Estas dos virtudes (el amor divino y la pureza) forman, por decirlo así, la vocación sacerdotal.
(Los Sacerdotes) Serán almas penitentes, repito, para suplir las deficiencias de las almas sensuales; serán almas inocentes, por la pureza de su vida, porque el dolor inocente y penitente salva.
A las almas que más amo, despues de mis sacerdotes, son a las que por misión ó por gracia especial reflejan algo del sacerdocio.
Hay almas sacerdotales consagradas con la unción sacerdotal; y también en el mundo hay almas sacerdotales, que aunque sin la dignidad ó consagración del sacerdote, tienen una misión sacerdotal, porque se ofrecen en mi unión al Padre para la inmolación que a El le plazca. Estas almas ayudan poderosamente a la Iglesia en el campo espiritual y tendrán en el cielo un especial premio. Pero también para estas almas es indispensable su transformación en Mí.
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