FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

A LOS SACERDOTES HIJOS PREDILECTOS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

CAMINO HACIA LA DIVINA VOLUNTAD


"Seguidme, hijos predilectos, por el camino que os he trazado para conduciros a todos al Templo del Señor y para que podáis cantar hoy su amor y su gloria.

Mientas con mi castísimo esposo José recorría el camino hacia el Templo de Jerusalén, llevando entre mis brazos a mi divino Niño, y estaba absorta en un profundo éxtasis de amor y oración con Él, observaba una prescripción de la ley y cumplía la Voluntad del Señor.

Asi obro hoy con cada uno de vosotros: Os conduzco por el camino del perfecto cumplimiento de la Voluntad del Señor.

Yo soy el camino hacia la divina Voluntad.

Es Voluntad de Dios que cumpláis con perfección las obligaciones de vuestro estado Sacerdotal.
Es Voluntad de Dios que deis un espacio importante a la vida de oración y de profunda unión con Él. Ved por qué os conduzco a una escrupulosa observancia de vuestras prácticas de piedad: no paséis por alto el Oficio divino; vuestra meditación cotidiana hacedla con calma y amor; recitad diariamente en unión Conmigo el Santo Rosario; que la Santa Misa, celebrada y vivida por vosotros, sea el punto de referencia de toda vuestra jornada.

Es Voluntad de Dios, que también en vuestro apostolado sigáis las normas emanadas de la Iglesia para vosotros.
Nunca participéis en espectáculos profanos; no vayáis a lugares que no son propios de vuestra dignidad de Ministros de Dios; sabed proteger y defender el carácter sagrado de vuestra persona. Estáis en el mundo pero no sois del mundo.

No os avergoncéis de dar a todos este público testimonio. Por esto os pido que llevéis siempre vuestro hábito eclesiástico para que en todo lugar y tiempo, todos vean que sois Sacerdotes de Dios y mis hijos predilectos.

¡Como entristece a mi Corazón Inmaculado el ver que muchos Sacerdotes, y hasta Obispos, visten completamente de paisano desobedeciendo abiertamente las leyes emanadas de la Iglesia para vosotros!

Es Voluntad de Dios, que ardáis en un gran celo por la salvación de las almas, y por consiguiente debéis estar siempre dispuestos a la grave obligación, que se os ha confiado, de ser ministros de la Reconciliación.

Ahora, en gran parte de la Iglesia, este sacramento tan necesario está desapareciendo, precisamente porque muchos Sacerdotes no van ya al confesionario a ponerse a disposición de las almas, que tienen extrema necesidad de este sacramento de la divina misericordia.

Es Voluntad de Dios, que estéis siempre disponibles a todas las necesidades espirituales y materiales de vuestro prójimo.  que vuestro corazón sacerdotal sera generoso, abierto, sensible y misericordioso.

Sólo así cumplís la Voluntad que el Señor tiene sobre cada uno de vosotros y recorréis el camino hacia la santidad.

Por esto os conduzco cada día por la vía de la perfecta actuación de la divina Voluntad a fin de que, el santo templo de vuestra vida sacerdotal, la Santísima Trinidad reciba de vosotros su mayor gloria."


NUEVA MISIÓN EN LA PARROQUIA





Padre Jorge Estrada Rodriguez,

Nuevo Párroco de la Iglesia Pasionista de Arraiján*

En la Iglesia San Nicolás de Bari de Arraiján cabecera , tuvo lugar el pasado Viernes 18 de Julio la novación de la cura pastoral de la comunidad Pasionista del Distrito de Arraiján. 

El padre Jorge Estrada Rodriguez, durante la Misa de Entrega de Llaves, fue quién recibió la nueva tarea de párroco para la comunidad Pasionista de parte del Arzobispo de Panamá José Domingo Ulloa. 

Cabe destacar que la pastoral de Arraiján consta de 23 Iglesias distribuidas en ocho corregimientos y el padre Estrada es el primero oriundo de la ahora Provincia de Panamá Oeste en ocupar esta jerarquía para la propia comunidad. 

Al entregarle las llaves de la Iglesia, al párroco Estrada se le confía la comunión de la parroquia, que estuvo bajo la administración del Padre de origen español Eusebio García. El deber de este pastor es crear comunidad en medio de la comunidad.  Ayudará a los arraijaneños a descubrir sus dones para ponerlos al servicio de la comunidad.

"Cada Párroco es una gracia del Señor" mencionó el Obispo durante su homilía. Adicionalmente Monseñor Ulloa dijo que es saludable que "cada cuatro años se cambien a los coordinadores" de acuerdo al mismo tiempo o periodo en que son nombrados los párrocos.



Padre Jesús Cavero durante
la lectura del Acta de Nombramiento




Monseñor José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá,
durante la explicación de la homilía




El Arzobispo José Domingo Ulloa junto al Padre 
Jorge Estrada, de rodillas, mientras éste
recibe las llaves de las Iglesias Pasionistas




Monseñor José Domingo Ulloa
en la entrega de la Sagrada Hostia




Padre Eusebio García, Párroco Saliente**



*Padre Jorge Estrada Rodriguez. Nació el 1 de Octubre de 1973 en Panamá. Sus padres son Jorge y Enedina. Hizo su primera profesión el 15 de Agosto de 1995 y la profesión perpetua el 16 de Agosto de 1998. La ordenación sacerdotal fue el 26 de enero de 2002.

** Padre Eusebio García. Nació el 2 de Diciembre de 1950 en Pueblo Campaspero, Valladolid, España. Sus Padres fueron Pedro y Agustina. Hizo su primera profesión el 17 de Octubre de 1971. La profesión perpetua la hizo el 19 de Octubre de 1974, mientras que su ordenación sacerdotal fue el 9 de Abril de 1978. 

El pueblo arraijaneño está sumamente agradecido con la labor que durante todos estos años ha realizado el Padre Eusebio García, mostrándonos y llevándonos a Dios. Ha sido un gran ejemplo dentro de la comunidad sacerdotal, el hecho de que haya administrado solo él, con sus manos consagradas, el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor. 



NUEVA MISIÓN EN LA PARROQUIA EN VIDEO



Procesión de Entrada



Momento de Gloria



Monseñor Ulloa incensando el Altar



Entrega de las Ofrendas



Entrega de llaves de la Iglesia


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FOTOS Y VIDEOS NARCISA OLAYVAR


MENSAJES DE MEDJUGORJE - 25 de Julio de 2014


Mensajes de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorje 


Al inicio Nuestra Señora regularmente da sus mensajes sólo a los videntes, y a través de ellos a todos los fieles. A partir del 1 de marzo de 1984, Nuestra Señora comienza a entregar regularmente sus mensajes todos los jueves a la comunidad de parroquial de Medjugorje, y a través de ella, al resto del mundo. Puesto que algunas cosas que el Señor había deseado se cumplieron, como lo afirmó Nuestra Señora , a partir del 25 de enero de 1987, Nuestra Señora da sus mensajes a todo el mundo los 25 de cada mes Esto aún continúa.

Mirjana Dragicevic-Soldo, Ivanka Ivankovic-Elez y Jakov Colo tuvieron apariciones diarias hasta 1982, 1985, y 1998 respectivamente. Desde entonces, la Virgen se les aparece una vez al año y les da un mensaje. Debido a que el trabajo sobre los archivos está aún en curso, no estamos en condiciones de publicar los mensajes otorgados antes de 1995.


(http://www.medjugorje.ws)


Mensaje 25 de julio de 2014

“¡Queridos hijos! Ustedes no son conscientes de las gracias que viven en este tiempo, en que el Altísimo les da señales para que se abran y se conviertan. Regresen a Dios y a la oración, y que en sus corazones, familias y comunidades reine la oración, para que el Espíritu Santo los guíe y los anime a estar cada día más abiertos a la voluntad de Dios y a Su plan para cada uno de ustedes. Yo estoy con ustedes, y con los santos y los ángeles intercedo por ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado. ”



GUÍA DE LOS SIGNOS EXTERNOS DE LOS SACERDOTES Y FIELES EN LA MISA


          Las necesarias genuflexiones y demás actos de devoción.


         La misa es un encuentro con el Señor, tanto para el sacerdote como para los fieles. Por eso hay que acompañar los gestos internos con los externos.





En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos:

“En la Liturgia de la Nueva Alianza, toda acción litúrgica, especialmente la celebración de la Eucaristía y de los Sacramentos es un encuentro entre Cristo y la Iglesia”.

La Liturgia es pues el “lugar” privilegiado del encuentro de los cristianos con Dios y con quien Él envió, Jesucristo.

La fe en la presencia del Señor, en especial la eucarística, la expresa el sacerdote ejemplarmente con la adoración que se muestra en la reverencia profunda de las genuflexiones durante la Santa Misa y fuera de ella.



LOS SIGNOS EXTERNOS DEL SACERDOTE EN LA CELEBRACIÓN DE LA MISA


En la liturgia postconciliar los gestos del sacerdote se reducen al mínimo: la razón aducida es la sobriedad; el resultado es que se han convertido en raras, o incluso apenas se esbozan. Nos hemos hecho avaros en gestos hacia el Señor; pero elogiamos a judíos y musulmanes por su fervor en el modo de rezar.

La genuflexión manifiesta más que las palabras la humildad del sacerdote, que sabe que sólo es un ministro, y su dignidad por el poder de hacer presente al Señor en el sacramento.

Pero hay otros signos de devoción. Las manos elevadas en alto por el sacerdote son para indicar la súplica del pobre y del humilde: “Te pedimos humildemente”, se subraya en las plegarias eucarísticas. El Ordenamiento General del Misal Romano (OGMR) establece que el sacerdote,

“cuando celebra la Eucaristía, debe servir a Dios y al pueblo con dignidad y humildad, y, en la forma de comportarse y de pronunciar las palabras divinas, debe hacer percibir a los fieles la presencia viva de Cristo”.

La humildad de la actitud y de la palabra es consonante con el propio Cristo, manso y humilde de corazón. Él debe crecer y yo disminuir.

Al pasar al altar,el sacerdote debe ser humilde, no ostentoso, sin complacerse mirando a derecha e izquierda, casi buscando el aplauso. En cambio, debe mirar a Jesucristo crucificado y presente en el tabernáculo: a Él se le hacen la inclinación y la genuflexión; después, a las imágenes sagradas expuestas en el ábside detrás o a los lados del altar, la Virgen, el santo titular, los demás santos.Es en síntesis la presencia divina. Sigue el beso reverente del altar y, eventualmente, la incensación; el segundo acto es el signo de la cruz y el saludo sobrio a los fieles; el tercero es el acto penitencial, que hay que realizar profundamente y con los ojos bajos, mientras los fieles podrían arrodillarse – ¿por qué no? – como en la forma extraordinaria, imitando al publicano grato al Señor.

El sacerdote celebrante no alzará la voz, y mantendrá un tono claro para la homilía pero sumiso y suplicante para las plegarias, solemne si son cantadas. Se preparará inclinado“con espíritu de humildad y con ánimo contrito” a la plegaria eucarística o anáfora: es la súplica por definición y debe recitarse de modo que la voz corresponda al género del texto; el celebrante podría pronunciar con tono más alto las palabras iniciales de cada párrafo, y recitar el resto en tono sumiso para permitir a los fieles seguirle y recogerse en lo íntimo del corazón.

Tocará los santos dones con estupor, y purificará los vasos sagrados con calma y atención, según la recomendación de los santos padres. Se inclinará sobre el pan y sobre el cáliz al pronunciar las palabras consagrantes de Cristo y en la invocación al Espíritu Santo (epíclesis). Los elevará separadamente fijando en ellos la mirada en adoración, y después bajándolo en meditación. Se arrodillará dos veces en adoración solemne.

Continuará con recogimiento y tono orante la anáfora hasta la doxología, elevando los santos dones en ofrenda al Padre. El Padrenuestro lo recitará con las manos levantadas y no cogiendo de la mano a otros, porque esto es propio del rito de la paz; el sacerdote no dejará el Sacramento sobre el altar para dar la paz fuera del presbiterio, en cambio fraccionará la Hostia de modo solemne y visible, después se arrodillará ante la Eucaristía y rezará en silencio pidiendo de nuevo ser librado de toda indignidad para no comer ni beber la propia condenación, y de ser custodiado para la vida eterna por el santo Cuerpo y la preciosa Sangre de Cristo; después presentará a los fieles la Hostia para la comunión, suplicando Domine non sum dignus, e inclinado, comulgará él primero. Así será de ejemplo a los fieles.

Tras la comunión, el silencio para la acción de gracias se puede hacer de pie, mejor que sentado, en signo de respeto, o incluso arrodillado, si es posible, como hizo hasta el final Juan Pablo II, cuando celebraba en su capilla privada, con la cabeza inclinada y las manos juntas, con el fin de pedir que el don recibido le sea de remedio para la vida eterna, como en la fórmula que acompaña la purificación de los vasos sagrados; muchos fieles lo hacen y son ejemplares. La patena o copa y el cáliz (vasos que son sagrados por lo que contienen) ¿por qué razón no deberían ser “de forma encomiable” recubiertos por un velo en signo de respeto – y también por razones de higiene – como hacen los orientales?

El sacerdote, tras el saludo y la bendición final, subiendo al altar para besarlo, levantará una vez más los ojos al crucifijo y se inclinará, y se arrodillará ante el tabernáculo. Después volverá a la sacristía, en recogimiento, sin disipar con miradas o palabras la gracia del misterio celebrado.



LOS SIGNOS EXTERNOS DE DEVOCIÓN POR PARTE DE LOS FIELES EN LA MISA

En este encuentro con Cristo, la iniciativa, como siempre, es del Señor que se sitúa en el centro de la ecclesia, ahora resucitado y glorioso. De hecho,

“si en la liturgia no destacase la figura de Cristo, que es su principio y está realmente presente para hacerla válida, ya no tendríamos la liturgia cristiana, totalmente dependiente del Señor y sostenida por su presencia creadora”.

Cristo precede a la asamblea que celebra. Él –que actúa inseparablemente unido al Espíritu Santo- la convoca, la reúne y la instruye. Por eso, la comunidad, y cada fiel que la forma, “debe prepararse para encontrar a su Señor, debe ser un pueblo bien dispuesto”. A través de las palabras, las acciones y los símbolos que constituyen la trama de cada celebración, el Espíritu Santo pone a los fieles y a los ministros en relación viva con Cristo, Palabra e imagen del Padre, a fin de que puedan incorporar a su vida el sentido de lo que oyen, contemplan y realizan. De ahí que

“toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo, y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras”.

En este encuentro el aspecto humano, como señala san Josemaría Escrivá, es importante:

“Yo no cuento con un corazón para amar a Dios, y con otro para amar a las personas de la tierra. Con el mismo corazón con el que he querido a mis padres y quiero a mis amigos, con ese mismo corazón amo yo a Cristo, y al Padre, y el Espíritu Santo y a Santa María. No me cansaré de repetirlo: tenemos que ser muy humanos; porque, de otro modo, tampoco podremos ser divinos”.

Así pues, la confianza filial debe caracterizar nuestro encuentro con Cristo. Sin olvidar que

“esta familiaridad encierra también un peligro: el de que lo sagrado con el que tenemos contacto continuo se convierta para nosotros en costumbre. Así se apaga el temor reverencial. Condicionados por todas las costumbres, ya no percibimos la grande, nueva y sorprendente realidad: él mismo está presente, nos habla y se entrega a nosotros”[

La liturgia y de modo especial la Eucaristía,

“es un encuentro y una unificación de personas, pero la persona que viene a nuestro encuentro y desea unirse a nosotros es el Hijo de Dios”.

El hombre y la comunidad han de ser conscientes de encontrarse ante Aquel que es tres veces santo. De ahí, la necesaria actitud, impregnada de reverencia y sentido de estupor, que brota del saberse en la presencia de la majestad de Dios.

¿No era esto, acaso, lo que Dios quería expresar cuando ordenó a Moisés que se quitase las sandalias delante de la zarza ardiente? ¿No nacía de esta conciencia, la actitud de Moisés y de Elías, que no osaron mirar a Dios cara a cara?. Y ¿no nos muestran esta misma actitud los Magos que“postrándose le adoraron”? Los diferentes personajes del Evangelio, al encontrarse con Jesús que pasa, que perdona… ¿no nos da también una ejemplar pauta de conducta ante nuestros actuales encuentros con el Hijo de Dios vivo?.

En realidad, los gestos del cuerpo expresan y promueven“la intención y los sentimientos de los participantes” y permiten superar el peligro que acecha a todo cristiano: el acostumbramiento.

“Para nosotros, que vivimos desde siempre con el concepto cristiano de Dios y nos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza, que proviene del encuentro real con este Dios, resulta ya casi imperceptible”.

Por eso

“un signo convincente de la eficacia que la catequesis eucarística tiene en los fieles es sin duda el crecimiento en ellos del sentido del misterio de Dios presente entre nosotros. Esto se puede comprobar a través de las manifestaciones específicas de veneración de la Eucaristía, hacia la cual el itinerario mistagógico debe introducir a los fieles”.

Los actos de devoción se comprenden, de modo adecuado, en este contexto de encuentro con el Señor, que implica unión, “unificación que sólo puede realizarse según la modalidad de la adoración”.

Destacamos en primer lugar la genuflexión,

“que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual”.

La inclinación de cabeza significa reverencia y honor. En el Credo -excepto en las solemnidades de Navidad y la Encarnación en las que es sustituida por el arrodillarse-, unimos este gesto a la pronunciación de las palabras admirables

“Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”.

Finalmente queremos destacar el arrodillarse en la consagración y, donde se conserva este uso desde el Sanctus hasta el final de la Plegaria eucarística, o al recibir la sagrada Comunión.

Son signos fuertes que manifiestan la conciencia de estar ante Alguien particular. Es Cristo, el Hijo de Dios vivo, y ante él caemos de rodillas. En el arrodillarse el significado espiritual y corporal forman una unidad pues el gesto corporal implica un significado espiritual y, viceversa, el acto espiritual exige una manifestación, una traducción externa.

Arrodillarse ante Dios no es algo “no moderno”, sino que corresponde a la verdad de nuestro mismo ser.

“Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse, y una fe, o una liturgia que desconociese el arrodillarse, estaría enferma en uno de sus puntos capitales. Donde este gesto se ha perdido, se debe aprender de nuevo, para que nuestra oración permanezca en la comunión de los Apóstoles y los mártires, en la comunión de todo el cosmos, en la unidad con Jesucristo mismo”.


FUENTE: forosdelavirgen.org /// Nicola Bux, Don Juan Silvestre, Signos de estos Tiempos

PANGE LINGUA - VÍDEOS Y DESCRIPCIÓN -








Pange Lingua es un himno eucarístico escrito por santo Tomás de Aquino (1225-1274) para la festividad de Corpus Christi (Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo). Este himno también es cantado el día del Jueves Santo, durante la procesión desde el altar hasta el monumento donde la reserva queda custodiada hasta el día siguiente, (Viernes Santo); también es el habitual en todas las procesiones eucarísticas. Las dos últimas estrofas de este himno, el Tantum Ergo, son cantadas como antífona antes de la bendición solemne con el Santísimo, efectuada al finalizar las adoraciones eucarísticas.

Este himno expresa de manera concreta la doctrina de la Transubstanciación, en la cual, de acuerdo al pensamiento católico, el pan y el vino, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Las palabras iniciales de esta famosa secuencia, escrita en el idioma oficial de la Iglesia católica (latín), son obra del poeta latino Venancio Fortunato. Éste comienza con la frase "Pange, lingua, gloriosi / Lauream certaminis", y es usada en alguna de las "Horas Canónicas", que son parte del Oficio divino.

Latin
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen

Castellano
Canta, oh lengua,
el misterio del cuerpo glorioso
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo
sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor,
poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.


V/. Panem de cælo præstitísti eis.
R/. Omne delectaméntum in se habéntem.


Orémus.
Deus, qui nobis sub sacraménto mirábili, passiónis tuae memóriam reliquisti; tríbue, quaésumus, ita nos córporis et Sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuae fructum in nobis iúgiter sentiámus:Qui vivis et regnas in saécula saeculórum. R. Amen


TEXTO: WIKIPEDIA.COM


UN DECRETO DEL PRESIDENTE OBAMA RESTRINGE AUN MAS LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EE.UU.


El gobierno de EE.UU. empeñado en forzar a los cristianos a asimilar la agenda LGBT.

El presidente Obama firmó una orden ejecutiva el lunes que elimina como contratistas federales a quienes discriminen por motivos de orientación sexual e identidad de género, o sea que no podrán usar su propio criterio para la selección de su personal, haciendo caso omiso de las súplicas de cristianos y otros líderes religiosos de incluir una exención para las organizaciones religiosas, porque no podrán usar sus criterios religiosos para contratar personal.

La orden ejecutiva impediría a organizaciones cristianas y otras organizaciones religiosas con contratos federales exigir a los trabajadores que se adhieran a los principios de sus creencias religiosas. Christianity Today informa que la orden podría impactar a organizaciones religiosas sin fines de lucro, tales como Visión Mundial, World Relief y Caridades Católicas.

“Si las organizaciones religiosas no pueden exigir que sus empleados se comporten de manera consistente con las enseñanzas de su fe, entonces, esencialmente, las organizaciones no serán capaces de operar de acuerdo con su fe”, dijo Peter Sprigg, miembro distinguido de Estudios Políticos del Family Research Council.

Él dijo que la orden el Presidente fuerza a los empleadores a poner a un lado sus principios en nombre de la corrección política.

“Este nivel de coerción es nada menos que un chantaje para silenciar a cada contratista y subcontratista que tiene objeciones morales a la conducta homosexual”, dijo Sprigg.

“El movimiento homosexual se está sacando la máscara. Ellos realmente no creen en la libertad religiosa. Quieren la afirmación forzada de la conducta de homosexuales y transexuales para superar cualquier otra consideración en el lugar de trabajo, incluída la libertad religiosa”.

Un grupo de líderes religiosos prominentes escribieron una carta al Presidente Obama instándole a incluir una exención religiosa.

“De una manera concreta, las organizaciones religiosas perderán fondos financieros que les permite servir a los demás en el interés nacional debido a la identidad de su organización”, escribieron. “Cuando la capacidad de las organizaciones religiosas se limita, el bien común sufre”.

No es de extrañar, que la orden ejecutiva del presidente fuera muy bien recibida por las organizaciones de izquierda como Americans United for Separation of Church and State.

“Los grupos religiosos no tienen derecho a aceptar dinero de los contribuyentes y participar en formas de discriminación”, dijo el director ejecutivo Barry Lynn.

“Los grupos basados en la fe que aprovechan las arcas públicas deben jugar con las mismas reglas que todos los demás y no esperar un trato especial”.

Pero ese no es realmente el punto. Se trata del gobierno federal intimidando a grupos religiosos que tienen puntos de vista que ellos no comparten.

Esta administración cree que los derechos de los homosexuales, incluidos los derechos religiosos, deben estar por encima de los derechos de los todos los demás.

El vicepresidente Joe Biden llegó tan lejos como para declarar durante un discurso a los activistas internacionales de derechos de los homosexuales.

“No me importa lo que sea su cultura. La inhumanidad es inhumanidad. El prejuicio es el prejuicio”.

Eso explica por qué a un repostero cristiano en Colorado le fue ordenada por una comisión estatal una formación de re educación cuando él se negó a hacer un pastel para la celebración de una boda gay.

Eso explica por qué se encontró culpable de discriminación a un fotógrafo cristiano en Nuevo México por negarse a fotografiar una ceremonia de boda gay.

Eso explica por qué los legisladores demócratas en varios estados intentaron cerrar Chick-fil-A causa de las creencias privadas de los propietarios sobre el matrimonio tradicional.

Y también explica por qué el pastor Billy Graham fue sometido a una auditoría del Servicio de Impuestos Internos después de que él apoyó una enmienda al matrimonio tradicional en Carolina del Norte.

La administración Obama y sus asociados quieren imponer a los cristianos a quién contratar, cómo administrar su negocio y la forma de pensar.

Y ahora el presidente ha decretado que cualquier grupo religioso que tiene puntos de vista divergentes con la agenda LGBT no es digno de recibir contratos federales.

El mes pasado, la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, dijo en una reunión en el Foro de la Casa Blanca sobre los Derechos Humanos Globales LGBT que era su responsabilidad influir en el pensamiento teológico sobre el tema LGBT.

“Respecto a la comunidad de fe, ¿cómo podemos convencer a los grupos religiosos que Dios ama a todos los hijos de su creación por igual?”, preguntó a la multitud.

“El cambio vendrá”, continuó diciendo. “Ya va a venir”.

Lo están forzando. Y parece que el presidente ha decidido “reforzar” la teología del gobierno a los cristianos mediante el uso de los decretos.

Denny Burk, profesor de estudios bíblicos en Boyce College dijo,

“Hay personas que están dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para forzar a las instituciones religiosas a ajustarse a la nueva moral sexual. Cualquier persona o institución que se niegue a cumplir tendrán que enfrentarse a las consecuencias”.

Entonces, ¿cuál es el siguiente paso lógico en el esfuerzo sistemático del gobierno de marginar al cristianismo? Robert Jeffress, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas, sugiere

“El problema de este decreto es que allana el camino para retener las licencias de los medios de comunicación de las organizaciones religiosas que sostienen creencias bíblicas con las que el gobierno no está de acuerdo”.

Esto implicaría que los cristianos perderían la capacidad de tener medios de comunicación donde difundir su mensaje.

El gobierno de Obama parece empeñado en forzar a los cristianos a asimilar la agenda LGBT militante.


FUENTE: forosdelavirgen.org  // / Charisma News, Signos de estos Tiempos

IDENTIDAD SACERDOTAL - ¿PUEDE SER SACERDOTE UN DISCAPACITADO?




El testimonio del Padre Amado García Vázquez. 

Con su andar pausado, sin permitir que el dolor físico asome a su rostro, y menos que se interponga en su servicio a Dios y a los fieles, el P. Amado García Vázquez, uno de los vicarios de la Catedral Metropolitana, es testimonio fiel de que una discapacidad no es un castigo, sino una manifestación del amor de Dios, que será coronada con la gloria de la Resurrección. 

Llama la atención verlo: con su pequeña estatura, vestido con sotana, recorriendo los pasillos de la Catedral, oficiando Misa, confesando y atendiendo a los fieles que acuden a él para pedir su consejo frente a algún problema familiar. La gente que conoce al “padre Amadito” –como le llaman de cariño– no repara en su estatura, sino en su capacidad de servicio.

El P. Amado nació con acondroplasia, una enfermedad congénita que se presenta en uno de cada 25 mil niños nacidos vivos, y que provoca que los huesos no tengan un crecimiento normal; las personas que la padecen no suelen pasar de los 144 centímetros de estatura.

Aunque la esperanza de vida y el desarrollo intelectual es normal, quienes sufren este mal enfrentan diferentes afectaciones, como fuertes dolores musculares y en los huesos, sin contar con la exclusión social.

El P. Amado explica que, al ser una enfermedad degenerativa, los signos aparecieron con el paso de los años. “Cuando era niño caminaba normal, corría, jugaba; el cambio más fuerte vino en la etapa de la secundaria, cuando me di cuenta que ya no podía hacer ciertas cosas, siempre padecía dolores en los huesos… a partir de ahí,me la he pasado en el médico todo el tiempo”.

“La mayor destrucción de los huesos ha sido en las caderas: desde antes de entrar al Seminario me operaron para quitármelas y ponerme prótesis, y como los huesos no están bien, eso significa que va condicionando músculos y cartílagos, por lo que debo hacer movimientos para adaptarme al sentarme, pararme, caminar y eso genera dolor”, explica.

Sin embargo, esto no fue impedimento para que el P. Amadito alcanzara el sueño de toda su vida: ser sacerdote. “Recuerdo que tenía como siete años y mi mayor diversión era jugar a la Misa, bautizar los muñecos de mis hermanas y mis primas, y como el patio de la casa era grande, hacíamos procesiones”.

Narra que es el menor de diez hermanos y se crió en el poblado de San Miguel Itzoteno, en el estado de Puebla. “Cuando iba a Misa –que no habían muchas– decía: yo quiero ser como el padrecito”.

Su infancia no fue fácil, no faltaron las críticas, las burlas, los traumas y las dudas. “Fue muy duro, sí me dolió, pero la vida me fue exigiendo ser muy fuerte. Me ayudó el hecho de tener una familia que me protegía, también que fui aprendiendo a lidiar con lo que podía y no podía hacer, y por supuesto, que Dios siempre estuvo ahí. Esta condición ha sido una oportunidad de relacionarme con Él, que ha sido mi motivación”.


¿Cómo fue el ingreso al Seminario?

Mi deseo de ser sacerdote era más fuerte que pensar en complejos, y cuando llegó el momento, ni a mi familia le extrañó.


–¿Cómo lo recibieron?

Hubo dificultades. Por criterios personales, había quienes pensaban que yo no cubría las expectativas para estar ahí, otros que no era digno de formarme; también hubo quienes se burlaban o me hacían bromas, pero también estaban los que me trataban naturalmente y los que me brindaban su apoyo.


–¿Qué fue lo más difícil?

Dos cosas: me sentía cansado físicamente, me presionaban los dolores y se me dificultaban algunas actividades como subir y bajar escaleras, y sentirme en medio de dos flancos: los que decían ‘no tienes ningún problema, eres como los demás’, y a los que no les agradaba mucho mi presencia.

Todos los esfuerzos se vieron recompensados cuando hace dos años, a los pies de la Virgen de Guadalupe, el P. Amadito recibió de manos del cardenal Norberto Rivera Carrera la ordenación sacerdotal.

“Eran dos motivos de alegría, la ordenación, pero también era como si Dios me estuviera diciendo: ‘ya ves cómo sí pudiste, ya ves cómo sí te llame yo, sí llegaste’, era sentirme abrazado por Él”, relata.

Después de ejercer su ministerio en la Parroquia de San Matías, Iztacalco, en noviembre de 2013, llegó a la Catedral Metropolitana. “Aquí –dice– he encontrado mucho apoyo en los empleados y en el personal de seguridad. Me he sentido bien recibido, apreciado por el Sr. Cardenal; me siento tratado como los demás curas sin ninguna circunstancia especial, y eso lo agradezco”, agregó.

También pidió un mayor acercamiento de la Iglesia al entorno de la discapacidad: “queremos que nos incluya todavía más para reconocer que en nosotros mismos Dios puede obrar grandes maravillas”.


–¿Qué le dice a las personas discapacitadas que piensan que no pueden alcanzar sus sueños?

Que necesitamos ser fuertes, descubrir la presencia de Dios que está en nuestro corazón, Él nos va sosteniendo; yo creo que la discapacidad se puede vivir desde la Pasión de Cristo, sin fe lo viviría como una desgracia completa, lejos de Jesús no lo entendería, por eso quiero decirle a los discapacitados que la enfermedad, la aflicción y el dolor son grandes tesoros que podemos usar para acercarnos a Cristo Jesús en su Pasión, de una manera muy especial.


FUENTE: aleteia.org / SIAME 


PEQUEÑO MANUAL DE INDULGENCIAS PARA USO DE LOS FIELES - PARTE 2 -

-Extracto-

LIBER
CIUDAD DEL VATICANO

Cuanto sigue ha sido extraído del Enchiridion Indulgentiarum o Manual de Indulgencias, publicado en el Acta Apostolicae Sedis, el 29 de julio de 1968.



OTRAS CONCESIONES



1. Actiones Nostras (Nuestras Acciones)


Señor, previene nuestras acciones con tu gracia, sostiénelas con tu ayuda, para que cada plegaria nuestra como cada trabajo nuestro encuentre en Ti su principio y su cumplimiento. Amén.

(Indulgencia parcial)




2. Actus virtutum theologalium et contritionis (Actos de las Virtudes Teologales y de Contrición)

Se concede indulgencia parcial al fiel que píamente recita, con una fórmula apropiada, los actos de las virtudes teologales y de contrición. A cada uno de los actos está concedida la indulgencia.


3. Adoratio Ssmi. Sacramenti (Adoración del Santísimo Sacramento)

Se concede indulgencia parcial al fiel que visita el Santísimo Sacramento. En cambio, la indulgencia será plenaria si el fiel permanece en adoración por lo menos, por media hora.


4. Adoro te devote (Te adoro devotamente)

Se concede indulgencia parcial al fiel que píamente recita el ritmo “Adoro te devote” (Te adoro devotamente).


5. Adsumus (Estamos todos aquí delante de Ti)

Estamos todos aquí delante de Ti, oh Espíritu Santo Señor nuestro, en cierto que atrapados en nuestros pecados, pero también espontáneamente reunidos en Tu nombre.

Ven a nosotros, quédate con nosotros, dígnate colmar nuestras almas. Enséñanos lo que debemos tratar, cómo proceder y muéstranos aquello que debemos decidir, para que con Tu ayuda podamos en todo agradarte.

Sé el único inspirador de nuestras resoluciones, el único que las haga eficaces, Tu al solo que, con el Padre y el Hijo, sube toda la gloria.

Tú, que amas sobre toda cosa aquello que es justo, no permitas que sea violado por nosotros el orden de la justicia. Haz que la ignorancia no nos haga caer en el error, che la parcialidad no logre plegarnos y que la oferta de regalos o consideraciones hacia las personas no nos corrompa.

Únenos eficazmente a Ti con el don de Tu gracia, para que seamos en Tí una sola cosa y no nos alejemos en ningún modo de la verdad. Y ya que estamos reunidos en Tu nombre, haz que en cada cosa nos atengamos a la justicia suavizada por la caridad, para que aquí abajo ningún pensamiento nuestro nunca se aleje de Ti y en la otra vida, por haber procedido bien, consigamos el premio eterno. Amén.

Esta oración, que se suele recitar antes de una sesión de estudio de interés común, está enriquecida con indulgencia parcial.


6. Ad te, beate Ioseph (A ti, oh! beato José)

A ti, oh! beato José, acudimos afligidos por la tribulación, e invocamos tu patrocinio llenos de fe, junto con el de tu santísima Esposa. Ea, por aquel sagrado vínculo de caridad que te unió a la Inmaculada Virgen Madre de Dios y por el amor paterno que tuviste al Niño Jesús, te pedimos que mires con ojos benignos la querida heredad que Jesucristo compró con Su sangre; y con tu poder y ayuda, socorre a nuestras necesidades. Protege, oh! proveedor Custodio de la divina Familia, la prole elegida de Jesucristo; aleja de nosotros, oh! Padre amantísimo, la peste de los errores y de los vicios que enferma al mundo; asístenos propicio desde el Cielo en esta lucha contra el poder de las tinieblas, oh! nuestro fortísimo protector; y como un tiempo salvaste de la muerte la amenazada vida del Niño Jesús, defiende ahora la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad; y cubre a cada uno de nosotros con tu continuo patrocinio, para que con tu ejemplo y con tu continuo socorro podamos virtuosamente vivir, piamente morir y conseguir la eterna beatitud. Amén.

Indulgencia parcial.


7. Agimus tibi gratias (Te damos gracias)

Te damos gracias por todos tus beneficios, Dios Omnipotente, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Indulgencia parcial.


8. Angele Dei (Ángel de Dios)

Ángel de Dios, que eres mi custodio, ilumíname, custódiame, rígeme y protégeme, ya que te fui confiado por la Piedad Celestial. Amén. Indulgencia parcial.


9. Angelus Domini (El Ángel del Señor)

El Ángel del Señor anunció a Maria Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo

Ave Maria…

He aquí a la esclava del Señor

Hágase en mí según tu palabra

Ave María…

Y el Verbo se hizo carne

Y habitó entre nosotros

Ave María…

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo

Oremos: Dígnate Señor, infunde tu gracia en nuestras almas, ya que, habiendo conocido por el anuncio del Ángel la Encarnación de Cristo Tu Hijo, por su pasión y por su cruz alcancemos la gloria de la resurrección. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

Durante el tiempo pascual

Reina del Cielo, alégrate, aleluya,

Ya que Aquel que llevaste en tu seno, aleluya

Resucitó como dijo, aleluya

Alégrate Virgen María, aleluya

Porque el Señor en verdad ha resucitado, aleluya

Oremos: Oh! Dios, que te has dignado alegrar al mundo con la resurrección de Tu Hijo Nuestro Señor Jesucristo, concede, te rogamos, que por los meritos de su Madre la Virgen Maria, podamos alcanzar los goces de la vida eterna. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Se concede indulgencia parcial al fiel que píamente recita estas oraciones, según la diversidad del tiempo litúrgico.

Según una loable costumbre, estas oraciones se suelen recitar a la mañana, al mediodía y al atardecer.


10. Anima Christi (Alma de Cristo)

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh! mi buen Jesús, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me separe de Ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a Ti,
Para que con tus Santos te alabe,
Por los siglos de los siglos. Amén

Indulgencia parcial.


11. Basilicarum Patriarchalium in Urbe visitatio (Visita de las Basílicas Patriarcales de Roma)

Se concede indulgencia plenaria al fiel que piadosamente visita una de las cuatro Basílicas Patriarcales de Roma y allí recita un Padrenuestro y un Credo: en la fiesta del Titular en cualquier domingo u otra fiesta de precepto una vez al año, en otro día, a elección del mismo fiel.


12. Benedictio Papalis (Bendición Papal)

Se concede indulgencia plenaria al fiel que devotamente recibe, aún sólo por medio de la radio, la Bendición impartida por el Sumo Pontífice “Urbi et Orbi”.


13. Coemeterii visitatio (Visita al Cementerio)

Al fiel que devotamente visita el cementerio y ruega, aunque sea sólo mentalmente, por los difuntos, se le concede indulgencia, aplicable sólo a las almas del Purgatorio. Desde el l° al 8 de noviembre, esta indulgencia será plenaria; en los otros días, sólo parcial.


14. Coemeterii veterum christianorum seu “catacumbæ” visitatio (Visita de una “catacumba” cristiana)

Se concede Indulgencia parcial a los fieles que devotamente visita una catacumba cristiana.


15. Communionis spiritualis actus (Acto de la Comunión espiritual)

El acto de la comunión espiritual con cualquier fórmula piadosa está enriquecido con indulgencia parcial.

-continuará-

LAS SANTAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO - Primera Parte -




Hermana María Marta Chambón

Francisca Chambon, nació de una familia modesta, pero muy cristiana, de labradores en el caserío de la Cruz Roja en Chambéry, el 6 de Marzo de 1841 (*). En el mismo día recibió el santo Bautismo en la iglesia parroquial de San Pedro de Lémenc.

Quiso Nuestro Señor desde muy temprano revelarse a esta alma inocente. Apenas tenía Francisca nueve años, cuando llevándola su tía un Viernes Santo a la adoración de la Cruz, Cristo, Nuestro Señor, se ofreció a sus miradas, desgarrado, ensangrentado, como en el Calvario. “¡Oh, en qué estado estaba!…”, nos dirá ella más tarde.

Esta fue una primera revelación de la Pasión del Salvador que tanto lugar había de tener en su existencia. Mas la aurora de su vida aparece sobre todo favorecida por las visitas de Jesús Niño. El día de su primera Comunión, Él vino a ella visiblemente; desde entonces, en cada una de sus Comuniones, hasta su muerte, será siempre el Niño Jesús a quien verá en la santa Hostia. Él se hace el compañero inseparable de su juventud, la sigue al trabajo en el campo, habla con ella por el camino, la vuelve a la choza paterna: “Estábamos siempre juntos… ¡Ay, qué feliz era yo! ¡tenía el paraíso en el corazón!…”, decía ella hacia el fin de su vida, recordando esos dulces y lejanos recuerdos.

En la época de estos precoces favores, Francisca no pensaba en hacer la confidencia de su vida de familiaridad con Jesús; se contentaba con gozar de ella, creyendo ingenuamente que todo el mundo poseía el mismo privilegio.

Sin embargo, el fervor y la pureza de esta niña no podían pasar desapercibidos al digno Cura de la parroquia; así la admitió con frecuencia a la santa Mesa. Y él fue quien descubrió en ella la vocación religiosa y la vino a presentar a nuestro Monasterio.

(1) No se encontrará aquí una Vida completa de la Hermana María Marta Chambon, sino sencillamente algunas indicaciones biográficas, encajando un Expuesto de su devoción preferida: La devoción a las Santas Llagas.

(*) Esta es la fecha correcta.



PRIMEROS AÑOS DE RELIGIÓN

Diez y ocho años tenía Francisca Chambón cuando la Visitación de Santa María de Chambéry le abrió sus puertas. Dos años después, en la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, 2 de Agosto de 1864, pronunciaba los santos votos y tomaba lugar definitivamente, con el nombre de Hermana María Marta, entre las religiosas de velo blanco.

Nada en lo exterior prevenía en favor de la nueva esposa de Jesucristo. La belleza de la hija del Rey era verdaderamente toda interior… Dios, que, sin duda, se reservaba compensaciones, había tratado a la Hermana María Marta respecto a los dones exteriores con una verdadera parsimonia. Modales y lenguaje rústicos; un entendimiento más bien mediano, que ninguna cultura, ni aun somera, viniera a desarrollar; la Hermana María Marta no sabia leer ni escribir (1) -sentimientos que no se elevarán sino bajo la influencia divina; un temperamento vivo y algún tanto terco-; las Hermanas, sus compañeras, lo declaran sonriendo: “¡Oh! Santa: ¡era una verdadera santa!; pero ¡cuánto ejercitaba algunas veces! ¡La santa bien lo sabía! En su sencillez encantadora se quejaba a Jesús de tener tantos defectos: “Tus imperfecciones, la contestaba Él, son la mayor prueba de que todo lo que en ti pasa viene de Dios. Yo no te las quitaré nunca; son la tapa que oculta mis dones. ¿Tienes muchos deseos de ocultarte? ¡Yo tengo aún más que tú!…”

(1) Conviene no perder nunca de vista esta completa ignorancia de la Hermana María Marta; de una parte se admirarán de encontrar tanta exactitud doctrinal y precisión de expresión en una persona tan poco cultivada; por otra parte se excusará fácilmente lo que puede dejar que desear en “ciertos detalles que no se refieren a lo sustancial de las cosas” (Apreciación del R. P. Mazoyer, S. J.).

Enfrente de este retrato, se colocaría con gusto un segundo con líneas muy de otro modo atractivas. Bajo el exterior de un bloque informe, la observación más atenta de los Superiores no tardó en adivinar una fisonomía moral ya hermosísima y que se embellecería cada día bajo la acción del Espíritu de Jesús. Notábanse en ella de esos rasgos trazados con señales infalibles que revelan al Artista divino… y lo revelan tanto mejor cuanto que la falta de gracias de naturaleza no ha desaparecido. ¡En ese entendimiento tan corto, cuántas luces, cuántas ideas profundas! ¡En ese corazón sin cultura natural, qué inocencia, qué fe, qué piedad, qué humildad, qué sed de sacrificios! Bastará por el momento recordar el testimonio de su superiora, nuestra respetable Madre Teresa Eugenia Revel: La obediencia es todo para ella. El candor, la rectitud, el espíritu de caridad que la animan, su mortificación y, sobre todo, su humildad sincera y profunda, nos parecen los más seguros garantes de la conducta de Dios sobre este alma. Cuanto más recibe, mayor es el verdadero desprecio de sí misma, estando casi habitualmente aplastada por el temor de estar en ilusión. Dócil a los consejos que se la dan, las palabras del Sacerdote y de la Superiora tienen grande poder para darle la paz… Lo que nos tranquiliza, sobre todo, es su amor apasionado por la vida oculta; su imperiosa necesidad de ocultarse a toda mirada humana y el terror que tiene de que se den cuenta de lo que en ella pasa.”

Los dos primeros años de vida religiosa de nuestra Hermana se deslizaron bastante normalmente. Fuera de un don de oración poco ordinario, de un recogimiento perpetuo, de un hambre y sed de Dios siempre creciente, nada verdaderamente particular ni que haga prever cosas extraordinarias se advirtió en ella.

Pero en Septiembre de 1866, la joven conversa empieza a ser favorecida con frecuentes visitas de Nuestro Señor, de la Santísima Virgen, de las Almas del Purgatorio y de los Espíritus bienaventurados.

Jesús crucificado, sobre todo, la ofrece casi a diario sus Llagas divinas para contemplarlas, ya resplandecientes y gloriosas, ya lívidas y ensangrentadas, rogándola que se asocie a los dolores de su santa Pasión.



VELAS Y PENITENCIAS CORPORALES

Las Superioras, inclinándose ante las señales ciertas de la voluntad del cielo -señales sobre las cuales no podemos detenernos en este corto compendio-, se deciden poco a poco, a pesar de sus temores, a entregarla a las exigencias de Jesús Crucificado.

La Hermana María Marta se ve primero invitada a pasar las noches tendida sobre el suelo de su celda. Después recibe la orden de llevar día y noche un rudo cilicio. En seguida debe tejerse una corona de agudas espinas que no le permite descansar su cabeza sin sentir un vivo sufrimiento.

Al cabo de ocho meses, en Mayo de 1867, no contento de las noches pasadas en el suelo, con el cilicio y la corona de espinas, Jesús exige a la Hermana María Marta el sacrificio de su mismo sueño, mandándole velar sola, cerca del Santísimo Sacramento, mientras que todo dormía en el Monasterio.

A tales exigencias, no se encuentra a gusto la naturaleza. ¿Mas no es esto lo que premian habitualmente los favores divinos?… En el silencio de las noches, se comunica Nuestro Señor a su sierva del modo más maravilloso. Algunas veces, sin embargo, la deja luchar penosamente, durante largas horas, contra el cansancio y el sueño. Empero, lo más ordinario es que se apodere de ella inmediatamente y la arrebate en una especie de éxtasis. Él la confía sus penas y sus secretos de amor, la colma de caricias, toma su corazón para sumergirle en el suyo. Sus encantos sobre este alma humildísima, sencillísima y dócil crecen cada día.



TRES DÍAS DE ÉXTASIS

En el mes de Septiembre de 1867, la Hermana María Marta, así como se lo había anunciado el divino Maestro, cayó en un estado incomprensible, al que sería difícil dar nombre alguno. Se la veía tendida en su cama, inmóvil, sin habla, sin vista, no tomando alimento alguno; el pulso, sin embargo, era muy regular, y el color del rostro ligeramente sonrosado. Esto duró tres días, 26, 27 y 28, en honor de la Santísima Trinidad. Para la querida vidente fueron tres días de gracias excepcionales…

Todo el esplendor de los cielos vino a iluminar el humilde recinto adonde bajó la Santísima Trinidad. Dios Padre, presentándole a Jesús en una Hostia, le dijo: “Yo te doy Aquel que tan a menudo tú me ofreces”, y la dio la comunión. Después le descubrió los misterios de Belén y de la Cruz, ilustrando su alma con vivas luces sobre la Encarnación y la Redención.

Sacando en seguida de Sí mismo su Espíritu como un rayo de fuego, se lo dio: “¡Está ahí dentro, afirmó Él, la luz, el sufrimiento y el amor!… El amor será para Mí; la luz, para descubrir mi voluntad; el sufrimiento, en fin, para sufrir de momento en momento como Yo quiero que sufras tú.”

El último día, invitándola a contemplar en un rayo que del cielo bajaba hacia ella la Cruz de su Hijo, el Padre celestial la dio mejor a comprender las Llagas de Jesús para su bien personal. Al mismo tiempo, en otro rayo que partía de la tierra para llegar al cielo, ella vio claramente su “MISIÓN” y cómo debía hacer valer los méritos de las Llagas de Jesús para el mundo entero.



JUICIO DE LOS SUPERIORES ECLESIÁSTICOS

La Superiora y la directora de un alma tan privilegiada no podían tomar sobre sí solas la responsabilidad de este camino extraordinario. Consultaron a los Superiores eclesiásticos, particularmente a los Señores Canónigo Mercier, Vicario general y Superior de la Casa, sacerdote de muy buen criterio y grande piedad; R. P. Ambrosio, provincial de los Capuchinos de Saboya, hombre de gran valor moral y doctrinal, y Canónigo Bouvier, llamado “el Ángel de los Montes” capellán de la Comunidad, cuya reputación de ciencia y santidad salvaban los límites aún de nuestra Provincia.

El examen fue serio y completo. Los tres examinadores estaban acordes en afirmar que el camino por el que andaba la Hermana María Marta llevaba el Sello Divino.

Aconsejaron que se pusiera todo por escrito; pero, tan prudentes como ilustrados, juzgaron, por otra parte, que era necesario guardar estos hechos bajo el velo del secreto, hasta que agradara a Dios revelarlos por Sí mismo.

He aquí por qué la Comunidad permaneció ignorante de las insignes gracias con que era favorecida en uno de sus miembros -el menos apto, en el sentido humano- para recibirlos.

He aquí también por qué, teniendo como una consigna sagrada el parecer de los Superiores eclesiásticos, nuestra respetable Madre Teresa Eugenia Revel se puso a relatar día por día, con una exactitud escrupulosa, que llegaba hasta hacerla respetar ciertas faltas fruto de la ignorancia o de falta de memoria, las narraciones de la humilde conversa, a quien, por otra parte, Nuestro Señor daba orden de no ocultar nada a su Superiora:

“Declaramos aquí en presencia de Dios y de Nuestros Santos Fundadores, por obediencia y lo más exactamente posible, lo que creemos sernos enviado del cielo por una predilección toda amorosa del divino Corazón de Jesús, para la felicidad de nuestra Comunidad y para bien de las almas. Dios parece haber escogido en nuestra humilde familia el alma privilegiada que debe renovar en nuestro siglo la devoción a las Santas llagas de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestra Hermanita Doméstica María Marta Chambon es la que el Salvador gratifica con su presencia sensible. La muestra cada día sus divinas Llagas, a fin de que haga valer constantemente sus méritos por las necesidades de la Santa Iglesia, la conversión de los pecadores, las necesidades de nuestro Instituto, y, sobre todo, por el alivio de las Almas del Purgatorio.

“Jesús hace de ella su juguete de amor y la víctima de su Beneplácito, y nosotras, llenas de reconocimiento, experimentamos en cada instante la eficacia de sus oraciones sobre el Corazón de Dios.”

Tal es la declaración con la que se abre la relación de nuestra respetable Madre Teresa Eugenia Revel, digna confidente de los favores de lo Alto. De estas notas tomamos las citas que siguen.



LA “MISIÓN”

“Una cosa me da pena -decía el dulcísimo Salvador a su siervecita-: es que hay almas que miran la devoción a mis Llagas con extrañeza, como despreciable, como una cosa que no conviene; por eso decae esta devoción y se la olvida.

“En el Cielo tengo Santos que han tenido una grande devoción a mis santas Llagas, pero en la tierra no hay casi nadie que me honre de esta manera.”

¡Qué bien fundada es esta queja! ¡En un mundo en donde gozar parece la única preocupación, ¡cuántas personas, aun cristianas, han perdido el sentido del sacrificio!… ¡Cuán pocas almas comprenden la cruz! ¡Cuán pocas son aficionadas a meditar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, que San Francisco de Sales tan justamente llamaba “la verdadera escuela del amor, el más dulce y el más violento motivo de la piedad”.

Jesús, pues, no quiere que se quede sin explotar esta mina inagotable, que queden olvidados y perdidos los frutos de sus santas Llagas. Él se escogerá -¿no es esto lo que acostumbra?- el más humilde de los instrumentos para cumplir su obra de amor.

El 2 de Octubre de 1867, asistía la Hermana María Marta a una “toma de hábito”, cuando, entreabriéndosele la bóveda del Paraíso, vio allí desarrollarse la misma ceremonia en esplendores muy distintos de los de la tierra. Toda la Visitación del Cielo estaba presente; volviéndose hacia ella las primeras Madres, como para anunciarle una buena nueva, la dijeron gozosas: “El Padre Eterno ha dado a su Hijo a nuestra santa Orden de tres maneras:

1ª. Jesucristo, su Cruz y sus Llagas, a esta casa más particularmente.

2ª. Su sagrado Corazón.

3ª. Su santa Infancia para honrarla; es necesario que tengáis la sencillez del niño en vuestras relaciones con Él.”

Este triple don no parece nuevo. Remontándose al origen del Instituto, encontramos en la vida de la Madre Ana Margarita Clément, contemporánea de Santa Juana de Chantal, estas tres devociones, cuyo sello llevaron todas las Religiosas formadas por ella.

Quizá, y nos agrada creerlo, esta alma igualmente favorecida es la que, de acuerdo con nuestra Santa Madre y Fundadora, viene hoy a recordarlas a la elegida de Dios.

Algunos días más tarde, la respetable Madre María Paulina Deglapigny, fallecida hacía diez y ocho meses, se aparece a su antigua hija y la confirma este don de las santas Llagas: “La Visitación tenía ya una grande riqueza; pero no la tenía completa. Ved por qué es feliz el día en que he dejado la tierra, porque en lugar de tener solamente al Sagrado Corazón de Nuestro Señor, tendréis toda la santa Humanidad, es decir, sus sagradas Llagas. Esta gracia la he pedido para vosotras.”

¡El Corazón de Jesús!¡Ah!, quien lo posee, ¿no posee a todo Jesús?, ¿todo el amor de Jesús?… Sin duda alguna. Pero las santas Llagas son como la expresión prolongada de este amor; y ¡cuán elocuente es! Así quiere Jesús que le honremos todo entero y que, adorando su Corazón herido, sepamos no olvidar sus demás Llagas, abiertas también por amor. A propósito de esto, no carece de interés el acercarse al don de la Humanidad paciente de Jesús, hecho a nuestra Hermana María Marta, con el que fue gratificada en la misma época nuestra venerable Madre María de Sales Chappuis: el don de la Humanidad santa del Salvador.

San Francisco de Sales, nuestro Bienaventurado Padre, que visitaba muy a menudo a su querida hija para instruida paternalmente, no deja de asegurarla en la certidumbre de su “misión”.

Un día que hablaban juntos: “Padre mío -le dijo ella con su habitual candor-.Ya sabéis que nuestras Hermanas no tienen ninguna confianza en mis afirmaciones, porque soy muy imperfecta.” “-Hija mía -respondió el Santo-, las miras de Dios no son las de la criatura; la criatura juzga según las miras humanas. Dios da sus gracias a una miserable que nada tiene, a fin de que todas se refieran a Él. Debes estar muy contenta de las imperfecciones que tienes, porque ocultan los dones de Dios. Dios te ha escogido para completar la devoción al Sagrado Corazón. ¡El Corazón ha sido mostrado a mi hija Margarita María y las santas Llagas a mi pequeña María Marta!… Es una felicidad para mi corazón de Padre que este honor sea dado por ti a Jesús crucificado! ¡Esto es el complemento de la Redención que Jesús tanto ha deseado!…

La Santísima Virgen vino también un día de la Visitación a confirmar a la joven Hermana en su camino. Acompañada de los Santos Fundadores y de nuestra santa Hermana Margarita María, la dijo con bondad: “Yo doy mi Fruto a la Visitación, como se lo he dado a mi prima Isabel. Tu santo Fundador ha reproducido los trabajos, la dulzura y humildad de mi Hijo; tu Santa Madre, mi generosidad, pasando sobre todos los obstáculos para unirse a Jesús y hacer su santa voluntad; tu bienaventurada Hermana Margarita María ha reproducido al Sagrado Corazón de mi Hijo para darle al mundo… ¡Tú, hija mía, eres la escogida para detener la justicia de Dios, haciendo valer los méritos de la Pasión y de las santas Llagas de mi único y muy amado Hijo Jesús!…

Como la Hermana María Marta opusiera algunas objeciones sobre las dificultades que en esto encontraría: “Hija mía -replicó la Inmaculada Virgen-, no tenéis por qué inquietaros ni tu Madre ni tú; bien sabe mi Hijo lo que ha de hacer… En cuanto a ti, haz solamente día por día lo que Jesús quiere.”

Por otra parte, las invitaciones y alientos de la Santísima Virgen se irán multiplicando y tomarán todas las formas: “Si queréis riquezas, id a sacarlas en las santas Llagas de mi Hijo… Todas las luces del Espíritu Santo brotan de las Llagas de Jesús; pero estos dones los recibiréis en proporción de vuestra humildad…

“Yo soy vuestra Madre, y os digo: ¡Id a sacar en las Llagas de mi Hijo!… Chupad su sangre hasta agotarla, lo cual nunca sucederá, sin embargo.

“Es necesario que tú, hija mía, apliques las Llagas de mi Hijo sobre los malos, para convertirlos.”

Después de las intervenciones de las primeras Madres, del Santo Fundador y de la Santísima Virgen, en este cuadro no podíamos olvidar las de Dios Padre, para quien nuestra querida Hermana sintió siempre una ternura, una confianza de hija, y verdaderamente fue divinamente mimada. El Padre fue el primero que la instruyó de su “misión” futura. De vez en cuando se la recuerda: “Hija mía: Yo te doy a mi Hijo para que te ayude durante todo el día, a fin de que puedas pagar lo que por todos debes a mi justicia.

“De las Llagas de Jesús tomarás constantemente con que pagar las deudas de los pecadores.”

Hacía la Comunidad procesiones y oraciones por diferentes necesidades:“Todo lo que en eso me dais es nada -declaró Dios Padre.” “-Si no es nada -replicó la atrevida hija-, os ofrezco entonces todo lo que ha hecho y sufrido vuestro Hijo por nosotros.” “-¡Ah!-respondió el Padre Eterno-¡Esto es grande!…

Por su parte, Nuestro Señor, para fortificar a su sierva, la renueva varias veces la seguridad de que realmente ella es ciertamente llamada a reavivar la devoción a las Llagas redentoras. “Yo te he escogido para despertar la devoción a mi Santa Pasión en los desgraciados tiempos en que vivís.”Después, mostrándole sus santas Llagas como un libro en el que Él quiere enseñarla a leer, el buen Maestro añade: “No muevas los ojos de encima de este libro, y en él aprenderás más que todos los mayores sabios. La oración a las santas Llagas lo comprende todo.”

Otra vez, en el mes de junio, mientras estaba postrada a los pies del Santísimo Sacramento, Nuestro Señor, abriendo su Corazón sagrado, como la fuente de todas las demás Llagas, insiste de nuevo: “¡He escogido a mi fiel sierva Margarita María para dar a conocer mi divino Corazón, y a mi pequeña María Marta para insinuar la devoción a mis otras Llagas!… Mis Llagas infaliblemente os salvarán; ellas salvarán al mundo.”

En otra circunstancia: “Tu camino -la dijo Él- es darme a conocer y hacer que me amen por mis santas Llagas, sobre todo en adelante.” Le pide que ofrezca sin cesar sus Llagas por la Salvación del mundo. “-Hija mía, el mundo estará más o menos turbado según tú hayas hecho tu tarea… Tú eres escogida para satisfacer a mi Justicia. Encerrada en tu clausura, debes vivir aquí abajo como se vive en el Cielo, amarme, rogarme sin cesar para aplacar mi venganza y renovar la devoción a mis santas Llagas.

“Yo quiero que por esta devoción se salven, no solamente las almas que contigo viven, sino muchas otras también. Un día te pediré Yo cuenta si has tomado de este tesoro para todas mis criaturas.

“Verdaderamente – le dirá Él aún más tarde-, verdaderamente, Esposa mía, Yo habito aquí en todos los corazones.

“Estableceré aquí mi reino y mi paz, destruiré por mi poder todos los obstáculos, porque Yo soy el Dueño de los corazones y conozco todas sus miserias…. Tú, hija mía, eres el canal de mis gracias. Aprende que el canal nada tiene de sí mismo; sólo tiene lo que se le hace pasar por dentro. Es necesario, como canal, que no te quedes con nada y que digas todo lo que Yo te comunique. Yo te he elegido para hacer valer los méritos de mi santa Pasión para todos; pero yo quiero que siempre estés oculta. Es cosa mía el dar a conocer más tarde que por este medio el mundo se salvará. ¡Y también por las manos de mi Madre Inmaculada!…”



MOTIVOS DE DEVOCIÓN A LAS SANTAS LLAGAS

Al confiar esta “misión” a la Hermana María Marta, el Dios del Calvario se complacía en revelar a su alma arrobada los innumerables motivos de invocar las Llagas divinas, como también los beneficios de esta devoción.

Cada día, a cada instante, para excitarla a hacerse su ardiente apóstol, Él le descubre los inapreciables tesoros de estos manantiales de vida: “Ninguna alma después de mi santa Madre ha tenido como tú la gracia de contemplar día y noche mis santas Llagas.

“Hija mía: ¿Reconoces tú el tesoro del mundo?… El mundo no quiere reconocerlo. Yo quiero que tú lo veas así, para que comprendas mejor lo que he hecho al venir a sufrir por ti.

“Hija mía: Cada vez que ofrecéis a mi Padre los méritos de mis divinas Llagas, ganáis una inmensa fortuna. Sois semejantes a aquel que encontrara en la tierra un gran tesoro; pero como vosotras no podéis conservar esta fortuna, Dios la vuelve a tomar, y mi divina Madre también, para devolvérosla en el momento de la muerte y aplicar sus méritos a las almas que los necesitan; porque debéis hacer valer la fortuna de mis santas Llagas. ¡No hay que quedarse pobres, porque vuestro Padre es muy rico! … ¿Vuestra riqueza? … ¡Es mi santa Pasión!

“¡El que está necesitado, que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas!

“¡Este tesoro os pertenece!… ¡Todo está ahí!, ¡todo, excepto el infierno!

“¡Una de mis criaturas me ha hecho traición y ha vendido mi Sangre!; pero ¡podéis tan fácilmente rescatarla gota a gota!… Una sola gota basta para purificar la tierra y… ¡vosotras no lo pensáis! ¡No conocéis su precio!

“Bien hicieron los verdugos al atravesar mi costado, mis manos y pies, puesto que con esto han abierto fuentes de donde brotarán eternamente las aguas de mi misericordia. Solamente el pecado es el que ha sido la causa que hay que detestar.

“Mi Padre se complace en el ofrecimiento de mis sagradas Llagas y de los dolores de mi divina Madre. Ofrecérselos, es ofrecerle su gloria, ofrecer el Cielo al Cielo.

“¡He aquí con qué pagar, por todos los que tienen deudas! Porque ofreciendo a mi Padre el mérito de mis santas Llagas, satisfacéis por los pecados de los hombres.” (1)

(1) Todas estas palabras fueron dichas en diversas circunstancias, especialmente en el año 1868. Ya se dirige Nuestro Señor a la Hermana Maria Marta sola, ya, por ella, a la comunidad y a todos los fieles.

Jesús la insta -y nos insta con ella- a venir a este tesoro. “Hay que confiar todo a mis divinas Llagas y trabajar, por sus méritos, en la salvación de las almas.”

Pide que lo hagamos con humildad: “Cuando se hicieron mis santas Llagas, hubo en ello vanidad para el hombre, que creía que acabarían. Pero, no; serán eternas, y eternamente serán vistas de todas las criaturas. Te digo esto para que no las mires por rutina, sino que las veneres con grande humildad. Vuestra vida no es de este mundo; quitad las Llagas de Jesús, y os haréis terrenales… Sois demasiado materiales para comprender toda la extensión de las gracias que recibís por sus méritos… No miráis bastante al sol en su plenitud… Mis mismos Sacerdotes, no miran bastante al Crucifijo. Yo quiero que se me honre todo entero.

“La mies es grande, abundante; es necesario humillaros, hundiros en vuestra nada para cosechar almas, sin mirar lo que habéis hecho ya.

“N o hay que temer mostrar mis Llagas a las almas… ¡El camino de mis Llagas es tan sencillo y tan fácil para ir al Cielo!”

Nos pide hacerlo con corazones de Serafines. Designando un grupo de estos Espíritus angélicos, rodeando el altar durante la santa Misa, Él dijo a la Hermana María Marta: “¡Ellos contemplan la belleza, la santidad de Dios!, admiran, adoran… no pueden imitar. En cuanto a vosotras, es necesario, sobre todo, contemplar los sufrimientos de Jesús para conformaros a Él. Es preciso llegarse a mis Llagas con corazones muy calientes, muy ardientes, y hacer con grande fervor las aspiraciones para obtener las gracias de retorno que solicitáis.”

Nos pide hacerlo con una fe ardiente: “Ellas (las Llagas) están del todo frescas, es necesario ofrecerlas como por la primera vez. En la contemplación de mis Llagas se encuentra todo para sí y para los demás. Te las voy a hacer ver para que entres en ellas.”

Nos pide que lo hagamos con confianza: “No debéis inquietarnos por las cosas de la tierra; ya veréis, hija mía, en la Eternidad lo que habréis ganado por mis Llagas. Las Llagas de mis sagrados Pies son un océano. Tráeme ahí todas mis criaturas; esas aberturas son bastante grandes para alojarlas allí a todas.”

Nos pide que lo hagamos en espíritu de apostolado y sin cansarnos nunca:Es necesario orar mucho para que mis santas Llagas se difundan en el mundo.” (En aquel momento, ante los ojos de la vidente, salieron de las Llagas de Jesús cinco rayos luminosos, cinco rayos de gloria que envolvieron el globo.)

“Mis santas Llagas sostienen al mundo.

“Es necesario pedirme la firmeza en el amor de mis Llagas, porque son el manantial de todas las gracias. Hay que invocarlas a menudo… llevar a ellas al prójimo… Es necesario hablar de ellas y volver con frecuencia a ellas, a fin de imprimir su devoción en las almas.

“Largo tiempo será necesario para establecer esta devoción; trabajad en ello con valor.

“¡Todas las palabras dichas con motivo de mis santas Llagas me dan gusto, un gusto indecible! Yo las cuento todas.

“Aun cuando hay quienes no quieren venir a mis Llagas, es necesario que tú, hija mía, los hagas entrar en ellas.”

Un día que la Hermana María Marta tenía una sed ardiente, la dijo su buen Maestro: “¡Hija mía: Ven a Mí, y Yo te daré un agua que apagará tu sed! En el Crucifijo hay para todo; ¡ahí hay con qué apagar la sed, hay para todas las almas!

“Todo lo tenéis en mis Llagas. Hacen obras sólidas, no por el goce, sino por el sufrimiento.

“Sois obreras que trabajáis en el campo del Señor; con mis Llagas ganaréis mucho y sin trabajo.

“Ofréceme tus acciones y las de tus hermanas, unidas a mis santas Llagas; nada puede hacerlas más meritorias ni más agradables a mis ojos. Hay en ellas riquezas incomprensibles, aun en las más pequeñas.”

Conviene notar aquí que en las manifestaciones y confidencias de que acabamos de hablar, el divino Salvador no se presenta siempre a la Hermana María Marta con el conjunto de sus adorables Llagas; a veces no le muestra más que una sola, aparte de las otras.

Así es como un día, después de esta ardiente invitación: “Tú debes aplicarte a curar mis heridas contemplando mis Llagas”, Él la descubre su Pie derecho, diciendo: “¡Cuánto debes respetar tú esta Llaga y ocultarte en ella como la paloma!”

Otra vez, le hace ver su Mano izquierda: “Hija mía: Toma de mi Mano izquierda mis méritos para las almas, a fin de que estén a mi diestra por toda la Eternidad… Las almas religiosas estarán a mi diestra para juzgar al mundo; pero antes Yo les pediré cuenta de las almas que debieron salvar.”



LA CORONA DE ESPINAS

Cosa conmovedora es el que Jesús reclame para su augusta Cabeza coronada de espinas un culto especialísimo de veneración, de reparación y de amor.

La Corona de Espinas fue para Él una causa de sufrimientos particularmente crueles: “Mi Corona de Espinas me ha hecho sufrir más que todas las demás Llagas -confía a su esposa-, después del Huerto de los Olivos, ella fue mi sufrimiento más cruel. Para aliviármelo, debéis observar bien vuestra Regla.”

Ella es para el alma fiel hasta la imitación un manantial de méritos. “Mira -dice- esta Cabeza que ha sido taladrada por amor tuyo y por cuyos méritos debes ser coronada un día. ¡Bienaventurada el alma que haya bien contemplado y aún mejor practicado!

“He aquí donde está vuestra vida; andad sencillamente por ella, y caminaréis con seguridad.

“¡Las almas que hayan contemplado y honrado mi Corona de Espinas en la tierra, serán mi corona de gloria en los cielos!

“Por un instante que contempléis esta Corona aquí abajo, os daré una para la Eternidad… la Corona de Espinas es la que os valdrá la de la gloria.”

Es el don de elección que Jesús hace a sus privilegiados. “Yo doy mi Corona de Espinas a mis privilegiados. Ella es el bien propio de mis esposas y de las almas favorecidas. Ella es la alegría de los Bienaventurados; pero para mis muy amados en la tierra es un sufrimiento.” (Del sitio de cada espina, nuestra Hermana veía salir un rayo de gloria que es imposible describir.)“Mis verdaderos siervos tratan de sufrir como Yo; pero ninguno puede llegar al grado de sufrimiento que Yo pasé.”

De estas almas, Jesús solicita una más tierna compasión para su adorable cabeza. Oigamos este lamento del corazón que dirige a la Hermana María Marta al mostrarle su cabeza ensangrentada, toda taladrada, y expresando un tal sufrimiento que la pobrecita no sabía cómo decirlo: “¡He aquí Aquel que tu buscas! ¡Mira en qué estado está!… Mira… arranca las espinas de mi Cabeza, ofreciendo a mi Padre por los pecadores el mérito de mis Llagas… Ve en busca de almas.”

Como se ve, en estos llamamientos del Salvador se escucha siempre como un eco del eterno Sitio, la preocupación de salvar las almas: “Ve en busca de almas.”

“He aquí tu instrucción: el sufrimiento para ti; las gracias que tú debes tomar, para los demás. Una sola alma que hace sus acciones en unión con los méritos de mi santa Corona, gana más que la Comunidad entera.”

A estos rudos llamamientos, junta el Maestro los alientos que inflaman los corazones y hacen aceptar todos los sacrificios. Así es como en el curso de Octubre de 1867 se presenta a los ojos arrobados de nuestra joven Hermana, con esta Corona, toda irradiada de una gloria brillante: “¡Mi Corona de Espinas ilumina al Cielo y a todos los Bienaventurados! Hay en la tierra algunas almas privilegiadas a quienes yo la mostraré; pero la tierra es demasiado tenebrosa para verla.

“Mira, ¡qué hermosa es, después de haber sido tan dolorosa!”

El buen Maestro va más lejos; Él la asocia igual a sus triunfos que a sus sufrimientos… le hace entrever la futura glorificación. Aplicándole con vivos dolores esta santa Corona sobre la cabeza: “Toma mi Corona, y en este estado te contemplarán mis Bienaventurados.” Después, dirigiéndose a los Santos y designando a su querida víctima: “He aquí -dice- el Fruto de mi Corona.”

Felicidad para los justos es la santa Corona, y, en cambio, para los malos es un objeto de terror. Esto es lo que vio un día la Hermana María Marta en un cuadro ofrecido a su contemplación por Aquel que tenía gusto en instruirla, revelándole los Misterios del más allá.

Todo iluminado de los resplandores de esta divina Corona, apareció ante sus ojos el Tribunal en que las almas son juzgadas. Y he ahí lo que sucedía continuamente delante del Juez soberano. Las almas que habían sido fieles durante su vida, se echaban con confianza en los brazos del Salvador. Las otras, a la vista de la santa Corona y recordando el amor de Nuestro Señor que habían despreciado, se precipitaban aterradas en los eternos abismos.

Fue tanta la impresión de esta visión, que la pobre hermana, al contarla, temblaba aún de temor y espanto.



¡EL CORAZÓN DE JESÚS!

Si el Salvador descubría así todas las bellezas y todas las riquezas de sus divinas Llagas a la humilde Conversa, ¿podía dejar de abrirle los tesoros de su grande herida de amor?

“Ved aquí el manantial del que debéis sacarlo todo; es rico, sobre todo, para vosotras!…“ -decía Él mostrándole sus Llagas con un resplandor luminoso, y la de su sagrado Corazón, que brillaba entre las otras con un brillo incomparable:

“Ven solamente aquí a la Llaga de mi divino Costado… esta es la Llaga del amor, de donde salen llamas muy vivas.”

Algunas veces, durante varios días seguidos, Jesús le concedía la vista de su santísima Humanidad gloriosa. Entonces Él se mantenía cerca de su sierva, conversaba amigablemente con ella, como en otro tiempo con nuestra santa Hermana Margarita María Alacoque. Esta última, que nunca se apartaba del Corazón de Jesús, decía: “Así es como Nuestro Señor se me mostraba a mí”; mientras tanto, el buen Maestro reiteraba sus amorosas invitaciones:

“Ven a mi Corazón; nada temas… Pon aquí tus labios para sacar la caridad y derramarla en el mundo… Mete aquí tu mano para coger mis tesoros.”

Un día, Él le da parte de su inmenso deseo de derramar las gracias que desbordan de su Corazón: “Coge, porque la medida es colmada. No puedo ya contenerlas; tantas ganas tengo de darlas.”

Otra vez es una invitación a que utilice aún y siempre esos tesoros: “¡Venid a recibir la expansión de mi Corazón que desea derramar su excesiva plenitud! Quiero derramar en vosotras de mi abundancia, porque hoy he recibido en mi misericordia algunas almas salvadas por vuestras oraciones.”

A cada instante, bajo diversas formas, hace llamamientos a una vida de unión con su sagrado Corazón:

“Mantente bien pegada a este Corazón para tomar y derramar mi Sangre.

“Si queréis entrar en la luz del Señor, es necesario ocultaros en mi divino Corazón… Si queréis conocer la intimidad de las entrañas de misericordia de Aquel que tanto os ama, es necesario pegar vuestra boca a la abertura de mi sagrado Corazón con respeto y humildad. Ahí está vuestro centro. Nadie podrá impediros amarle ni hacéroslo amar sin que vuestro corazón corresponda a ello. Todo lo que digan las criaturas no puede arrebataros vuestro tesoro, vuestro amor!… Yo quiero que me améis sin apoyo humano.”

Aquí, Nuestro Señor insiste dirigiendo a sus esposas una exhortación apremiante: “Yo quiero que el alma religiosa esté desprendida de todo, porque para venir a mi Corazón, no hay que tener apego ninguno, hilo ninguno que esté aún sujeto a la tierra; es necesario ir a la conquista del Señor a solas con Él; es preciso buscar a este Corazón en vuestro propio corazón.”

Después vuelve a la Hermana María Marta; pero a través de su dócil sierva, Él mira a todas las almas, y más especialmente a las almas consagradas:

“Necesito tu corazón para que me indemnice y haga compañía… Yo te enseñaré a amarme, porque tú no sabes hacerlo; la ciencia del amor no se aprende en los libros; sólo se da al alma que mira al divino Crucificado y le habla de corazón a corazón. Es necesario que estés unida a Mí en cada una de tus acciones.” Y Nuestro Señor le hace comprender las condiciones y frutos maravillosos de la unión íntima de su divino Corazón:

“Pierde el tiempo la esposa que no se pone sobre el pecho de su Esposo en sus penas, en su trabajo. Cuando ha cometido faltas, es necesario que se recueste con grande confianza sobre mi Corazón. ¡En este ardiente foco desaparecen vuestras infidelidades; el amor las quema, las consume todas!… Es necesario amarme, abandonármelo todo. Es necesario descansar, como San Juan, en el Corazón de vuestro Maestro. Amándole así le proporcionaréis una gloria muy grande.”

¡Ah! ¡Cómo desea Jesús nuestro amor! ¡Él lo mendiga! Apareciéndose un día en toda la gloria de su Resurrección, dijo a su muy amada con un profundo suspiro: “¡Con esto, hija mía, mendigo como lo haría un pobre! ¡Soy un mendigo de amor! ¡Yo llamo a mis hijos uno por uno… los miro con complacencia cuando vienen a Mí… Yo los espero!…” Tomando verdaderamente el aspecto de un mendigo, le repetía aún, lleno de tristeza:“¡Yo mendigo amor; pero la mayor parte, aun entre las almas religiosas, me rehúsan este amor!… Hija mía: Ámame puramente por Mí mismo, sin tener en cuenta ni el castigo ni la recompensa.” Designándole a nuestra santa Hermana Margarita María, -cuya mirada devoraba el Corazón de Jesús:“¡Ésta me ha amado con este amor puro y únicamente por Mí, tan solo!…”

Y la Hermana María Marta trataba de amar con este mismo amor. Como un foco inmenso, el Sagrado Corazón le atraía a Sí con ardores indecibles… ¡Ella se iba hacia su muy Amado en transportes de amor que la consumían… pero que al mismo tiempo dejaban en su alma una suavidad toda divina! Y Jesús la decía: “Hija mía: Cuando yo me he escogido un corazón para amarme y hacer mis voluntades, enciendo en él el fuego de mi amor. Sin embargo, no avivo este fuego sin interrupción por temor de que el amor propio gane alguna cosa y que se reciban mis gracias por costumbre. Yo me retiro de vez en cuando para dejar al alma a su propia debilidad. Entonces ve ella que está sola… comete faltas; estas caídas la mantienen en la humildad… Mas Yo no abandono por esas faltas al alma que he escogido; la miro siempre. No soy tan delicado; perdono y vuelvo.

“Cada humillación os une más íntimamente a mi Corazón.

“No os pido grandes cosas; quiero sencillamente el amor de vuestro corazón. Estréchate con mi Corazón; descubrirás toda la bondad de que está lleno. Ahí es donde aprenderás la dulzura y la humildad. Ven, hija mía, a arrojarte allí dentro. Esta unión no es solamente para ti, sino para todos los miembros de tu Comunidad.

“Di a tu Superiora que venga a depositar en esta abertura todas las acciones de tus Hermanas, aun las recreaciones; allí estarán como en un Banco y estarán bien guardadas.”

Un detalle conmovedor entre otros mil: cuando la Hermana María Marta dio cuenta aquella noche no pudo menos de interrumpirse a sí misma, para preguntar a su Superiora: “Madre mía: ¿Qué es eso de Banco?” Era una pregunta de su cándida inocencia… Después continuó su mensaje:

“Es necesario que por la humildad y el anonadamiento, vuestros corazones se unan al mío. ¡Ay!, hija mía: ¡Si supieras cuánto sufre mi Corazón por la ingratitud de tantos corazones!… Es menester unir vuestras penas a las de mi Sagrado Corazón.”

Es aún más particularmente a las almas encargadas de la dirección de las demás directoras o Superioras, que el Corazón de Jesús se abre con sus riquezas: “Harás un grande acto de caridad ofreciendo cada día mis divinas Llagas por todas las directoras del Instituto.

“Dirás a tu Maestra que venga al Manantial a llenar su alma, y mañana su corazón estará lleno para derramar mis gracias sobre vosotras. A ella toca poner en las almas el fuego del santo amor, hablándolas muy a menudo de los sufrimientos de mi Corazón. Yo daré a todas la gracia de comprender las máximas de mi Sagrado Corazón. A la hora de la muerte, todas llegarán ahí por el trabajo y la correspondencia del alma.

“Hija mía: Tus Superioras son las depositarias de mi Corazón; es necesario que yo pueda poner en sus almas todo lo que yo querría de gracias y de sufrimientos. Di a tu Madre que venga a sacar de estos Manantiales (su Corazón y sus Llagas) para tus Hermanas… Debe mirar a mi Sagrado Corazón y confiárselo todo sin cuidarse de la mirada de los hombres.”


Continua... 


FUENTE: forosdelavirgen.org // Las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo por la Hermana María Marta Chambón


EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

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