Hija mía, nunca permitas que se le ataque al Sacerdote. Defiéndelo siempre". (La fiesta de Cristo Rey. 1937).
Hija mía, nunca juzgues a tu Confesor. Antes bien, reza mucho por él y ofrece la Santa Comunión por su intención cada Jueves, mediante las manos de Mi Santísima Madre" (18.6.1939).
"Ya no vuelvas a pronunciar palabras ásperas (contra ellos); ¡AUNQUE FUERA CIERTO! ¡Cada Sacerdote es Mi Representante y Mi Corazón se siente triste y ofendido con tal insulto! Cuando digas algún juicio contra un Sacerdote, reza un Ave María por él". (28.6.1939).
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