Actualmente Satanás, siendo tinieblas no tiene la justa visión de las cosas, está convencido de que tiene la victoria en sus manos por lo que no sin dramáticas, horribles y pavorosas convulsiones dejaré que se le escape su presa, que es la humanidad contagiada por su mal: la soberbia y la presunción.
Esta guerra tendrá su epílogo al fin de los tiempos, pero la guerra es una cadena de batallas como dije; y la batalla actualmente en acto es la más grande, después de la combatida por San Miguel y sus legiones contra las potencias rebeldes.
Muchas batallas luego se han combatido en el transcurso de los siglos pero ninguna de estas es equiparable a esta presente batalla en la que están incluidas naciones y pueblos de todo el mundo.
Los hijos de mi predilección serán, más que los otros puestos en la mira y hechos blando de una feroz persecusión pero de nada deben temer, en la hora de la prueba Yo estaré en ellos.
Yo que soy la Sabiduría, la Misericordia, el Amor y la Omnipotencia sabré plegar las oscuras maniobras y el loco orgullo de Satanás y de sus legiones para sacar de todo esto un triunfo; Mi Iglesia purificada.
¡Ay de aquellos, hijo mío, que se rehusan a ver! Basta un acto de sincera humildad para permitir que la luz se filtre en sus almas.
Necios e insensatos si se obstinan en resistir al Amor que los quiere salvos. ¿No saben y no piensan a lo que están renunciando? No saben y no piensan en aquello a cuyo encuentro se dirigen?
Ves en esto hijo mío, cómo mucha oscuridad se ha hecho en Mi Iglesia... La tierra es lugar de exilio, la Humanidad entera está en marcha hacia la Eternidad.
EL MATERIALISMO
El materialismo, encamación de Satanás, negando y sustituyéndose a Dios pretende dar a los hombres un paraíso aquí en la tierra, una felicidad que ella no posee y por tanto no puede dar. ¡Trágica mentira, astuto engaño al que muchos cristianos, sacerdotes y aún Obispos se han aferrado en nombre del progreso, olvidando el fin de la Creación y el de la Redención!
He aquí porqué ya no se habla de los Novísimos, del verdadero enemigo del hombre, del pecado con el que la obra de Satanás se identifica. De esto son responsables no pocos Obispos, muchísimos Sacerdotes.
La casi totalidad de los cristianos se han dejado seducir desviándose de la recta vía. Mientras tanto cada hombre como individuo está en marcha hacia la Eternidad, o de gozo eterno o de condenación eterna.
El hombre, presa de Satanás, está al centro de una furiosa lucha de Satanás, desencadenada para arrebatarlo a Dios quien, con un designio providencial, ha enviad a la tierra su Verbo hecho Carne, para liberar al hombre y así devolverle la primitiva grandeza, dignidad y libertad. ¿A quién le toca guiar al hombre en su camino y peregrinación terrena? A Mi Iglesia.
Pero en mi Iglesia el Príncipe de las tinieblas ha traído terriblemente su contagio: soberbia y orgullo, oscureciendo las mentes y endureciendo los corazones.
LA IGLESIA ES MÍA
Pero la Iglesia, hijo, ¡Es mía!
Ella ha salido de Mi Corazón Misericordioso y abierto. Yo quiero a Mi Iglesia: una y santa, pura y resplandeciente de mi Doctrina y no dividida por herejes en oposición perenne contraste entre ellos mismos. Y así será después de la purificación cercan.
Yo he triunfado como ya te dije, en el sufrimiento y en el dolor así será también para Mi Iglesia. He conocido horas de tinieblas, he conocido violencias y humillaciones de todo género. Yo hasta he gritado: "Padre, Padre mío ¿porqué me has abandonado?" Este grito lo elevarán al Cielo muchos hijos míos en el colmo de su pasión.
Pero ¿puede Dios que es Amor, abandonar a sus hijos a quienes ha amado y ama desde toda la eternidad?
La mujer en el parto gime, pero después se alegra porque ha dado a la luz un hijo. Es tiempo de que el grano arrojado en el seno de la tierra se descomponga para luego dar mucho fruto.
Está próxima la hora en la cual mi Iglesia gemirá en la feroz e inaudita persecución para poder renacer Una, Pura, Santa e Inmaculada.
Será la madre de los pueblos que se reunirán bajos sus alas y en la paz y en la justicia, será maestra y guía segura para todos los hombres de buena voluntad.
He aquí porqué te digo: urge hacerlo pronto. Quiero que Obispos y Sacerdotes se preparen en la humildad y en la penitencia, en la oración que debe ser unánime. No han de olvidar que a Mi Pasión siguió Mi resurrección.
te bendigo hijo mío. Ofréceme tus sufrimientos, consuela Mi Corazón traspasado por la dureza e insensibilidad de mis redimidos, de mis ministros y de aquellos que Yo he llamado y he amado como hermanos y amigos.
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