FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

EL ROSTRO PROFUNDO DE LA NAVIDAD


El rostro de un Dios que quiere ser el primer amor, el amor verdadero de tu vida. 


Por P. Cipriano Sánchez LC

Cada Adviento tendríamos que saber convertirlo en un hermoso momento para preguntarnos quién es Dios para nosotros. Si Dios es Alguien que influye, que transforma, que exige en nuestras vidas; o si, por el contrario, Dios es Alguien con el cual nos podemos permitir cierta indiferencia.

En la proclamación del profeta Isaías está centrada una frase que se repite una y otra vez: "Yo soy el Señor, y no hay otro”. En las palabras del profeta está encerrado lo que tiene que significar Dios en nuestra existencia. No puede haber otro señor en nuestra vida que no sea Dios. Y sin embargo, sin darnos cuenta nos dejamos atrapar por otros señores, que son los que acaban mandando en nuestra existencia.

Dice Jesús en el Evangelio de San Lucas: "No se puede servir a dos amos”. No se puede servir a dos señores. ¿Cuáles son los otros señores? Los otros señores son a veces nuestro servicio a las cosas materiales, en vez de a las cosas de Dios. Cuando la ley fundamental de nuestra vida es la comodidad, ése es nuestro señor. Cuando la ley fundamental de nuestra vida es el egoísmo, ése es nuestro señor. Cuando nuestro corazón se cierra a los planes de Dios en nosotros, y somos nosotros los que diseñamos los planes y luego le ponemos una etiqueta que dice 'Dios', para quedarnos a gusto, ése es nuestro señor. Cuando, a lo mejor, la soberbia es la que manda, ése es otro señor.

Y sin embargo, el profeta insiste una y otra vez: "Yo soy el Señor; y no hay otro”. Esta insistencia nos hace ver que en verdad, Él es el único capaz de sacarnos adelante, por muchas dificultades en las que podamos o queramos meternos.

Constantemente tenemos que decidir a qué señor queremos servir. Pudiera ser que al analizar mi vida me dé cuenta de que vivo enredado en un montón de situaciones frívolas, ligeras y superficiales. ¿Quiero yo servir al dios de la banalidad o de la frivolidad? ¿Cómo podemos saber cuál es nuestro señor? ¿A qué señor quiero yo servir? Analiza con mucha sinceridad, con mucha autenticidad quién es el que ocupa tu corazón. Si a lo largo del día te encuentras pensando en cosas materiales, no como medio, sino como fin, ése es tu señor. Si a lo largo del día te encuentras pensando más en el qué dirán que en cómo servir al Señor, ése es tu señor.

Sin embargo, esto no llena el corazón, sólo lo entretiene. Y de hecho, la pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús, es una pregunta que nosotros tendríamos que hacernos muy seguido cuando nuestro corazón se inclina hacia lo intrascendente y superficial. "¿Eres Tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”. Y si somos sinceros, escucharemos la respuesta muy clara: "Yo no soy, yo nada más estoy aquí para entretenerte”. Y si le preguntamos a la moda y le preguntamos a la superficialidad y le preguntamos a la opinión de los demás y le preguntamos al respeto humano y le preguntamos a la pereza: "¿Eres tú el Mesías, o tengo que esperar a otro?” Si somos sinceros, escucharemos la misma respuesta: "Yo no soy, yo estoy aquí nada más para entretenerte”.

¡Qué serio y qué fuerte es esto! Porque cuánta gente vive sólo y nada más de eso y para eso. Y ahora que llega la Navidad, nos enredamos en la historia del arbolito y en las luces y en los regalos y en la fiesta y en el viaje; nos enredamos en esos señores, como si ellos fueran el Mesías.

Cada uno tendría que preguntarse con mucha sinceridad: ¿Quién es mi Mesías? Solamente Aquél que es capaz de curar la ceguera del corazón; solamente Aquél que es capaz de hacer caminar lo que está atorado en el alma; solamente Aquél que es capaz de limpiar esa lepra con la que, a veces, nuestras virtudes están anidadas sin poderse mover; solamente Aquél que es capaz de quitarnos la sordera al Espíritu Santo en el alma; solamente Aquél que es capaz de resucitar la muerte que, a veces, está en nuestro corazón. Solamente el que es capaz de que los ciegos vean, el que es capaz de que los cojos anden, el que es capaz de que los leprosos queden limpios, el que es capaz de que los sordos oigan y de que los muertos resuciten, es el Mesías.

Y aunque nosotros en Navidad vemos a Jesucristo como un bebito muy lindo, en un pesebre, la palabra de Jesús es muy seria: "Será feliz aquél que no se escandalice de Mí”; será feliz aquél que sea capaz de traspasar ese rostro superficial de la Navidad y se deje enamorar por el rostro profundo de la Navidad: el rostro de un Dios que quiere ser el primer amor, el amor verdadero de tu vida.

Todos sabemos que quedarnos en la superficie de las cosas nunca compromete, en ningún ámbito de la vida. Quedarte en la superficie de la educación de tus hijos, no te compromete; quedarte en la superficie del matrimonio e ir pasando un año, dos, tres y veinte, no te compromete; quedarte en la superficie de un servicio a los demás, no te compromete. "Dichoso aquél que no se escandalice”, dichoso es aquél que es capaz de entender el rostro profundo de la Navidad, que es el rostro de un Dios que viene a tu vida para decirnos que El sí es el que tiene que venir, que no hace falta que esperemos a otro, que nadie más que El nos va a salvar.


 Fuente: Catholic.net

VISIÓN DE CATALINA EMMERICH: CÓMO SE PREPARÓ MARÍA PARA IR A BELÉN Y TENER A JESÚS


Desde el 16 de diciembre la Iglesia esta tradicionalmente a la espera del gran acontecimiento del nacimiento del Cristo el 25 de diciembre.



Son varios los videntes que han tenido imágenes de los sucesos previos y del propio nacimiento, los que iremos publicando para completar una idea mejor de lo que rodeó al nacimiento, en el entendido que estos materiales son poco difundidos.

Comenzaremos por una visión de la Beata Ana Catalina Emmerich respecto a los Preparativos para el Nacimiento.



En aquel tiempo Augusto César (Octavio) ordenó un censo para ser realizado a toda la gente y para esto era requerido que todos fueran a la ciudad o al pueblo de sus propias familias, para registrar las contribuciones impuestas por los Romanos. José, siendo de la casa y linaje de David tenía que ir desde Nazareth en Galilea a Belén en Judea, cerca de 10 kms de Jerusalén.

Desde hace varios días veo a María en casa de Ana, su madre, cuya casa se halla más o menos a una legua de Nazaret, en el valle de Zabulón. La criada de Ana permanece en Nazaret cuando María está ausente y sirve a José. Veo que mientras vivió Ana casi no tenían hogar independiente del todo, pues recibían siempre de ella todo lo que necesitaban para su manutención.

Veo desde hace quince días a María ocupada en preparativos para el nacimiento de Jesús: cose colchas, tiras y pañales. Su padre Joaquín ya no vive. En la casa hay una niña de unos siete años de edad que está a menudo junto a la Virgen y recibe lecciones de María. Creo que es la hija de María de Cleofás y que también se llama María. José no está en Nazaret, pero debe llegar muy pronto. Vuelve de Jerusalén donde ha llevado los animales para el sacrificio. Vi a la Virgen Santísima en la casa, trabajando, sentada en una habitación con otras mujeres. Preparaban prendas y colchas para el nacimiento del Niño.

Ana poseía considerables bienes en rebaños y campos y proporcionaba con abundancia todo lo que necesitaba María, en avanzado estado de embarazo. Como creía que María daría a luz en su casa y que todos sus parientes vendrían a verla, hacía allí toda clase de preparativos para el nacimiento del Niño de la Promesa, disponiendo, entre otras cosas, hermosas colchas y preciosas alfombras.

Cuando nació Juan pude ver una de estas colchas en casa de Isabel. Tenía figuras simbólicas y sentencias hechas con trabajos de aguja. Hasta he visto algunos hilos de oro y plata entremezclados en el trabajo de aguja. Todas estas prendas no eran únicamente para uso de la futura madre: había muchas destinadas a los pobres, en los que siempre se pensaba en tales ocasiones solemnes.

Vi a la Virgen y a otras mujeres sentadas en el suelo alrededor de un cofre, trabajando en una colcha de gran tamaño colocada sobre el cofre. Se servían de unos palillos con hilos arrollados de diversos colores. Ana estaba muy ocupada, e iba de un lado a otro tomando lana, repartiéndola y dando trabajo a cada una de ellas.

José debe volver hoy a Nazaret. Se hallaba en Jerusalén donde había ido a llevar animales para el sacrificio, dejándolos en una pequeña posada dirigida por una pareja sin hijos situada a un cuarto de legua de la ciudad, del lado de Belén. Eran personas piadosas, en cuya casa se podía habitar confiadamente. Desde allí se fue José a Belén; pero no visitó a sus parientes, queriendo tan sólo tomar informes relativos a un empadronamiento o una percepción de impuestos que exigía la presencia de cada ciudadano en su pueblo natal.

Con todo, no se hizo inscribir aún, pues tenía la intención, una vez realizada la purificación de María, de ir con ella de Nazaret al Templo de Jerusalén, y desde allí a Belén, donde pensaba establecerse. No sé bien qué ventajas encontraba en esto, pero no gustándole la estadía en Nazaret, aprovechó esta oportunidad para ir a Belén. Tomó informes sobre piedras y maderas de construcción, pues tenía la idea de edificar una casa. Volvió luego a la posada vecina a Jerusalén, condujo las víctimas al Templo y retornó a su hogar.

Atravesando hoy la llanura de Kimki, a seis leguas de Nazaret, se le apareció un ángel, indicándole que partiera con María para Belén, pues era allí donde debía nacer el Niño. Le dijo que debía llevar pocas cosas y ninguna colcha bordada. Además del asno sobre el cual debía ir María montada, era necesario que llevase consigo una pollina de un año, que aún no hubiese tenido cría. Debía dejarla correr en libertad, siguiendo siempre el camino que el animal tomara.

Esta noche Ana se fue a Nazaret con la Virgen María, pues sabían que José debía llegar. No parecía, sin embargo, que tuvieran conocimiento del viaje que debía hacer María con José a Belén. Creían que María daría a luz en su casa de Nazaret, pues vi que fueron llevados allí muchos objetos preparados, envueltos en grandes esteras.

Por la noche llegó José a Nazaret. Hoy he visto a la Virgen con su madre Ana en la casa de Nazaret, donde José les hizo conocer lo que el ángel le había ordenado la noche anterior. Ellas volvieron a la casa de Ana, donde las vi hacer preparativos para un viaje próximo. Ana estaba muy triste. La Virgen sabía de antemano que el Niño debía nacer en Belén; pero por humildad no había hablado. Estaba enterada de todo por las profecías sobre el nacimiento del Mesías que Ella conservaba consigo en Nazaret.

Estos escritos le habían sido entregados y explicados por sus maestras en el Templo. Leía a menudo estas profecías y rogaba por su realización, invocando siempre, con ardiente deseo, la venida de ese Mesías. Llamaba bienaventurada a aquélla que debía dar a luz y deseaba ser tan sólo la última de sus servidoras. En su humildad no pensaba que ese honor debía tocarle a ella. Sabiendo por los textos que el Mesías debía nacer en Belén, aceptó con júbilo la voluntad de Dios, preparándose para un viaje que habría de ser muy penoso para ella, en su actual estado y en aquella estación, pues el frío suele ser muy intenso en los valles entre cadenas montañosas.


FUENTE: Material preparado por forosdelavirgen.org


LOS OJOS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE



La aparición de la Virgen de Guadalupe es una maravillosa obra de evangelización de la Madre de Dios, hecha en los primeros años del desembarco de los españoles en América. María se mezcló tempranamente con la llegada de los europeos a México para impulsar el conocimiento de Su Hijo entre indios y futuros habitantes de las Américas.

Muchos milagros se descubren hoy en día en conexión con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero recordemos primero, en forma resumida, lo que ocurrió allí:

La aparición se inició el 9 de diciembre de 1531 en las cercanías de la Ciudad de México, entonces ciudad capital del imperio Azteca: la Virgen se aparece al indio Juan Diego, y le pide que transmita al obispo del lugar su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, al escuchar el relato del indio, le pide una prueba de la Presencia de la Madre de Dios allí. María hace crecer entonces un jardín de rosas en un cerro inhóspito y semidesértico, y se las hace recoger en su tilma (especie de poncho o manta) a Juan Diego. Luego le pide se las presente como prueba de Su Presencia al obispo. Cuando el indio abre su tilma frente al obispo, caen las flores al piso y aparece milagrosamente retratada la imagen de la Virgen María en la rústica tela. El templo dedicado a la Virgen de Guadalupe fue construido en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones, donde se exhibe la tilma original de Juan Diego, impresa con la mundialmente conocida imagen de la Virgen de Guadalupe.

El milagro de Guadalupe perdura hoy en día en la tilma de Juan Diego, la que conserva el testimonio vivo de lo ocurrido: la imagen que María quiso retratar en ella está expuesta actualmente en la iglesia que se construyó en el cerro Tepeyac. Enorme cantidad de milagros se pueden testimoniar al estudiar la tilma con métodos científicos:

En los ojos de María se han descubierto imágenes humanas de tamaño diminuto, que ningún artista podría pintar. Trece figuras humanas se han identificado en un espacio de 8 milímetros de diámetro. Existen dos escenas: la primera contiene al obispo Zumárraga sorprendido frente al indio Juan Diego, que abre su tilma y descubre la imagen de María. Otros testigos complementan la escena del milagro, como el traductor de lengua Náhuatl al español, una mujer de raza negra, etc. La segunda escena, mucho mas pequeña que la anterior, se ubica en el centro de los ojos y contiene una imagen familiar típica de indígenas americanos: un matrimonio con varios hijos alrededor. Las dos escenas se repiten en ambos ojos con una precisión sorprendente, incluida la diferencia de tamaño producida por la mayor cercanía de un ojo respecto del otro, frente a los objetos retratados. Científicos de la NASA (entre otros) han utilizado tecnología digital similar a la usada en las imágenes que se reciben desde los satélites, para analizar las figuras impresas en los ojos de María.

La imagen del obispo Zumárraga (retrato minúsculo hallado en los ojos de María) fue agrandada a su vez mediante tecnología digital, hasta poder observar qué se refleja en su mirada, en los ojos del obispo retratados en los ojos de María. Allí se halló la imagen del indio Juan Diego, abriendo su tilma frente al obispo. ¿El tamaño de ésta imagen?. Una cuarta parte de un millonésimo de milímetro.



Estudios oftalmológicos realizados a los ojos de María han detectado que al acercarles luz, la pupila se contrae, y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, tal cual como ocurre en un ojo vivo. ¡Los ojos de María están vivos en la tilma!. También se descubre que los ojos poseen los tres efectos de refracción de la imagen que un ojo humano normalmente posee. Lograr estos efectos a pincel es absolutamente imposible, aún en la actualidad.

Al tomarse la temperatura de la fibra de maguey con que está construida la tilma, se descubre que milagrosamente la misma mantiene una temperatura constante de 36.6 grados, la misma que el cuerpo de una persona viva.

Uno de los médicos que analizó la tilma colocó su estetoscopio debajo de la cinta que María posee (señal de que está encinta) y encontró latidos que rítmicamente se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebé que está en el vientre materno. Es el Niño Jesús que está en el Santo Vientre de la Madre de Dios.

La fibra de maguey que constituye la tela de la imagen, no puede en condiciones normales perdurar mas que 20 o 30 años. De hecho, hace varios siglos se pintó una réplica de la imagen en una tela de fibra de maguey similar, y la misma se desintegró después de varias décadas. Mientras tanto, a casi quinientos años del milagro, la imagen de María sigue tan firme como el primer día. Se han hecho estudios científicos a este hecho, sin poder descubrirse el origen de la incorruptibilidad de la tela.

No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. De hecho, al acercarse uno a menos de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo. Los colores desaparecen. Estudios científicos de diverso tipo no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada. No se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida. Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la tierra.

Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma.

Varias veces, a lo largo de los siglos, los hombres han pintado agregados a la tela. Milagrosamente estos agregados han desaparecido, quedando nuevamente el diseño original, con sus colores vivos.

En el año 1791 se vuelca accidentalmente ácido muriático en el lado superior derecho de la tela. En un lapso de 30 días, sin tratamiento alguno, se reconstituye milagrosamente el tejido dañado. Actualmente apenas se advierte este hecho como una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido.

Las estrellas visibles en el Manto de María responden a la exacta configuración y posición que el cielo de México presentaba en el día en que se produjo el milagro, según revelan estudios astronómicos realizados sobre la imagen.

A inicios del siglo XX, un hombre colocó un arreglo floral a los pies de la tilma, que contenía una bomba de alto poder. La explosión destruyó todo alrededor, menos la tilma, que permaneció en perfecto estado de conservación. Una Cruz de pesado metal que se encontraba en las proximidades fue totalmente doblada por la explosión, y se guarda como testimonio en el templo.

María parece ser la misma niña que a los tres años de edad fue entregada por sus padres Joaquín y Ana a los Sacerdotes del templo, consagrándola así a Dios. Ella nos sorprende con todos estos milagros realizados hoy en día frente a nuestros ojos.

Madre amorosa, Niña Perfecta, nos convocas insistentemente con Tus manifestaciones. Si nuestro pobre entendimiento no puede ver que todos estos portentos Celestiales no son más que un llamado Tuyo a nuestra dormida fe, ¿pues qué tienes que hacer para que nos despertemos y te sigamos?

Por más científicos que pongamos para tratar de ver si es verdad o no, si es un milagro grande, mediano o chico, la verdad es que no tenemos otra escapatoria que creer en Jesús y María vivos hoy, a nuestro alrededor.

Y si no tenemos más remedio que creer, ante las abrumadoras pruebas:

¿Qué hacemos viviendo una vida alejada de Dios, sólo preocupados por las cosas del mundo?

Tú tienes en este instante un llamado a despertar tu fe, frente a ti. ¿No lo oyes?. ¿Qué más tiene Dios que hacer?

El 31 de julio de 2002 Juan Pablo II canoniza al indio Juan Diego. Ahora es San Juan Diego. La vida del indio fue de una enorme santidad, después del milagro. Como una joya que brilla y reluce en el alhajero de María, San Juan Diego es presentado al Trono de Dios con el orgullo de la Madre que le devuelve al Padre, a uno de sus predilectos.

¡Gracias San Juan Diego, ora por nosotros, ora por nuestra conversión!


FUENTE: padrepatricio.com  I Reinadelcielo.org

¿CÓMO PUEDE RELACIONARSE UNA MUJER CON UN SACERDOTE?




Dos cosas deben considerarse: el realismo ante nuestra naturaleza humana caída y el respeto por la vocación y plan de Dios para cada uno.

***

Pregunta:

Querido Padre John, soy una mujer que trabaja duro para profundizar mi relación con Cristo. En este proceso he iniciado amistad con sacerdotes y le pido sus sugerencias para relacionarme con miembros del clero, manteniendo el desapego, pero aun así crear una relación de beneficios mutuos.


Respuesta del Padre John Bartunek, LC

Esta es una problemática real. Todos hemos leído o escuchado acerca de trágicas historias de sacerdotes que han tenido aventuras con mujeres casadas o solteras, a quienes dirigían espiritualmente. Y muchas veces, tanto el sacerdote como la mujer han sido miembros respetables de la parroquia, honestos y fervientes católicos. Ninguno de nosotros desea que eso suceda.

Dos cosas, pienso, pueden ayudarte con tu pregunta y arrojar algo de luz en la situación: el realismo y el respeto.


1) Realismo

Todos debemos ser realistas. Las personas son personas; los hombres son hombres; las mujeres son mujeres. Eso no cambia cuando una mujer comienza a buscar la santidad. Eso no cambia cuando un hombre se convierte en sacerdote. Ni la castidad ni el celibato se mantienen y maduran fingiendo que ciertas circunstancias removerán todas las tentaciones. Y las tentaciones pueden ser muy sutiles, especialmente en medio de una relación que comienza en un nivel espiritual profundo, en el cual interactúan una mujer y un sacerdote que la dirige espiritualmente.

En esta relación, la mujer recibe orientación y guía con respecto a la vivencia de su fe, esto puede ser plenamente satisfactorio. La liberación y alegría emocional que desborda del crecimiento espiritual la conduce, poco a poco, a menudo inconscientemente, a depender del sacerdote no solo como apoyo espiritual, sino también como apoyo emocional. Temporalmente, en momentos de crisis eso puede que esté bien, pero si se convierte en algo habitual, el impulso emocional puede fácil y trágicamente, comenzar a reemplazar la conexión espiritual, y la castidad de la relación se puede ver comprometida.

Una dinámica parecida puede suceder desde la perspectiva del sacerdote. Si él siente una atracción natural hacia una mujer en particular, puede comenzar a disfrutar y buscar la conexión emocional que siente cuando interactúa con ella. Quizá lo haga de manera consciente o inconsciente. En este punto la pureza de su corazón ya está siendo amenazada, y es vulnerable a la tentación. Si entonces entra en un periodo de dificultad personal o de sequedad espiritual (esto pasa periódicamente, es algo normal), él se sentirá inclinado a buscar consuelo y comprensión de una forma tangible, en lugar de cargar con coraje su cruz y renovar su fe y compromiso hasta que pase la tormenta. En ese momento ir con una mujer con quien ya se sienta emocionalmente involucrado parecerá como una solución clara, directa y satisfactoria.

La manera más clara de aplicar esto es que las mujeres necesitan desarrollar amistades basadas en la fe con otras mujeres, para recibir de ellas apoyo emocional en sus distintas situaciones de vida. Normalmente una amiga que comparte la fe, podrá comprender fácilmente sus tensiones emocionales femeninas y guiarla en un camino cristiano para resolverlas. Las mujeres deben estar muy claras sobre lo que buscan de sus relaciones con los sacerdotes: apoyo y guía espiritual, aliento e instrucción en su fe y en su búsqueda de la santidad. Por otro lado, los sacerdotes necesitan tener amistades basadas en la fe con otros hombres, preferiblemente con otros hermanos sacerdotes, recibiendo de ellos apoyo emocional. Deben tomar muy en serio sus roles como padres espirituales en la relación con la gente que Dios les destine a servir.

Esto no significa que los sacerdotes y las mujeres no pueden ser amigos. Lo que quiere decir es que este particular tipo de amistad tiene un carácter y propósito espiritual específico, y eso necesita ser entendido y aceptado.

Por cierto, este complejo dinamismo a menudo también debe llevarse a cabo en las relaciones entre laicos, relaciones que también pueden conducir al adulterio. Nunca podemos pretender que somos inmunes a las tentaciones, que hemos conquistado de manera perfecta y para siempre la hermosa, poderosa y fecunda virtud de la castidad. Necesitamos ser realistas.


2) Respeto.

Como resultado, en todas las interacciones entre sacerdotes y mujeres, cada una de las partes necesita tener y mostrar respeto por la vocación de vida del otro. Esto comienza en el corazón: ser brutalmente honestos con uno mismo sobre las cargas y apegos emocionales, tan pronto como comiencen a aparecer. Esto también tiene muchas aplicaciones prácticas. Una buena regla es evitar situaciones que externamente podrían parecer algo poco saludable. Éstas son algunas prácticas comunes en la tradición eclesiástica, y que incluso un Pastor Protestante casado (como Billy Graham) han encontrado útiles:

• Un sacerdote y una mujer (que no tienen relación familiar) deberían evitar andar solos juntos en un carro.
• Un sacerdote debe usar su hábito de clérigo mientras da dirección espiritual a una mujer.
• La dirección espiritual debe realizarse en un espacio abierto o en un sitio con ventanas abiertas, donde otros puedan ver lo que sucede.
• La dirección espiritual debe realizarse en el horario de trabajo normal, no tarde en la noche o en la madrugada.
• Un sacerdote y una mujer (que no tengan relación familiar) deben evitar salidas casuales a solas o por razones sociales.

Estoy seguro de que podríamos extender esta lista, y nuevamente, esta clase de respeto debería gobernar otro tipo de relaciones también, por ejemplo las de un hombre soltero y una mujer casada.

Quiero ser claro en cuanto a las razones detrás de este respeto mutuo, no se debe a que la Iglesia considere la femineidad de una mujer intrínsecamente mala y tampoco se debe a que la Iglesia considere mala la sexualidad. Por el contrario, es precisamente porque la Iglesia respeta la realidad de los géneros en el plan de Dios y la santidad de la intimidad sexual, que la castidad es valorada en primer lugar. Pero la Iglesia no es ingenua, sabe que vivimos en un mundo caído y de una naturaleza humana herida, por eso debemos hacer un esfuerzo consiente para ser fieles a Dios en nuestro plan de vida. Cuando se trata de relaciones entre sacerdotes y mujeres, ese esfuerzo debe incluir respeto sincero por el plan de Dios en la vida de cada persona.


ENTENDIENDO MEJOR LO QUE REPRESENTA Y SIGNIFICA EL CELIBATO SACERDOTAL


El celibato sacerdotal es un Don peculiar de Dios (Código de Derecho Canónico c. 277), que es parte del don de la vocación.

En la Iglesia Latina, los sacerdotes y ministros ordenados, a excepción de los diáconos permanentes, «son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato "por el Reino de los cielos" (Mt 19,12)» (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1579).

En efecto, todos los sacerdotes «están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos, y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato» (Código de Derecho Canónico c. 277)


Don de Dios

Este celibato sacerdotal es un «don peculiar de Dios» (Código de Derecho Canónico c. 277), que es parte del don de la vocación y que capacita a quien lo recibe para la misión particular que se le confía. Por ser don tiene la doble dimensión de elección y de capacidad para responder a ella. Conlleva también el compromiso de vivir en fidelidad al mismo don.


Que capacita para la misión

El celibato permite al ministro sagrado «unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres» (Código de Derecho Canónico c. 277). En efecto, como sugiere San Pablo (1 Cor 7,32-34) y lo confirma el sentido común, un hombre no puede entregarse de manera tan plena e indivisa a las cosas de Dios y al servicio de los demás hombres si tiene al mismo tiempo una familia por la cual preocuparse y de la cual es responsable.


Opción por un amor más pleno

Queda claro por lo anterior que el celibato no es una renuncia al amor o al compromiso, cuanto una opción por un amor más universal y por un compromiso más pleno e integral en el servicio de Dios y de los hermanos.


Signo escatológico de la vida nueva

El celibato es un también un «signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia» (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1579) y que él ya vive de una manera particular en su consagración. El sacerdote, en la aceptación y vivencia alegre de su celibato, anuncia el Reino de Dios al que estamos llamados todos y del que ya participamos de alguna manera en la Iglesia.


El celibato sacerdotal se apoya en el celibato de Cristo

El celibato practicado por los sacerdotes encuentra un modelo y un apoyo en el celibato de Cristo, Sumo Pontífice y Sacerdote Eterno, de cuyo sacerdocio es participación el sacerdocio ministerial.


El origen del celibato es primordialmente espiritual

En un artículo publicado en L"Osservatore Romano, Stefan Heid, Profesor de Liturgia y Hagiografía en el Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, precisó que en su sustancia y origen el celibato es una decisión espiritual que "requiere una fuerza interior.

Al referirse al origen del celibato en la Iglesia, el experto señala que las primeras grandes decisiones pastorales de los Papas, documentadas a partir del siglo IV, tenían que ver con el celibato del clero. Esta, sin embargo, no era la primera vez que se hablaba de una disciplina célibe obligatoria y se reflexionaba sobre su significado y origen. Los Pontífice consideraban que el celibato era una tradición apostólica: el celibato venía entonces del periodo de los Apóstoles, del primer siglo.

Luego de comentar que en la Iglesia primitiva es cierto que habían algunos sacerdotes casados, Heid se cuestiona: ¿cómo se llega a la continencia en la vida de los clérigos? y responde:

"De la vida de Jesús no se puede retirar la continencia, como no se puede eliminar los milagros o los exorcismos. Cuando Jesús hablaba de los eunucos a causa del Reino de los cielos, este discurso era entendido como de continencia perfecta por todo el grupo de discípulos, independientemente del hecho que los Apóstoles fueran casados o no".

"El estilo de vida apostólica: pobreza, continencia, misión; no eran sino la modalidad de vida del Señor y producía una fuerte fascinación en la Iglesia pascual y ha llegado a ser, por ella, el principio vital carismático. Esto constituía al mismo tiempo, también la raíz de la continencia de los clérigos que, al menos al inicio, no era una "disciplina" pero correspondía a la alta exigencia moral y religiosa de los cristianos. En tal ámbito juega su rol también el aspecto sacerdotal. Es experiencia religiosa primitiva de la humanidad que la continencia sexual es una exigencia de temor religioso", continuó.

"Cuando los Padres de la Iglesia afirman, implícita o explícitamente la apostolicidad, en concordancia con la Escritura y la irrenunciabilidad de la continencia de los clérigos, entonces según la terminología hodierna (sostenida también por ejemplo por Karl Rahner), califican la continencia como de derecho divino", agrega.


Malos ejemplos no invalidan el celibato sacerdotal

El Obispo de Posadas, Mons. Juan Rubén Martínez, explicó que no se puede reducir el celibato a una "mera imposición de la Iglesia" y precisó que "los malos ejemplos y aun nuestras propias limitaciones no invalidan el aporte de tantos que antes y actualmente dan su vida por los demás".

Mons. Martínez precisó que desde una visión materialista que sólo comprende al hombre desde lo fisiológico e instintivamente, difícilmente se puedan entender estos valores como un ‘don de Dios’, como un regalo e instrumento de servicio a la humanidad y al bien común"; y reconoció que "desde una antropología materialista por supuesto el matrimonio monogámico y el celibato serán considerados como algo antinatural".

Sin embargo, advirtió que "reducir el celibato a una mera imposición de la Iglesia es de hecho una falta de respeto a la inteligencia y al mismo Cristo que era el ‘sumo y eterno sacerdote’, ‘célibe’, que dio su vida por todos nosotros y que Él mismo recomendó; a los textos bíblicos que tienen una profunda valoración al celibato y a la castidad por el Reino de los cielos; y a los Padres de la Iglesia, doctores y pastores desde el inicio apostólico y hasta el presente".

El Prelado indicó que "el unir el celibato y el sacerdocio ministerial es una opción por una mayor radicalidad evangélica hecha por la Iglesia desde su potestad y respaldada por la Palabra de Dios y el testimonio de los santos y tantos hombres y mujeres que a lo largo de la historia desde este don, y aun desde sus fragilidades trataron y tratan de donarlo todo en exclusividad a Dios y a su pueblo. Los malos ejemplos y aun nuestras propias limitaciones no invalidan el aporte de tantos que antes y actualmente dan su vida por los demás".

Recordó que el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, dice que "una vez más, Jesús es el modelo ejemplar de adhesión total y confiada a la voluntad del Padre, al que toda persona consagrada ha de mirar. Atraído por Él, desde los primeros siglos del cristianismo, muchos hombres y mujeres han abandonado familia, posesiones, riquezas materiales y todo lo que es humanamente deseable, para seguir generosamente a Cristo y vivir sin ataduras su Evangelio, que se ha convertido para ellos en escuela de santidad radical".

El Obispo sostuvo que "desde una comprensión correcta de la persona humana, también se puede entender que la sexualidad es un vehículo que no solo hace a la generosidad, sino que puede instrumentar la donación de la propia vida en el amor a los demás. En definitiva, porque la persona está hecha para el amor y donándose es en donde se plenifica".

Por último, Mons. Martínez alentó a rezar por las vocaciones sacerdotales y religiosas, con "la confianza en la iniciativa de Dios y la respuesta humana", y agradeció a Dios porque "Él sigue obrando el llamado y la respuesta de muchos jóvenes a consagrase a Dios y a sus hermanos. Responden al llamado porque creen en el amor".


El celibato es una provocación al mundo superficial

Manfred Lütz, psiquiatra consultor de la Congregación del Clero de la Santa Sede, responde en un extenso e interesante artículo a quienes consideran que la vivencia del celibato no es "natural" y explica cómo esta opción de los sacerdotes y religiosos no solo es necesaria para la vivencia plena de su vocación, la dirección espiritual, y es una "provocación" al mundo superficial que no cree en la vida después de la muerte.

En un artículo publicado en L"Osservatore Romano, el experto comenta que "el celibato es una provocación. En un mundo que ya no cree en una vida después de la muerte, esta forma de vida representa una protesta permanente contra la superficialidad colectiva. El celibato es el mensaje vivido que anuncia que el mundo terreno, con sus alegrías y dolores, no lo es todo".

"Sin una pizca de duda (continúa el psiquiatra) si con la muerte terminase todo, el celibato sería una idiotez. ¿Por qué renunciar al amor íntimo de una mujer, por qué renunciar al encuentro profundo con los hijos, por qué renunciar a la sexualidad? Solo si la vida terrena es una parte que encontrará en la eternidad su cumplimiento, entonces el celibato, como forma de vida, puede dar luces a esta vida. Solo así esta forma de vida anuncia en voz alta una vida de plenitud, que fue ya intuida por hombres de muchas épocas, cuya realidad se ha hecho visible a todos los hombres solo a través de Jesucristo, en particular a través de su muerte y Resurrección milagrosa".

Tras hacer un breve recorrido del celibato en la Iglesia y cómo a través de los tiempos siempre ha sido estimado como de gran valor por los creyentes, pese a algunas crisis en las que fue cuestionado como la del siglo XIX en Friburgo, Alemania, el consultor de la Congregación del Clero destaca como "quien no logra renunciar al ejercicio de la sexualidad no está en capacidad" tampoco "de unirse en vínculo matrimonial".

Para Manfred Lütz la manera de ver la sexualidad que ve a la mujer "como objeto de satisfacción de un impulso personal, tiene un rol clave en la crítica del celibato". Explicando esta manera de aproximarse a este tema, el psiquiatra comenta que incluso los esposos en ocasiones no pueden ejercer su "sexualidad genital plenamente, por ejemplo a causa de una enfermedad temporal o por una discapacidad permanente. En esos casos, una relación de pareja verdaderamente profunda no es destruida por esto, sino que es enriquecida. Del mismo modo el asunto del celibato no debe concentrarse solo en el asunto de la sexualidad genital, sino que debe verse el celibato como una forma de relación determinada, que permite una relación profunda con Dios y una fecunda relación con las personas confiadas a la cura personal del sacerdote".

El experto psiquiatra indica además que "no es cierto lo que se escucha a menudo sobre que una guía espiritual para casados sería mejor si fuera dado por esposos. Una guía así corre siempre el riesgo de revivir inconscientemente las experiencias del propio matrimonio y de transformar las propias emociones en acciones, sin reflexionar, por un mecanismo psicológico".

"Por ello necesita solidamente de un monitoreo, para impedir que esto suceda. Al contrario, una buena guía espiritual tiene considerables experiencias existenciales con muchas parejas casadas. Y así se puede llegar a los casos más difíciles. Esto explica, por ejemplo, la sorprendente fecundidad de los escritos sobre el matrimonio de aquel gran pastor de almas que fue el Siervo de Dios Juan Pablo II".

Finalmente y tras explicar que el celibato no es para los narcisistas que buscan siempre que todo gire sobre sí mismos, Lütz recuerda que el sacerdote "debe sobre todo interesarse por los otos seres humanos y sus miserias, debe olvidarse de él, y debe hacer visible, detrás de sus palabras, el esplendor de Dios antes que sus propias miserias".


FUENTE: pildorasdefe.net

PAPA FRANCISCO: ES TRISTE VER A SACERDOTES Y OBISPOS APEGADOS AL DINERO


Por Alvaro de Juana


El Papa Francisco mostró esta mañana (6 de Noviembre) su preocupación por los sacerdotes y obispos que están apegados al dinero. En la homilía que pronunció en la Casa Santa Marta meditó así sobre el Evangelio de la liturgia en unos días en los que se habla del contenido de la publicación de dos libros que intentarían demostrar el mal uso que el Vaticano hace del dinero.

“También en la Iglesia hay de estos que en lugar de servir, de pensar en los otros, de sentar las bases, se sirven de la Iglesia: los carreristas, los apegados al dinero”, afirmó Francisco.

“Y cuántos sacerdotes, obispos hemos visto así. Es triste decirlo, ¿no? La radicalidad del Evangelio, de la llamada de Jesucristo es servir, estar al servicio, no detenerse, ir siempre más allá, olvidándose de sí mismo”.

El Papa dijo que esta “es la comodidad del status: ‘yo he alcanzado un status y vivo cómodamente sin honestidad, como esos fariseos de los que habla Jesús que se paseaban en las plazas, haciéndose ver por los otros”.

Existen por tanto “dos imágenes de los cristianos, dos imágenes de sacerdotes, dos imágenes de religiosas. Dos imágenes”. Y Jesús “nos hace ver este modelo en Pablo, en esta Iglesia que nunca está parada”, sino que “siempre va adelante y nos hace ver que ese es el camino”.

Porque “cuando la Iglesia es tibia, está cerrada en sí misma, comercia tantas veces, esto no se puede decir: que sea una Iglesia ‘ministra’, que esté al servicio, sino que se sirve de los otros”.

El Papa explicó que “existen dos figuras: la de servir y la de ser servido”. Comentando la lectura de San Pablo afirmó que el apóstol “se donó todo él al servicio, siempre” hasta que llegó a Roma y “traicionado por algunos de los suyos” fue después “condenado”. “Él se enorgullecía de servir, de ser elegido, de tener la fuerza del Espíritu Santo”.

“Administraba, sentando las bases, es decir, anunciando a Jesucristo”, añadió Francisco.

Francisco relató que en el Evangelio se observa a otro siervo “que en lugar de servir a los otros se sirve de los otros”. “Hemos leído lo que ha hecho este siervo, con cuanta perspicacia se ha comportado para permanecer en su puesto”.

Sin embargo, el Apóstol “nunca se detenía para obtener ventaja de un puesto, de una autoridad, de ser servido”, sino que él mismo era el que servía, manifestó Francisco.

“Yo os digo cuanta alegría tengo, yo, que me conmuevo, cuando a esta Misavienen algunos sacerdotes y me saludan: ‘Oh padre, he venido aquí a encontrar a los míos, porque desde hace 40 años soy misionero en el Amazonas’. O una religiosa que dice: ‘No, yo trabajo desde hace 30 años en un hospital en África’. O cuando encuentro a la hermana que desde hace 30 o 40 años está en la sala del hospital con los discapacitados, siempre sonriente. Esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia: ir a los demás, siempre; ir a los demás y dar la vida. Esto es lo que ha hecho Pablo: servir”.

Al terminar, el Papa pidió “que el Señor nos de la gracia que le ha dado a Pablo, ese punto de honor de ir siempre adelante, siempre, renunciando a las propias comodidades tantas veces, y que os salve de las tentaciones, de estas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como un ministro, es decir, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los otros”. 

Las Lecturas sobre las que reflexionó el Papa fueron las siguientes:

Primera Lectura: Romanos 15,14-21

Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis de buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces propasándome un poco. Me da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con los gentiles: mi acción sacra consiste en anunciar el Evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios. En Cristo Jesús estoy orgulloso de mi trabajo por Dios. Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi medio para que los gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios. Tanto, que en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he dejado todo lleno del Evangelio de Cristo. Eso sí, para mí es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: “Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído hablar comprenderán”.


Evangelio: Lucas 16,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido’. El administrador se puso a echar sus cálculos: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa’. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo dijo al primero: ‘Cuánto debes a mi amo?’ Éste respondió: ‘Cien barriles de aceite’. Él le dijo: ‘Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta’. Luego dijo a otro: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Él contestó: ‘Cien fanegas de trigo’. Le dijo: ‘Aquí está tu recibo, escribe ochenta’. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”.


FUENTE: aciprensa.com

SAN JUAN DE LA CRUZ

Doctor de la Iglesia



Fiesta: 14 de Diciembre

"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición".


Breve

Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa de Avila, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en Úbeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales.


Vida de San Juan de la Cruz

Nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de Santa Teresa de Jesús, el primero que, a partir de 1568, se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en Ubeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio precioso sus escritos espirituales.


Vida de Pobreza

Gonzalo de Yepes pertenecía a una buena familia de Toledo, pero como se casó con una joven de clase "inferior", fue desheredado por sus padres y tuvo que ganarse la vida como tejedor de seda. A la muerte de Gonzalo, su esposa, Catalina Alvarez, quedó en la miseria y con tres hijos. Jitan, que era el menor, nació en Fontiveros, en Castilla la vieja, en 1542.

Asistió a una escuela de niños pobres en Medina del Campo y empezó a aprender el oficio de tejedor, pero como no tenía aptitudes, entró más tarde a trabajar como criado del director del hospital de Medina del Campo. Así pasó siete años. Al mismo tiempo que continuaba sus estudios en el colegio de los jesuitas, practicaba rudas mortificaciones corporales.

A los veintiún años, tomó el hábito en el convento de los carmelitas de Medina del Campo. Su nombre de religión era Juan de San Matías. Después de hacer la profesión, pidió y obtuvo permiso para observar la regla original del Carmelo, sin hacer uso de las mitigaciones (permisos para relajar las reglas) que varios Pontífices habían aprobado y eran entonces cosa común en todos los conventos.

San Juan hubiese querido ser hermano lego, pero sus superiores no se lo permitieron. Tras haber hecho con éxito sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote en 1567. Las gracias que recibió con el sacerdocio le encendieron en deseos de mayor retiro, de suerte que llegó a pensar en ingresar en la Cartuja.


Conoce a Santa Teresa

Santa Teresa fundaba por entonces los conventos de la rama reformada de las carmelitas. Cuando oyó hablar del hermano Juan, en Medina del Campo, la santa se entrevistó con él, quedó admirada de su espíritu religioso y le dijo que Dios le llamaba a santificarse en la orden de Nuestra Señora del Carmen. También le refirió que el prior general le había dado permiso de fundar dos conventos reformados para hombres y que él debía ser su primer instrumento en esa gran empresa. La reforma del Carmelo que lanzaron Santa Teresa y San Juan no fue con intención de cambiar la orden o "modernizarla" sino mas bien para restaurar y revitalizar su cometido original el cual se había mitigado mucho. Al mismo tiempo que lograron ser fieles a los orígenes, la santidad de estos reformadores infundió una nueva riqueza a los carmelitas que ha sido recogida en sus escritos y en el ejemplo de sus vidas y sigue siendo una gran riqueza de espiritualidad.

Poco después, se llevó a cabo la fundación del primer convento de carmelitas descalzos, en una ruinosa casa de Duruelo. San Juan entró en aquel nuevo Belén con perfecto espíritu de sacrificio. Unos dos meses después, se le unieron otros dos frailes. Los tres renovaron la profesión el domingo de Adviento de 1568, y nuestro santo tomó el nombre de Juan de la Cruz. Fue una elección profética. Poco a poco se extendió la fama de ese oscuro convento de suerte que Santa Teresa pudo fundar al poco tiempo otro en Pastrana y un tercero en Mancera, a donde trasladó a los frailes de Duruelo. En 1570, se inauguró el convento de Alcalá, que era a la vez colegio de la universidad; San Juan fue nombrado rector.

Con su ejemplo, San Juan supo inspirar a los religiosos e1 espíritu de soledad, humildad y mortificación. Pero Dios, que quería purificar su corazón de toda debilidad y apego humanos, le sometió a las más severas pruebas interiores y exteriores. Después de haber gozado de las delicias de la contemplación, San Juan se vio privado de toda devoción. A este período de sequedad espiritual se añadieron la turbación, los escrúpulos y la repugnancia por los ejercicios espirituales. En tanto que el demonio le atacaba con violentas tentaciones, los hombres le perseguían con calumnias.

La prueba más terrible fue sin duda la de los escrúpulos y la desolación interior, que el santo describe en "La Noche Oscura del Alma". A esto siguió un período todavía más penoso de oscuridad, sufrimiento espiritual y tentaciones, de suerte que San Juan se sentía como abandonado por Dios. Pero la inundación de luz y amor divinos que sucedió a esta prueba, fue el premio de la paciencia con que la había soportado el siervo de Dios.

En cierta ocasión, una mujer muy atractiva tentó descaradamente a San Juan. En vez de emplear el tizón ardiente, como lo había hecho Santo Tomás de Aquino en una ocasión semejante, Juan se valió de palabras suaves para hacer comprender a la pecadora su triste estado. El mismo método empleó en otra ocasión, aunque en circunstancias diferentes, para hacer entrar en razón a una dama de temperamento tan violento, que el pueblo le había dado el apodo de "Roberto el diablo".


Glorias para Dios

En 1571, Santa Teresa asumió por obediencia el oficio de superiora en el convento no reformado de la Encarnación de Avila y llamó a su lado , San Juan de la Cruz para que fuese su director espiritual y su confesor. La santa escribió a su hermana: "Está obrando maravillas aquí. El pueblo le tiene por santo. En mi opinión, lo es y lo ha sido siempre." Tanto los religiosos como los laicos buscaban a San Juan, y Dios confirmó su ministerio con milagros evidentes.

Entre tanto, surgían graves dificultades entre los carmelitas descalzos y los mitigados. Aunque el superior general había autorizado a Santa Teresa a emprender la reforma, los frailes antiguos la consideraban como una rebelión contra la orden; por otra parte, debe reconocerse que algunos de los descalzos carecían de tacto y exageraban sus poderes y derechos. Como si eso fuera poco, el prior general, el capítulo general y los nuncios papales, daban órdenes contradictorias. Finalmente, en 1577, el provincial de Castilla mandó a San Juan que retornase al convento de Medina del Campo. El santo se negó a ello, alegando que había sido destinado a Avila por el nuncio del Papa. Entonces el provincial envió un grupo de hombres armados, que irrumpieron en el convento de Avila y se llevaron a San Juan por la fuerza. Sabiendo que el pueblo de Avila profesaba gran veneración al santo, le trasladaron a Toledo.

Como Juan se rehusase a abandonar la reforma, le encerraron en una estrecha y oscura celda y le maltrataron increíblemente. Ello demuestra cuán poco había penetrado el espíritu de Jesucristo en aquellos que profesaban seguirlo.


Sufrimiento y unión con Dios

La celda de San Juan tenía unos tres metros de largo por dos de ancho. La única ventana era tan pequeña y estaba tan alta, que el santo, para leer e1 oficio, tenía que ponerse de pie sobre un banquillo. Por orden de Jerónimo Tostado, vicario general de los carmelitas de España y consultor de la Inquisición, se le golpeó tan brutalmente, que conservó las cicatrices hasta la muerte. Lo que sufrió entonces San Juan coincide exactamente con las penas que describe Santa Teresa en la "Sexta Morada": insultos, calumnias, dolores físicos, angustia espiritual y tentaciones de ceder. Más tarde dijo: "No os extrañe que ame yo mucho el sufrimiento. Dios me dio una idea de su gran valor cuando estuve preso en Toledo".

Los primeros poemas de San Juan que son como una voz que clama en el desierto, reflejan su estado de ánimo:

En dónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido? 
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

El prior Maldonado penetró la víspera de la Asunción en aquella celda que despedía un olor pestilente bajo el tórrido calor del verano y dio un puntapié al santo, que se hallaba recostado, para anunciarle su visita. San Juan le pidió perdón, pues la debilidad le había impedido levantarse en cuanto lo vio entrar. "Parecíais absorto. ¿En qué pensabais?", le dijo Maldonado.

"Pensaba yo en que mañana es fiesta de Nuestra Señora y sería una gran felicidad poder celebrar la misa", replicó Juan.

"No lo haréis mientras yo sea superior", repuso Maldonado.

En la noche del día de la Asunción, la Santísima Virgen se apareció a su afligido siervo, y le dijo: "Sé paciente, hijo mío; pronto terminará esta Prueba."

Algunos días más tarde se le apareció de nuevo y le mostró, en visión, una ventana que daba sobre el Tajo: "Por ahí saldrás y yo te ayudaré." En efecto, a los nueve meses de prisión, se concedió al santo la gracia de hacer unos minutos de ejercicio. Juan recorrió el edificio en busca de la ventana que había visto. En cuanto la hubo reconocido, volvió a su celda. Para entonces ya había comenzado a aflojar las bisagras de la puerta. Esa misma noche consiguió abrir la puerta y se descolgó por una cuerda que había fabricado con sábanas y vestidos. Los dos frailes que dormían cerca de la ventana no le vieron. Como la cuerda era demasiado corta, San Juan tuvo que dejarse caer a lo largo de la muralla hasta la orilla del río, aunque felizmente no se hizo daño. Inmediatamente, siguió a un perro que se metió en un patio. En esa forma consiguió escapar. Dadas las circunstancias, su fuga fue un milagro.


Gran guía y director espiritual

El santo se dirigió primero al convento reformado de Beas de Segura y después pasó a la ermita cercana de Monte Calvario. En 1579, fue nombrado superior del colegio de Baeza y, en 1581, fue elegido superior de Los Mártires, en las cercanías de Granada. Aunque era el fundador y jefe espiritual de los carmelitas descalzos, en esa época participó poco en las negociaciones y sucesos que culminaron con el establecimiento de la provincia separada de Los Descalzos, en 1580. En cambio, se consagró a escribir las obras que han hecho de él un doctor de teología mística en la Iglesia.

La doctrina de San Juan es plenamente fiel a la tradición antigua: el fin del hombre en la tierra es alcanzar "Perfección de la caridad y elevarse a la dignidad de hijo de Dios por el amor"; la contemplación no es por sí misma un fin, sino que debe conducir al amor y a la unión con Dios por el amor y, en último término, debe llevar a la experiencia de esa unión a la que todo está ordenado. "No hay trabajo mejor ni mas necesario que el amor", dice el santo. "Hemos sido hechos para el amor." El único instrumento del que Dios se sirve es el amor." "Así como el Padre y e1 Hijo están unidos por el amor, así el amor es el lazo de unión del alma con Dios".

El amor lleva a las alturas de la contemplación, pero como que amor es producto de la fe, que es el único puente que puede salvar el abismo separa a nuestra inteligencia de la infinitud de Dios, la fe ardiente y vívida el principio de la experiencia mística. San Juan no se cansó nunca de inculcar esa doctrina tradicional con su estilo maravilloso y sus ardientes palabras.

Las verdades que enseñó no deben empañarse por las prácticas que puedan ser exageradas. Al mismo tiempo se ha de tener quidado en discernir que es exageración. ¿Cual es nuestro punto de referencia?, ¿Fueron todos los santos exagerados?, ¿Fue Jesucristo exagerado, aceptando morir en la Cruz?. ¿O no será mas bien que nosotros no sabemos amar hasta el extremo?.

Dios no pide lo mismo a todos. El sabe la capacidad y el corazón de cada uno. El amor expande el corazón y las capacidades de entrega.

Solía pedir a Dios tres cosas: que no dejase pasar un solo día de su vida sin enviarle sufrimientos, que no le dejase morir en el cargo de superior y que le permitiese morir en la humillación y el desprecio.

Con su confianza en Dios (llamaba a la Divina Providencia el patrimonio de los pobres), obtuvo milagrosamente en algunos casos provisiones para sus monasterios. Con frecuencia estaba tan absorto en Dios, que debía hacerse violencia para atender los asuntos temporales.

Su amor de Dios hacía que su rostro brillase en muchas ocasiones, sobre todo al volver de celebrar la misa. Su corazón era como una ascua ardiente en su pecho, hasta el punto de que llegaba a quemarle la piel. Su experiencia en las cosas espirituales, a la que se añadía la luz del Espíritu Santo, hacían de un consumado maestro en materia de discreción de espíritus, de modo que no era fácil engañarle diciéndole que algo procedía de Dios.

Juan dormía unas dos o tres horas y pasaba el resto de la noche orando ante el Santísimo Sacramento.


Pruebas y más pruebas

Después de la muerte de Santa Teresa, ocurrida en 1582, se hizo cada vez más pronunciada una división entre los descalzos. San Juan apoyaba la política de moderación del provincial, Jerónimo de Castro, en tanto que el P. Nicolás Doria, que era muy extremoso, pretendía independizar absolutamente a los descalzos de la otra rama de la orden.

El P. Nicolás fue elegido provincial y el capítulo general nombró a Juan vicario de Andalucía. El santo se consagró a corregir ciertos abusos, especialmente los que procedían del hecho de que los frailes tuviesen que salir del monasterio a predicar. El santo opinaba que la vocación de los descalzos era esencialmente contemplativa. Ello provocó oposición contra él.

San Juan fundó varios conventos y, al expirar su período de vicario, fue nombrado superior de Granada. Entre tanto, la idea del P. Nicolás había ganado mucho terreno y el capítulo general que se reunió en Madrid en 1588, obtuvo de la Santa Sede un breve que autorizaba una separación aún más pronunciada entre los descalzos y los mitigados. A pesar de las protestas de algunos, se privó al venerable P. Jerónimo Gracián de toda autoridad y se nombró vicario general al P. Doria. La provincia se dividió en seis regiones, cada una de las cuales nombró a un consultor para ayudar al P. Gracián en el gobierno de la congregación. San Juan fue uno de los consultores.

La innovación produjo grave descontento, sobre todo entre las religiosas. La venerable Ana de Jesús, que era entonces superiora del convento de Madrid, obtuvo de la Santa Sede un breve de confirmación de las constituciones, sin consultar el asunto con el vicario general. Finalmente, se llegó a un compromiso en ese asunto. Sin embargo, en el capítulo general de Pentecostés de 1591, San Juan habló en defensa del P. Gracián y de las religiosas.

El P. Doria, que siempre había creído que el santo estaba aliado con sus enemigos, aprovechó la ocasión para privarle de todos sus cargos y le envió como simple fraile al remoto convento de La Peñuela. Ahí pasó San Juan algunos meses entregado a la meditación y la oración en las montañas, "porque tengo menos materia de confesión cuando estoy entre las peñas que cuando estoy entre los hombres."

Pero no todos estaban dispuestos a dejar en paz al santo, ni siquiera en aquel rincón perdido. Siendo vicario provincial, San Juan, durante la visita al convento de Sevilla, había llamado al orden a dos frailes y había restringido sus licencias de salir a predicar. Por entonces, los dos frailes se sometieron pero un consultor de la congregación recorrió toda la provincia tomando informes sobre la vida y conducta de San Juan, lanzando acusaciones contra él, afirmando que tenía pruebas suficientes para hacerle expulsar de la orden. Muchos de los frailes prefirieron seguir la corriente adversa a Juan que decir la verdad que hace justicia. Algunos llegaron hasta quemar sus cartas para no caer en desgracia.

En medio de esa tempestad San Juan cayó enfermo. El provincial le mandó salir del convento de Peñuela y le dio a escoger entre el de Baeza y el de Ubeda. El primero de esos conventos estaba mejor provisto y tenía por superior a un amigo del santo. En el otro era superior el P. Francisco, a quien San Juan había corregido junto con el P. Diego. Ese fue el convento que escogió.

La fatiga del viaje empeoró su estado y le hizo sufrir mucho. Con gran paciencia, se sometió a varias operaciones. El indigno superior le trató inhumanamente, prohibió a los frailes que le visitasen, cambió al enfermero porque le atendía con cariño, sólo le permitía comer los alimentos ordinarios y ni siquiera le daba los que le enviaban algunas personas de fuera. Cuando el provincial fue a Ubeda y se enteró de la situación, hizo cuanto pudo por San Juan y reprendió tan severamente al P. Francisco, que éste abrió los ojos y se arrepintió.


Santo y Doctor de la Iglesia

Después de tres meses de sufrimientos muy agudos, el santo falleció el 14 de diciembre de 1591.

En su muerte no se había disipado todavía la tempestad que la ambición del P. Nicolás y el espíritu de venganza del P. Diego habían provocado contra él en la congregación de la que había sido cofundador y cuya vida había sido el primero en llevar.

La muerte del santo trajo consigo la revalorización de su vida y tanto el clero como los fieles acudieron en masa a sus funerales. Dios quiso que se despejaran las tinieblas y se vieses su vida auténtica para edificación de muchas almas. Sus restos fueron trasladados a Segovia, pues en dicho convento había sido superior por última vez.

Fue canonizado en 1726

Santa Teresa había visto en Juan un alma muy pura, a la que Dios había comunicado grandes tesoros de luz y cuya inteligencia había sido enriquecida por el cielo. Los escritos del santo justifican plenamente este juicio de Santa Teresa, particularmente los poemas de la "Subida al Monte Carmelo", la "Noche Oscura del Alma", la "Llama Viva de Amor" y el "Cántico Espiritual", con sus respectivos comentarios. Así lo reconoció la Iglesia en 1926, al proclamar doctor a San Juan de la Cruz por sus obras Místicas.

La doctrina de San Juan se resume en el amor del sufrimiento y el completo abandono del alma en Dios. Ello le hizo muy duro consigo mismo; en cambio, con los otros era bueno, amable y condescendiente. Por otra parte, el santo no ignoraba ni temía las cosas materiales, puesto que dijo: "Las cosas naturales son siempre hermosas; son como las migajas de la mesa del Señor."

San Juan de la Cruz vivió la renuncia completa que predicó tan persuasivamente. Pero a diferencia de otros menores que él, fue "libre, como libre es el espíritu de Dios". Su objetivo no era la negación y el vacío, sino la plenitud del amor divino y la unión sustancial del alma con Dios. "Reunió en sí mismo la luz extática de la Sabiduría Divina con la locura estremecida de Cristo despreciado".


FUENTE: corazones.org

MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO - ENTREGA 15


MIL MÁXIMAS DE DON BOSCO



REGLAS

821 El mejor medio para difundir nuestro espíritu, es la observancia de las reglas. (XII, 80).

822 No tratemos de reformar nuestras reglas, sino de practicarlas. Quien busca la reforma, deforma su manera de vivir. (X, 870).

823 La cosa más útil para nuestra Sociedad es la observancia de las reglas. (X, 1098).

824 A la hora de la muerte, qué contentos estaremos consolándonos con el recuerdo de haber vivido según nuestras reglas. (XII, 460).

825 Nosotros debemos ser la personificación de nuestras reglas, los más bellos discursos no sirven para nada sin el ejemplo. (XVI, 849).

826 Observad las Reglas de la Congregación y vuestra observancia triunfará. (X, 1102).


RELIGIÓN

827 Hay que popularizar lo más que se pueda el conocimiento de la Sagrada Biblia, que es el fundamento de nuestra religión porque nos resulta más fácil acomodar la narración sagrada a la enseñanza de la moral y del dogma . (V, 253).

828 No se debe obligar a nadie a recibir los Sacramentos de la Confesión y Comunión. Cada uno acérquese a ellos libremente, por amor y no por temor. (III, 162).

829 Donde no hay religión, todo se degenera en inmoralidad y deshonestidad. (VII, 252).

830 Sin religión no hay verdadera ciencia, no existe moralidad ni educación. (X, 1012).

831 El catecismo de los Oratorios Festivos es la única tabla de salvación para la juventud desenfrenada. (XIV, 541).

832 Únicamente la religión es capaz de dar pleno cumplimiento e influir en la gran obra de la verdadera educación. (III, 605).

833 La verdadera religión no consiste solamente en palabras; hace falta demostrarla con obras. (VI, 144).

834 La religión siempre fue considerada como el único sostén de la sociedad humana y de las familias: donde no hay religión no existen ni moralidad ni orden. (VII, 252).

835 El principio de la autoridad Divina en su cabeza visible, es la base de nuestra santa religión católica. (VII, 397).

836 Sostengo que sin religión no se puede obtener absolutamente nada entre la juventud. (XIII, 557).

837 Amad, respetad, practicad nuestra santa religión; esa religión en la cual yo os he educado y os he preservado de los peligros del mundo; esa religión que nos consuela en las penas de la vida y nos conforta de la muerte; esa religión que nos abre las puertas de la felicidad sin fin. (XIV, 511).

838 La religión es el único sostén en las miserias y aflicciones de esta vida, pues únicamente ella nos asegura una felicidad verdadera después de la muerte. (XVI, 245).


SACERDOTE

839 Celebra la Santa Misa y reza el breviario "pie, attente ac devote". Procura practicarlo tú e insinuarlo a tus colaboradores (VII, 524).

840 Es piadosa creencia que el Señor concede infaliblemente aquella gracia que el nuevo sacerdote le pide al celebrar la Primera Misa. Yo pedí ardientemente la eficacia de la palabra para poder hacer el bien a las almas. Me parece que el Señor haya escuchado mi humilde plegaria. (I, 519).

841 Procura rezar devotamente el Breviario preferiblemente en la Iglesia, a fin de que sirva como de visita al Santísimo Sacramento. (I, 129).

842 Los ministros de Dios deben desentenderse de la política y de los parientes, si quieren hacer mucho bien. (IX, 703).

843 (A un Párroco). "No mencione el abandonar la parroquia. ¿Hay que trabajar?. Moriré sobre el campo de trabajo. SICUT BONUS MILES CHRISTI QUI ME CONFORTAT. ¿Hay espinas?. Con las espinas cambiadas en rosas los ángeles tejerán para usted una corona en el cielo". (Salotti, 515).5



SACRIFICIO

844 No es buen miembro de la Sociedad, aquél que no está dispuesto al sacrificio so pretexto de
cuidar su salud. (IX, 574).

845 Llegad al convencimiento de que la gloria de la Congregación sois vosotros, que todo está en vuestras manos. La ayuda de Dios no fallará . (XVI, 418).

846 Nuestras manos las hemos consagrado de una manera especial a Dios, por eso no estén ociosas, sino empléense en oficios que vayan dirigidos a la mayor gloria de Dios. (XII, 452).

847 Nuestros pies están consagrados al Señor. ¡Oh, que yo entre en el vastísimo campo del bien!. Por eso, no los usemos para volver al mundo que hemos abandonado. (XII, 452).

848 Nuestra lengua la hemos consagrado al Señor. No digamos palabras mordaces o picantes a nuestros compañeros; no respondamos al Superior, no sembremos el descontento. Ahora que la hemos consagrado al Señor, no la manchemos, sino que sea toda para cantar sus glorias. (XII, 452).

849 No se mire a ningún interés corporal, cuando se trate de hacer el bien. (XII, 629).

850 Se pueden esperar grandes maravillas de quien renuncia a la propia voluntad. (XVI, 197).

851 Con pequeñas mortificaciones se vencen las pequeñas insidias del demonio. (IX, 355).


SALESIANOS

852 Dios está dispuesto a obrar grandes maravillas que contribuirán al aumento extraordinario de los salesianos. Una sola cosa nos pide: que no nos hagamos indignos de su bondad y misericordia. (XII, 83).

853 No aceptéis jamás, a no ser por gravísimas razones, invitaciones para comer fuera de casa. Cuando tengáis que aceptarlas, procurad ir siempre acompañados. (Recuerdos a los primeros misioneros).

854 Tómense las debidas precauciones para que nadie acepte comisiones relacionadas con los parientes y otros externos, cualesquiera que sean. (Manual del Director, 187).

855 Por disciplina entiendo un modo de vivir conforme a las reglas y costumbres de un instituto. (X, 1102).

856 No te olvides de las tres letras: S.S.S: Salud - Sabiduría - Santidad. Pídelas al Señor. (P.M.6).

857 Recordáos que os mando a pescar, no a que seáis pescados. (III, 592).

858 Dios Nuestro Señor nos continúe dando su gracia e infunda en nuestros corazones valor y constancia para practicar ejemplarmente nuestras constituciones, teniendo nuestro corazón fijo allá, donde está preparado el gran premio para todos aquellos que perseveren fieles en el divino servicio sobre la tierra. IBI NOSTRA FIXA SINT CORDA UBI
VERA SUNT GAUDIA. (XIII, 942).

859 Valor y sacrificio, aunque cueste, a fin de perseverar en la Sociedad y sostener las obras que la Divina Providencia nos ha confiado. (XVII, 257).


SALUD

860 Se podrá hacer economía en cualquier circunstancia, pero a los enfermos provéaseles de cuanto les sea necesario. (V, 17).

861 Os recomiendo que tengáis en cuenta vuestra salud, atended vuestro trabajo, pero cuidáos de no perder la templanza, y todo resultará mejor. (XVIII, 244).

862 La salud del cuerpo depende de Dios, la salud del alma está en nuestras manos. (XIV, 625).

863 Dése amplia libertad para saltar, correr, gritar a más no poder. La gimnasia, la música, la declamación, el teatro, el paseo, son medios eficacísimos para obtener disciplina, conservar la moralidad y la salud. (IV, 549).

864 Para conservar la salud y vivir por muchos años, es necesario: 1º. Conciencia clara, esto es, acostarse por la noche tranquilo y sin preocupación por la eternidad, 2º. Mesa frugal, 3º. vida activa, 4º buenas amistades o sea, huir de los viciosos. (VI, 302).

865 Cada uno ocúpese y trabaje tanto cuanto su salud y su capacidad le permitan. (IX, 574).

866 Créedmelo, mis queridos hijos, os revelo una gran verdad: si observáis buena conducta moral, haréis grandes progresos en el estudio y conservaréis vuestra salud. (XI, 15).

867 Hay que cuidar mucho la propia salud, para poder ganar almas a Dios y conquistar el Paraíso. (XII, 346).

868 Para conservar la salud, hay que tomar el suficiente descanso; no trabajar demasiado y no comer fuera de las horas establecidas. Ninguna ocupación por la noche después de la cena, es más, después de las oraciones retirarse enseguida a reposar. (XIII, 246).

869 La salud es un poderosísimo e indispensable elemento para hacer el bien al prójimo. (XIII, 498).

870 Después de la gracia de Dios, el más grande tesoro es la salud. (XIV, 382).


SANTIDAD

871 Hagámonos santos, si queremos que el mundo hable de nosotros. (XVII, 557).

872 Seguid, o mortales, los gloriosos ejemplos de los santos, pues, éstos son el camino que lleva a la gloria, el camino de la felicidad. (V, 727).

873 La Comunión es para hacerse santo y no para los santos. (VII, 679).

874 No es la ciencia la que hace los santos, sino la virtud. (VIII, 931). 46

875 Las cruces son las que nos conducen a la gloria, las actuales espinas se trocarán en rosas ante vuestros ojos. (XV, 659).

876 Sé obediente y serás santo. (VI, 416).

877 Jesús te espera en la Iglesia. ¿Por qué no lo visitas a menudo?. Sé apóstol de la Eucaristía. (P.M.12).

878 ¿Queremos llegar aun grado muy alto de santidad y conquistar el Paraíso?. Seamos fieles en obedecer aún en las cosas pequeñas. (XIII, 210).

879 Santifica a los demás santificándote a ti mismo. (XIII, 880).

880 No hay que hacer consistir la santidad en exterioridades. (XVI, 24).

881 Hacéos obedientes y os haré grandes santos. (XVI, 197).

882 ¿Queréis ofrecer la mejor florecilla a la Sma. Vírgen?. Sé exacto en el cumplimiento de tus deberes. (P.M.LL).


SINCERIDAD

883 Sed siempre sinceros en vuestras palabras; nunca digáis mentiras; pues, además de ofender a Dios, perderíais la estimación de vuestros superiores y amigos. (BAC. 679).

884 Os recomiendo que seáis sinceros con vuestros superiores, no ocultándoles nunca vuestras
faltas con disimulo, y aún menos negando haberlas cometido. (BAC. 671).

885 Decid siempre con franqueza la verdad, porque la falsedad os hace hijos del demonio, príncipe de la mentira, y os hará perder el honor y la reputación cuando vuestros superiores y compañeros lleguen a descubrir la verdad. (BAC. 671).

886 Por el fruto se conocerá, si hacéis buenas confesiones. (X, 21).


EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR
San Francisco de Asís