FRASES PARA SACERDOTES

"TODO LO QUE EL SACERDOTE VISTE, TIENE UNA BATALLA ESPIRITUAL". De: Marino Restrepo.

Una misa de campaña en medio de las bombas


Al césar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Así como este Santo sacerdote quiero decir que primero sirvamos a Dios y después, a los hombres.

EL TESTIMONIO DEL AMOR EN LA ENFERMEDAD Y EL SUFRIMIENTO, EN SAN CAMILO DE LELIS



La vida de San Camilo de Lelis es un testimonio luminoso del amor que se hace carne en medio del dolor, del sufrimiento y de la enfermedad. En él se cumple la verdad evangélica de que "lo que hiciste con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hiciste" (Mt 25,40). Su ejemplo nos invita hoy a redescubrir el profundo valor del cuidado, la compasión activa y el servicio como caminos de santificación, especialmente en una sociedad que muchas veces huye del sufrimiento, lo medicaliza o lo margina.

Breve biografía, marcada por el dolor

Camilo nació en 1550 en Italia. Desde joven llevó una vida desordenada, marcada por el juego y el abandono espiritual. Sin embargo, una llaga incurable en su pierna lo condujo una y otra vez al hospital de San Giacomo en Roma, donde su experiencia personal con el sufrimiento corporal fue el inicio de una conversión radical. A los 25 años, tras múltiples rechazos y fracasos, se consagró al servicio de los enfermos, descubriendo en ellos el rostro vivo de Cristo sufriente.

Fundó la Orden de los Ministros de los Enfermos (los Camilos), con un carisma muy claro: servir a los enfermos con amor de madre, tanto en hospitales como en las casas y en el campo de batalla. Fue ordenado sacerdote y dedicó su vida hasta su muerte a esta misión.

El enfermo, sagrario viviente

Uno de los principales legados de San Camilo es su visión del enfermo como un "sagrario viviente". No se trataba solo de aliviar dolores físicos, sino de servir al cuerpo y al alma del enfermo como se sirve al mismo Cristo. Esta dimensión mística y profundamente cristiana del cuidado humaniza y santifica tanto al que sufre como al que acompaña.

En un tiempo en que los hospitales eran lugares fríos, impuros y sin atención, San Camilo propuso una revolución del amor: lavaba él mismo las llagas, consolaba al moribundo, oraba junto al lecho del enfermo y formaba a otros en este mismo espíritu. Su labor marcó el nacimiento de una pastoral de la salud como verdadero ministerio eclesial.

Actualidad del mensaje de San Camilo

Hoy, en un mundo que ha avanzado tecnológicamente en la medicina pero que a veces ha olvidado la cercanía humana, la figura de San Camilo es más vigente que nunca. Nos recuerda que el sufrimiento no es solo un problema a resolver, sino una oportunidad para amar más profundamente.

En tiempos de pandemia, soledad, enfermedades mentales, depresiones, dolencias crónicas o cuidados paliativos, necesitamos redescubrir el arte del consuelo y la compasión. El personal de salud, los voluntarios, los cuidadores, las familias con enfermos crónicos... todos pueden encontrar en San Camilo un modelo de servicio incondicional que da sentido al dolor y lo transforma en ofrenda.

Amor que se entrega en la fragilidad

San Camilo nos enseña que la grandeza del cristiano no se mide por su salud o su fortaleza, sino por su capacidad de amar en medio de la fragilidad. En el enfermo se abre un espacio para el encuentro con Dios, porque la vulnerabilidad nos hace humildes, nos hace dependientes del otro, nos hace capaces de orar con el corazón abierto. Y el que cuida, se transforma también, porque amar en el dolor es amar hasta el extremo.

Este amor no se improvisa: nace de una vida interior profunda, de la oración constante, del ofrecimiento diario de cada gesto por amor a Cristo. Camilo rezaba mucho y pedía la gracia de no dejar pasar ni un solo día sin haber hecho algún acto de caridad por un enfermo.

El sufrimiento redimido

El sufrimiento no es inútil cuando se une al sacrificio redentor de Cristo. San Camilo vivió con su llaga toda la vida, pero nunca dejó de servir. Su vida fue una cruz que no rechazó, sino que abrazó. Así nos enseña que el sufrimiento, cuando se vive con fe, se convierte en camino de santificación personal y de redención para el mundo.

Hoy, quienes viven una enfermedad, quienes cuidan de otros, quienes sienten que su dolor es incomprendido, pueden mirar a San Camilo y decir: “Dios puede hacer algo hermoso con mi dolor, si lo uno a su amor”.

Oración

Señor Jesús, tú que te hiciste hombre y sufriste por amor a nosotros, concédenos, por intercesión de San Camilo de Lelis, la gracia de descubrirte en cada enfermo, en cada herida, en cada lágrima. Que sepamos amar con ternura, servir con humildad y acompañar con esperanza. Transforma nuestro sufrimiento en don y nuestra fragilidad en lugar de encuentro contigo. Amén.

sacerdote eterno

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