El Sacrificio de la Santa Misa, esto es la renovación incruenta del mismo Sacrificio del Calvario, se ofrece a Dios para cuatro fines:
1º, para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico o de adoración;
2º, para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico o de accion de gracias;
3º, para aplacarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio;
4º, para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio, de petición.
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