FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

EL LLAMADO DE LA NAVIDAD AL CRISTIANO CATÓLICO: CONTEMPLAR EL VERDADERO MISTERIO.


La Navidad es mucho más que luces, regalos y festividades. Es el momento de contemplar el misterio profundo del amor de Dios manifestado en el nacimiento de su Hijo, Jesucristo. En esta celebración, la Iglesia Católica nos invita a volver la mirada al pesebre, donde el Salvador del mundo se hizo pequeño y humilde para habitar entre nosotros.


El Verdadero Misterio de la Navidad

La Navidad nos recuerda que Dios no se queda distante, sino que entra en nuestra historia. "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14). Este es el corazón del misterio: el Creador del universo se hizo hombre para redimirnos y ofrecernos su salvación.

Este nacimiento en un humilde pesebre nos habla de la sencillez, el amor y la cercanía de Dios. En un mundo lleno de distracciones y consumismo, la Navidad nos invita a reflexionar sobre lo esencial: la llegada del Emmanuel, Dios con nosotros.

Cómo vivir una Navidad auténtica

Preparar el corazón
La verdadera celebración comienza en nuestro interior. Durante el Adviento, tiempo de espera y esperanza, somos llamados a preparar un pesebre en nuestro corazón mediante la oración, el arrepentimiento y las buenas obras. Un alma limpia y dispuesta es el mejor regalo que podemos ofrecer al Niño Jesús.

Contemplar el pesebre
El Belén es un símbolo vivo del misterio de la Navidad. Al mirar al Niño, a María y a José, recordemos que cada figura nos invita a una actitud de fe:El Niño Jesús, la humildad de Dios.
María, la fe y el abandono en los planes divinos.
José, la obediencia silenciosa y el servicio amoroso.


Celebrar la Eucaristía
La Misa de Nochebuena y Navidad son momentos centrales para vivir este tiempo. En la Eucaristía celebramos el mismo misterio que ocurrió en Belén: Dios se hace presente y cercano, entregándose por nosotros. Participar en la Eucaristía con fe nos conecta con el verdadero espíritu de la Navidad.


Vivir la caridad
La Navidad nos invita a compartir el amor de Dios con los demás, especialmente con los más necesitados. Tal como los pastores llevaron sus ofrendas al pesebre, nosotros también podemos ofrecer nuestra ayuda a quienes carecen de lo esencial o de compañía en estas fechas.


Renovar la esperanza y la paz
Jesús vino a traer la paz a la humanidad. Este tiempo nos llama a ser instrumentos de esa paz, reconciliándonos con los demás y llevando esperanza donde haya tristeza.


Un llamado de la Iglesia

La Iglesia nos invita a no perder de vista el verdadero propósito de esta celebración. Si bien los adornos y las tradiciones son hermosos, no deben opacar el misterio central de la Navidad. Todo en estas fechas debe apuntar a Cristo, el regalo más grande que hemos recibido.

Contemplemos este misterio con gratitud y asombro. Dejemos que el Niño Jesús transforme nuestras vidas y nos inspire a vivir con amor, humildad y alegría. Al mirar el pesebre, respondamos con fe al llamado de la Navidad: recibir al Salvador con un corazón dispuesto a seguirlo y amarlo cada día.

Que el Niño Dios nazca en cada hogar y traiga su luz y su paz a nuestro mundo.

¡Feliz y santa Navidad!


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