Fuerte es el poder del infierno, pero la oración es más fuerte que todos los demonios. (San Bernardo de Claraval).
El que reza se salva y el que no reza se condena. Si dejamos a un lado a los niños, todos los demás bienaventurados se salvaron porque rezaron, y los condenados se condenaron porque no rezaron. (San Alfonso M. de Ligorio).
La oración es un arma poderosa, tutela, puerto y tesoro. (San Juan Crisóstomo).
Por la oración huyen todos nuestros enemigos. (San Agustin).
Con la oración podemos adquirir todos los bienes y librarnos de todos los males. (San Buenaventura).
La oración es el gran negocio de la salvación humana. (Padre Pio de Pietrelcina).
La oración es para el alma, lo que el aire para el cuerpo.
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