"Si ves a un Sacerdote celebrar la Santa Misa indignamente, no lo digas a nadie, pero ¡cuéntamelo a mi solamente! En el Altar Yo estoy junto a él, estoy a su lado. ¡Hay que rezar mucho por Mis Sacerdotes! para que celebren el Santo Sacrificio de la Misa con manos puras y corazones castos.
Ciertamente, el Santo Sacrificio permanece igual aún cuando lo celebre un Sacerdote indigno. Pero las gracias derramadas sobre el pueblo no son iguales".
María, Reina del Clero, ruega por ellos.
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