FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

PENTECOSTÉS: CUANDO EL ESPÍRITU SANTO RENUEVA LA IGLESIA Y EL MUNDO


E
n el calendario litúrgico, pocas celebraciones tienen tanta fuerza espiritual como el Pentecostés. Se trata de la gran fiesta del Espíritu Santo, del nacimiento visible de la Iglesia, y del envío misionero que continúa hasta hoy. Pentecostés no es un recuerdo del pasado; es una realidad actual: el Espíritu sigue soplando, sigue encendiendo corazones, sigue impulsando a los creyentes a ser testigos en medio del mundo.

¿Qué celebramos en Pentecostés?

Cincuenta días después de la Resurrección del Señor, los apóstoles estaban reunidos en el Cenáculo, orando junto con María, la Madre de Jesús. De pronto, un ruido como de viento fuerte llenó la casa, y lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos. Entonces, todos fueron llenos del Espíritu Santo (cf. Hechos 2,1-4).

Ese momento fue el cumplimiento de la promesa de Cristo:

Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos” (Hechos 1,8).

Pentecostés es:
  • La venida del Espíritu Santo como alma de la Iglesia.
  • El nacimiento visible de la Iglesia misionera.
  • La transformación de los apóstoles: de hombres temerosos a anunciadores valientes.
  • El inicio de la gran misión evangelizadora que continúa hasta hoy.
El Espíritu Santo, alma de la Iglesia

El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal ni una idea abstracta. Es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, verdadero Dios, que habita en el corazón de cada bautizado.

El Espíritu es:
  • Fuerza en la debilidad.
  • Luz en las dudas.
  • Consuelo en el sufrimiento.
  • Unidad en la diversidad.
  • Fuego que purifica y enciende.
Donde el Espíritu está, hay vida nueva. Sin el Espíritu, la Iglesia sería una institución muerta. Como dijo San Pablo VI:

Sin el Espíritu Santo, Cristo queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple organización.”

Pentecostés y el mundo actual
Hoy, más de dos mil años después, el mundo necesita un nuevo Pentecostés. La humanidad vive marcada por el materialismo, la indiferencia religiosa, el miedo, la violencia, y la soledad interior.

Frente a esto, el Espíritu Santo es:
  • El gran desconocido para muchos cristianos.
  • La fuerza silenciosa que puede renovar corazones, familias y comunidades.
  • La presencia de Dios que puede romper cadenas interiores.
El Papa Francisco lo expresó así:

El Espíritu Santo es el protagonista de la vida cristiana. Es Él quien cambia los corazones, quien lleva a la Iglesia adelante.

Hoy, como en el primer Pentecostés, el Espíritu puede transformar a los cristianos temerosos en discípulos valientes. Pero necesitamos abrir las puertas del corazón.

¿Cómo dejarse renovar por el Espíritu Santo?

Pentecostés es una fiesta, pero también una llamada a la conversión y a la docilidad. Te invito a reflexionar:
  • ¿Invocas cada día al Espíritu Santo?
  • ¿Pides su luz antes de tomar decisiones?
  • ¿Te dejas guiar o prefieres tus propios caminos?
Para vivir un Pentecostés personal, necesitas:
  1. Orar al Espíritu Santo con sencillez y constancia.
  2. Pedir sus dones: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
  3. Dejar atrás el miedo y ser testigo de Cristo en tu ambiente.
  4. Construir unidad, superando divisiones y enfrentamientos.
  5. Buscar frutos verdaderos: amor, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (cf. Gálatas 5,22-23).
Cada cristiano y cada comunidad están llamados a un nuevo Pentecostés. ¡No es para los santos solamente! Es para ti, hoy, aquí y ahora.

La Iglesia necesita Pentecostés

El mundo no necesita más discursos vacíos. Necesita testigos encendidos por el Espíritu Santo.

En este Pentecostés, pidamos juntos:

Que el fuego del Espíritu purifique nuestras mediocridades.

Que su viento fuerte disipe nuestras comodidades.

Que su presencia viva transforme nuestras parroquias y familias en verdaderas comunidades de fe.

No tengamos miedo del Espíritu Santo. Él no apaga lo humano, lo perfecciona.
Él no esclaviza, libera.
Él no divide, une.

Pidámosle con confianza:

Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra.


Oración al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
fuerza divina que da vida,
enciende nuestros corazones
con el fuego de tu amor.

Derrama sobre nosotros
tus dones y carismas.
Ilumina nuestras mentes,
fortalece nuestras decisiones,
sana nuestras heridas.

Haz de nosotros discípulos valientes,
testigos del Evangelio,
constructores de paz y unidad.

Renueva nuestra Iglesia,
renueva nuestras familias,
renueva nuestras vidas.

Ven, Espíritu Santo.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amén.

SACERDOTE ETERNO

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