FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

EN EL MES DE JUNIO LA IGLESIA CELEBRA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


4 santas que vieron al Sagrado Corazón de Jesús y los mensajes que recibieron


Recibieron la gracia de un encuentro visual con el Corazón de Jesús


Una devoción popular en la Iglesia católica gira en torno al “Sagrado Corazón de Jesús”. Aunque está profundamente arraigada en las Escrituras, la devoción no era bien conocida hasta que varios santos videntes dijeron haber visto a Jesús y a su amado corazón.

Estas visiones han sido reconocidas por la Iglesia como auténticas. Aunque los fieles no están obligados a creer en ellas (como ocurre con cualquier otra revelación personal), la Iglesia reconoce el mérito de estas visiones y de las devociones que las rodean.

Y eso porque reflejan el “misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el núcleo más íntimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduría increada, caridad infinita, principio de salvación y de santificación para toda la humanidad. El ‘Corazón de Cristo’ es Cristo, Verbo encarnado y salvador, intrínsecamente ofrecido, en el Espíritu, con amor infinito divino-humano hacia el Padre y hacia los hombres sus hermanos”.

Aquí tienen una breve lista de cuatro videntes junto con los mensajes que recibieron.




Santa Lutgarda de Aywières

Nacida en el siglo XII, Lutgarda se unió a un monasterio benedictino y comenzó a recibir visiones de Jesús y de su corazón perforado. En una de sus visiones experimentó un “intercambio de corazones”, donde Jesús le pidió: “¿Qué quieres, pues?”. Ella dijo: “Quiero Tu corazón”. En respuesta, Jesús dijo: “¿Quieres mi corazón? Bueno, yo también quiero tu corazón”. Lutgarda entonces proclamó: “Tómalo, querido Señor. Pero tómalo de tal manera que el amor de Tu Corazón esté tan mezclado y unido con mi propio corazón que yo pueda poseer mi corazón en Ti, y que siempre permanezca ahí seguro en Tu protección”.


Santa Matilde de Hackeborn

En el siglo XIII, santa Matilde, una monja benedictina en Alemania, recibió muchas visiones de Jesús durante su vida. Se escribió un libro sobre sus experiencias y Jesús se le apareció un día, sosteniendo este libro sobre su Corazón con su mano derecha. Él lo besó y le dijo: “Todo lo que está escrito en este libro ha brotado de Mi Corazón divino y volverá a él”. Jesús también le dijo: “Por la mañana, que tu primer acto sea saludar a mi Corazón y ofrecerme el tuyo. Quien suspira hacia mí, me atrae hacia sí”.


Santa Gertrudis la Grande

Gertrudis comenzó a recibir visiones celestiales a la edad de 25 años mientras vivía en una comunidad benedictina en el siglo XIII. Un día vio tanto a san Juan Evangelista como a Jesús. Fue invitada a descansar su cabeza sobre el corazón de Jesús y le habló a Juan, preguntándole: “Bienamado del Señor, ¿estos latidos armoniosos que alegran mi alma también alegraron la tuya cuando descansaste durante la Última Cena en el seno del Salvador?”. Juan le respondió: “Sí, los oí, y mi alma fue penetrada por su dulzura hasta su mismo centro”. Gertrudis preguntó: “¿Por qué, entonces, has hablado tan poco en tu Evangelio de los secretos amorosos del Corazón de Jesús?”. Él respondió: “Mi misión era escribir del Verbo Eterno… pero el lenguaje de los maravillosos latidos del Sagrado Corazón está reservado para los últimos tiempos, para que el mundo gastado por el tiempo, enfriado del amor de Dios, se caliente al oír tales misterios”.


Santa Margarita María Alacoque

En 1673, una monja visitandina (de la Visitación) francesa llamada Margarita María Alacoque tuvo visiones de Jesús en las que el Señor pedía a la Iglesia que honrara a su Santísimo Corazón. Entre las promesas que comunicó, Jesús dijo a santa Margarita María: “Os prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos quienes reciban la comunión el primer viernes, y nueve veces más, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia ni sin recibir los sacramentos, y que mi Corazón será su refugio seguro en su última hora”.





FUENTE: es.aleteia.org

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