FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, LA MADRE QUE ADVIERTE Y CONSUELA AL MUNDO HERIDO


El 13 de mayo de 1917, en un pequeño pueblo de Portugal llamado Fátima, tres humildes pastorcitos –Lucía, Francisco y Jacinta– vieron aparecerse a una Señora vestida de blanco, “más resplandeciente que el sol”. Aquella Señora se presentó como la Virgen María, trayendo un mensaje urgente, pero también maternal, para toda la humanidad.

Más de un siglo después, el llamado de Nuestra Señora de Fátima sigue siendo actual y urgente. El mundo herido de hoy necesita volver a escuchar la voz de aquella Madre que, entre lágrimas y súplicas, nos llama a la conversión y a la esperanza.

¿Qué nos dijo la Virgen de Fátima?

Las palabras de María en Fátima no fueron mensajes confusos ni extraños. La Virgen pidió lo mismo que Jesús siempre nos pide:

Conversión del corazón.

Rezo del Santo Rosario cada día.

Penitencia y sacrificios por la conversión de los pecadores.

Consagración al Inmaculado Corazón de María.

Pero también advirtió. La Virgen mostró a los pastorcitos una visión del infierno y habló de guerras, persecuciones, y sufrimientos que sobrevendrían al mundo si no se escuchaba su llamado.

María no vino como Reina gloriosa, sino como Madre preocupada, como una Madre que ve a sus hijos caminando hacia el abismo y les suplica regresar al buen camino.

¿Y qué pasa hoy? El mensaje de Fátima y nuestro tiempo

Muchos piensan que los mensajes de Fátima son cosas del pasado. Pero miremos el mundo actual: guerras, violencia sin sentido, familias destruidas, jóvenes atrapados en adicciones, gente alejada de Dios, indiferente a todo lo espiritual.

¿No es este el mismo “mundo herido” del que María hablaba? ¿No necesitamos también hoy su llamado?

Nuestra sociedad moderna cree que puede prescindir de Dios, pero está pagando el precio del vacío espiritual. Frente a esto, la Virgen de Fátima nos recuerda:

Sin Dios, el mundo no tendrá paz.

Sin oración, el corazón humano se endurece.

Sin conversión, las heridas del alma no sanarán.

El Rosario como arma espiritual

En Fátima, la Virgen insistió en el rezo del Santo Rosario. No como una costumbre, sino como una arma de fe.

Cada Rosario rezado es una súplica que asciende al cielo y un rayo de luz que atraviesa la oscuridad del mundo.

El Rosario es sencillo, pero poderoso. En él, las familias pueden encontrar unidad; los jóvenes, fortaleza; los adultos, refugio; y los ancianos, consuelo.

El Inmaculado Corazón: Refugio para el mundo

La Virgen pidió la consagración al Inmaculado Corazón, como refugio y camino hacia Dios.

Hoy, cuando muchos corazones están endurecidos por el materialismo, la desconfianza y la soledad, María ofrece su Corazón como un hogar espiritual. No es un simple símbolo; es la invitación a entrar en su amor maternal, dejarse cuidar y formar por Ella.

En palabras de la Hermana Lucía:

Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará.”

No es el triunfo de una ideología, ni el fin de las dificultades humanas, sino el triunfo del amor, de la misericordia y de la paz verdadera que viene de Dios.

El mensaje de Fátima para ti, hoy

Quizá pienses que las apariciones de Fátima son cosa de visionarios o de niños pastores de otro tiempo. 

Pero hoy, en medio de tus luchas y preocupaciones, Fátima es para ti:

Si te sientes lejos de Dios, María te dice: “Vuelve”.

Si el pecado te oprime, María te dice: “Confiesa, conviértete, no tengas miedo”.

Si la vida te pesa, María te dice: “Reza el Rosario, yo te ayudaré”.

Si el mundo te parece un caos, María te dice: “No pierdas la esperanza. Mi Corazón triunfará.”

Nuestra Señora de Fátima no es una historia para recordar, sino una presencia para vivir hoy. En este tiempo marcado por incertidumbres, divisiones y desesperanzas, el mensaje de María es claro: no estamos solos.

Ella, Madre del Rosario, Madre de Misericordia, sigue apareciéndose en el corazón de cada hijo que la invoca. Y sigue suplicando, no como quien condena, sino como quien ama infinitamente:

Rezad el Rosario cada día por la paz del mundo y la conversión de los pecadores.

Oración

Virgen Santísima de Fátima,
Madre tierna y preocupada,
te suplicamos:
acoge nuestro corazón cansado,
enséñanos el camino del bien,
y llévanos a Jesús.

Que nuestro mundo encuentre la paz,
que las familias se unan,
que los pecadores se conviertan,
y que triunfe tu Inmaculado Corazón.

Ruega por nosotros,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

sacerdote eterno

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR
San Francisco de Asís