El Padre Raniero Cantalamessa, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, nació en Colli del Tronto (AP) el 22 de julio del año 1934. Ordenado sacerdote en el año 1958, se doctoró en Teología en Friburgo (Suiza), y en Letras clásicas en la Universidad Católica de Milán.
Ex profesor ordinario de Historia de los orígenes del cristianismo y Director del Departamento de ciencias religiosas de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, fue miembro de la Comisión Teológica Internacional desde el año 1975 hasta el año 1981 y, durante doce años, miembro de la delegación católica para el diálogo con las Iglesias Pentecostales.
En el año 1979 abandonó la docencia para dedicarse a tiempo completo al ministerio de la Palabra. Juan Pablo II lo nombró Predicador de la Casa Pontificia en el año 1980 y Benedicto XVI lo confirmó en dicho cargo en 2005. En calidad de predicador dirige cada semana, en Adviento y en Cuaresma, una meditación en presencia del Papa, de los cardenales, obispos, prelados y superiores generales de órdenes religiosos. Se le llama a hablar en muchos países del mundo, a menudo también por hermanos de otras denominaciones cristianas.
Ha recibido el Doctorado Honoris Causa en Ciencias del Derecho, en la Universidad Notre Dame de South Bend (Indiana); en Ciencias de la comunicación, en la Universidad de Macerata y en Teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (Ohio).
Además de los libros científicos escritos como historiador de los orígenes del cristianismo, sobre la cristología de los Padres, la Pascua en la Iglesia antigua y otros temas, ha publicado otros numerosos libros de espiritualidad, fruto de su predicación en la Casa Pontificia, traducidos a una veintena de lenguas.
Desde el año 1994 hasta el 2010, cada sábado por la tarde tuvo en la cadena de televisión pública italiana «Rai Uno» el programa de explicación del evangelio del domingo «Las razones de la esperanza».
Desde el año 2009, cuando no está ocupado en la predicación en la Casa Pontificia y en otras partes del mundo, vive en el Eremo del Amor Misericordioso de Cittaducale (RI), prestando su servicio sacerdotal a una pequeña comunidad de monjas de clausura.
OBRAS.
El padre Cantalamessa es el autor de varios libros sobre temas teológicos y espirituales. Una selección de los siguientes:
- Glorificar a Dios en sus cuerpos: Nuestro llamado a la santidad Horizontal (1986)
- El Misterio de la Navidad: Un Comentario sobre el Magnificat (1988)
- Jesucristo, el Santo de Dios (1991)
- El Espíritu Santo, alma de la evangelización (1992)
- La Eucaristía, nuestra santificación (1993)
- Pascua en la Iglesia primitiva (1993)
- El misterio de la Pascua (1993)
- El Espíritu Santo en la vida de Jesús, el misterio del bautismo de Cristo (1994)
- El misterio de la Palabra de Dios (1994)
- Virginidad (1995)
- El Poder de la Cruz (1996)
- La Subida al Monte Sinaí (1996)
- Pobreza (1997)
- La vida en Cristo: un comentario espiritual en la Carta a los Romanos (1997)
- El misterio de Pentecostés (2002)
- Spiritual Healing (2003)
- Ven, Espíritu Creador: Meditaciones sobre el Veni Creator (2003)
- Amar a la Iglesia (2005)
- Sobria embriaguez del Espíritu (2005)
- Este es mi cuerpo (2005)
- Contemplando la Trinidad (2007)
- Bienaventuranzas: Ocho pasos hacia la felicidad (2009)
LIBRO: EL ALMA DE TODO SACERDOCIO
2010 – Monte Carmelo Burgos
PREFACIO
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Mateo (4,1-11)
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas él respondió: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». (…) Entonces el diablo le dejó y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
PREFACIO
Este librito recoge las meditaciones tenidas en la Casa Pontificia, en presencia del papa Benedicto XVI, durante el Adviento del año 2009 y la Cuaresma del año 20101 con ocasión del año sacerdotal convocado por el mismo pontífice para conmemorar los 150 años de la muerte del Santo Cura de Ars. A ellas se añade, al final¡ la predicación tenida en la Basílica de San Pedro el Viernes Santo de 2010, sobre el tema de Cristo Sumo sacerdote. El año sacerdotal ha caído, como se sabe, en un momento en el que el clero católico está en el punto de mira por los escándalos de pedofilia. Siguiendo la línea indicada por el papa en la carta de convocatoria del año sacerdotal, del 16 de junio de 2009, no he tratado tanto de subrayar en un «meticuloso estudio» las deficiencias del clero, cuanto de ayudar a descubrir la belleza de la vocación sacerdotal, «el alma de todo sacerdocio», y favorecer así una profunda renovación del sacerdocio «en el Espíritu Santo» He retomado en uno y otro lado ideas expresadas con anterioridad en mis libros, en particular La vida en Cristo y, para el último capítulo, María, espejo de la Iglesia, aplicándolas especialmente a los sacerdotes. Sin embargo, el libro no está destinado a los miembros del clero, sacerdotes y obispos, sino a todos los bautizados. Por dos motivos: primero, porque también ellos deben conocer qué es el sacerdote y qué representa para ellos, según la advertencia que el Apóstol dirigía a los corintios: «Todos deben saber qué somos: servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios» (cf. 1 Cor 4, 1); segundo porque el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio universal de todos los creyentes; ambos participan, de modo diverso, en el sacerdocio único de Cristo y se iluminan recíprocamente. Sacerdotes y laicos -unos en representación de Cristo, y los otros en unión con Cristo- están llamados a decir, también en nombre propio, dirigido a los hermanos, las palabras de la consagración «Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Tomad y bebed, esta es mi sangre».
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MEDITACIONES
CON CRISTO NADA NI NADIE PUEDE DAÑARNOS ... SI NOSOTROS NO LO DESEAMOS.
Mateo (4,1-11)
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Mas él respondió: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». (…) Entonces el diablo le dejó y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.
Hoy el demonio, el satanismo y otros fenómenos relacionados son de gran actualidad, e inquietan no poco. Nuestro mundo tecnológico e industrializado pulula de magos, brujos, ocultismo, espiritismo, habladores de horóscopos, vendedores de hechizos, de amuletos y además de auténticas sectas satánicas. Expulsado por la puerta, el diablo ha vuelto a entrar por la ventana. O sea, expulsado de la fe, ha regresado con la superstición.
El episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto nos ayuda a poner un poco de claridad. Ante todo, ¿existe el demonio? ¿La palabra demonio indica verdaderamente una realidad personal, dotada de inteligencia y voluntad, o es sólo un símbolo, un modo de hablar para indicar la suma del mal moral del mundo, el inconsciente colectivo, la alienación colectiva, etcétera? Muchos, entre los intelectuales, no creen en el demonio entendido en el primer sentido.
Pero se debe observar que grandes escritores y pensadores, como Goethe y Dostoevskij, se tomaron muy en serio la existencia de Satanás. Charles Baudelaire, que no era ciertamente de una raza de santos, dijo que «la mayor astucia del demonio es hacer creer que no existe». La prueba principal de la existencia del demonio en los Evangelios no está en los numerosos episodios de liberación de obsesos, porque al interpretar estos hechos pueden haber influido las creencias sobre el origen de las enfermedades. ¡La prueba verdadera está en los santos!
Y Jesús, que es tentado en el desierto por el demonio, es la confirmación evidente de ello. La prueba son también los muchos santos que lucharon en la vida con el príncipe de las tinieblas. No son unos «don Quijote» que lucharon contra molinos de viento. Al contrario, son hombres muy concretos y de psicología sanísima.
Si muchos encontraron absurdo creer en el demonio es porque se basan en libros, pasan la vida en las bibliotecas o en el escritorio, mientras que al demonio no le interesan los libros, sino las personas, especialmente los santos. ¿Qué puede saber de Satanás quien nunca ha tenido que ver con la realidad de Satanás, sino sólo con su idea, esto es, con las tradiciones culturales, religiosas, etnológicas sobre Satanás? Esos tratan habitualmente el tema con gran seguridad y superioridad, liquidando todo como «oscurantismo medieval».
Pero es una falsa seguridad. Como quien se jactara de no tener miedo alguno del león, aduciendo como prueba el hecho de que lo ha visto muchas veces pintado o fotografiado y nunca se ha atemorizado.
Por otro lado, es del todo normal y coherente que no crea en el diablo quien no cree en Dios. ¡Sería hasta trágico si alguien que no cree en Dios creyera en el diablo! Lo más importante que la fe cristiana tienen que decirnos no es sin embargo que el demonio existe, sino que Cristo ha vencido al demonio. Cristo y el demonio no son para los cristianos dos príncipes iguales y contrarios. Jesús es el único Señor; Satanás no es sino una criatura «echada a perder». Si le es concedido poder sobre los hombres es para que los hombres tengan la posibilidad de hacer libremente una elección de campo y también para que no «se ensoberbezcan» creyéndose autosuficientes y sin necesidad de ningún redentor.
«El viejo Satanás está loco», dice un canto espiritual negro. «Ha disparado un tiro para destruir mi alma, pero ha errado la puntería y ha destruido en cambio mi pecado». Con Cristo no tenemos nada que temer. Nada ni nadie puede hacernos mal, si nosotros mismos no lo deseamos. Satanás, decía un antiguo Padre de la Iglesia, tras la venida de Cristo, es como un perro atado en la era: puede ladrar y abalanzarse cuanto quiera; pero si no somos nosotros los que nos acercamos a él, no puede morder. ¡Jesús en el desierto se liberó de Satanás para liberarnos de Satanás! Es la gozosa noticia con la que iniciamos nuestro camino cuaresmal.
[Original italiano publicado por «Famiglia Cristiana». Traducción realizada por Zenit]
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VIDEO
CATEQUESIS ACERCA DEL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA
CATEQUESIS ACERCA DEL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA
En la meditación realizada en la Parroquia de la Purísima Concepción en Barcelona, el 4 de marzo de 2007, durante la Cuaresma, el padre Rainiero Cantalamessa profundiza en una catequesis mistagógica el misterio de la Santa Misa. Explica la litúrgia de la Palabra que se hace viva y nos envuelve en interacción con Dios que habla. También se refiere a la Plegaria Eucarística que por el poder del Espíritu Santo crea la presencia del Cuerpo real de Cristo resucitado, que se inmola por nosotros y nos transfigura, y el Cuerpo Místico, Cuerpo de su Iglesia del cual Él es la Cabeza. Acaba meditando sobre la Comunión con estos dos Cuerpos, que nos abre a la continuación del Misterio Eucarístico en la vida. Una importante enseñanza que conviene interiorizar.
FUENTE: www.caminocatolico.org
en.wikipedia.org
www.cantalamessa.org/ (sitio oficial)
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