FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

SONETO AL CRISTO DE ESQUIPULAS DE ANTÓN



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



Este soneto nos invita a reflexionar sobre el amor puro y desinteresado hacia Dios, movido únicamente por su sacrificio y su amor infinito. Es una profunda meditación sobre el amor verdadero, aquel que no busca recompensa ni temor, sino que se da por completo al contemplar la entrega de Cristo en la cruz.

El soneto nos recuerda que nuestra relación con Dios no debe depender de las recompensas del cielo ni del miedo al castigo del infierno. La verdadera devoción y amor por Dios deberían surgir de una profunda admiración por su sacrificio, por el dolor de su crucifixión y por la entrega total que Cristo hizo por nosotros. Este amor no se basa en intereses personales o en lo que se pueda obtener, sino en una respuesta sincera al amor inmenso que Dios nos ha mostrado.

El soneto también resalta que el amor de Dios debe ser tan grande y profundo que, incluso si no hubiera cielo para esperar o infierno para temer, seguiríamos amando a Dios con la misma intensidad. Este es el amor que se contempla en la cruz, donde Cristo, clavado y humillado, nos ofrece la máxima expresión de su amor.

Al celebrar las novenas en honor al Santo Cristo de Esquipulas de Antón, un pueblo de nuestro querido Panamá, este soneto se convierte en una invitación a vivir una fe auténtica, libre de intereses materiales, donde el amor hacia Cristo es una respuesta pura y total a su sacrificio, que nos conmueve hasta lo más profundo del ser.

Oración:

Señor, en tu cruz encontramos el verdadero amor, un amor que no espera nada a cambio, que se entrega por completo. Te pedimos que nos concedas la gracia de amarte como Tú nos has amado, sin esperar recompensa alguna, sino solo por el amor que Tú nos das cada día. Haz que, al contemplar tu sacrificio, nuestro amor por Ti sea más profundo y sincero, movido por tu dolor y tu entrega por nosotros. Que este amor nos inspire a vivir nuestra fe con generosidad, humildad y gratitud. Amén.

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