¡YO OLVIDARE!
¡Cuántas amarguras había causado a mi Corazón divino aquella mujer joven con sus escándalos! Pero un día aquella pobre infeliz abrió los ojos, entró en sí misma y se postró a mis pies. No me dijo nada, solamente lloró. Eran lágrimas de arrepentimiento y de amor.
En un instante borré de aquella alma una vida de pecado, le di mi Gracia y olvidé todo. No le eché en cara nada de su pasado y se convirtió en mi predilecta.
Sacerdotes míos, caídos o enfriados en mi Amor, ¡venid a Mí como María Magdalena! ¡Olvidaré todo, os daré Gracias de predilección y os transformaré como transformé a Agustín!...
¡Quién tiene oídos... que oiga!
POR LOS SACERDOTES DIFUNTOS
Dios permite que algún alma del mas allá se manifieste para pedir sufragios.
Hace no mucho tiempo, un sacerdote difunto se le presentó a un alma privilegiada y le dijo: "Nosotros los sacerdotes en el Purgatorio sufrimos más que los demás y somos los más olvidados. Pedimos la caridad de una Santa Misa semanal".
Quien ha leído estas páginas sabrá que se está realizando entre los fieles la cruzada de la "Santa Misa semanal por los sacerdotes difuntos".
Confiamos que esta cruzada encuentre nuevos benefactores.
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