FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

LA DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOLORES DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA - PARTE 4 -


JUEVES

V. Oh Dios ven en mi auxilio
R. Señor, apresúrate a socorrerme

Gloria al Padre … 



Cuarto Dolor de María Santísima

El encuentro con Jesús en el camino al Calvario


Cuánto más tiernamente lo amó, tanto mayor dolor sintió al verlo sufrir, especialmente cuando lo encontró, ya condenado a muerte, cuando iba con la cruz al lugar del suplicio. Ésta es la cuarta espada de dolor, que vamos a considerar.


Meditación

“Oh Madre dolorosa”, le diría San Juan “Tu Hijo ya ha sido sentenciado a muerte y ya ha salido llevando Él mismo la cruz camino del Calvario. Ven, si quieres verlo y darle el último adiós en el camino por donde ha de pasar.” Parte María con Juan. Esperó en aquel lugar ¡y cuántos escarnios tuvo que oír de los judíos –que ya la conocían– dirigidos contra su Hijo, y, tal vez, contra Ella misma! ¡Qué exceso de dolor fue para Ella ver los clavos, los martillos y los cordeles que llevaban delante los verdugos y todos los horribles instrumentos para matar a su Hijo. Pero ahora los instrumentos de ejecución, los verdugos, todos han pasado. María levanta sus ojos. Y ¿qué ve? ¡Oh Señor! Ve a un joven cubierto de sangre y heridas de pies a cabeza, con una corona de espinas, con una pesada cruz sobre sus espaldas. Miró a Él pero apenas lo reconoció. Las heridas, los hematomas y la sangre coagulada le hacían semejante a un leproso, estaba desconocido. El Hijo, apartándose de los ojos un grumo de sangre que le impedía la visión –como le fue revelado a Santa Brígida– miró a la Madre, y la Madre miró al Hijo. Sus miradas llenas de dolor fueron como otras tantas flechas que traspasaron aquellas almas enamoradas. Pero a pesar de que ver morir a Jesús le ha de costar un dolor tan acerbo, la amante María no quiere dejarlo. La Madre lleva su cruz y le sigue para ser crucificada con Él. Tengamos compasión de Ella y procuremos seguir a su Hijo y a Ella también nosotros, llevando con paciencia la cruz que nos envía el Señor.

Padrenuestro... Siete Ave Marías ..

Versículo...



VIERNES

V. Oh Dios ven en mi auxilio

R. Señor, apresúrate a socorrerme

Gloria al Padre … (ver página 25)



Quinto dolor de María Santísima

La muerte de Jesús

“Estaba junto a la cruz de Jesús su Madre” (Jn 19,25). No se le ocurre a San Juan decir otra cosa para ponderar el martirio de María: Contémplala junto a la cruz a la vista de su Hijo moribundo y después dirás si hay dolor semejante a su dolor. Detengámonos también nosotros hoy en el Calvario a considerar esta quinta espada que traspasó el Corazón de María: La muerte de Jesús.


Meditación

Apenas llegado al Calvario el Redentor, rendido de fatiga, los verdugos lo despojaron de sus vestiduras y clavaron en la cruz sus sagradas manos y sus pies. Una vez crucificado, levantaron en alto la cruz, y así lo dejaron hasta que muriera. Lo abandonaron los verdugos, pero no lo abandonó su Madre. Entonces se acercó más a la cruz para asistir a su muerte. Así lo dijo la Santísima Virgen a Santa Brígida: “Yo no me separaba de Él, y me aproximé más a su cruz”.

Oh verdadera Madre, Madre llena de amor, a la que ni siquiera el espanto de la muerte pudo separar del Hijo amado. Pero, oh Señor, ¡qué espectáculo tan doloroso era ver a este Hijo agonizando sobre la cruz, y ver agonizar a esta Madre al pie de la cruz, que sufría todas las penas que padecía el Hijo! Todos estos sufrimientos de Jesús, eran a la vez sufrimientos de María. “Cuantas eran las llagas en el cuerpo de Cristo –dice San Jerónimo– otras tantas eran las llagas en el corazón de María.” “El que entonces se hubiera encontrado en el Calvario, dice San Juan Crisóstomo, habría encontrado dos altares donde se consumaban dos grandes sacrificios: Uno en el cuerpo de Jesús, y otro en el Corazón de María”.

Padrenuestro... Siete Ave Marías ... (ver página 25)

Versículo...




SÁBADO

V. Oh Dios ven en mi auxilio

R. Señor, apresúrate a socorrerme

Gloria al Padre … 



Sexto dolor de María Santísima

La lanzada que traspasó el Corazón de Jesús

y su descendimiento de la cruz.


¡Oh María! En este día vas a ser herida con una nueva espada de dolor al ver traspasar con una espada cruel el costado de tu mismo Hijo ya muerto, y después tendrás que recogerlo entre tus brazos al ser bajado de la cruz. Esto es lo que vamos a considerar en el sexto dolor que afligió el Corazón de esta pobre Madre.


Meditación

Basta decirle a una madre que ha muerto su hijo para revivir en ella todo el amor hacia el hijo perdido. “Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Jn 19,34). Dice el devoto Lanspergio: “Compartió Cristo con su Madre el sufrimiento de esta herida. De modo que él recibió el ultraje y María el dolor”. Fueron tantos y tales los sufrimientos de María, que no murió sólo por milagro de Dios. En los demás dolores tenía al menos a su Hijo que la compadecía, pero en éste no tenía al Hijo que la pudiera consolar. He aquí que ya bajan a Jesús de la cruz y la afligida Madre, extendiendo los brazos, va al encuentro de su amado Hijo, lo abraza y después se sienta al pie de la cruz. Su Hijo murió por los hombres, pero ellos continúan persiguiéndole y crucificándole con sus pecados. Tomemos la resolución de no atormentar más a esta Madre Dolorosa, y si en lo pasado la hemos afligido con nuestros pecados, hagamos ahora lo que Ella nos pide.

Padrenuestro... Siete Ave Marías ...
Versículo...



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