¿Por qué veneramos el Corazón de Jesús?
El Corazón humano de Cristo es verdadero, porque Él es verdadero Dios y verdadero hombre. En ese Corazón late el amor divino hecho ternura humana.
A lo largo de los siglos, la Iglesia ha visto en el Corazón de Jesús:
- El signo visible del amor invisible de Dios.
- La fuente inagotable de misericordia.
- El refugio seguro para los pecadores.
- El modelo perfecto de mansedumbre y humildad.
En las palabras de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, Él mismo nos reveló su anhelo:
“He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres…”
Ese Corazón traspasado en la cruz es hoy la puerta abierta del amor divino.
El Corazón de Jesús como signo de amor
El Corazón de Jesús es la expresión concreta del amor total de Dios, un amor que:
- No excluye a nadie.
- Busca al pecador.
- Sostiene al que sufre.
- Perdona al arrepentido.
- Fortalece al cansado.
Cada latido del Corazón de Cristo es un acto de amor por ti, por mí, por todos. En este Corazón ardiente no hay lugar para el desprecio ni para la indiferencia. Dios no ama desde lejos: ama desde el Corazón herido de su Hijo.
El Corazón de Jesús como signo de misericordia
En tiempos donde muchos tienen miedo de acercarse a Dios por sentirse indignos o pecadores, el Corazón de Jesús es el refugio del alma arrepentida.
Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, escuchó de Jesús:
“Mi Corazón es un océano de misericordia. Que se acerquen a beber todos los pecadores.”
Quien se acerca al Corazón de Cristo, no encuentra juicio, sino abrazo misericordioso.
- En sus llagas encontramos sanación.
- En su perdón encontramos paz.
- En su ternura encontramos fuerza.
El Corazón de Jesús no se cierra ante ninguna miseria humana. Allí todo puede ser transformado.
El Corazón de Jesús y la vida de hoy
En un mundo donde predomina el egoísmo y la indiferencia, donde el amor verdadero parece escasear, el Corazón de Jesús nos lanza un llamado:
- A volver al amor verdadero.
- A confiar sin miedo en su misericordia.
- A tener un corazón semejante al suyo.
Contemplar el Corazón de Jesús no es solo un acto piadoso. Es una escuela de vida cristiana:
- Aprender a amar sin límites.
- Perdonar desde el corazón.
- Sanar heridas desde la ternura.
- Convertir el sufrimiento en ofrenda.
¿Qué nos pide Jesús?
Jesús reveló a Santa Margarita María que desea:
- Ser amado.
- Ser reparado.
- Ser confiado.
Él pide que consagremos nuestras vidas a su Corazón. Que lo dejemos habitar en nuestro interior. Que nos refugiemos en Él como niños en el regazo del Padre.
Y, sobre todo, que difundamos la confianza en su amor.
Cuando te sientas solo, herido o confundido, recuerda que existe un Corazón que late por ti. El Corazón de Jesús no te juzga ni te rechaza. Su herida abierta es el camino hacia su abrazo.
No importa cuántas veces hayas caído. No importa si has vivido lejos de Dios. Su Corazón está abierto. Su amor está encendido.
Hoy, Él te dice:
“Ven a mi Corazón, y encontrarás descanso para tu alma.”
Que podamos decirle cada día:
“Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.”
Oración
Sagrado Corazón de Jesús,
Corazón traspasado por amor,
te ofrecemos nuestras vidas,
nuestros miedos y heridas.
Sé nuestro refugio en las tormentas,
nuestro descanso en el cansancio,
y nuestro perdón en el pecado.
Enciende nuestros corazones
con el fuego de tu amor.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Ti confiamos.
Amén.
sacerdote eterno
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