La fiel sumisión a la voluntad de Dios siempre y en todas partes, en todos los casos y todas las circunstancias de la vida, da a Dios una gran gloria; tal sumisión a la voluntad de Dios, a sus ojos tiene un valor mayor que largos ayunos, mortificaciones, y las mas severas penitencias. Oh qué grande es la recompensa por un solo acto de amorosa sumisión a la voluntad de Dios. Mientas lo escribo mi alma cae en éxtasis, ¡Cuánto Dios la ama y de cuánta paz goza el alma ya aquí en la tierra!
Me encerré en el cáliz de Jesús para consolarlo continuamente. Hacer todo lo que está en mi poder para salvar a las almas, hacerlo a través de LA ORACIÓN Y EL SUFRIMIENTO.
Has de saber, hija mía, que a pesar de ser elevada a la dignidad de la Madre de Dios, siete espadas dolorosas me han traspasado el corazón. No hagas nada en tu defensa, soporta todo con humildad, Dios mismo te defenderá. (Virgen Santísima).
Me abandono completamente a su misericordia infinita, y como una niña pequeña vivo en absoluta tranquilidad, procuro solamente que mi amor hacia Él, sea cada vez más profundo y más puro, para ser UN DELEITE DE SU MIRADA DIVINA...
Promesa del Señor: "A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte".
"¿De que tienes miedo? Si estás Conmigo ¿Quién se atreverá a tocarte? Me alegro grandemente de que Me digas tus temores. Hija Mía, háblame de todo simplemente y así como hablan los hombres, Me complacerás muchísimo con esto; Yo te entiendo porque soy DIOS-HOMBRE. Este lenguaje simple de tu corazón Me es mas agradable que los himnos compuestos en Mi honor. Has de saber, hija Mía, que cuanto más sencillo es tu lenguaje, tanto más Me atraes hacia ti".
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