FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)

SOMBRAS QUE ENVUELVEN MI IGLESIA.

No es nuevo el asunto del que te hablaré.  Ya otras veces te he señalado las sombras que envuelven a Mi Iglesia.
Te he dicho sombras, esto quiere decir que son varias pero todas tienen una única causa:  "grandes crisis de fe".
La fe no es un producto del hombre, sino es un gran don de Dios; es un fruto precioso de mi Redención que brota de mi Corazón abierto y misericordioso.
Yo soy la vida de los hombres pero la vida es luz que resplandece en las tinieblas y que las tinieblas no han acogido.
La vida, hablo de mi Vida divina, se la puede acrecentar, desarrollar, se la puede apagar o debilitar a tal punto de privarla de toda fuerza y energía.
Mi Cuerpo Místico está en crisis, está envuelto de sombras oscuras, como la tierra cuando en el cielo se desencadena el temporal.  Mi Iglesia está en crisis porque sus miembros están sofocando en la mordaza del materialismo, la Vida divina, la vida interior de la fe y con la fe, la esperanza y la caridad.
Te he hablado de lámparas apagadas, de lámparas que se apagan: son las almas de muchos sacerdotes míos y de muchísimos fieles en los cuales ya no late, ya no vibra la vida divina de la Gracia.
¿Para qué sirve una luz apagada?  ¿Y un cadáver?  Se lo entierra para evitar que de él se desprendan miasmas peligrosos e infecciones mortales.
Cada cristiano y, con mayor razón, cada sacerdote deben ser lámparas encendidas en el mundo envuelto en las tinieblas, para irradiar luz, para dar testimonio de Mi, Verbo de Dios hecho Carne, Luz del mundo.



COHERENCIA Y FIDELIDAD.

Para hacer esto, hace vivir la propia fe con coherencia y fidelidad.
En los últimos años muchas veces mi Vicario ha elevado con fuerza su voz iluminada.  Sacerdotes y cristianos en gran numero no han prestado oído a sus palabras, no rara vez hechas objeto de befa e irrisión.
¿Cómo, hijo mío, no estar profundamente apenado por tanta insensata e impenitente conducta?  El materialismo, que desde hace decenios y decenios se desfoga, alimentado por Satanás, ha contaminado a la humanidad; él está apagando cada vez en más almas el don incomparable de la fe, de la esperanza, de la caridad, de la vida interior y de la Gracia divina, sin la cual ninguno puede salvarse.
Hay si, en mi Cuerpo Místico, brotes vigorosos.  Conocidos u ocultos a los ojos de muchos, serán los germenes fecundísimos de mi Iglesia renacida. regenerada y purificada en este actual desierto, porque tal se puede delinear hoy a mi Iglesia, donde abundan matorrales, cañas, espinas y ramas secas, volviendo el camino tan difícil a los buenos.
Pero cuando el incendio, que ya bajo las cenizas incuba, se inflame abrasará toda cosa, los numerosos retoños de vida recubrirán entonces el terreno purificado de los frutos de la locura humana, del orgullo, de la impureza y de toda otra abominación.
La tierra, como jardín exuberante y fecundo, dará asilo a los hombres vueltos juiciosos y sabios, reconciliados con Dios en Mí y entre ellos, y en el Amor vivirán en paz.

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