FRASES PARA SACERDOTES
"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL".
De: Marino Restrepo.
Una misa de campaña en medio de las bombas
Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.
"A MIS SACERDOTES" DE CONCEPCIÓN CABRERA DE ARMIDA. CAP: XLI: La Sombra del Padre.
MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A SUS HIJOS LOS PREDILECTOS
(De Concepción Cabrera de Armida)
XLI
LA SOMBRA DEL PADRE
“La fecundidad del Padre es de tal potencia y naturaleza divina que bastó su Sombra para engendrar en Sí mismo al Verbo en todo igual a Él, con todas sus infinitas perfecciones; las cuales comunicó también al Espíritu Santo, que procede del Padre y del Verbo. Por esto mismo bastó en María la fecunda Sombra del Espíritu Santo, fecundidad que procedía del Padre Virgen, para engendrar en María al Verbo hecho hombre, Virgen también en sus dos naturalezas, divina y humana. Esa Sombra creadora del Padre, reflejándose en Sí mismo, engendró a la Iglesia y a sus sacerdotes eternamente, y les comunicó lo que es Él, divinidad, fecundidad y caridad sin límites.
Esa misma Sombra fecunda del Padre se extiende a los altares para multiplicar (sin salir de su unidad fecunda) al Verbo humanado, en cada hostia y partícula consagrada. Lo multiplica, digo, en su unidad –no la sustancia divina, una, ni las naturalezas divina y humana encerradas en la unidad- sino las especies que, fecundadas en su principio por el Padre y transformada su sustancia por el poder conferido al sacerdote en las palabras de la transubstanciación, encierran vivo y latente en la Eucaristía, mi Cuerpo, mi Sangre, mi Alma y mi Divinidad, una con la del Padre y la del Espíritu Santo.
Pero todo lo que existe y existirá viene y procede de la fecundidad infinita del Padre Virgen, de su unidad en la Trinidad Virgen, eterna y sin principio.
Dios es por Sí mismo Dios, y siente en Sí mismo como la necesidad, en su naturaleza divina, de darse y comunicarse; desde luego a las divinas Personas en una sola esencia, y de difundirse luego en las creaciones del orden natural y sobrenatural. Su primer pensamiento por decirlo así, su primera Sombra, la proyectó en Sí mismo, engendrando al Verbo, y en su Verbo a todas las cosas creadas o por crear. En el Verbo tiene sus delicias, su recreo, su complacencia; su todo; y si ama el Padre a los hombres, es por su Verbo; y si ama a la Iglesia, a los sacerdotes y a todas las almas, es por su Verbo, es por la Sombra fecunda de Él mismo; porque en el Verbo y el Espíritu Santo se mira Él.
¿Quién piensa en la fecunda Sombra del Padre engendrando eterna y constantemente a su Verbo, y en Él y por Él, almas y vidas , en el orden divino y humano, en la unidad fecunda de la Trinidad? ¿Quién agradece esa Sombra fecunda que produce gracia y que comunica los méritos de su Cristo para la salvación de las almas y para más cielo?
Basta la Sombra divina y fecunda del Padre para producir cielo; basta un solo querer del Padre para herir con la gracia fecunda de su poder infinito almas y corazones, no solo por la potencia fecunda de que está llena su mirada, sino porque en Dios su Sombra es divina, su mirada es divina, su Ser es divino, uno con la Trinidad.
El Padre con su Potencia infinita no puede, por decirlo así, estas ocioso o sin difundirse; ya en Sí mismo, en su unidad en la Trinidad; ya en las almas por su Iglesia por el Espíritu Santo en ella.
Quiero que mis sacerdotes tengan en cuenta esta Sombra fecunda del Padre que los envuelve desde la eternidad, para comunicarles el germen santo de la fecundidad santa y virginal de la Trinidad. En Dios todo es Dios y su Sombra no refleja a Dios, sino que es Él mismo, en razón de su unidad; porque la sombra es algo de uno mismo; y en Dios todo lo que procede de Él no lleva algo de Él, sino que es Él.
Y si los sacerdotes los ha envuelto en su Sombra de toda la eternidad, tienen que reproducirlo en sí mismos, recibiendo lo divino, divinizándose. Que piensen Sombra de luz, es pureza, es candidez, es divina fecundidad, que esa Sombra es Dios, que los ama con toda la ternura del Espíritu Santo y que siempre los mira. Que no manchen esa Sombra bendita de luz; que no contristen esa mirada divina que debe siempre complacerse en ellos, que busca amorosa en todos sus Obispos y sacerdotes la transformación en Mí para derramarles el Espíritu Santo, y con El los dones y las gracias para su santificación y la de muchas almas.
Que piensen los sacerdotes en esa mirada fecunda del Padre que los distingue; que agradezcan esa Sombra del Padre que los envuelve, no solo en su imagen santísima, sino en Dios mismo. Que no rasguen ese velo de amor divino que los envuelve; que vivan a la sombra de esa Sombra del Espíritu Santo que aleja a Satanás y que los eleva de lo terreno a lo divino.
En cada sacerdote se proyecta la Sombra creadora y santificadora del Padre por medio del Espíritu Santo. En cada sacerdote se posa la mirada del Padre queriendo absorber en Él todas las miradas del sacerdote, puras, todo su ser santificado y transformado en Mí.
Esa misma Sombra que hizo a María concebir al Verbo hecho carne en sus purísimas entrañas, envuelve al sacerdote en cada Misa en la que renueva la Encarnación del Verbo, su pasión y muerte. Y muchos sacerdotes no se dan cuenta de esa Sombra divina del Padre que desciende sobre ellos en cada Misa; esa Sombra de luz del que es Luz con la que, fecundando las especies, hace germinar en cada hostia al Verbo divino Encarnado.
Que piensen en esa Sombra fecunda de pureza, de luz, de divinidad, de blancura, de cielo, en la que viven los sacerdotes al consagrar, envueltos en esplendores de cielo. Con estos pensamientos que son una realidad feliz, los sacerdotes se enfervorizarán al ver como toda la Trinidad en su unidad los distingue y se les comunica. Y ellos tienen el sagrado deber de recibir, humillados y agradecidos, estas gracias de infinita predilección, de santa fecundidad que deben derivarse de ellos a las almas, y no dejar estériles estos reflejos del Padre en donde está el mismo Dios.
Las encarnaciones místicas vienen también de esta Sombra divina, tan poco meditada y agradecida; de la mirada fecunda del Padre que al posarse de esa manera sacerdotal en alma, comunica a su Verbo –lo único que El puede comunicar- por ser como Él una sola Divinidad.
Como en María se vale, por decirlo así, del Espíritu Santo; pero la Sombra que proyecta el Espíritu Santo en el alma es la Sombra del Padre, Sombra de Luz, de Sabiduría, de Pureza; Sombra fecunda que engendra al Verbo, en cierta manera, en las almas; que refleja, para complacencia del Padre, la Encarnación en María; que reproduce, en cierto modo, el Misterio deleitable para el Padre de la Encarnación real en María. Ama tanto el Padre este Misterio de amor que le encanta reflejarlo, realizarlo místicamente en algunas almas, aunque pocas, para recrearse en él, y para bien de muchos! Hace con esto un canal de gracias para el mundo, al comunicar fecundidad purísima que engendra almas para el cielo.
Los sacerdotes reciben en las Misas, como dije, esta gracia de la fecundidad del Padre, y por eso las misas tienen valor infinito, porque baja el Verbo al altar y transforma al sacerdote en Mí mismo; por eso lo mira el Padre, le sonríe el Padre, lo envuelve el Padre con su luminosa Sombra fecunda que produce al Verbo; por eso concede gracias, y también por eso mismo, el Padre es ofendido vilísimamente –y por Mí mismo, en cuanto que el sacerdote esta transformado en Mí- y casi infinitamente, cuando consagra un sacerdote indigno de ser envuelto en aquella Sombra, de ser mirado con complacencia divina, obligándome a Mí mismo, UNO con el Padre, ¡a ofender al Padre!...
¡Crimen es éste que solo la gran misericordia de Dios perdona; ofensa que es esta que solo Yo, el Cordero inmaculado, puedo redimir y borrar!
Que piensen, que se penetren seriamente y profundamente mis sacerdotes de estos pensamientos de la Sombra del Padre, de la mirada del Padre, de la Sombra del Espíritu Santo por el Padre, de la ternura incomparable de la Trinidad. Y que los culpables se arrepientan, y que los buenos se enfervoricen para su bien, para el bien de mi Iglesia y para la gloria de mi Padre, que no puede darles más, porque les ha dado a Mí mismo, su Verbo, por el Espíritu Santo.
Ya no más pecados ni ingratitudes en los míos; que reaccionen, si me aman, y que sean por fin una cosa Conmigo en la unidad de la Trinidad”.
VISITAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y A MARÍA SANTÍSIMA. (Parte 1).
Visitas al Santísimo, a la Virgen y a San José correspondientes a cada día del mes por San Alfonso María Ligorio.
Oración preparatoria para todos los días
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estáis día y noche en ese Sacramento, lleno de misericordia y amor, esperando, llamando y acogiendo a cuantos vienen a visitaros; creo que estáis presente en el Santísimo Sacramento del Altar; os adoro desde el abismo de mi nada, os doy gracia por todos los beneficios que me habéis hecho, y especialmente por haberos dado todo a mí en ese Sacramento, por haberme concedido por abogada a María, vuestra Madre santísima y por haberme llamado a visitaros en este lugar santo.
Saludo hoy a vuestro amantísimo Corazón, y es mi intención saludarlo por tres fines: el primero, para daros gracias por tan insigne don; el segundo, para reparar las injurias que habéis recibido de todos vuestros enemigos en este Sacramento, y el tercero, para adoraros desde aquí en esta visita, en todos los lugares de la tierra donde estáis sacramentado con menos culto y más abandono.
Jesús mío, os amo con todo mi corazón. Me arrepiento de haber ofendido tantas veces en mi vida pasada a vuestra bondad infinita. Propongo mediante vuestra gracia no ofenderos más adelante; y ahora, miserable como soy, me consagro enteramente a Vos, renuncio a mi voluntad, a mis afectos, a mis deseos, a todo lo que me pertenece, y os hago de ello donación. En adelante haced de mí y de todas mis cosas cuanto os plazca.
No os pido ni quiero otra cosa que vuestro santo amor, la perseverancia final y el perfecto cumplimiento de vuestra voluntad. Os recomiendo las almas del Purgatorio, y en particular las más devotas del Santísimo Sacramento y de María Santísima. Os recomiendo también todos los pobres pecadores. Por fin, oh Salvador amantísimo, uno todos mis afectos a los de vuestro amantísimo Corazón, y así unidos los ofrezco a vuestro eterno Padre, pidiéndole en vuestro nombre se digne aceptarlos, y oiga mis súplicas por amor vuestro.
Rezándola delante del Santísimo se ganan 5 años de Indulgencia cada vez. Planaria, una vez al mes, rezándola todos los días, confesando y comulgando y rogando por las intenciones del Papa. (Penit. 25 febrero 1933. Colec. 182.)
Visita al Santísimo
Se lee la que corresponde al día del mes.
Comunión espiritual
La Comunión Espiritual siguiendo las "Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima" de San Alfonso María de Ligorio.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Porque en cada una de las siguientes VISITAS AL SANTÍSIMO, según Santo Tomás, en un ardiente deseo de recibir a Jesús SACRAMENTO ha de hacerse la Comunión espiritual, será bien explicar qué cosa sea y de cuánto provecho.
La Comunión Espiritual consiste en ponerse en presencia de Jesús Sacramentado y en darle un amoroso abrazo, como si ya lo hubiéramos recibido.
Cuán agradable sea a Dios esta espiritual Comunión, y cuántas las gracias que por ella se nos conceden, lo manifestó el Señor a su sierva Sor Paula Maresca, fundadora del Monasterio de Santa Catalina de Siena, en Nápoles, mostrándole (como en su vida se refiere) dos vasos preciosos, de oro el uno y el otro de plata; y diciéndole que en el de oro conservaba sus comuniones sacramentales, y en el de plata las espirituales. Y a la beata Juana de la Cruz le dijo que cada vez que comulgaba espiritualmente, recibía la misma gracia que si hubiese realmente comulgado. Baste sobre todo saber que el Sacro Concilio de Trento alaba mucho la Comunión espiritual, y exhorta a los fieles a practicarla.
Por eso todas las almas devotas suelen hacer a menudo este santo ejercicio de la Comunión espiritual. La beata Águeda de la Cruz lo hacía doscientas veces al día. Y el Padre Pedro Fabro, primer compañero de San Ignacio, decía que para hacer bien la Comunión sacramental, ayuda sobremanera el comulgar espiritualmente.
Estimúlese, pues, quien desee adelantar en el amor de Jesucristo, a practicar la espiritual Comunión, siquiera una vez en cada Visita al Santísimo Sacramento, y en cada Misa que oyere; aunque mejor sería repetirla tres veces en esta última ocasión , o sea al principio de la Misa, al medio y al fin. Es la tal devoción mucho más provechosa de lo que algunos juzgan, y al mismo tiempo facilísima. Decía la mencionada beata Juana de la Cruz, que la Comunión espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director, y a la hora que nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha.
Acto para la comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento; os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que vuelva jamás a abandonaros.
Fórmula breve
Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento: Os amo y deseo. Venid a mi corazón. Os abrazo; no os apartéis nunca de mí.
Se ganan 3 años de Indulgencia cada vez. Plenaria al mes haciéndola todos los días. (Penit. 25 febrero 1933. Enchir. 164.)
Visita a María Santísima
Se hace ante alguna imagen suya.
Ver el texto correspondiente al día del mes.
Oración a María Santísima
Esta súplica debe repetirse cada día a fin de alcanzar el poderosísimo patrocinio de María.
Inmaculada Virgen y Madre mía, María Santísima! A Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza y el Refugio de los pecadores, recurro en este día yo, que soy el más miserable de todos. Os venero, Oh gran Reina, y os agradezco todas las gracias que hasta ahora me habéis hecho, especialmente la de haberme librado del infierno, que tantas veces he merecido. Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo, os prometo serviros siempre y hacer todo lo posible para que de los demás seáis también amada.
En Vos pongo todas mis esperanzas, toda mi salvación. Oh, Madre de misericordia, aceptadme por vuestro siervo, y acogedme bajo vuestro manto. Y ya que sois tan poderosa para con Dios, libradme de todas las tentaciones o, al menos, alcanzadme fuerza para vencerlas hasta la muerte. Os pido el verdadero amor a Jesucristo, y de Vos espero la gracia de una buena muerte.
¡Oh, Madre mía! Por el amor que tenéis a Dios, os ruego que siempre me ayudéis; pero mucho más en el último instante de mi vida. No me desamparéis, mientras no me veáis salvo en el cielo, bendiciéndoos y cantando vuestras misericordias por toda la eternidad. Amén. Así lo espero, así sea.
Visita al Patriarca San José
Véase el texto correspondiente al día del mes.
Oración a San José
Debe rezarse todos los días al finalizar la visita.
Acordaos, purísimo Esposo de la Santísima Virgen María, dulce protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección y reclamando vuestro auxilio, haya quedado sin consuelo. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo fervorosamente a Vos. No despreciéis mi súplica, ¡Oh Padre adoptivo del Redentor!, antes bien, acogedla benignamente. Amén
Visitas al Santísimo, a Maria Santísima y al Patriarca San José correspondientes a cada día del mes.
VISITA 1ª
Visita al Santísimo
Oración preparatoria, p. 53.
He aquí la fuente de todo bien, Jesús en el Santísimo Sacramento, el cual nos dice: Quien tenga sed, venga a mí. ¡Oh, cuán abundante raudal de gracias han sacado siempre los Santos de esta fuente del Santísimo Sacramento, donde, como predijo el Profeta, dispensa Jesús todos los méritos de su Pasión!: ¡Sacaréis agua de las fuentes del Salvador! La condesa de Feria, aquella ilustre discípula del B. Padre Maestro Avila, que se hizo religiosa de Santa Clara, y fue llamada, por sus frecuentes y largas Visitas a Jesús Sacramentado, la esposa del Santísimo Sacramento, habiéndosele preguntado qué hacía en tantas horas como pasaba ante el Adorable misterio del Altar, respondió: «Allí estaría yo por toda la eternidad». Pues qué, ¿no está allí la esencia misma de Dios, que será eterno sustento de los bienaventurados?
¡Ah, Dios mío! Preguntan, ¿qué se hace en presencia de Jesús Sacramentado? ¿Y qué clase de bien deja de hacerse? Se ama, se alaba, se agradece, se pide... Y ¿qué hace un pobre en presencia de un rico?; ¿qué hace un enfermo ante el médico?; ¿qué hace un sediento a la vista de una fuente cristalina?; ¿qué hace un hambriento, en fin, ante un espléndido banquete?
¡Oh, Jesús mío amabilísimo, dulcísimo y amantísimo, vida, esperanza, tesoro y único amor de mi alma! ¡Cuánto os costó el quedaros con nosotros en este Sacramento!... Preciso es que murieseis para quedar después sacramentado en nuestros altares. Y luego, ¡cuántas injurias no habéis tenido que sufrir en este Sacramento, para auxiliarnos con vuestra presencia! Mas todo lo ha superado vuestro amor y el deseo que tenéis de ser amado de nosotros.
Venid, pues, Señor, venid; entrad dentro de mi corazón, y cerrad después la puerta para siempre, a fin de que no vuelva a entrar en él ninguna criatura que quiera robarme parte de aquel amor que se os debe y que yo consagro anteramente a Vos. Reinad en mí Vos solo, amado Redentor mío; tomad sólo Vos posesión de todo mi ser; y si alguna vez no os obedezco perfectamente, castigadme con rigor, para que en adelante sea más diligente en complaceros como Vos queréis.
Haced que nada desee, ni busque otro deleite que agradaros a Vos, visitaros con frecuencia en vuestros altares, conversar con Vos y recibiros en la Santa Comunión. Busque quien quisiere otros bienes, que yo no quiero ni deseo otra cosa que el tesoro de vuestro amor.
Este solamente quiero pediros al pie del altar. Haced que me olvide de mí para acordarme únicamente de vuestra bondad. Serafines bienaventurados, no os envidio vuestra gloria, sino el amor que tenéis a vuestro Dios y Dios mío. Enseñadme, pues, lo que he de hacer para amarle y darle gusto.
Jaculatoria.— ¡Oh, Jesús mío, sólo a Vos quiero amar, sólo a Vos quiero agradar!
Comunión espiritual, p. 41.
Visita a María Santísima
Otra fuente, para nosotros preciosísima, es nuestra Madre María, tan rica en virtudes y gracias, dice San Bernardo, que no hay un alma en el mundo que no participe de ellas. Fue María Santísima colmada de gracia por Dios, como lo atestiguó el Angel al saludarla, diciéndole: Dios te salve, llena de gracia. Mas no sólo para Ella, sino también para nosotros, añade San Pedro Crisólogo, recibió aquel tesoro, a fin de que hiciera participantes de él a todos sus devotos.
Jaculatoria.— Causa de nuestra alegría, rogad por nosotros.
Oración a María Santísima, p. 58
Visita al Patriarca San José
Qué Ángel o que Santo, dice San Basilio, ha merecido ser llamado Padre del Hijo de Dios? Sólo San José tiene derecho a este título incomparable. Con este sólo nombre de Padre, fue José fonrado por Dios más que los Patriarcas, Profetas, los apóstoles y los Pontífices, ya que todos estos tienen el nombre de siervos; mas San José lleva merecidamente el nombre de Padre.
¡Oh glorioso Patriarca! Yo venero en Vos al elegido de eterno Padre para que compartiese con Él la altísima e incomparable autoridad que goza sobre su Unigénito Hijo. Hacedme experimentar vuestra gran privanza con Dios, y vuestra tierna caridad para conmigo, alcanzándome todas las gracias que necesito para conseguir la eterna salvación.
Jaculatoria.— San José, Padre adoptivo del Hijo de Dios, rogad por nosotros.
Oración a San José, p. 61.
EL VERDADERO SIGNIFICADO DE "IN PERSONA CHRISTI".
Para algunos, "in persona Christi" significa que el sacerdote sólo representa a Jesús ante el pueblo. Otros creen que significa simplemente que el sacerdote realiza acciones que son como las de Cristo. El verdadero significado de la frase, sin embargo, es mucho más profunda de lo que podemos imaginar sin el don de la fe. Porque significa nada menos que un sacerdote, en un cierto sentido metafísico, es Jesús.
Eso no significa que cuando un hombre sea ordenado de alguna manera se convierta en divino como nuestro Señor. No, como cualquier sacerdote te dirá, él conserva su humanidad al igual que el resto de nosotros - con la inclinación al pecado que aflige a todos.
Por el contrario, en su ordenación, el alma de un hombre está místicamente transformada y con una marca permanente - también llamado "carácter" - que le faculta para hacer para el pueblo de Dios lo que en última instancia sólo Jesús puede hacer, lo más notablemente posible transformar el pan ordinario y el vino en el cuerpo y sangre del Señor, y perdona nuestros pecados en el Sacramento de la Confesión.
La próxima vez que esté buscando a un sacerdote que está celebrando la Misa o uno de los otros sacramentos, trate de ver con los ojos de la fe quien es en realidad el que está delante de usted - Jesucristo!
JESUCRISTO EN LAS FUENTES DE MI DIVINO CORAZÓN. (PARTE 15)
EN LAS FUENTES DE
MI DIVINO CORAZÓN
HALLARÉIS MENSAJES
DE CONVERSIÓN
Tiempo de misericordia
Diciembre29/07 3:00 p.m.
Jesús dice:
Aún estáis viviendo el tiempo de mi misericordia. Mi Corazón es un abismo insondable de misericordia, misericordia que es derramada en abundancia para todas las almas que deseen acogerse a Mi Paternal protección.
No soy un juez de duro corazón que castiga con mano dura.
Mi Corazón es una fuente inagotable de amor y de bondad, dejad atrás vuestros temores.
Venid a Mí, que os demostrare mi gran amor perdonándoos vuestras caídas, vuestros desdenes, vuestras debilidades.
Yo os levantaré y os fortaleceré a una vida nueva, vida nueva en que vuestro pasado ya no importa, porque ha sido borrado por mi perdón y por vuestro arrepentimiento. Sois el desvelo de mis ojos; haced que nuevamente los cierre en plácido sueño, porque habéis regresado a Mi.
Sois el motivo de mis suspiros, haced que Mi Divino Corazón obtenga la calma, volviendo vuestra mirada hacia Mí. Los hombres tan solo miran apariencias, apariencias que engañan. Yo miro en la profundidad de vuestro corazón, porque lo que para el mundo no vale, para Mí, sí, es de gran precio, precio que es sopesado en vuestro cambio de vida, en vuestra manera distinta de pensar, en vuestro enmendar continuo, queriendo reparar con vuestras buenas acciones el pecado que un día cometisteis.
No os martiricéis más, pensando en los errores de vuestra vida pasada; pensar en ellos daña vuestro corazón, porque la melancolía opaca la alegría en vuestro proceso de conversión, conversión que os lleva a repugnar vuestras antiguas obras y amar las obras que hoy hacéis. Obras dirigidas por el Espíritu de Dios, Espíritu de Dios que os sacó de un poso fangoso para daros como pertenencia ríos de agua viva, ríos de agua viva que os limpia de vuestra suciedad, que os purifica y sana de vuestras heridas, que os transfigura de una vida de pecado a una vida de gracia.
No os contentéis con comer el salvado, alimento que se os da a los cerdos. Venid a comer de manjares exquisitos, manjares que os alimenta, os nutre, os da vigor, impulso para que corráis a la meta, meta que os premia en el cielo.
No os contentéis en vivir en madrigueras, venid a vivir en una de las moradas del cielo.
No os contentéis con vuestra vida baldía, venid para que hagáis obras productivas que os da santidad.
No os contentéis en caminar en la oscuridad, venid que Yo Soy la luz, y os cubriré con mi resplandor.
No os contentéis en mancillar vuestro cuerpo y profanar la morada del Espíritu Santo, venid para que hagáis de vuestro cuerpo un altar para Dios.
No os contentéis en ser esclavos de otro reino, venid que
os haré reyes en mi reinado.
No os contentéis con una vida de mera fantasía, venid que os daré vida en el amor.
No os contentéis en ser marionetas del mundo y para el mundo, venid que os daré dignidad de verdaderos hijos de Dios.
No os contentéis con la superficialidad de corazón. Venid que os haré profundos en Dios y para Dios.
La verdadera vida se halla en el Reino del cielo no en el reino de la tierra; sed, pues, obreros de mi viña, recoged la vendimia y presentadla a Vuestro Señor que os dará justa recompensa.
Mi Divino Corazón es una balanza de justicia y de misericordia. Llegad a Él con vuestro corazón desnudo que, Yo, lo arroparé con mi perdón.
Me encuentro solitario en muchos Tabernáculos
Diciembre 29/07 11:05 p.m.
Jesús dice:
Orad hijo mío en esta noche, noche en que me encuentro solitario en muchos tabernáculos de la tierra.
Os necesito como alma centinela que vigile sigilosamente mi presencia Eucarística porque tengo muy pocas almas que eleven su espíritu al cielo por medio de la oración.
Orad para que las almas vuelvan a Mí y consuman esta sed que arde en mi Sagrado Corazón por ellas.
Mi Divino Corazón es amplio y espacioso pero, aún, se encuentra vacío porque los hombres no se deciden en venir a Mí.
Rogad para que mi voz no se pierda en silencio de esta noche, noche en el que el eco de mi voz suena como címbalo y como cítara; pero el agite de sus vidas los hace sordos a mi voz y a mi amor, amor que me lleva a ser creativo para ver si los corazones de dura cerviz son tocados ante mi llamado angustioso. Llamado que os invita al calor de hogar, hogar como el de mi familia en Nazareth.
Agustín de mi Divino Corazón, unid vuestra oración a la oración del cielo, consolad mi Sacratísimo Corazón porque muchas almas definitivamente cerrarán sus ojos en esta noche para abrirlos en la otra vida; almas que no supieron ganar su salvación.
Hijitos míos, la oración que hagáis por la salvación de las almas son rosas que cultivo en mi jardín para devolvéroslas en gracias, porque os olvidasteis de vosotros mismos y pensasteis en hacer el bien a otras almas. Almas que necesitan de vuestra oración, de vuestro sacrificio; sacrificio que ablanda sus corazones de pedernal y son atraídos de nuevo al aprisco de mi Divino Corazón, que os da el verdadero amor que no recibieron de los hombres. Corazón que os da la calidez que no encontraron en las noches de frío.
Corazón que os da la paz que el mundo no os da. Corazón que os da quietud de espíritu, porque el mundo despierta fuertes vendavales.
Corazón que siempre estará abierto para vosotros, pequeñas almas, que creísteis encontrar la felicidad fuera de Mi.
Soy vuestro refugio, adentraos en Él para que conozcáis lo que sí es la felicidad.
Felicidad que se anidará en cada poro de vuestra piel. Felicidad que se anidará en vuestro corazón.
Felicidad que se anidará en vuestro pensamiento. Felicidad que se anidará en todo vuestro ser, ser que es renovado, restaurado y transformado por mi amor.
Convertíos de corazón
Diciembre 30/07 9:09 a.m.
Jesús dice:
Convertíos de corazón, que Yo hermosearé vuestra alma y vuestro espíritu, haciendo de vosotros un trono para el Altísimo.
Convertíos de corazón, que Yo tomaré en mi Santas Manos vuestro corazón, vuelto añicos, para restaurarlo con mi amor.
Convertíos de corazón, que Yo quitaré vuestros andrajos de mendigo para vestiros con vestimentas de príncipes.
Convertíos de corazón, porque Yo os sumergiré en las Fuentes de mi Divino Corazón para bañaros en los ríos de mi gracia.
Convertíos de corazón, que Yo tomaré la arcilla de vuestra vida para haceros vaso espiritual consistente.
Convertíos de corazón, que Yo podaré malezas de vuestro corazón y plantaré buenos frutos.
Convertíos de corazón, que Yo timonearé la barca de vuestra vida hacia el alta mar hasta que encontréis aguas de reposo.
Convertíos de corazón, que Yo sanaré vuestras heridas con el óleo de mi perdón.
Convertíos de corazón, que Yo haré de vuestra casa en ruinas un palacio suntuoso.
Convertíos de corazón, que Yo os daré apariencias de Ángeles.
Convertíos de corazón, que Yo soy vuestro Médico Divino que cura vuestras dolencias.
Convertíos de corazón, que Yo os uniré a la fiesta en el cielo porque el hijo pródigo ha regresado de nuevo a su casa, casa con muchas moradas para vosotros hijitos míos, si os decidís cambiar vuestra vida de oscuridad por una vida llena de resplandor y de luz.
Permaneced siempre en la celda de mi Divino Corazón
Diciembre 30/07 11:00 p.m.
Jesús dice:
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón, celdita desprovista de lujos y riquezas materiales, porque sólo os puedo proveer de riquezas espirituales. Riquezas que jamás os quitarán la paz de vuestro corazón, al contrario, seréis desbordados de ellas.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón, celdita que os da calor porque dentro de ella hay una hoguera de amor, amor que se os da a vosotros.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón y dormid plácidamente dentro de ella porque el edredón de mi Corazón os da arrullo.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón, porque dentro de ella hay tanta humildad, pero a la vez tanta suntuosidad que no desearéis salir de ella.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón dejándoos robar vuestra libertad que los barrotes de mi amor os acariciarán.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón para que entréis como pobres y salgáis como ricos.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón para que vuestro espíritu quede radiante como resplandores en el cielo.
Permaneced siempre en la celdita de mi Divino Corazón, celdita pequeña pero a la vez espaciosa, celdita colmada de bienes divinos, bienes para todos vosotros que queréis haceros ricos, ricos con mi amor, ricos con mis virtudes, virtudes que asemejen vuestro corazón con mi Divino Corazón.
Volved a Mí, hijitos benditos de mi Padre
Diciembre 30/07 12:04 p.m.
Jesús dice:
El tiempo es corto hijitos míos, los años pasan, las horas se pierden y vosotros, aún, pensáis dejar para último momento vuestra conversión; conversión que os llama a una metamorfosis en vuestra vida, a un dejar de una vez por todas vuestro pecado, pecado que os hace feos espiritualmente, pecado que os hace raquíticos y paralíticos espirituales porque os ancla, porque os amarra de vuestras manos, de vuestros pies y os ata en vuestro cuello gruesas cadenas haciéndoos esclavos y súbditos legos para el imperio de Satanás. Satanás os engaña con sus falsas seducciones.
Satanás ha puesto velos negros en vuestros ojos haciéndoos perder la visión y noción de lo que es el pecado.
Satanás ha puesto aguijones en los corazones de los hombres que lo empequeñecen, que lo degradan usurpando la herencia de hijos de Dios.
Satanás ha abierto los oídos de los hombres al ruido, a la chocarrería, a la obscenidad y los ha cerrado a todo lo que es digno y santo.
Satanás ha llenado los corazones de sensualidad, libertinaje, de egoísmo, de afanes en poseer, de afanes por prestigio.
Satanás ha enfermado las mentes de los hombres haciéndolos codiciosos, hábiles en malicia, hábiles en crear para destruir, hábiles en crear para derrotar, hábiles en crear para denigrar, hábiles en crear para robar la gloria de Dios y haceros dioses en la tierra, dioses de barro, dioses acomodados, dioses henchidos de orgullo y de soberbia, dioses que se creen poseedores de la virtud cuando lo único que poseen es estiércol, estiércol descompuesto que ni siquiera sirve como abono.
Satanás ha enloquecido a los hombres volviéndolos absortos para el mundo y reacios para Dios, volviéndolos tímidos para la confesión pero avispados para el pecado, los ha vuelto ansiosos para la búsqueda de placer pero totalmente apáticos por el amor a la Cruz, los ha vuelto ansiosos en la búsqueda de conocimiento humano pero aletargados para la búsqueda del conocimiento
Divino, los ha convertido en muertos espirituales porque lentamente con sus artimañas los sustrae de mi Reino.
Reino bendito de mi Padre que da salvación.
Reino bendito de mi Padre que da liberación.
Reino bendito de mi Padre que da sanación.
Reino bendito de mi Padre que os devuelve la dignidad perdida.
Reino bendito de mi Padre que da en herencia el cielo prometido.
Regresad a Mí, volved a Mí, escuchad mi voz, atended a mi clamor, dejad atrás vuestras esclavitudes, dejad atrás vuestras ataduras, dejad atrás el mundo falaz, dejad atrás raciocinios huecos y vacíos, dejad atrás la dureza de vuestro corazón, dejad atrás el basurero fétido que hay en vuestro corazón que
Yo os haré hombres nuevos.
Hombres con vigor espiritual.
Hombres ávidos de mi amor.
Hombres necesitados de mi misericordia.
Hombres con sensación de verdadera libertad.
Hombres deseosos en restaurar mi Reino, mi Iglesia, mi Grey.
Hombres desarmados de todo lo mundanal pero armados de todo lo Divino.
Hombres ligeros de equipaje cuyo único fin es equiparos en el cielo.
Hombres que aman y creen en la virginidad de María.
Hombre celosos adoradores del silencio y centinelas de mi Sagrada Eucaristía.
Hombres aferrados a mi Palabra.
Hombres hambrientos de mi pan, pan que une sus corazones con mi Divino Corazón.
Pan que os da salvación y vida eterna.
Pan que os reviste de mi Divinidad y de mi grandeza.
Pan que os hace otros Cristos en la tierra.
Derrotad el imperio de Satanás con vuestro arrepentimiento, con vuestro sentimiento fehaciente de
cambio, con vuestro morir al yo propio, con vuestro crucificar las pasiones, con vuestro mortificar los sentidos y vuestra austeridad de vida.
Volved a Mí, hijitos benditos de mi Padre que os espero con mis brazos abiertos y con mi Corazón palpitante para tomaros de vuestras manos y subiros en la embarcación que os conduce al cielo.
Os amo y porque os amo, os llamo a una conversión radical.
Os amo y porque os amo, os invito a que os desnudéis de las obras de las tinieblas para que seáis revestidos de las obras de la luz.
Os amo y porque os amo, os llevo tan dentro de mi Corazón que son dos corazones que laten en uno solo.
Estáis a tiempo, no es demasiado tarde.
Hoy ha llegado el momento de vuestro cambio.
INFORME ESPECIAL: ¿QUÉ ES LA GRACIA?
Cuarta entrega...
Dice Jesús:
Dictado de Jesús sobre la Gracia, visión de María Valtorta
6 de junio de 1943
Dice Jesús:
“Hoy quiero hablarte de la “gracia”. Verás que tiene relación con los otros temas aunque a primera vista no te parece. Estás un poco cansada, pobre María, pero escribe de todas formas. Estas lecciones te servirán para los días de ayuno en los cuales Yo, tu Maestro, no te hablaré.
¿Qué es la gracia? Lo has estudiado y explicado muchas veces. Pero Yo te lo quiero explicar a mi modo en su naturaleza y en sus efectos.
La gracia es poseer en vosotros la luz, la fuerza, la sabiduría de Dios. Esto es poseer la semejanza intelectual con Dios, el signo inconfundible de vuestra filiación con Dios.
Sin la gracia seríais simplemente criaturas animales, llegadas a tal punto de evolución de estar provistas de razón, con un alma, pero un alma a nivel de tierra, capaz de guiarse en las contingencias de la vida terrena pero incapaz de elevarse a las regiones en las que se vive la vida del espíritu; por ello poco más que las bestias que se regulan solamente por el instinto y, en verdad, a menudo os superan con su modo de comportarse.
La gracia es por lo tanto un don sublime, el mayor don que Dios, mi Padre,os podía dar. Y os lo da gratuitamente porque su amor de Padre, por vosotros, es infinito como infinito es Él mismo. Querer decir todos los atributos de la gracia significaría escribir una larga lista de adjetivos y sustantivos, y aún no explicaría todavía perfectamente qué es este don.
Recuerda solamente esto: la gracia es poseer al Padre, vivir en el Padre; la gracia es poseer al Hijo, gozar de los méritos infinitos del Hijo; la gracia es poseer al Espíritu Santo, disfrutar de sus siete dones. La gracia, en fin, es poseernos a Nosotros, Dios Uno y Trino, y tener alrededor de vuestra persona mortal las legiones de ángeles que nos adoran en vosotros.
Un alma que pierde la gracia lo pierde todo. Inútilmente para ella el Padre la ha creado, inútilmente para ella el Hijo la ha redimido, inútilmente para ella el Espíritu Santo le ha infundido sus dones, inútilmente para ella están los Sacramentos. Está muerta. Rama podrido que bajo la acción corrosiva del pecado se separa y cae del árbol vital y termina de corromperse en el barro. Si un alma supiera conservarse como es después del Bautismo y después de la Confirmación, esto es cuando ella está embebida literalmente de la gracia, aquella alma sería poco inferior a Dios. Y que esto te lo diga todo.
Cuando leéis los prodigios de mis santos os sorprendéis. Pero, querida mía, no hay nada de asombroso. Mis santos eran criaturas que poseían la gracia, eran dioses, por esto, porque la gracia os deifica. ¿Acaso no lo he dicho Yo en mi Evangelio que los míos harán los mismos prodigios que Yo hago? Pero para ser míos es necesario vivir de mi Vida, esto es de la vida de la gracia.
Si quisierais, todos podríais ser capaces de prodigios, esto es de santidad. Mejor dicho, Yo quisiera que lo fuerais porque entonces querría decir que mi Sacrificio ha sido coronado por la victoria y que realmente Yo os he arrancado del imperio del Maligno, desterrándole a su Infierno, remachando su boca con una piedra inamovible y poniendo sobre ella el trono de mi Madre, que fue la Única que tuvo su calcañal sobre el dragón, impotente para dañarle.
No todas las almas en gracia poseen la gracia en la misma medida. No porque nosotros se la infundamos en medida distinta, sino porque de distinta manera la sabéis conservar en vosotros. El pecado mortal destruye la gracia, el pecado venial la resquebraja, las imperfecciones la debilitan. Hay almas, no del todo malas, que languidecen en una tisis espiritual porque, con su inercia, que las empuja a cometer continuas imperfecciones, enflaquecen cada vez más la gracia, haciéndola un hilo debilísimo, una llamita languidecerte. Mientras debería ser un fuego, un incendio vivo, bello, purificador. El mundo se derrumba porque se derrumba la gracia en casi la totalidad de las almas y en las demás languidece.
La gracia da frutos distintos según esté más o menos viva en vuestro corazón. Una tierra es más fértil cuanto más rica es de elementos y beneficiada por el sol, por el agua, por las corrientes aéreas. Hay tierras estériles, secas, que inútilmente vienen regadas por el agua, calentadas por el sol, agitadas por los vientos. Lo mismo es en las almas. Hay almas que con cada estudio se cargan de elementos vitales y por ello logran disfrutar el cien por cien de los efectos de la gracia.
Los elementos vitales son: vivir según mi Ley, castos, misericordiosos, humildes, amorosos de Dios y del prójimo; es vivir de oración “viva”. Entonces la gracia crece, florece, echa raíces profundas y se eleva en árbol de vida eterna. Entonces el Espíritu Santo, como un sol, inunda con sus siete rayos, de sus siete dones; entonces Yo, Hijo, os penetro con la lluvia divina de mi Sangre; entonces el Padre os mira con complacencia viendo en vosotros su semejanza; entonces María os acaricia estrechándoos contra su seno en el que me ha llevado a Mí como a sus hijitos menores pero queridos, queridos por su Corazón; entonces los nueve coros angélicos hacen corona a vuestra alma templo de Dios y cantan el “Gloria” sublime; entonces vuestra muerte es Vida y vuestra Vida es bienaventuranza en mi Reino”.
FUENTE: forosdelavirgen.org
LOS SUEÑOS DE SAN JUAN BOSCO (Parte 20).
SUEÑO 30.—AÑO DE 1861.
(M. B. Tomo VI, págs. 897-916)
Un espacio de terreno estaba preparado como para trillar las gavillas en él. Don Juan Cagliero, que se había dirigido al jardín en busca de algunas flores, las distribuía entre los compañeros y él con un ramito en la mano se encaminó hacia la era para comenzar la faena. Esta labor simboliza a los destinados por Dios para la instrucción del pueblo llano.
A lo lejos se divisaban algunas negras humaredas que levantaban sus penachos al cielo. Era el efecto de la labor de los que recogían los rastrojos y sacándolos fuera del campo sembrado de espigas, los amontonaban y les prendían fuego. Esto simboliza a los destinados a separar a los buenos de los malos, labor reservada a los directores de nuestras futuras casas. Entre éstos estaban Don Francisco Cerrutti, Tamietti, Domingo Belmonte, Pablo Albera y otros que actualmente cursan sus primeros estudios, siendo aún muy jóvenes.
Todas las escenas anteriormente descritas se desarrollaban al mismo tiempo. Entre aquella multitud de jóvenes vi a algunos que llevaban unas antorchas encendidas para alumbrar a los demás a pesar de que era pleno mediodía. Eran los que habían de servir de ejemplo a los demás obreros del Evangelio, iluminando al clero con su conducta. Entre ellos estaba Pablo Albera, el cual, además de llevar la antorcha, tocaba también la guitarra, indicio de que indicaría el camino a seguir a los sacerdotes animándoles al cumplimiento de su misión. Se aludía a algún otro cargo que ocuparía en la Iglesia.
Más, en medio de tanto movimiento, no todos los jóvenes al alcance de mi vista se ocupaban de algún trabajo. Uno de ellos tenía una pistola en la mano, esto es, tenía vocación de militar, pero aún no se había decidido a seguirla.
Algunos otros, con las manos en la cintura, observaban a los segadores, dispuestos a seguir su ejemplo; otros parecían indecisos, pero al considerar la dureza del trabajo, no se resolvían a empuñar la hoz. No faltaban tampoco quienes acudían presurosos a la faena. Algunos, al llegar el momento de tener que comenzar a segar, permanecían ociosos; otros empuñaban la hoz al revés, entre ellos Molino: símbolo de los que hacen lo contrario de lo que deben hacer. Muchísimos se alejaban para coger uvas silvestres, representando a los que pierden el tiempo en cosas extrañas a su ministerio.
Mientras yo contemplaba lo que sucedía en el campo del trigo, vi un grupo de jóvenes cavando la tierra; ofrecían un espectáculo singular. La mayor parte de aquellos muchachos trabajaba con singular interés, mas tampoco faltaban los negligentes. Algunos manejaban la azada al revés; otros golpeaban la tierra, pero la herramienta no penetraba en ella; no faltaban quienes a cada azadonada se les salía el hierro del mango.
El mango representa la rectitud de intención. Observé entonces que algunos que al presente son artesanos, estaban en el campo de los que segaban, y, en cambio, otros que ahora son estudiantes se encontraban entre los que cavaban la tierra. Intenté tomar nota de cuanto veía, pero mi intérprete me mostraba siempre el cuaderno y no me permitía escribir.
Al mismo tiempo vi también a muchos jóvenes que estaban sin hacer nada, no sabían resolverse a ponerse a segar o a cavar la tierra.
Los dos Dalmazzo, Primo Ganglio y Monasterolo con otros muchos, estaban mirando, pero ya habían tomado una decisión.
También me di cuenta de que algunos, saliendo del grupo de los cavadores, mostraban deseos de ir a segar.
Uno corrió al campo de trigo tan decidido que no se preocupó antes de adquirir una hoz. Avergonzado de aquel necio proceder, volvió atrás para pedirla. El que las distribuía no quería dársela y el tal le urgía para que se la proporcionase.
—Aún no es tiempo— le respondió el distribuidor.
—Sí que lo es, dámela.
—No; ve antes a coger dos flores del jardín.
—¡Ah!, —exclamó el solicitante encogiéndose de hombros—; iré a coger todas las flores que quieras.
—No, solamente dos.
Se dirigió seguidamente al jardín, pero al llegar a él se dio cuenta de que no había preguntado qué flores eran las que tenían que coger, y se apresuró a desandar él camino.
—Has de cortar —le dijeron— la flor de la caridad y la flor de la humildad.
—Ya las tengo.
—Eso es lo que te dice tu presunción, pero en realidad no las tienes.
Y aquel joven se revolvía en un acceso de cólera y daba saltos impulsado por la ira que le dominaba.
—No es este el momento más oportuno par enfadarse de esa manera —le dijo el distribuidor—, negándose resueltamente a entregarte la herramienta que le había pedido. Ante tal actitud, el infeliz se mordía los puños de rabia.
Al contemplar semejante espectáculo, aparté la vista de la lente a través de la cual había contemplado tantas cosas, sintiéndome lleno de emoción por las aplicaciones morales que me había sugerido mi amigo.
Quise rogarle aún que me diera algunas explicaciones más y él añadió:
—El campo sembrado de trigo representa a la Iglesia: la mies es el fruto de la cosecha; la hoz es el símbolo de los medios empleados para conseguir dicho fruto, sobre todo la palabra de Dios; la hoz sin punta representa la falta de piedad, y sin filo la carencia de humildad; salirse del campo mientras se siega, quiere decir abandonar el Oratorio o la Pía Sociedad.
III
La noche del cuatro de mayo [San] Juan Don Bosco se disponía a finalizar la narración del sueño en el que había visto representados en el primer grupo a los alumnos estudiantes del Oratorio y en el segundo a los que eran llamados al estado eclesiástico.
Hemos llegado, pues, al tercer cuadro o visión en la que, en apariciones sucesivas [San] Juan Don Bosco vio a todos los que en 1861 dieron su nombre a la Pía Sociedad de San Francisco de Sales; el prodigioso engrandecimiento de la misma y el lento ocaso de los primeros salesianos a los que habían de seguir los continuadores de la Obra.
El siervo de Dios aquella noche habló así:
********
Después de haber contemplado a mi placer la escena de la siega, tan rica en detalles, el amable desconocido me dijo:
—Ahora dale diez vueltas a la rueda; cuéntalas y después mira a través de la lente.
Me puse a hacer lo que me había sido ordenado y tras haber dado la décima vuelta, me puse a mirar tras el cristal. Y he aquí que vi a los mismos jóvenes a los que recordaba haber contemplado días antes en edad adolescente, convertidos en adultos de aspecto viril; a otros con larga barba o con los cabellos blancos.
—Pero ¿cómo puede ser esto? Hace apenas unos días aquél era un niño al que casi se le podía tomar en brazos, ¿y hoy es ya tan mayor?
El amigo me contestó: —Es natural; ¿cuántas vueltas has dado? —Diez.
—Pues bien: del 61 al 71. Todos tienen ya diez años más de edad. —¡Ah! ¡Comprendido!
Y como continuase observando a través d la lente pude ver panoramas desconocidos, casas nuevas que nos pertenecían y a muchos jóvenes dirigidos por mis queridos hijos del Oratorio, convertidos ya en sacerdotes, en maestros, en directores, que se dedicaban a instruirles y proporcionarles honestas diversiones. —Vuelve a dar otras diez vueltas —me dijo el personaje— y llegaremos al 1881. Tomé el manubrio y la rueda dio otras diez vueltas. Miré y solamente vi a la mitad de los jóvenes que había contemplado la primera vez, casi todos ya con el pelo blanco y algunos un poco encorvados. —¿Y los otros, dónde están?—, pregunté. —Ya forman parte del número de los más— me respondió el guía.
Esta considerable disminución del número de mis muchachos me causó un vivo desasosiego, pero me consoló el contemplar en un cuadro inmenso, países nuevos y regiones desconocidas y una gran multitud de jóvenes bajo la custodia y dirección de nuevos maestros que dependían aún de mis primeros alumnos.
Después di otras diez vueltas a la rueda he aquí que solamente vi una cuarta parte de los jóvenes que había contemplado pocos momentos antes; todos ellos se habían trocado en ancianos de barbas y cabellos blancos. —¿Y todos los demás?—, pregunté. —Forman parte ya del número de los más. Estamos en Y he aquí que ante mi vista se desarrolló una escena conmovedora.
Mis hijos sacerdotes, agotados por la fatiga, estaban rodeados de niños, a los cuales yo no había visto nunca; muchos de fisonomía y de color distinto de los que habitualmente viven en nuestros países.
Di aún otras diez vueltas a la rueda y solamente pude ver un tercio de mis primitivos jóvenes, ya decrépitos, cargados de espaldas, desfigurados, macilentos, en los últimos años de su vida. Entre otros, me recuerdo haber visto a [Beato] Miguel Don Rúa, tan viejo y desfigurado que era difícil reconocerlo, ¡tanto había cambiado! —¿Y los demás?—, pregunté. —Pertenecen ya al número de los más. Estamos en 190Í.
En algunas casas no encontré a ninguno de los antiguos; maestros y directores me eran completamente desconocidos; la muchedumbre de los jóvenes era cada vez más numerosa; las casas aumentaban cada vez más y el personal directivo había crecido también de una manera admirable.
—Ahora —continuó mi amable intérprete— darás otras diez vueltas y verás cosas que te llenarán de consuelo las unas, y otras que te proporcionarán una gran angustia.
Y di otras diez vueltas. — ¡Estamos en 1911!—, exclamó el misterioso amigo. —¡Ah, mis queridos jóvenes! Vi nuevas casas, jóvenes nuevos, directores y maestros con hábitos y costumbres nuevas.
¿Y mis jóvenes del Oratorio de Turín? Busqué una y otra vez entre una gran muchedumbre de muchachos y solamente pude ver a uno de Vosotros con los cabellos blancos, consumido por la edad, rodeado de una hermosa corona de jóvenes, a los cuales contaba los comienzos de nuestro Oratorio, recordándoles y repitiéndoles las cosas aprendidas de labios de [San] Juan Don Bosco; y les señalaba una fotografía que estaba colgada de la pared del locutorio. ¿Y los otros alumnos ancianos, los superiores de las casas que había visto ya envejecidos?
Tras una nueva señal tomé el manubrio y di algunas vueltas más. Después, solamente vi una llanura desolada sin ser viviente alguno:
— ¡Oh!, —exclamé aterrado—. ¡Ya no veo a ninguno de los míos! ¿Dónde están, pues, ahora todos los jóvenes a los cuales acogí y que eran tan vivarachos y robustos y los que se encuentran actualmente conmigo en el Oratorio? —Pertenecen ya al número de los más. Has de saber que han pasado diez años cada vez que hacías girar la rueda otras tantas veces.
Hice la cuenta y resultó que habían transcurrido cincuenta años y que alrededor del 1911 todos los alumnos actuales del Oratorio habrían muerto. — ¿Quieres ver ahora otro espectáculo sorprendente?— me dijo aquel buen hombre. —Sí— le respondí.
—Entonces presta atención si te agrada ver y saber algo más. Da una vuelta a la rueda en sentido contrario, y ahora cuenta tantas vueltas cuantas has dado anteriormente.
La rueda giró. —¡Ahora, mira!—, me dijo el guía.
Miré y he aquí que vi ante mí una cantidad inmensa de jovencitos, todos desconocidos, de una infinita variedad de costumbres, pueblos, fisonomías y lenguas, de forma que por mucho que me esforcé sólo pude apreciar una mínima parte de ellos con sus superiores, directores, maestros y asistentes.
—A éstos, en realidad, no los conozco— dije a mi guía. —Pues a Pesar de ello —me respondió—, son hijos tuyos. Escúchalos hablan de ti y de tus primeros hijos que fueron sus superiores y que ya no existen; recuerdan las enseñanzas que de ti y de ellos recibieron.
Seguí observando con atención, pero cuando aparté la vista de la lente, la rueda comenzó a girar por sí sola a tanta velocidad y haciendo tal ruido, que me desperté, encontrándome en el lecho presa de un cansancio mortal.
********
«A hora que ¡es he contado estas cosas, Vosotros pensaráis: —¡Quién sabe! A lo mejor [San] Juan Don Bosco es un hombre extraordinario, un personaje, tal vez un santo. Mis queridos jóvenes, para impedir que se susciten conversaciones necias en torno a mi persona, les dejo en plena libertad de creer o no creer en estas cosas, de darles más o menos importancia; sólo les ruego que no tomen nada de cuanto les he referido a risa al comentarlo, ya con los compañeros ya con personas de fuera. Me complace el decirles que el Señor dispone de muchos medios para manifestar a los hombres su voluntad. A veces se sirve de los instrumentos más ineptos e indignos, como se sirvió en otro tiempo de la burra de Balaán haciéndola hablar y del falso profeta del mismo nombre, que predijo muchas cosas referentes al Mesías.
Por eso, lo mismo puede suceder conmigo. Les digo además que no se fijen en mis obras para regular las suyas.
Lo que deben hacer es tomar en cuenta lo que les digo, pues tengo la certeza de que de esa forma cumplirán la voluntad de Dios y todo redundará en provecho de sus almas. Respecto a lo que hago, no digan nunca: Lo ha hecho [San] Juan Don Bosco y, por tanto, está bien; no. Observen primero mis acciones, si ven que son buenas, imítenlas; si acaso me ven hacer algo que no está bien, guárdense mucho de imitarlo: deséchenlo como cosa mal hecha».
El efecto que produjo en el Oratorio el relato de este sueño lo sabremos por los que escucharon su relato de labios de Don Bosco.
El canónigo Jacinto Ballesio en su obrita: “Vita intima di Don Giovanni Bosco”, añadiendo algunos detalles omitidos por la crónica, escribe al comentar el sueño precedente: «[San] Juan Don Bosco era todo para nosotros e incluso durante el brevísimo tiempo que dedicaba al descanso, su pensamiento estaba fijo en sus hijos. El poeta cantó que "sogna il guerrier le schiere"; [San] Juan Don Bosco soñaba con sus jóvenes. Pero ¿qué digo soñar?, las de [San] Juan Don Bosco eran visiones celestiales.
El las narraba como sueños, pero yo y todos estábamos persuadidos de que se trataba de auténticas, de sorprendentes visiones. Recuerdo aquella en la que vio a los 400 muchachos del Oratorio, estudiantes y artesanos, en diversas actitudes y en circunstancias diferentes, que representaban el estado moral de cada uno. El [Santo] contó cuanto había visto, durante varias noches consecutivas, después de los oraciones, y lo hizo con tal viveza de colorido y con tal fuerza expresiva, que parecía un anuncio profético. A algunos los vio resplandecientes de luz; a otros, con el alma y el corazón lleno de tierra; a otros, asediados, acompañados o atacados por animales diversos, símbolo de las tentaciones, de las ocasiones peligrosos y de los pecados. Este relato expuesto por [San] Juan Don Bosco con sencillez, gravedad y afecto paterno, dando al mismo tiempo mucha importancia a lo que decía, causó en todos la mayor y más saludable impresión. Todos los presentes, uno después de otro, quisieron saber de labios del siervo de Dios lo que sobre cada uno había visto, pudiendo comprobar con gran admiración que cuanto el buen padre les decía se adaptaba perfectamente a la más estricta realidad.
En el Oratorio fue tan grande el saludable efecto de este relato, según se pudo apreciar por la conducta de los jóvenes, que mayor no se habría podido esperar de la más fructífera de las misiones. Todas estas cosas extraordinarias que apenas si he mencionado, no se pueden achacar a una atenta observación de la vida ordinaria o a los conocimientos que el mismo [San] Juan Don Bosco hubiese podido recabar de ¡as confidencias que le hacían ¡os jóvenes o a las relaciones con sus colaboradores. El [Santo] hablaba y obraba estas maravillas de tal modo, que a nosotros, que ya no éramos niños; no se nos ocurría otra explicación plausible o razonable, sino que se trataba de dones extraordinarios que el cielo le concedía. Y refiriéndonos simplemente al sueño o visión que acabamos de indicar, ¿cómo habría podido ver y recordar con tal exactitud el estado de cada uno de los cuatrocientos jóvenes, entre los cuales se hallaban los que acababan de ingresar en el Oratorio y otros muchos que no se confesaban con él, los cuales al oír de labios del [Santo], la descripción viva e íntima de sus almas, de sus inclinaciones y pasiones, de sus actos más ocultos, reconocían que les había dicho la verdad?»
Escribe Mons. Cagliero: «Yo me encontraba presente cuando [San] Juan Don Bosco, en el año 1861, contó el sueño de la rueda, en el cual dio el porvenir de nuestra naciente Congregación. Narraba estos sueños, porque habiéndose aconsejado con [San] José Don Cafasso, éste le había dicho que siguiese adelante tuta concientia, en darles importancia, pues juzgaba que era para gloria de Dios y bien de las almas. Tal opinión la supimos de labios de [San] Juan Don Bosco sus amigos más íntimos, poco antes de la muerte de [San] José Don Cafasso.
La atención que prestaban los jóvenes a sus palabras causaba sorpresa e imponía en gran manera.
Entretanto [San] Juan Don Bosco, haciendo gala de una prodigiosa memoria y de una extraordinaria lucidez mental, al ser interrogado sobre el particular reservadamente, sabía indicar el nombre del interesado y el oficio que en el campo de trigo desempeñábamos muchísimos de nosotros, dando al mismo tiempo la oportuna explicación.
Empleó el [Santo] en contar este sueño tres noches consecutivas, sirviendo su relato para nuestros comentarios generales y dando pie para frecuentes conversaciones entre los jóvenes del Oratorio y nuestro buen padre, quedando todos persuadidos de que en él se le había manifestado, no sólo el porvenir del Oratorio, sino también de toda la Congregación. [San] Juan Don Bosco se complacía en repetir a sus íntimos las descripciones del campo cubierto de mieses ondulantes, de las diversas actitudes de los segadores y de los que distribuían las herramientas.
Aseguraba entonces que nuestra Pía Sociedad, tan combatida y obstaculizada, sería aprobada a pesar de todas las probabilidades en contra y que contra el parecer de muchos, considerados como personas doctas y prudentes, subsistiría, progresaría grandemente alcanzando un gran incremento; cosas todas que yo oí a mis compañeros y repetidas veces al mismo [Santo].»
...Continuará
ORACIONES DIVERSAS POR LOS SACERDOTES.
Es fundamental pedir por los sacerdotes. Un deber de caridad y agradecimiento nos lleva a ello, sobre todo en estos tiempos de crisis en la Iglesia donde el demonio está muy activo y enfoca contra ellos todas sus baterías para intentar desviarlos de la fe o de la moral. Oremos mucho para que se mantengan alejados de la herejía modernista. Que Dios nos permita reconocer a aquellos que en ella han caído para no ser ciegos guiados por otros ciegos, como dice la Sagrada Escritura y para que ellos retornen a la senda que Cristo les señaló al llamarles a su sagrado ministerio.
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FUENTE: catolicidad-catolicidad.blogspot.com
EL PADRE GABRIELE AMORTH, FAMOSO EXORCISTA, REFLEXIONA SOBRE LA NUEVA OLA SATÁNICA
Con ocasión de la captura de los miembros de la secta satánica“Bestias de Satanás”, (mediados del año 2004) responsable de numerosos asesinatos rituales en el norte de Italia, el vaticanista del semanario L’Espresso, Sandro Magister, entrevistó al más famoso exorcista del mundo, el P. Gabriele Amorth, quien a sus ochenta años de edad evalúa la creciente acción de Satanás en formas culturales de hoy.
Magister pregunta al P. Amorth sobre los crímenes del norte de Italia, y luego examina la situación del satanismo y la acción del demonio en la cultura actual. Aunque con algunas duras generalizaciones, el exorcista italiano, quien confiesa que se encomienda a la Virgen María “para que me proteja bajo su manto”antes de cada exorcismo, explica cómo la principal victoria del demonio es la de hacer creer que no existe.
-Padre Amorth, primero las tres niñas de Chiavenna, después Erica y Omar, y ahora la banda juvenil de Somma Lombardo. ¿Es Satanás quien actúa en ellos?
Seguramente sí, los dos primeros casi los he estudiado bien. Esos muchachos estaban entregados al demonio, leían libros satánicos. ¡Y qué ferocidad inaudita en sus actos! Cuando una hija da noventa y siete cuchilladas a su propia madre no se puede no ver en acción al príncipe de las tinieblas.
-¿Existen momentos en que está más activo que en otros?
En términos generales Satanás está siempre activo. Es el tentador desde el principio. Hace de todo para que el hombre peque y cada vez que se realiza el mal, él está detrás, dejando en claro que es el hombre quien decide libremente sus actos. Pero también existe una acción extraordinaria del maligno: y ésta es la posesión diabólica.
-¿Son frecuentes los actos de posesión?
No, son raros. Me es imposible dar cifras precisas. Los casos de verdadera posesión diabólica que yo atiendo son numerosos, pero es porque a mí llegan los casos más difíciles, no resueltos por otros exorcistas. En los primeros años de mi actividad, cuando acogía a todos sin filtro, la gran mayoría eran enfermos psíquicos, sin el demonio de por medio.
-¿Cómo se da cuenta que alguien está endemoniado?
Lo sé durante la curación, no antes. Un síntoma inequívoco es la violentísima, visceral aversión a todo lo que es sagrado. Recuerdo un padre que temía que su hijo estuviera poseído por el demonio y un día, mientras estábamos juntos en la mesa, dije mentalmente por él un Ave María. El muchacho prorrumpió en un grito: ¡Papá, no, cállate!’. Después está el hablar en lenguas desconocidas, la explosión de una fuerza sobrehumana, la levitación: todas son cosas que suceden durante los exorcismos.
-¿Entre una crisis y otra cómo vive un endemoniado?
De manera normal. Va a su trabajo y ninguno lo sabe. Tiene bien escondido su estado. Cuando siente que le llega una crisis se aleja, se encierra en el baño, se descarga, y luego regresa impasible a su lugar. Esto sucede con mayor razón con los endemoniados en curación, a los cuales el exorcismo da la fuerza para regresar plenamente a una vida normal. Una cosa debe destacarse: la posesión diabólica no es ni hereditaria ni contagiosa.
-¿Qué cosa une a los endemoniados con los satanistas?
Sucede frecuentemente que un endemoniado se convierta en tal después de haber ingresado a una secta espiritista o satánica. Entre aquellos que estoy tratando hay pocos de esos, porque quienes vienen a pedir el exorcismo son los satanistas arrepentidos. Pero pienso que entre los satanistas existan muchos más. A las sectassatánicas es muy fácil entrar pero muy difícil salir. En algunos casos se arriesga la vida.
-¿Y qué vínculo tienen los satanistas con el demonio?
Hay de dos tipos: aquellos que adoran al demonio, celebrando misas satánicas, tienes sus sacerdotes y su jerarquía; y aquellos que no creen en la existencia personal de Satanás, pero se entregan a acciones torpes y contra natura. Este otro satanismo es el más peligroso.
-Juan Pablo II realizó exorcismos sobre tres endemoniadas. ¿Se curaron?
La tercera no. La vengo tratando desde 1998 y es un caso verdaderamente doloroso.
-Aparte del Papa, ¿Cómo está en la Iglesia la creencia en el demonio?
Muy en descenso. Y el demonio está contentísimo, porque así tiene las manos libres para hacer su trabajo. La Iglesia ha pasado de un exceso a otro. Para remediar la locura de la caza de brujas, que en vez de ser exorcizadas eran quemadas, ha cancelado todo, diablo y exorcismos. El resultado es regiones católicas enteras que no tienen más exorcistas: España (En España sí existe un conocido exorcista, el P. Fortea - nota del traductor -), Portugal, Alemania, Austria, Suiza. Yo admiro a los obispos italianos. No comprenden nada, pero al menos nombran a los exorcistas. El año pasado nosotros los (exorcistas) italianos nos reunimos: éramos ciento setenta.
- Explíquese mejor, ¿en qué sentido los obispos “no entienden nada”?
Porque también ellos, como todos los sacerdotes, han estudiado en el seminario. Y desde hace tiempo en el seminario no se enseña nada de los ángeles y los demonios, nada de los exorcismos, nada de los pecados contra el primer mandamiento, “No tendrás otro Dios fuera de mí: magia, espiritismo y satanismo”.
-¿Y la curia vaticana?
La misma incompetencia. Ha aprobado un nuevo ritual que para nosotros los exorcistas es un desastre. Prohíbe actuar en caso de maleficio, cuando el 90 por ciento de los casos de posesión derivan precisamente de allí. Prohíbe actuar si no se tiene la certeza previa de la acción diabólica, cuando eso sólo se puede comprender cuando se está actuando. Por suerte sigue valiendo el viejo ritual. Yo uso ese, de otra formar tendría que renunciar.
MENSAJES DE JESÚS EL BUEN PASTOR -MENSAJES RECIENTES- PARTE 11 - .
¡AY DE AQUELLOS QUE ESTÁN EN PECADO MORTAL, PORQUE EL AVISO LES HARÁ SER SENTIR EL PESO DE SUS PECADOS Y SUS ALMAS SENTIRÁN EL FUEGO DE LAS TINIEBLAS !
Septiembre 21 de 2011 1:30 p.m.
LLAMADO URGENTE DE JESÚS EL BUEN PASTOR A LA HUMANIDAD
Pequeños míos, que mi paz y mi amor estén con vosotros.
Los días de mi venida están cerca, pero antes, la humanidad y la creación, deben ser purificadas. Ninguna criatura habitará la nueva creación de mi Padre, sin antes haber pasado por el horno de la purificación. El dolor y el llanto muy pronto se apoderarán de los hombres; unos desearán estar muertos, pero la muerte no los escuchará, otros maldecirán mi nombre y se perderán y unos pocos, los que alcancen la corona de la vida, serán mi rebaño, mi pueblo elegido. Los días de la prueba ya han comenzado, mi despertar de conciencias está tocando a la puerta; la humanidad sabrá que yo soy su Dios, el Dios de todos los tiempos, el que todo lo ve, todo lo escucha y habla en el silencio. Muy pronto me manifestaré a la humanidad, para que no vuelva a poner en duda mi existencia. Yo Soy el que Soy, el Dios Uno y Trino, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, Señor de todo lo visible e invisible, Dios de Dios, Luz de Luz, Señor de Señores.
Mi Gloriosísima Cruz está a punto de aparecer e iluminará los cielos de oriente a occidente, de norte a sur; será visible a vuestros ojos y por siete días con sus noches la veréis; ella, os anunciará mi Aviso; acordaos que llegaré como ladrón en la noche y mi voz os despertará y vuestras almas por unos minutos, pasarán de este plano terrenal al espiritual. Todo mortal será examinado, pesado y medido, por mi Justicia Divina. Veréis el estado en que se encuentran vuestras almas con respecto a Dios y vuestros hermanos; toda vuestra vida y obras se os mostrarán y seréis juzgados en el amor.
Mi pequeño juicio os mostrará la gravedad del pecado y la forma como afecta mi creación; todo pecado mortal os quemará el alma con el fuego con que son quemadas las almas que se condenan. El cielo y el infierno se os mostrarán, para que sepáis que son una realidad. Allí se acordarán de todos sus caminos y de todos los hechos con que se contaminaron y sentirán asco de ustedes mismos, por todos los pecados cometidos. Mi pequeño juicio no será tan duro para mi pueblo fiel, se os mostrarán los pecados que debéis de confesar y especialmente vuestras omisiones y faltas de caridad para con vuestro Dios y vuestros hermanos; sentiréis dolor por haberme ofendido y será como un purgatorio para vuestras almas; os digo, que la suma de los pecados veniales no confesados, se van volviendo en faltas graves que ofenden a mi Divinidad; por eso mi despertar de conciencias es tan importante, para que enderecéis vuestro caminar y retoméis la senda de vuestra salvación. No olvidéis que sois miembros del Cuerpo de Cristo, de este Cristo que se entregó por vosotros para la redención de vuestros pecados; por eso cada vez que pecáis, mi Cuerpo sufre y mi Santo Espíritu se entristece.
¡Ay de aquellos que están en pecado mortal, porque mi Aviso les va a ser sentir el peso de sus pecados y sus almas sentirán el fuego de las tinieblas!. Todos Aquellos que me han dado la espalda, sus almas van a sentir el dolor de las almas que se condenan, verán el infierno y estarán en él, por el tiempo que dure mi pequeño juicio. Así se darán cuenta de la existencia del reino de las tinieblas y del amo que les espera si continúan en su camino de perdición y pecado.
¡Oh humanidad, estad preparada porque ya viene mi Juicio a las Naciones, que mi aviso os coja en gracia de Dios, para que podáis resistir a mi juicio!. Pueblo mío, rebaño mío, no temáis; vuestras deudas os serán recordadas, para que os reconciliéis conmigo; vosotros los que andáis en tibieza espiritual, os pido que os defináis de una vez, para que cuando mi justicia os juzgue, no tengáis de qué lamentaros. Porque en verdad os digo, que ningún tibio de corazón, podrá habitar la Nueva Creación. La Nueva Creación que mi Padre creará, será el premio para los valientes que pasen la prueba; mi juicio fortalecerá en la fe a mis ovejas, para que puedan sobrellevar los días de purificación. Muchos veréis mi rostro y me contemplaréis en todo mi esplendor, este será mi regalo para mis leales y fieles hijos. De nuevo os digo, que después de mi Aviso, ya no seréis los mismos; mi despertar de conciencias preparará a unos para el cumplimiento de sus misiones, a otros para el combate espiritual y a otros tantos los despertará de su letargo y mi Milagro se encargará de terminar la transformación. Las 2/3 partes como está escrito se perderán y harán parte del rebaño de mi adversario y serán separadas de mi grey.
Luego de esto mi adversario reinará por un corto tiempo y después se dará comienzo a la batalla final por vuestra libertad. Mirad pues hijos míos, que mi Aviso y Milagro os darán la oportunidad de que os salvéis y seáis nuevas criaturas fortalecidas en la fe, el amor y en el conocimiento de Dios. Mi Aviso será un pentecostés para todos aquellos que estén inscritos en el libro de la vida. Mis profetas y ungidos se darán a conocer y hablarán a mi pueblo sin temor. Mis dos testigos profetizarán en aquellos días y destruirán las herejías de mi adversario y junto con mi Madre, mi amado Miguel, mis Ejércitos Celestiales y terrenales, allanarán el camino para mi regreso triunfal. Alegraos ovejas de mi redil, porque se acerca vuestro Eterno Pastor. Vienen los días en que seréis mi pueblo y Yo, seré vuestro Dios. Que alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor, ya están pisando nuestros pies, tus umbrales Jerusalén. Soy vuestro eterno Pastor. Jesús de Nazareth.
Dad a conocer mis mensajes a todas las naciones.
¡ID GUARDANDO PROVISIONES Y MUCHA AGUA, PORQUE LOS DÍAS DE ESCASEZ SE ACERCAN!
SEPTIEMBRE 25/2011 1:30 P.M.
LLAMADO DE MARÍA SANTIFICADORA A LA HUMANIDAD. ALTO DE GUARNE (ANT.)
Amadísimos hijitos de mi corazón, que la paz de Dios esté con vosotros y mi protección maternal os acompañe siempre.
Hijitos, estad preparados con vuestras lámparas encendidas con la oración y no temáis; yo vuestra Madre Celestial no permitiré que seáis devorados por el lobo; ya es la hora en que debéis de estar en oración constante y permanecer vigilantes, porque los acontecimientos que darán inicio al regreso de mi Hijo, están por desatarse. La humanidad vivirá días de purificación nunca antes vistos en la tierra. Las riquezas de los hombres desaparecerán, las economías de los países rodarán por el suelo, las malas notificas serán vuestra compañía y la crisis financiera a nivel mundial, darán comienzo a los dolores para la humanidad.
La creación de mi Padre muy pronto cambiará y la naturaleza se revertirá en contra del hombre. El astro sol ya no será el mismo, sus rayos ya no serán benéficos para la humanidad; acordaos que en mensajes anteriores os dije, que fuerais buscando refugios en los lugares altos, porque el calor en las ciudades va hacer insoportable. Los cambios climáticos bruscos harán que la tierra sólo de malos frutos; el agua va a comenzar a escasear y llegará el momento en que no va a poder ser bebida, porque estará contaminada por lluvias ácidas y por azufre, debido a cambios que sufrirá vuestro sistema solar. El flagelo del hambre asolará naciones enteras, la tierra se convertirá en un desierto, las naciones poderosas acapararán los pocos alimentos y los países más pobres verán morir de sed y de hambre a sus hijos.
Id guardando provisiones y mucha agua, porque los días de escasez se acercan. Vuestro sistema planetario sufrirá grandes cambios que traerá consecuencias nefastas para vuestro planeta. Preparaos pues hijitos míos, porque la creación que conocéis, muy pronto sufrirá grandes alteraciones. Os digo pequeñitos míos, que si la humanidad no vuelve a Dios de corazón y se acoge a su misericordia, tendrá entonces que conocer su justicia divina que es recta e inexorable y que juzga a cada cual según sus obras. Volved a Dios lo más pronto posible y acogeos a su misericordia, para que podáis soportar el paso de su justicia.
Hijitos, el tiempo ya no es tiempo, en cualquier momento todo comenzará; buscad a mis hijos predilectos y haced una buena confesión; alimentaos lo más que podáis del Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, visitadlo en el Sagrario donde está preso y solitario, pues vienen los días en que ya no estará entre vosotros. Os hago un llamado a mis legiones que lleváis mi nombre, a mis guerreros de oración y a mi ejército militante. ¡Estad preparados!. Hijitos míos, el Aviso de mi padre está cerca, cerca, ceca, el tiempo cada vez será más corto, aprovechadlo orando; no perdáis más el tiempo por ir en busca de las cosas de este mundo; dejad vuestras preocupaciones mundanas y buscad a Dios, porque sólo una cosa es importante: VUESTRA SALVACIÓN.
El pecado del hombre de estos últimos tiempos ha acelerado todos los acontecimientos, la copa de la justicia divina ya comenzó a derramarse. La segunda venida de mi Hijo a este mundo sin fe, sin amor y caridad está por cumplirse. Preparaos pues mis pequeños, formad fortines de oración con el rezo de mi Santo Rosario, si os es posible hacedlo a mañana y noche para que permanezcáis más protegidos; no olvidéis colocaros la Armadura Espiritual completa dada a mi hijo Enoc; permaneced pues en gracia de Dios, para que cuando lleguen los días de la prueba, podáis sobrellevarlos con paciencia, ofreciéndolo todo por vuestra salvación, la salvación de vuestros familiares y el mundo entero.
Cuando oréis con mi rosario, hacedlo extensivo a vuestros familiares; ofrecedlo también por los pecadores, por los moribundos, por la Iglesia, el Papa, Cardenales, Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Religiosas y Laicos comprometidos; incluid también a las almas del purgatorio, para que ellas os ayuden e intercedan por vosotros; no olvidéis orar por mis jóvenes y muy especialmente orad por el triunfo de mi Inmaculado Corazón. Os amo pequeñitos míos, dejaos pues guiar por esta Madre que será vuestro refugio y amparo en los días de prueba que se os avecinan. Que mi protección maternal os acompañe siempre. Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mis mensajes, hijitos de mi corazón.
¡LA TECNOLOGÍA DEL HOMBRE DE HOY NO PODRÁ DETENER EL FUEGO DE MI JUSTICIA!
Octubre 06 de 2011 8:50 a.m.
LLAMADO URGENTE DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD
Pueblo mío, heredad mía, que mi paz esté con vosotros.
Estáis ya en tiempos de purificación, cada día se irá intensificando más la prueba; grandes acontecimientos en el cielo y en la tierra anunciarán el paso de mi justicia. La purificación para mi pueblo fiel y orante será más llevadera; los días serán difíciles, pero si confiáis en vuestro Dios y guardáis sus preceptos, todo pasará como un sueño para vosotros. Para todos aquellos que me han dado la espalda, estos días serán su peor pesadilla.
La tecnología del hombre de hoy no podrá detener el fuego de mi justicia. El cosmos está a punto de sufrir grandes cambios que afectarán la vida en la tierra; el universo se conmocionará, las estrellas perderán su brillo, el sol y la luna se oscurecerán (Joel 2, 10).
De las entrañas de mi tierra, dragones de fuego brotarán y mi creación temblará y gemirá como mujer en parto. La tecnología del hombre se revertirá contra él y en su afán de querer detener el paso de mi justicia, lo que hará será acrecentar los problemas. Lo que está escrito se cumplirá al pie de la letra, porque no sale una palabra de mi boca, sin que regrese a Mí, dando el fruto esperado.
La falta de agua y la carencia de alimentos traerá la guerra entre las naciones, el conflicto armado sólo producirá más desolación y muerte y hará de mi creación un valle de lágrimas. La soberbia del hombre desencadenará muchas desgracias. ¡Pobre de ti Jerusalén, porque serás probada como se prueba el oro en el fuego!. ¡Oh reyes de la tierra, de nada os servirán vuestros corceles y vuestras flechas de fuego, de nada servirán vuestros pájaros de acero, vuestra ciencia y tecnología no servirán de nada en el tiempo de mi justicia!.
Oh naciones impías que no quisisteis acogeros a mi misericordia, que negasteis mi existencia, que no hicisteis caso a mis advertencias y que despreciasteis a mis emisarios. ¿Por qué os quejáis y lamentáis ahora?. No digáis que no estabais avisadas, porque con mucha anterioridad os había anunciado estos tiempos. ¡Ya es tarde para vosotras Babilonias modernas, tapasteis vuestros oídos a mi verdad y vuestros hijos se rebelaron contra Mí, siguiendo cada uno los dictámenes de su perverso corazón!. Nadie os escuchará en el tiempo de mi justicia, ya no hay marcha atrás. Mi justicia todo lo transformará, todo lo purificará. No os destruiré por completo a pesar de vuestros pecados y maldad, dejaré supervivientes como lo hice con Lot y su familia, ellos habitarán mis Nuevos cielos y mi Nueva tierra y serán mi pueblo y yo seré su Dios. La paz, el amor y la armonía, florecerán como cedros del Líbano y mi voluntad se hará en los cielos y en la tierra y no volverá a recordarse el pasado. Que mi paz permanezca entre vosotros, pueblo mío, heredad mía. Soy vuestro Padre: Yahvé.
Dad a conocer mis mensajes en todos los confines de la tierra.
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