"EL PAN DE CADA DIA".
¿Cual era nuestro pan? ¡Oh!, no el que amasaron las manos puras de María, cocido en el pequeño horno, para el cual Yo muchas veces había regogido haces y manojos de leña- que es también necesario mientras se está en esta Tierra-, no ese pan, sino que "nuestro " pan cotidiano era el de llevar a cabo, día a día, nuestra parte de misión. Que Dios nos la diera cada día porque llevar a cabo la misión que Dios da es la alegría de "nuestro" día.
María ora con Jesús. Es Jesús quien os justifica, hijos. Soy Yo quien hace aceptables y fructuosas vuestras oraciones ante el Padre. Yo he dicho: "Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, El os lo concederá" y la Iglesia acredita sus oraciones diciendo: "Por Jesucristo Nuestro Señor."
Cuando oréis, unios siempre, siempre, siempre a mi. Yo rogaré en voz alta por vosotros, cubriendo vuestra voz de hombres con la Mía de Hombre-Dios. Yo pondré sobre mis manos traspasadas vuestra oración y la elevaré al Padre. Será hostia de valor infinito. Mi voz, fundida con la vuestra, subirá como beso filial al Padre, y la púrpura de mis heridas hará preciosa vuestra oración. Estad en Mi si queréis tener al Padre en vosotros, con vosotros, para vosotros.
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