MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO
LIMOSNAS
520 Quien da limosna para salvar almas, tendrá por recompensa salud y vida larga. (XVIII, 470).
521 Para conseguir limosnas, es preciso que el pueblo comprenda que aún para conseguir ventajas temporales del Señor, le conviene contribuir; y por el contrario, la avaricia para con las obras de Dios, puede atraer la maldición del cielo. (IV, 289)
522 Dios es infinitamente rico y de una generosidad sin límites. (XIII, 109).
523 Tened fe, rogad mucho, pero acompañad vuestras peticiones con alguna obra de caridad. (X, 92).
524 Dad y se os dará -dijo el Señor-, y no: prometed y se os dará. Por eso adelantad vuestras obras, para obligar a Dios
a ayudaros.
525 El dinero es la llave que sirve para dos cerraduras: nos abre el cielo o nos abre el infierno. (XV, 519).
526 Quien no es generoso con Dios, fácilmente se olvida del Señor. (VI, 329).
527 Quien no sea generoso con Dios, pocas esperanzas podrá abrigar para conseguir gracias extraordinarias. (XVIII, 30).
528 Para dar limosna no es necesario ser rico. (VI, 223).
529 No son los ricos los que hacen un bien dándonos limosna, sino somos nosotros los que les hacemos un favor a
ellos brindándoles ocasión para ganar méritos. (X, 1129).
530 El buen Dios premiará con el Paraíso a los que dan su vida por las almas e igualmente a los que ayudan a los
misioneros. (XII, 316).
531 En la persona de los pobres y sobre todo de los más abandonados, debemos ver representado al Salvador. Por lo mismo no son los niños pobres los que demandan vuestra caridad, sino es el mismo Jesús, en la persona de sus pobres. (XIII, 109).
532 El Evangelio no dice: "Dejad lo superfluo a los pobres después de vuestra muerte", sino: "Dad lo superfluo a los
pobres en vida". (XIV, 258).
533 Algunos se imaginan que dar limosna es un consejo y no un precepto; por lo tanto no se cuidan de sus obligaciones; pero están en un error fatal, pues, quien no hace obras buenas en este mundo arrastra consigo otras almas a la perdición, como lo hemos visto en la parábola del rico Epulón. (XIV, 546).
534 Dios hizo al pobre para que gane el cielo con su paciencia y resignación; pero hizo al rico, para que se salve mediante la caridad y la limosna. (XV, 518).
535 Algunos creen que hacen bastante, dando alguna que otra limosna, brindando rara vez algún socorro con ostentación. Están en un error. Jesús manda dar limosna: "¡Lo superfluo, dadlo a los pobres!". (XV, 518).
536 He vivido entre pobres y tuve que visitar a ricos. En general he visto que dan poca limosna, y muchos señores no
hacen buen uso de sus riquezas. (XV, 527).
537 Para dar gracias al Señor conviene acompañar nuestras preces, además de las palabras de agradecimiento, con
alguna limosna. (XVI, 121).
538 Las manos de los pobres llevan nuestras limosnas al Cielo. Dar a los pobres nuestro óbolo, es como depositarlo en
las mismas manos de Jesucristo. (XVII, 70).
539 Si queréis obtener con más facilidad cualquier gracia, haced primero vosotros la gracia, o sea, dad vosotros alguna limosna, antes que Dios y la Vírgen os concedan el favor deseado. (XVIII, 509).
MALAS COMPAÑÍAS
540 Cuando os encontréis con un compañero que profiere blasfemias, desprecia la religión o procura alejaros del servicio de Dios, o es malhablado o inmodesto, huid de él como de la peste. (BAC. 678).
541 Tanto los malos consejeros como los mal aconsejados, corren un peligro inminente de su gran ruina. (IX, 34).
542 Huid de un mal compañero como de la vista de una serpiente venenosa. (BAC. 682).
543 Para vivir como buen católico, debe alejarse de los que hablan mal de la religión. (III, 608).
544 Hay que vivir con tal rectitud que haya siempre motivos para que hablen bien de nosotros. (VII, 252).
545 Por malos compañeros se entienden: 1º. Aquellos que hablan cosas deshonestas o hacen cosas contrarias a la bella virtud; 2º. Los que hablan con desprecio de la religión; 3º los que se alejan de las funciones religiosas y os invitan a faltar a vuestros deberes. (III, 608).
546 Se llama mal compañero aquel que de alguna manera ocasiona la ofensa a Dios. (XIII, 800). 29
MARIANAS
547 La devoción y el amor a María Santísima es una gran protección y un arma poderosa contra las asechanzas del demonio. (BAC. 679).
548 Aún cuando María os obtuviera muchas gracias, de nada os servirían, si no os consiguiera la de no caer en pecado mortal. (BAC. 677).
549 Estad seguros de que cuanto más puras sean vuestras miradas y palabras, tanto más agradaréis a la Vírgen María y mayores gracias os obtendrá Ella de su divino Hijo y Redentor nuestro. (BAC. 678).
550 Si queréis, amados jovencitos, ser los verdaderos amigos de Jesús y María, debéis no tan sólo huir de los escandalosos, sino esforzaros con el buen ejemplo a reparar el gran mal que éstos hacen a las almas. (BAC. 685).
551 Si María favorece tanto a este miserable cuerpo, ¿cuántos favores no concederá a las almas que la invocan?. (M.B. 70).
552 Si todos los hombres fuesen verdaderamente devotos de María, qué felicidad habría en este mundo. (M.B.77).
553 Con la frecuente comunión, vosotros mereceréis ser muy queridos de Dios y de los hombres; y María Santísima os concederá la gracia de no morir sin los Santos Sacramentos al fin de la vida. (XVII, 271-2).
554 Humildad, obediencia y castidad os harán gratos a María Santísima. (VIII, 131).
555 En todos los peligros invocad a María, y os aseguro que seréis librados. (VII, 360).
556 Es casi imposible llegar a Jesús, si no es por medio de María. (VII, 677).
557 María quiere la realidad, no las apariencias. (VIII, 130).
558 Nuestra Madre, concede grandes favores a los que hacen bien su novena. (XII, 572).
559 Seamos devotos, sobre todo, de María Santísima; invoquémosla de corazón y Ella nos protegerá. (XII, 610).
560 Desgraciadamente peregrinamos aún por este valle de lágrimas y estamos lejos de la patria celeste y de nuestra querida Madre; sin embargo confiemos en Ella, invoquemos a María, con toda piedad, que es toda bondad para con nosotros. (I, 11112).
561 Asistir con devoción a la Santa Misa, visitar a Jesús Sacramentado, recibir la Comunión Sacramental o al menos hacerla espiritual, son prácticas de sumo agrado a María y un conducto eficaz para obtener gracias especiales. (XVII, 261).
562 A nuestra Congregación la conduce Dios y la protege María Santísima. (XVIII, 531).
563 Propagad constantemente la devoción a María Santísima Auxiliadora y a Jesús Sacramentado. (Recuerdos a los primeros misioneros).
564 (Recomendación de Don Bosco moribundo). CUANDO HABLÉIS O PREDIQUÉIS, INSISTID SOBRE LA DEVOCIÓN A MARÍA SANTÍSIMA. (XVIII, 532).
565 Vosotros ni remotamente podéis daros cuenta qué privilegio tan grande es haber ingresado en el Oratorio. En nombre de Dios os aseguro: Basta que un joven entre en una Casa Salesiana, 30
para que la Vírgen Santísima lo tome inmediatamente bajo su protección especial. (V, Cap. VII).
566 La Santísima Vírgen María continuará protegiendo nuestra Congregación y las obras salesianas, si seguimos poniendo toda nuestra confianza en Ella, y nos esforzamos en propagar su culto. (VII, 260).
567 Publíquese, dígase y predíquese por todos los medios, que María Auxiliadora ha obtenido y obtendrá gracias particulares y aún extraordinarias y milagrosas, a los que ayudan cristianamente a la juventud en peligro, con obras, consejos, con el buen ejemplo o simplemente con la oración. (XVII, 260).
568 La fiesta de la Santísima Vírgen y más aún, sus solemnidades, sus novenas, sus triduos, el mes a Ella consagrado, sean siempre fervorosamente inculcados en público y en privado; con folletos, con libros, con medallas, con imágenes, con publicar o simplemente contar gracias y bendiciones que nuestra celeste Bienhechora concede a cada instante a la humanidad doliente. (XVII, 261).
569 En charlas particulares gánense las confidencias indistintamente de todos los alumnos; evítense las amistades particulares y la parcialidad entre los alumnos; cuando ocurran solemnidades o simplemente fiestas en honor de la Vírgen, no se deje pasar la oportunidad sin anunciarlo. (VII, 525).
570 La Vírgen Santísima nos consiga de su Divino Hijo, días de paz y acierto, a fin de poder amar y servir a Dios en la tierra y gozar un día la bienaventuranza en el cielo. (VI, 550).
571 (Don Bosco al fin de su vida). Recomendad la frecuente comunión y la devoción a María Santísima Auxiliadora.
(XVIII, 502-533).
572 Para obtener una gracia especial, la jaculatoria más eficaz es ésta: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". (XIII, 410).
573 En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho por nosotros en la tierra. (XV, 390).
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