y en las conferencias, o escritos, o impresas en los libros de algún hermano. (XVII, 267).
348 Eviten todos las novedades a excepción de las propuestas en las Conferencias o Capítulos. (XVII, 270).
349 Es indispensable que conozcas el reglamento que cada hermano debe practicar en el cargo que se le ha confiado. (XVII, 266).
350 Si los motivos de los desórdenes o reproches fuesen públicos, es necesario llamar la atención públicamente. (XVII, 266).
351 En las confidencias, concede el tiempo y la libertad de hacer sus reflexiones y manifestar sus necesidades y sus intenciones. (XVII, 266).
352 Como a pesar de los sacrificios y de la buena voluntad, algunas veces se deben sostener pleitos y litigios; aconsejo y recomiendo que se remita la controversia a uno o dos árbitros con plenos poderes, dejando en sus manos la decisión. (XVII, 268).
353 La exacta observancia de las reglas, y especialmente de la obediencia, es la base del éxito. Si quieres que los demás te obedezcan, sé obediente a tus superiores. Ninguno es apto para mandar si no es capaz de obedecer. (Manual del Director, 187).
354 En vez de hacer observaciones sobre lo que hacen los otros, esfuércese cada uno con la mayor solicitud posible por cumplir los cargos que le fueron encomendados. (XVII, 268).
355 Para que la corrección sea eficaz, no se debe jamás reprender en presencia de otros. (I,153-4).
356 Cuando algún hermano tuviese rivalidades y oposiciones con otros hermanos, es aconsejable que se cambie de Casa y ocupación. Pero sea siempre amigablemente prevenido de sus defectos y sugiéransele normas para regularse mejor en el porvenir y evitar los choques. (XVII, 268).
357 Cúmplase puntualmente todos los acuerdos, y vigílese atentamente para que las deliberaciones no resulten nunca contradictorias. (XVI, 270).
358 Tanto en la Iglesia como en las Conferencias, no se permitan jamás alusiones personales. Los avisos, las reprensiones, las indirectas hechas públicamente, ofenden y no logran enmienda. (XVII, 266).
359 Trate con frecuencia y con mucha familiaridad a los hermanos, insistiendo en la necesidad de la observancia uniforme de las Constituciones y en cuanto sea posible, recuerde las palabras textuales de las mismas. (XVII, 267).
360 Sé paternal en las confidencias (cuenta de conciencia). Abre tu corazón a todos, sin que jamás manifiestes rencor a
nadie, sin recordar faltas pasadas, sino da paternalmente avisos o llama al deber a quien fuese negligente. (XVII, 266).
361 Es importante: Cuando un hermano tiene fricciones con las autoridades eclesiásticas de una ciudad, lugar o Diócesis, el Superior use la debida prudencia y déle otro cargo. (XVII, 268).
362 En el Consejo, concédase a todos amplia libertad de hablar sobre los argumentos, en pro o en contra, como a cada uno le parezca mejor en la presencia de Dios. (XVII, 270).
363 NO te olvides nunca de tomar la cuenta de conciencia mensualmente en cuanto sea posible; en esta ocasión recuerda que el Director tiene que ser el amigo, el hermano, el padre de sus subalternos. (XVII, 266).
364 Presentándose problemas graves, consúltese con el Superior y aténgase estrictamente a su parecer. (XVII, 269).
365 La confianza es como una corriente eléctrica entre los alumnos y superiores. Conecta los corazones, manifiesta las necesidades y descubre los defectos. (XVII, 111).
366 LA habilidad de un Superior no consiste sólo en hacer, sino también en procurar que los otros hagan su parte,
TODOS ESTÉN DE ACUERDO EN AYUDARSE MUTUAMENTE. Estúdiese el modo de disminuir el trabajo, procurando que haya exactitud en todo. (XVI, 420).
367 Cuando el Director descubra a un joven de costumbres sencillas, de carácter bueno, procure ganar su amistad. Busque con frecuencia su conversación. Escúchelo de buena gana, encomiéndese a sus oraciones, asegúrele que reza por él en la Santa Misa, invítelo, por ejemplo a que haga la Santa Comunión en honor de la Sma. Vírgen, o en sufragio de las almas del Purgatorio, por sus padres, por sus estudios, o cosa parecida. Al terminar sus estudios en el Colegio, ayúdelo a escoger su vocación y el puesto más ventajoso para su alma y que le sea de mayor consuelo en punto de muerte. (XVII, 263).
368 Es cosa sumamente importante y decisivo para la juventud, que jamás se aleje un niño descontento de nosotros. Al contrario, que se aleje contento, con alguna promesa o una palabra que lo anime a volver a buscarnos con gusto. (I, 153-4).
369 ¡Ah, que desgracia, cuando en una Casa se forman dos bandos!. Son como dos campos, como dos banderas que si no son contrarias, están al menos divididas. (V, Cap. VII).
370 Quisiera persuadir a todos, o mejor, darles una instrucción a todos sobre el espíritu salesiano que debe animar y guiar nuestros actos y todas nuestras conversaciones. El Sistema Preventivo debe ser nuestro sistema propio. Nada de castigos penosos, ni palabras humillantes, ni reprensiones severas en presencia de los demás. (V, Cap. VII).
371 Siempre hay motivo para dar gracias a Dios, a cuya bondad se debe el bien que se está haciendo entre nosotros. (IV, 427).
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