Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.
Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: El Valor de la Oración y cómo hacerla. Hijitos Míos, mucho os he venido insistiendo sobre la oración, porque mucho se necesita en éstos tiempos.
Sé de muchos de vosotros, que al momento en que se os pide más oración, inmediatamente ponéis miles de pretextos. Entre ellos decís: Es que yo no puedo ir a la Iglesia a rezar, es que yo tengo que trabajar, es que yo tengo que hacer los quehaceres del hogar, es que yo tengo que hacer la tarea, etc., etc.
Ya, en varias ocasiones, os he platicado sobre el valor de la oración y el cómo hacerla. Yo os pido que os hagáis uno Conmigo.
Yo, vuestro hermano Jesús, al encarnarMe, realizaba casi todas las labores que cada uno de vosotros hacéis y no por ello Me separaba del vivir en oración con Mi Padre. La oración no se tiene que hacer exclusivamente en el templo, la oración es la vida íntima de cada uno de vosotros con vuestro Creador; es vuestra vida unida a la Mía, para que Yo se la pueda ofrecer a Mi Padre; es el tomar en cuenta a Nuestra Santísima Trinidad en todos vuestros actos.
Os explico, Yo dormía igual que vosotros y Mi despertar era ofrecido inmediatamente a Mi Padre. Me levantaba y agradecía el nuevo día y ofrecía Mis acciones a Mi Padre por la salvación de cada uno de vosotros. Mi aseo, Mi desayuno, Mi trabajo en la carpintería, Mi caminar para ir a comprar la madera y lo necesario para Mis trabajos, Mi caminar para ir a entregarlos, la limpieza diaria de Mi lugar de trabajo, la ayuda que le daba a Mi Madre Santísima, la ayuda a los pobres y afligidos de cuerpo y alma, Mis alimentos, Mi tiempo libre y el tiempo que específicamente apartaba para la oración, Mi tiempo de sueño, etc. todo, todo era tiempo de oración, teniendo siempre a Mi Padre junto a Mí.
Así como, cuando vosotros no os despegáis ó no os queréis despegar del ser amado y al estar con él le contáis todas vuestras cosas con tal de agradarle el momento y con la finalidad de que sepa más de vosotros, así debe ser y debe buscarse la compañía con Nosotros. Dos personas que se quieren, buscan pasar el mayor tiempo posible juntos, si no se puede personalmente, al menos lo harán por teléfono ó por alguna otra vía, pero la realidad es que no deseáis separaros de la persona querida.
Mis pequeños, ésa es la oración. Es el caminar perfectamente y si y sin interrupción, “en las buenas y en las malas”, con vuestro Dios. Si os dais cuenta de esto, no necesitaréis, entonces, de un lugar específico para orar con vuestro Dios. Todos vuestros momentos, en donde estéis y lo que estéis haciendo, pueden ser ocasión de oración. ¿Cuál será entonces la diferencia entre que vuestros momentos puedan ser ó no ocasión de oración? Esto es simple, la diferencia estriba en que Nos toméis en cuenta y Nos ofrezcáis de corazón lo que estéis haciendo ó no.
Todo lo que hagáis, por más pequeño que sea, si Nos tomáis en cuenta, adquiere valore infinitos, sea lo que sea, siempre y cuando sea bueno y sea fortalecedor para vuestra alma.
Yo os dije que toda mi Vida sobre la Tierra fue ofrecida para vuestra salvación, para todas las almas y para todos los tiempos y que al Yo iniciar la Obra de la Salvación, vosotros la ibais a seguir. Aquí os quiero explicar algo, no sois vosotros solos los que la seguís, sino Soy Yo en cada uno de vosotros cuando unís vuestra vida a Mi Vida.
Todos vuestros actos, aún los que consideráis muy grandes, realmente son muy pequeños, porque pequeños e imperfectos sois y si estos no los ofrecéis a través Mío, vuestros actos llegan a Mi Padre como pequeñas e insignificantes obras; pero si vuestros pequeños ó grandes actos los ofrecéis a Mi Padre a través Mío, éstos se vuelven Divinos, porque Yo los tomo, los purifico y los llevo a Mi Padre como si fueran Míos, como si Yo todavía estuviera viviendo sobre la Tierra y como si Yo los hubiera realizado. Con esto os quiero hacer entender que vosotros, así, os hacéis UNO Conmigo y de ésta forma Yo vuelvo a caminar, a trabajar, a gozar, a sufrir, a vivir en plenitud en la Tierra a través de cada uno de vosotros. Yo Me encarno en cada uno de vosotros, si así Me lo permitís y, en consecuencia, os volvéis corredentores con vuestro Salvador Jesucristo.
Explicado esto, ¿No se os hace ahora extraordinaria vuestra vida? Esto es oración y esto es Salvación para todos, para restaurar el Reino de vuestro Dios en toda la Tierra.
LlevadMe, mis pequeños, a donde vayáis. DejadMe ser vuestro interlocutor. PlaticadMe todas vuestras cosas y, aunque Yo ya las sé de antemano, Me gusta que Me las platiquéis, porque con ello Me estáis invitando a hacerlo.
Yo siempre estoy con vosotros, es más, estoy en vosotros, pero, puedo ser un huésped al que no se le hace caso, ni al que no se le toma en cuenta para nada ó, puedo ser el amigo, el hermano, el padre, el consejero ó, simplemente, el acompañante, que va a hacer vida con cada uno de vosotros.
Yo os he dado Mi Vida y Mi Muerte para que viváis eternamente, ¿os puedo pedir que hagáis vida Conmigo, en vuestro corazón, para poder derramar en vosotros todo Mi Amor?
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.
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