Solo un sacerdote transformado en Mí puede transformar a las almas; y la medida de su transformación en Mí será la que reciban las almas.
¡Ah! éste es un punto que debía hacer temblar a mis sacerdotes; porque en la medida en que se santifiquen, santificarán; y en la medida que se transformen en Mí tendrán virtud para transformar.
María es y será siempre la mas poderosa ayuda para la transformación del sacerdote en Mí.
María es la dispensadora de las gracias; que acudan a ella con amor, con humildad y constancia y alcanzarán llegar al ideal que pide Mi Padre, en su transformación en Mí. Este es el camino más corto, ¡María! para ir al Espíritu Santo, para alcanzar el amor, que es el que transforma, asimila, une y santifica. Este es el medio más dulce, tierno y delicado y puro, ¡María!
Un sacerdote, repito, no se pertenece; es Mío, y de María, y de las almas, como Yo soy de mi Padre, de María y de las almas.
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