Despojaos de vuestras pasiones para resultar ágiles en el seguir a Cristo. Tened la buena voluntad de creer, de mejorar, de desear la salud, y la salud será dada; la tengo en mi mano, pero sólo se la doy a quien tiene buena voluntad de poseerla, porque sería una ofensa a la Gracia el darla a quien quiere continuar sirviendo a Satanás.
La paz a todos los que me anhelan. El que me anhela, anhela el bien, y Yo lo quiero como a un amigo.
Conmigo solo puede estar quien ama la humildad, la mansedumbre, la honestidad y el amor; sobre todo el amor, porque quien ama a Dios y al prójimo posee como consecuencia todas las virtudes y consigue el Cielo.
Si, también hay que amar a los malvados. No por su maldad, sino por piedad hacia su alma, herida de muerte por ellos mismos. Hay que amarlos con un amor que suplique al Padre celeste curarlos y redimirlos.
Es el AMOR el redentor individual. Quien ama empieza su redención. Su acabado lo cumplirá el Hijo del Hombre.
El nombre de Jesús supone milagro contra las enfermedades y las pasiones.
Somos todos hermanos y el amor no se demuestra con palabras sino con hechos. Aquel que cierra su corazón a su semejante tiene corazón de Caín.
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