FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

"CAMINAR CON LOS PADRES DE LA IGLESIA" - ENTREGA 2




Lecturas espirituales para el crecimiento en la fe

Con notas biográficas, comentarios de textos, índice de autores y tabla de lecturas para tiempos litúrgicos.

A los Delegados de la Palabra de Dios, catequistas, coordinadores y líderes comunitarios católicos de Nicaragua.

Equipo Teyocoyani
Acción Ecuménica para la Capacitación y Reflexión Teológica.
De la Rotonda de Metrocentro 150 mts. abajo
Teléfono 2786438 e-mail: teyocoya@tmx.com.ni

Diagramación: Elida Herrera

Ilustraciones: Hermanitas de Jesús

Con licencia eclesiástica
de Mons. David Zywiec O.F.M. Cap.


El Vaticano II recomienda el estudio
de los Padres de la Iglesia


El propio Concilio Vaticano II ha recomendado a los católicos “acudir con mayor frecuencia a estas riquezas espirituales de los Padres de Oriente, que levantan a todo el ser humano a la contemplación de lo divino” Tendrás ahora la maravillosa oportunidad de escuchar de viva voz a un Juan Crisóstomo, Basilio de Cesarea, Gregorio de Nisa, Gregorio de Nacianzo, Cirilo de Jerusalén ...Nombres que talvez lleguen a serte un día queridos, cuando leas y medites sus enseñanzas sobre la vida cristiana y admires la valentía con que defendieron a los pobres y testimoniaron su fe. Todos ellos vivieron en la parte oriental del Imperio romano; de ahí que sean conocidos también como Padres griegos, por haber hablado y escrito en esa antigua lengua.

En nuestra selección incluiremos también a un destacado Padre oriental de lengua siria: San Efrén.

El Vaticano II reconoce asimismo a los Padres de la Iglesia como intérpretes privilegiados de la Palabra divina y por ello recomienda su estudio: “La esposa del Verbo encarnado, esto es, la Iglesia, enseñada por el Espíritu Santo, se esfuerza por llegar a una comprensión cada día más profunda de las Sagradas Escrituras a fin de alimentar a sus hijos con las palabras divinas; por eso fomenta también debidamente el estudio de los Santos Padres, de Oriente y Occidente...” 


De los Padres de Occidente –aquellos que provenían de la otra mitad del Imperio romano, donde se hablaba el latín- te encontrarás aquí con figuras tan admirables como Agustín, Jerónimo, Cipriano, Ambrosio...

Llegarás a conocer también a los mártires Ignacio de Antioquía y Justino; el primero tuvo la dicha inestimable de asimilar su fe de los propios discípulos de los apóstoles.



Una teología y una piedad profundamente bíblicas

Leyendo a los Padres te darás cuenta de que siempre giran en torno a la Biblia y no hacen otra cosa sino explicar o desarrollar las Sagradas Escrituras. (En letra más fina te hemos puesto siempre las frases bíblicas intercaladas en sus textos, para que puedas así reconocerlas con facilidad). La palabra de Dios estaba en el centro de sus enseñanzas y por esa misma razón su espiritualidad mantiene frescura y actualidad. “La Sagrada Escritura era para ellos objeto de veneración incondicional, fundamento de la fe, tema constante de la predicación, alimento de la piedad, alma de la teología”. Sin embargo, es justo mencionar también que desde la época de los Padres las ciencias bíblicas han realizado avances extraordinarios, afinando sus métodos y recursos, y a nosotros corresponde hoy servirnos de esos medios modernos del estudio bíblico, sin perder por ello el espíritu de los santos Padres.


Los Padres de la Iglesia no solamente fueron santos, sino también grandes teólogos y pastores. Desarrollaron su pensamiento en contacto directo con el pueblo, en las asambleas litúrgicas de sus comunidades, utilizando la predicación como medio de expresión favorito. Impartían personalmente la catequesis a sus fieles, por lo que promovieron un pueblo cristiano sólidamente formado; entonces como nunca floreció la catequesis en la Iglesia. La teología de los Padres brotaba no sólo del estudio profundo de la Escritura y de la práctica pastoral diaria, sino también del trato íntimo con Dios.



5.- Congregación para la Enseñanza Católica, Instrucción sobre los Padres de la iglesia en la formación sacerdotal, n. 26. Su predicación no se limitaba a los aspectos devocionales, sino que era abierta a lo que sucedía en el amplio mundo que les rodeaba. Sus denuncias de los grandes pecados de injusticia social únicamente pueden compararse a las de los profetas bíblicos. “Si fuera posible castigar con justicia a los ricos -afirmaba un San Juan Crisóstomo- las cárceles estarían llenas de ellos”. Los Padres no sólo corrigieron los pecados personales, sino también sus consecuencias sociales. Por eso los sufrimientos de los pobres ocupan un lugar central en su enseñanza cristiana. Ejercieron igualmente la crítica interna hacia dentro de la misma Iglesia, como podrás ver en el capítulo acerca de los pastores.


Su misma piedad fue profundamente bíblica y jamás se basó en fantasías o historias inventadas. Los Padres cultivaron una piedad sobria, intelectualmente sólida, nutrida de la Escritura e iluminada por la inteligencia de la fe, y siguen siendo un modelo vivo para nosotros.



La influencia de los Padres en el Concilio Vaticano II


Muchas de las grandes reformas implementadas por el Concilio Vaticano II se nutrieron de las sabias enseñanzas de los Padres de la Iglesia. Examina por ejemplo este pensamiento de San Agustín, formulado hace ya 1600 años: “Toda la Iglesia, todo el cuerpo, todos sus miembros, cada cual según la función propia que tiene asignada, deben seguir a Cristo”. ¿No refleja nítidamente el espíritu del Vaticano II? El Concilio fomentó el acercamiento fraterno entre las diferentes Iglesias cristianas y el diálogo con el mundo. Novedades cuyo espíritu inculcaba ya San Agustín a sus fieles, cuando por ejemplo les decía: “Hermanos: les exhortamos vivamente a que tengan amor, no sólo para con ustedes mismos sino también para los de fuera, ya se trate de los paganos, que todavía no creen en Cristo, ya de los que están separados de nosotros, que reconocen a Cristo como cabeza, igual que nosotros, pero están divididos de su cuerpo”.

Los Padres son un patrimonio común de católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes, pues su aporte es anterior a las grandes divisiones del cristianismo. Ellos nos transmiten “tesoros comunes de espiritualidad y de doctrina; una mesa rica en la que los teólogos de diversas confesiones se pueden siempre encontrar. Los Padres son en efecto, Padres, sea de la ortodoxia oriental, sea de la teología latina católica, o de la teología de los protestantes y de los anglicanos, objeto común de estudio y veneración.”

Los Padres influyeron decisivamente en la reforma litúrgica que ha permitido a los católicos de todo el mundo celebrar la eucaristía en sus propias lenguas; influyeron también para que la Biblia recuperase el lugar central que le corresponde como fuente de nuestra espiritualidad; inspiraron además el diálogo con las religiones no-cristianas y anticiparon la opción preferencial por los pobres de la Iglesia latinoamericana.



Mirar a los Padres, mirando al futuro

Gracias a ellos la Iglesia de su tiempo conoció “una vitalidad explosiva, un fervor misionero, un clima de amor que impulsaba las almas al heroísmo en la vida diaria personal y social, especialmente con las obras de misericordia, limosnas, cuidado de los enfermos, de las viudas, de los huérfanos, estima de la mujer y de toda persona humana, respeto y generosidad en el trato a los esclavos, libertad y responsabilidad frente a los poderes públicos, defensa y sostén de los pobres y oprimidos, y todas las formas del testimonio evangélico...llevado hasta el sacrificio supremo del martirio.” 

De forma que volver la mirada hacia los Padres de la Iglesia es como contemplar un futuro soñado para nuestras propias comunidades. Pues como decía Jesús: “Todo letrado que entiende del reinado de Dios se parece a un padre de familia que saca de su baúl cosas nuevas y viejas” (Mt 13, 52).

6 y 7.- Congregación para la Enseñanza Católica, Instrucción sobre los Padres de la iglesia en la formación sacerdotal, n. 36 y n. 44.

Ojalá que sus escritos nos den inspiración y fortaleza para enfrentar los retos que tenemos hoy pendientes como Iglesia en Nicaragua.

A nosotros corresponde enfrentar los desafíos propios de nuestro tiempo con el auxilio del Espíritu Santo. Uno de los signos de los tiempos actuales es la nueva conciencia acerca de la dignidad y los derechos de la mujer.

¿Por qué entonces únicamente Padres y no también Madres de la Iglesia? Por influencia de la cultura patriarcal, en los primeros siete siglos la teología estuvo exclusivamente en manos de varones y no podemos alterar los hechos históricos. Más tarde, sin embargo, en la Edad Media y el Renacimiento, el Espíritu Santo suscitó en la Iglesia mujeres de la talla de una Catalina de Siena o Teresa de Ávila, que muy bien podríamos poner a la par de los santos Padres; en realidad, han sido puestas junto a ellos, al ser declaradas doctoras universales. En nuestra propia época contamos con una Santa Edith Stein, mística, filósofa y mártir. Y en este nuestro siglo XXI la teología ha pasado ya definitivamente también a manos femeninas. Incluir páginas de esas grandes mujeres hubiera desbordado sin embargo el propósito de esta pequeña obra; es sin embargo una alegría que las bellas ilustraciones que la realzan, hayan sido elaboradas por manos femeninas. ¡Nuestro agradecimiento a la artista y las Hermanitas de Jesús! Abrigamos la esperanza de que Caminar con los Padres de la Iglesia llegue a manos de dirigentes católicos de nuestro pueblo humilde y sencillo: aquellos hombres y mujeres a quienes rindió homenaje el propio Juan Pablo

II, cuando destacó “la labor incansable de los Delegados de la Palabra y de los Catequistas, los cuales han mantenido viva la fe del pueblo”. Y añadió el Papa: “Es necesario acompañarlos y ofrecerles una formación teológica y pastoral permanente.”  Esperamos que a ello contribuya esta obra.

8.- Discurso de Juan Pablo II a los Obispos de Nicaragua durante su visita a Roma. 21-IX-2001.


José Argüello
Equipo Teyocoyani


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