70 No es justo que viva de la caridad de otros quien puede bastarse a sí mismo. (V, 754).
71 Sacrificaré todo para ganar el corazón de los jóvenes, a fin de poderlos regalar al Señor. (VII, 250).
72 No os recomiendo penitencias ni mortificaciones, pues, seréis dignos de mérito y gloria de la Congregación, si os soportáis unos a otros en las penas y disgustos de la vida, con cristiana resignación. (XVII, 267).
73 Viviendo sin preocupaciones, fácilmente se olvida uno del Señor. (VI, 329).
74 Quien protege a los huérfanos, será defendido por Dios en los peligros de la vida, y en la hora de la muerte María Santísima lo salvará. (XVIII, 864).
75 La manera más eficaz para obtener el perdón de los pecados y asegurarse la vida eterna, es proteger a los niños. (XIII, 247).
76 Yo os aseguro que quien no da lo superfluo, defrauda al Señor. (BAC, 738).
77 Demos bastante si queremos conseguir mucho. (BAC, 745).
78 Proteged a los pobres, si queréis llegar a ser ricos. (BAC, 749).
79 Quien protege a los pobres, será largamente recompensado por Dios ante su divino tribunal. (BAC, 749 - XVIII, 863).
80 La mejor manera de apaciguar las controversias consiste en tener paciencia y caridad. Vince in bono malum. Por lo demás estemos contentos en unión con Dios. (X, 448).
81 Disimula las faltas ajenas y nunca te burles de nadir. (XIII, 880).
82 Para trabajar con éxito, téngase caridad en el corazón y paciencia en la ejecución. (XVI, 32).
83 He visto con toda claridad que los jovencitos que han salido de las correccionales -si encuentran una mano benévola que los cuide y los coloque con buenos patrones, los visite de vez en cuando durante la semana y los ayude a pasar bien los días festivos- , se regeneran, olvidan lo pasado, se hacen buenos cristianos y honrados ciudadanos. (II, 12).
84 Dios bueno, en su infinita misericordia se complace en ayudad y perdonar. (IX, 178).
85 La mayor satisfacción de nuestra vida será si logramos que la caridad reine perfectamente entre nosotros. (XV, 682).
86 El mejor estímulo para amar y servir a Dios es su infinito amor que nos rodea. (BAC, 669).87 Las obras no son de caridad cuando se hacen por interés. (VI, 371).
88 Nunca dejemos escapar la ocasión que se nos presenta para hacer el bien. (VI, 493)
89 Ayúdame a salvar muchas almas, pero primero la tuya. (III, 620).
90 Sé espléndido con los pobres, si quieres llegar a rico. La limosna además cubre la multitud de tus faltas. (P.M. 15).
91 La primera caridad ha de ser la que usamos con nuestra propia alma. (XVI, 316).
92 Ser amigo de Don Bosco significa que me ayudes a salvar tu alma. (VI, 384).
93 Amar a todos, para conducirlos a todos al Señor. (II, 525).
94 Es más bello el amor unido a la caridad. (XIII, 149).
95 Súfrelo todo, con tal que no te olvides de la caridad. (XIII, 881).
96 Con caridad y paciencia todo se alcanza y hasta se llegan a juntar rosas sin espinas. (III, 35).
97 La caridad no distingue razas, no mide distancias ni prefiere lugares. (XVIII, 237).
98 La caridad de los buenos no tiene límite. (XVIII, 160).
99 Donde reina la caridad, ahí está la felicidad. (VI, 245).
100 Humildad, caridad y modestia, no pueden estar separadas la una de la otra. (IX, 436).
101 La práctica de la caridad es la base de la verdadera educación y buena crianza. (IX, 996).
102 La corrección fraternal es el fundamento de la caridad. (IX, 998).
103 El mejor consuelo en las grandes contrariedades, lo proporciona la tranquilidad de y la caridad. (X, 448).
104 El bien de uno, sea para bien de todos, el mal de uno sea rechazado como el mal que afecta a todos. (X, 1311).
105 Practicad la caridad, toda vuestra caridad con todos. (XI, 389).
106 Recordad que la educación depende de la formación del corazón. (XVI, 447).
107 Siempre ha de triunfar la caridad. (III, 369).
108 Caridad es la virtud que distingue a los hijos de Dios de los hijos del mal y del mundo. (III, 607).
109 Dar buenos consejos a los compañeros, es una manera de hacer obras de caridad. (III, 607).
110 Sabed compenetraros en todo como se hace entre buenos hermanos. (IV, 208).
111 La caridad sea la guía de todas nuestras acciones, que al fin y al cabo, redundarán siempre en nuestro propio bien. (VII, 404).
112 El vínculo que une a la sociedad, a las congregaciones, es el amor fraterno. (XII, 630).
113 Amáos los unos a los otros, aconsejáos, corregíos recíprocamente, no seáis envidiosos, ni guardéis rencor. Antes, el bien de uno sea el bien de todos, las penas y los sufrimientos de uno ténganse como penas y sufrimientos de todos; y esmérese cada uno por alejarlas o al menos mitigarlas. (VII, 526).
114 Si se trata de cosas espirituales o simplemente morales, entonces las divergencias resuélvanse en tal sentido que cedan a la mayor gloria de Dios y el bien de las almas. Empeñáos, puntillos, espíritu de venganza, amor propio, pretensiones y hasta el honor, todo debe sacrificarse antes que la caridad. (VII, 526).
115 En caso de divergencias en cosas materiales, cede en lo posible, con tal que se conserve la caridad. (VII, 526).
116 Búsquese el modo de excitar la caridad de otros hacia nosotros con obras pías y exhortaciones
El Señor dice: "Ayúdate que yo te ayudaré". Es necesario que nosotros hagamos todo el
esfuerzo posible. No se espere la ayuda de la Divina Providencia, estando nosotros sin hacer
nada. Ella se moverá cuando haya visto nuestros esfuerzos generosos por su amor. (XII, 79).
117 Socorred a los huérfanos en la tierra y el buen Dios os hará ricos un día en el Paraíso. (XVIII, 862).
118 Digamos siempre de corazón: Perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Pero con un olvido absoluto y definitivo de todo lo que en el pasado nos
haya ocasionado algún ultraje. Amemos a todos con amor fraterno. (XVII; 265).
119 No se oculte el sol sin que os apartéis de todo rencor. (XVII, 271).
120 Será para vosotros siempre un día hermoso, cuando logréis, a base de beneficios, vencer un enemigo o ganaros un
amigo. (XVII, 271).
121 Asiste a los hermanos, ayúdalos, instrúyelos, de modo que puedan cumplir sus propios deberes. Jamás emplees palabras ásperas y ofensivas. (XVII, 266).
122 Imponte una pequeña privación, y el pan que te sobra dalo a un necesitado, porque detrás de la mano del pobre está la mano invisible del Señor, que acepta la limosna como si a Él mismo se hiciera. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena II).
123 Es una obra de misericordia el dar de comer al hambriento, pues, que corta es la vida, quiero que durante mis días ninguno que llegue a mi casa se retire descontento. (Casa de la Fortuna, Acto I. Escena II).
124 Aún los malos admiran la caridad, aunque no la practiquen. (XII, 583).
125 Hagamos a los demás lo que quisiéramos que los demás hicieran con nosotros. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena IV).
126 Es necesario ser tolerante, porque manchas no le faltan ni al sol. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena IV).
127 Haciendo el bien nada se pierde. (Casa de la Fortuna, Acto I Escena VII).
128 La venganza es de almas viles, y el perdón es propio del cristiano. (Casa de la Fortuna, Acto II, Escena IV).
129 Da buenos consejos siempre que se presente la ocasión, especialmente cuando se trate de consolar a un afligido, y acude en su ayuda para que supere alguna dificultad o para prestar algún servicio. (XVII, 267).
71 Sacrificaré todo para ganar el corazón de los jóvenes, a fin de poderlos regalar al Señor. (VII, 250).
72 No os recomiendo penitencias ni mortificaciones, pues, seréis dignos de mérito y gloria de la Congregación, si os soportáis unos a otros en las penas y disgustos de la vida, con cristiana resignación. (XVII, 267).
73 Viviendo sin preocupaciones, fácilmente se olvida uno del Señor. (VI, 329).
74 Quien protege a los huérfanos, será defendido por Dios en los peligros de la vida, y en la hora de la muerte María Santísima lo salvará. (XVIII, 864).
75 La manera más eficaz para obtener el perdón de los pecados y asegurarse la vida eterna, es proteger a los niños. (XIII, 247).
76 Yo os aseguro que quien no da lo superfluo, defrauda al Señor. (BAC, 738).
77 Demos bastante si queremos conseguir mucho. (BAC, 745).
78 Proteged a los pobres, si queréis llegar a ser ricos. (BAC, 749).
79 Quien protege a los pobres, será largamente recompensado por Dios ante su divino tribunal. (BAC, 749 - XVIII, 863).
80 La mejor manera de apaciguar las controversias consiste en tener paciencia y caridad. Vince in bono malum. Por lo demás estemos contentos en unión con Dios. (X, 448).
81 Disimula las faltas ajenas y nunca te burles de nadir. (XIII, 880).
82 Para trabajar con éxito, téngase caridad en el corazón y paciencia en la ejecución. (XVI, 32).
83 He visto con toda claridad que los jovencitos que han salido de las correccionales -si encuentran una mano benévola que los cuide y los coloque con buenos patrones, los visite de vez en cuando durante la semana y los ayude a pasar bien los días festivos- , se regeneran, olvidan lo pasado, se hacen buenos cristianos y honrados ciudadanos. (II, 12).
84 Dios bueno, en su infinita misericordia se complace en ayudad y perdonar. (IX, 178).
85 La mayor satisfacción de nuestra vida será si logramos que la caridad reine perfectamente entre nosotros. (XV, 682).
86 El mejor estímulo para amar y servir a Dios es su infinito amor que nos rodea. (BAC, 669).87 Las obras no son de caridad cuando se hacen por interés. (VI, 371).
88 Nunca dejemos escapar la ocasión que se nos presenta para hacer el bien. (VI, 493)
89 Ayúdame a salvar muchas almas, pero primero la tuya. (III, 620).
90 Sé espléndido con los pobres, si quieres llegar a rico. La limosna además cubre la multitud de tus faltas. (P.M. 15).
91 La primera caridad ha de ser la que usamos con nuestra propia alma. (XVI, 316).
92 Ser amigo de Don Bosco significa que me ayudes a salvar tu alma. (VI, 384).
93 Amar a todos, para conducirlos a todos al Señor. (II, 525).
94 Es más bello el amor unido a la caridad. (XIII, 149).
95 Súfrelo todo, con tal que no te olvides de la caridad. (XIII, 881).
96 Con caridad y paciencia todo se alcanza y hasta se llegan a juntar rosas sin espinas. (III, 35).
97 La caridad no distingue razas, no mide distancias ni prefiere lugares. (XVIII, 237).
98 La caridad de los buenos no tiene límite. (XVIII, 160).
99 Donde reina la caridad, ahí está la felicidad. (VI, 245).
100 Humildad, caridad y modestia, no pueden estar separadas la una de la otra. (IX, 436).
101 La práctica de la caridad es la base de la verdadera educación y buena crianza. (IX, 996).
102 La corrección fraternal es el fundamento de la caridad. (IX, 998).
103 El mejor consuelo en las grandes contrariedades, lo proporciona la tranquilidad de y la caridad. (X, 448).
104 El bien de uno, sea para bien de todos, el mal de uno sea rechazado como el mal que afecta a todos. (X, 1311).
105 Practicad la caridad, toda vuestra caridad con todos. (XI, 389).
106 Recordad que la educación depende de la formación del corazón. (XVI, 447).
107 Siempre ha de triunfar la caridad. (III, 369).
108 Caridad es la virtud que distingue a los hijos de Dios de los hijos del mal y del mundo. (III, 607).
109 Dar buenos consejos a los compañeros, es una manera de hacer obras de caridad. (III, 607).
110 Sabed compenetraros en todo como se hace entre buenos hermanos. (IV, 208).
111 La caridad sea la guía de todas nuestras acciones, que al fin y al cabo, redundarán siempre en nuestro propio bien. (VII, 404).
112 El vínculo que une a la sociedad, a las congregaciones, es el amor fraterno. (XII, 630).
113 Amáos los unos a los otros, aconsejáos, corregíos recíprocamente, no seáis envidiosos, ni guardéis rencor. Antes, el bien de uno sea el bien de todos, las penas y los sufrimientos de uno ténganse como penas y sufrimientos de todos; y esmérese cada uno por alejarlas o al menos mitigarlas. (VII, 526).
114 Si se trata de cosas espirituales o simplemente morales, entonces las divergencias resuélvanse en tal sentido que cedan a la mayor gloria de Dios y el bien de las almas. Empeñáos, puntillos, espíritu de venganza, amor propio, pretensiones y hasta el honor, todo debe sacrificarse antes que la caridad. (VII, 526).
115 En caso de divergencias en cosas materiales, cede en lo posible, con tal que se conserve la caridad. (VII, 526).
116 Búsquese el modo de excitar la caridad de otros hacia nosotros con obras pías y exhortaciones
El Señor dice: "Ayúdate que yo te ayudaré". Es necesario que nosotros hagamos todo el
esfuerzo posible. No se espere la ayuda de la Divina Providencia, estando nosotros sin hacer
nada. Ella se moverá cuando haya visto nuestros esfuerzos generosos por su amor. (XII, 79).
117 Socorred a los huérfanos en la tierra y el buen Dios os hará ricos un día en el Paraíso. (XVIII, 862).
118 Digamos siempre de corazón: Perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Pero con un olvido absoluto y definitivo de todo lo que en el pasado nos
haya ocasionado algún ultraje. Amemos a todos con amor fraterno. (XVII; 265).
119 No se oculte el sol sin que os apartéis de todo rencor. (XVII, 271).
120 Será para vosotros siempre un día hermoso, cuando logréis, a base de beneficios, vencer un enemigo o ganaros un
amigo. (XVII, 271).
121 Asiste a los hermanos, ayúdalos, instrúyelos, de modo que puedan cumplir sus propios deberes. Jamás emplees palabras ásperas y ofensivas. (XVII, 266).
122 Imponte una pequeña privación, y el pan que te sobra dalo a un necesitado, porque detrás de la mano del pobre está la mano invisible del Señor, que acepta la limosna como si a Él mismo se hiciera. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena II).
123 Es una obra de misericordia el dar de comer al hambriento, pues, que corta es la vida, quiero que durante mis días ninguno que llegue a mi casa se retire descontento. (Casa de la Fortuna, Acto I. Escena II).
124 Aún los malos admiran la caridad, aunque no la practiquen. (XII, 583).
125 Hagamos a los demás lo que quisiéramos que los demás hicieran con nosotros. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena IV).
126 Es necesario ser tolerante, porque manchas no le faltan ni al sol. (Casa de la Fortuna, Acto I, Escena IV).
127 Haciendo el bien nada se pierde. (Casa de la Fortuna, Acto I Escena VII).
128 La venganza es de almas viles, y el perdón es propio del cristiano. (Casa de la Fortuna, Acto II, Escena IV).
129 Da buenos consejos siempre que se presente la ocasión, especialmente cuando se trate de consolar a un afligido, y acude en su ayuda para que supere alguna dificultad o para prestar algún servicio. (XVII, 267).
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