FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

JESUCRISTO EN LAS FUENTES DE MI DIVINO CORAZÓN. (PARTE 17)

EN LAS FUENTES DE

MI DIVINO CORAZÓN
HALLARÉIS MENSAJES
DE CONVERSIÓN.





...Continuación... (Capitulo II)

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS

Noviembre 18 de 2007. (Fue dictado, por espacios, durante tres días).


La Santísima Virgen María dice:

Venid a mi regazo maternal, pequeño Agustín; y tomad en vuestras manos el lapicero y el papel para que estéis firmemente convencidos de que “quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el día de Cristo Jesús. Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatarlos mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, llenos de frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” (Filipenses 1,4-6 y 9-11). (...)


CUARTO MANDAMIENTO

Pequeños amantes de mi Jesús: “honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios te va a dar.” (Éxodo 20, 12).

Pensad como Jesús en su gran sabiduría siempre cumplió a la perfección la ley del Altísimo agradándolo en todo y cómo en su extrema humildad, ya que siendo verdadero Hijo de Dios, supo obedecer a su padre adoptivo José y a esta humilde esclava del Señor dándonos la honra como a padres elegidos por el Todopoderoso.

Amados hijos de Jesús y de María, os invito a amar y a respetar a vuestros padres acá en la tierra, ellos fueron designados por Dios para daros vida, reconoced en ellos sus sacrificios y desvelos porque quien honra a su padre expía sus pecados; como el que atesora, es quien da gloria a su madre.

Quien honra a su padre recibirá contento de sus hijos, y en el día de su oración será escuchado.

Quien da gloria al padre vivirá largos años; obedece al Señor, quien da sosiego a su madre: como a su Señor sirve a los que lo engendraron.

En obra y palabra “honra a tu padre para que te alcance su bendición. Pues la bendición del padre afianza la casa de los hijos, y la maldición de la madre destruye los cimientos.

No te gloríes en la deshonra de tu padre, que la deshonra de tu padre no es gloria para ti.

Pues la gloria del hombre procede de la honra de su padre, y baldón de los hijos es la madre en desdoro.

Hijo cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.

Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor. Pues el servicio hecho al padre no quedará en olvido, será para ti restauración en lugar de tus pecados.

El día de tu tribulación se acordará El de ti; como hielo en

buen tiempo, se disolverán tus pecados.

Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre.” (Eclesiástico 3,3-16).


QUINTO MANDAMIENTO

Cómo hieren mi corazón, vosotros, hombres de dura cerviz al no cumplir con el quinto mandamiento de la ley de Dios: “No matarás.” (Éxodo 20,13).

Pobrecitas almas que habéis apagado el candil de la vida de personas inocentes que aún no era el momento de morir, “sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír. Porque vuestras manos están manchadas de sangre y vuestros dedos de culpa, vuestros labios hablan falsedad y vuestra lengua habla perfidia.” (Isaías 59,2-3). “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre.

Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.” (Juan 8,44).

Por lo tanto “aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente y justo, porque yo no justificaré al malvado.” (Éxodo 23,7).

No toméis en vuestras manos un derecho que tan sólo le corresponde a Dios, porque “habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás y aquel que mate será reo ante el tribunal.” (Mateo 5,21).

Convertíos, “deje el malo su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Yahvé, que tendrá compasión de él, a nuestro Dios, que será grande en perdonar.” (Isaías

55,7), porque “dichoso el que es perdonado de su culpa, y le

queda cubierto su pecado.” (Salmo 32,1).

“Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el justo.” (1Juan 2,1).


SEXTO MANDAMIENTO

Peregrinos del Absoluto, que sois vosotros: “no cometerás adulterio.” (Éxodo 20,14). Huid de la fornicación. “Todo pecado que comete el hombre, queda fuera de su cuerpo, mas, el que fornica, peca contra su propio cuerpo.” (1Corintios 6,18). “Por tanto mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia que es una forma de idolatría.” (Colosenses 3,5).

Vuestro mundo yace en las tinieblas de la oscuridad, por lo tanto, pequeñitos míos, “no améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1Jn 2,15-17).

Alejaos del libertinaje sexual “¿no sabíais que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? De ningún modo ¿o no sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: los dos se harán una sola carne; mas, el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

Huid de la fornicación; todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo, mas, el que fornica peca contra su propio cuerpo.

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros, y lo habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? Habéis sido bien comprados; glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.” (1Corintios 6,15-20).


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