FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

LOS SIETE DOMINGOS DE ¡OH GLORIOSO SAN JOSÉ!


DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOMINGOS




Consagrados a honrar los 7 Dolores y Gozos de SAN JOSÉ

Con indulgencia plenaria para cada domingo


INTRODUCCION

La devoción a San José sigue los progresos de la devoción a la Santísima Virgen. Los fieles hijos de María han comprendido que nada podrían hacer de más agradable a su Divina Madre como honrar con un culto especial a su angélico Esposo. “María –dice el devoto y virtuoso Padre Faber- debe ser el primer objeto de nuestra devoción, San José el segundo”. Puede afirmarse que las prácticas en honor de este glorioso patriarca, modelo y protector de las almas interiores, están basadas en las costumbres y en los usos de una verdadera piedad.

Tanto en las alegrías que la Divina Providencia nos concede, como en las pruebas a que nos somete, conocemos a nuestros verdaderos amigos, a los que interesan realmente en lo que nos concierne. He aquí por qué la Santa Iglesia nos recuerda tan a menudo los misterios gozosos y dolorosos de Jesús, María y José. En efecto, cuando se ama de veras a alguno se toma una parte igual en todo lo que pueda alegrarle o afligirle. Por esta razón los fieles servidores de San José han adoptado con satisfacción la piadosa y devota práctica llamada la devoción de los SIETE DOMINGOS.

Los Soberanos Pontífices que han ocupado tan gloriosamente la cátedra de San Pedro estos últimos tiempos han requerido de preciosas indulgencias esta devoción a fin de estimular a todos los fieles a practicarla. Se ganan 300 días de indulgencia cada vez, en virtud de una concesión de Su Santidad Gregorio XVI, de fecha 22 de enero 1836, rezando durante siete domingos consecutivos en el curso del año, a la elección de los fieles, los SIETE GOZOS Y LOS SIETE DOLORES DE SAN JOSÉ, y el séptimo domingo una indulgencia plenaria.

El Santo Pontífice Pío IX, deseando en su amor tan tierno y tan ardiente por María, extendió en todas partes la devoción a su casto Esposo, a las indulgencias, ya concedidas a la devoción de los SIETE DOMINGOS añadió en primero de febrero de 1847 una indulgencia plenaria en cada domingo, aplicable a las almas del Purgatorio; y en 22 de marzo del mismo año hizo extensivas estas indulgencias a todos los que, no sabiendo leer o no teniendo la depredación sobre dicha, rezarán en esos mismos domingos SIETE PADRENUESTROS CON AVEMARIA Y GLORIA AL PADRE, añadiendo a ellos las condiciones acostumbradas, para ganar indulgencia plenaria esto es: la Confesión, la Comunión, y orar un rato por las necesidades de la Iglesia.

Los verdaderos devotos de San José han correspondido diligentemente a esta piadosa invitación del Vicario de Jesucristo. Las gracias preciosas obtenidas, los milagros obrados por el Señor a favor de los que han practicado esta devoción con piedad, han sido un poderoso estímulo para aumentar la devoción a San José. A fin pues, de ayudar en cuanto lo permitan nuestras fuerzas, a las almas devotas a practicar cumplidamente estos ejercicios, les ofrecemos una meditación cada uno de los siete domingos y así, dirigiéndose a San José con más amor y fervor, alcancen de Dios, por intercesión del glorioso Patriarca, cuando pudieren para ellas mismas y para todos aquellos que les son tan caros en este y en el otro mundo.

Después de cada meditación del dolor y gozo que le corresponde a ese domingo debe reforzarse el ejercicio de repasar en forma resumida todos los siete domingos y gozos de San José, por ser condición precisa para ganar las indulgencias. Debe practicarse esta devoción durante siete (7) domingos consecutivos; Si hubiere interrupción, aunque involuntaria es preciso empezar de nuevo.

Aun cuando no se haya fijado época alguna para ganar las indulgencias plenarias que van unidas a esta santa práctica, creemos, sin embargo que podría elegirse con preferencia los domingos que preceden a las fiestas de San José; o bien algunas circunstancias particular en las cuales se tiene necesidad de gracias más abundantes, como por ejemplo para conocer cada uno su vocación o para conseguir la conversión de un pecador, o el buen éxito de un negocio, la defensa de nuestra alma y de nuestra comunidad y familia del enemigo maligno o algún asunto que interese a la gloria de Dios.

Será muy provechoso ofrecer todos los años a San José; este tributo de amor y de reconocimiento por todos los bienes que nos ha alcanzado su inefable caridad, lo que por otra parte se convertirá en un excelente medio de obtener de él nuevos favores.

A los que practiquen la precedente devoción de los siete domingos seguidos y en cada uno confesando y comulgados visiten algún templo, u oratorio público rogando a intención de su Santidad, concedió Pio IX indulgencia plenaria para cada domingo. Los que no saben leer y viven donde esa devoción no se hace en público, en vez de dichas oraciones hacer Gloria al Padre. Quien no comulgue sino en el séptimo domingo, gana en él indulgencia plenaria, y en cada uno de los seis anteriores de a 300 días.



ORACIONES A REALIZAR

En cada Domingo

Se empieza con el Acto de Contrición (pág. 11. ), luego con la Meditación para cada domingo y el Ejemplo del día correspondiente (pág. 12), continua con el refuerzo de los 7 Dolores y Gozos de San José resumidos para cada domingo (pág. 74 ) y por último las dos Oraciones a San José (pág. 85).



ACTO DE CONTRICIÓN

Oración inicial para cada Domingo

Dios y Señor mío, en quien creo y espero y a quien amo sobre todas las cosas; al pensar en lo mucho que habéis hecho por mí y lo ingrato que he sido a vuestros favores, mi corazón se confunde y me obliga a exclamar: Piedad, Señor, para este hijo rebelde, perdonadle sus extravíos, que le pesa de haberos ofendido, y desea antes morir que volver a pecar. Confieso que soy indigno de esta gracia, pero os lo pido por los meritos de vuestro Padre nutricio, San José… Vos, glorioso Abogado mío, recibidme bajo vuestra protección y dadme el favor necesario para emplear bien este rato en obsequio vuestro y utilidad de mi alma. Amén. Jesús, María y José.



* * * * * * * *


“Siete Gracias que se piden al Señor San José para la hora de la Muerte” 

1.- Gloriosísimo Patriarca San José, os ruego que me alcancéis por piedad la gracia de que mi muerte no sea repentina o imprevista; y que antes que me llegue tan terrible hora, tenga tiempo suficiente y el libre uso de mis sentidos, para confesarme sacramentalmente con perfecto conocimiento y sincero dolor de mis pecados. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

2.- Gloriosísimo Patriarca San José, os ruego humildemente me alcancéis que antes de mi muerte, pueda santificarme con el Santísimo Viático para el gran viaje de la Eternidad, alimentándome dignamente con el Santísimo Cuerpo de mi Dulce Jesús. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

3.- Gloriosísimo Patriarca San José, os ruego me alcancéis la gracia de recibir el Sacramento de la Extremaunción antes de entrar en agonía, para que, mientras lo reciba haciendo un acto de dolor por haber ofendido a Dios con los sentidos de mi cuerpo, adquiera más fuerza para resistir los ataques del infernal enemigo. Padrenuestro, Avemaria , Gloria. 

4.- Gloriosísimo Patriarca San José, con todo mi corazón, os ruego que después de haber recibido los Santos Sacramentos, tenga la asistencia del sacerdote que me recuerde la pasión de mi Señor Jesucristo y los dolores de Maria Santísima y que invocando estos dulces nombres con la boca y el corazón, adquiera el gran tesoro de las Indulgencias Plenarias. Padre Nuestro, Avemaría y Gloria. 

5.- Gloriosísimo Patriarca San José, os ruego, me alcancéis del Señor, la gracia de librarme desde ahora y en la hora de mi muerte, de todos mis defectos y de los asaltos del infernal enemigo. Que me ejercite en la vida y en la muerte con vuestra protección en verdaderos actos de Fe, Esperanza y Amor de Dios. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

6.- Gloriosísimo Patriarca San José, yo os suplico no me abandonéis en el momento que expire y salga mi alma para presentarme ante el Tribunal de Dios y dar cuenta de toda mi vida; por vuestros méritos por los de Vuestra Esposa Amantísima Maria Inmaculada, defended mi causa en aquel tremendo juicio. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

7.- ¡Oh Castísimo Patriarca San José!, yo os suplico humildemente, sigáis dispensándome vuestra protección después de la muerte; a fín de que, si por mis culpas voy al purgatorio, por vuestra intersección me sea perdonada gran parte de aquella pena y pronto vaya a gozar con vos en el cielo. Amé. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 


Letanías de San José 

Señor, ten piedad de nosotros,
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo redentor, ten piedad de nosotros
Dios espíritu Santo, ten piedad de nosotros 

Santa María, 
ruega por nosotros ( se reza después de cada invocación) 

San José, descendiente de David
Luz de los patriarcas
Esposo de la Madre de Dios
Casto Custodio de la Virgen
Padre Putativo del Hijo de Dios
Diligente defensor de Cristo
Jefe de “La Sagrada Familia” 

José justísimo
José castísimo
José prudentísimo
José fortísimo
José fidelísimo
Espejo de paciencia
Amador de la pobreza
Modelo de los obreros
Gloria de la vida doméstica
Custodio de las vírgenes
Sostén de las familias
Consuelo de los miserables
Esperanza de los enfermos
Patrono de los moribundos
Terror de los demonios
Protector de la Santa Iglesia 

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Ten piedad de nosotros
Lo hizo dueño de su casa
Y el gobernador de todos sus dominios
Oración oh Dios, que con inefable providencia elegiste al bienaventurado José esposo de tu madre, te rogamos que nos concedas tener por intercesor en el Cielo a quien veneramos por protector en la tierra. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 


En estos 7 Domingos de la Devoción, pedir a San José alguna Gracia o petición. 

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