Sed asiduos en la
oración y en la penitencia
Diciembre 8/07 7:10
a.m. (Solemnidad de la Inmaculada Concepción)
Hijitos míos: “todos los que veneráis
al Señor, bendecid al Dios de los dioses, cantadle, dadle gracias, porque es
eterna su misericordia” (Dn. 3,90), al haber fijado sus ojos en mi pequeñez
“desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido
con un traje de gala y me ha envuelto con un manto de triunfo, como a una novia
que se adorna con sus joyas” (Is.61,10), al elegirme como Madre del Salvador.
María, como llena de gracia, colmada del favor de Dios y
preservada libre de toda culpa, os llama a vosotros a “entrar por la entrada
estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y son muchos los que entran por ella; mas qué estrecha la entrada y
qué angosto el camino que lleva a la vida; y pocos son los que lo encuentran” (Mt.
7,13-14). Jesús es la puerta; entrad por ella y convertíos de corazón a Dios,
purificándolo con el Río de la Gracia, porque “bienaventurados los limpios de
corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt. 5,8).
Hijitos “rechazad por tanto, toda malicia y todo engaño,
hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias. Como niños recién nacidos,
desead la leche espiritual pura, a fin de que por ella, crezcáis para la
salvación, si es que habéis gustado que el Señor es bueno” (1Pe. 2,1-3). “Ya es
bastante el tiempo que habéis pasado obrando conforme al querer de los
gentiles, viviendo en desenfrenos, liviandades, crápulas, orgías, embriagueces
y en cultos ilícitos a los ídolos” (1Pe. 4,3). Ahora pequeñitos míos, “sed,
pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo
os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma” (Ef.5,1-2).
Por lo tanto huid del mundo de las tinieblas y llegad al mundo de la luz
espiritual para que os hagáis semejantes en mi pureza, en mi resplandor porque
la morada espiritual del Altísimo se halla sin mácula y mancilla alguna.
Sed asiduos en la oración y en la penitencia, cultivándolas
como un bello jardín que adorna vuestra casa que debe estar abierta y
acondicionada para recibir al Rey del más alto linaje. La oración y la
penitencia os abren las puertas del cielo.
La oración y la penitencia os acrisolan como se acrisola el
oro y la plata.
La oración y la penitencia os hacen crecer en el amor a Dios.
La oración y la penitencia elevan vuestros espíritus al
creador, arquitecto de vuestras vidas para restauraros en el amor.
La oración y la penitencia os van transformando en pequeños
ángeles vivientes sobre la tierra.
La oración y la penitencia os visten con las vestiduras de la
pureza y de la santidad.
La oración y la penitencia siembran en vuestro Corazón,
mullidos pastizales que os alimentan en vuestro camino para el cielo.
La oración y la penitencia adornan vuestra alma con
ornamentos del cielo haciéndoos semejantes a los espíritus celestes.
La oración y la penitencia vigorizan vuestro espíritu para
que saquéis el máximo provecho a vuestro sufrimiento.
La oración y la penitencia os hacen inmunes al espíritu del
mal.
Perfumad vuestra oración en el suave aroma de rosas finas,
rosas de exportación al cielo, porque orando el Santo Rosario exhalaréis de
vuestro corazón dulce fragancia, fragancia que cala en la profundidad de Mi
Inmaculado Corazón.
Orando el Santo Rosario cultiváis rosas multicolores para el
vergel florecido de mi purísimo Corazón.
Orando el Santo Rosario pintáis en el cielo azul multitud de
arco iris, arco iris vestidos con los más tenues colores para la Madre de Dios.
Orando el Santo Rosario el eco de vuestra voz sonará como
dulces melodías que alegra todo mi ser.
Orando el Santo Rosario, oración predilecta a mis oídos,
haréis que os escuche y presente con prontitud vuestros ruegos a mi Hijo Jesús.
Orando el Santo Rosario encadenaréis a Satanás con esta arma
prodigiosa, debilitándolo en sus propósitos de tentaros.
“Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de
orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser
vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú en cambio
cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a
tu padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará” (Mt. 6,5-6).
Con la oración hijitos míos lo alcanzaréis todo: “Pedid y se
os dará, buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide
recibe, el que busca halla; y al que llama se le abrirá. ¿O hay acaso alguno
entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un
pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas
buenas a vuestros hijos, cuánto más Vuestro Padre que está en los cielos dará
cosas buenas a los que se las pidan?” (Mt. 7,7-11).
Aceptad pequeños míos la cruz de cada día con amor, porque el
libro Santo os dice: “El que no toma su cruz y me sigue detrás, no es digno de
Mí” (Mt. 10,38).
Aceptando la cruz, seréis felices en la otra vida.
Aceptando la cruz seréis otros Cristos camino al Gólgota.
Aceptando la cruz moriréis a vosotros mismos y Cristo vivirá
en vosotros.
Aceptando la cruz caminaréis por la calle de la amargura,
pero con la esperanza de caminar por las sendas del cielo.
Aceptando la cruz expiaréis vuestros pecados y escalaréis
peldaños para el cielo.
Aceptando la cruz vuestro sufrimiento será sufrimiento
redentor.
Aceptando la cruz vuestro espíritu exhalará vuestro último
suspiro muriendo al mundo para vivir a una nueva vida.
Difundid por todas partes el buen olor de Cristo, el Divino
perfume del evangelio, pero vestidos con el ropaje de la humildad porque siendo
humildes os haréis como Jesús, que siendo el Hijo de Dios vino a servir a este
mudo y no a ser servido.
Porque siendo humildes os asemejaréis a esta humilde esclava
del Señor.
Porque siendo humildes las rosas de vuestro corazón tomará
una hermosura sin igual.
Porque siendo humildes brillará en vuestra cabeza una corona
de oro de ofir.
“Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque
habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios” (Col. 3,2-3). Por
ello debéis esforzaros en conservar la pureza de vuestro cuerpo y de vuestro
corazón para que hagáis de vosotros mismos digna morada al Espíritu Santo.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón, Dios hallará
complacencias y lo convertirá en su trono de amor.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón vuestra alma recibirá
la blancura de un lienzo blanco.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón perfumes Divinos
me llevarán hacia vosotros.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón seréis revestidos
con el traje del lino fino y resplandeciente.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón formaréis parte en
el intercambio de corazones.
Si conserváis la pureza de vuestro corazón os acompañaré en
la tierra y en el cielo eternamente.
Reciban todos vosotros mi bendición Maternal.
Os amo, os amo mucho.
Sed heraldos de Cristo
vivo
Diciembre 10/07 10:00
a.m.
Jesús dice:
Pequeños, os amo porque sois obra perfecta de mi creación;
sois hechura de mis manos; Soy Vuestro Hacedor.
A cada uno de vosotros os he encomendado una misión dentro de
mi Iglesia; restituidla.
Mi Iglesia se desmorona. Tomad en vuestras manos cada parte
fragmentada de mi Iglesia y reconstruidla; sed heraldos de Cristo vivo, porque
actúo en vuestros corazones para haceros crecer, pequeños rayitos.
El tiempo es demasiado corto, apóstoles de los últimos
tiempos, a vosotros hablo, os hablo porque sois sensibles a mi voz.
A vosotros os hablo porque estáis con corazones abiertos,
abiertos al Rey, Rey del más alto linaje que ha nacido.
A vosotros os hablo para predicaros con mi ejemplo. Abrid
vuestros ojos para que el mal no os enceguezca. Muchos vendrán a vosotros
revestidos con piel de cordero; pedid discernimiento para diferenciar lo que
procede de Mí o del averno.
Mi Corazón yace en sufrimiento y dolor, porque muchos de mis
sacerdotes, inmiscuidos en la masonería, aparentemente sirven a Dios, pero
realmente sirven al príncipe infernal. Orad, pequeños míos por mis pastores,
elevad plegarias por los obispos que se han desviado de mi verdadero camino.
El tiempo es demasiado corto. Estad preparados. Muchos creen
que es mitología, leyendas porque desconocen el significado de las Escrituras,
porque no las leen o las meditan.
Estoy en medio de vosotros para daros nueva mirada, nuevo
corazón.
Estoy en medio de vosotros para acrisolaros como al oro y la
plata.
Estoy en medio de vosotros para derramaros torrentes de
bendiciones a cada uno de vosotros.
Estoy en medio de vosotros para derramar: salud para vuestros
enfermos, trabajo para los que carecen de él, pureza de corazón para los que lo
tienen manchado, fortaleza para los decaídos, libertad para los encarcelados,
fervor espiritual para los tibios o fríos.
Soy el milagro más grande que hay sobre la tierra y estoy en
medio de vosotros. Pan de Ángeles que hoy se da a vosotros, Maná que hoy se da
a vosotros, Dios Verdadero que hoy se da a vosotros.
Os llevaré al desierto de mi Amor
Diciembre 10/07 12:33
p.m.
Jesús dice:
Niñitos espirituales de mi Santísimo Corazón, os tomo en mis
Divinos brazos para conduciros al desierto de mi amor.
Amor que colmará vuestras esperanzas, amor que os
sensibilizará a mi amor, amor que os conducirá a verdes valles para que os
alimentéis con sus verdes y frescas hierbas y crezcáis como niños robustos y
bien alimentados, que necesitan estar fortalecidos para el arduo camino del
viaje.
Amor que os acrecienta el palpitar de vuestro corazón en la
dulce espera de que, vuestro Huésped Celestial, tome posesión de su Reino y de
su Trono. Trono distinto a todos los tronos de la tierra, porque mi Trono no es
de este mundo, ya que el mundo ha edificado tronos superficiales, tronos
perecederos, tronos cimentados en la arena.
Hijos míos, os llevaré al desierto para hablaros al oído.
Os llevaré al desierto para mostraros mi Reino.
Os llevaré al desierto para cohabitaros en la plenitud.
Os llevaré al desierto para adentraros en las fuentes
límpidas de mi Corazón.
Os llevaré al desierto para instruiros y formaros en mi
Doctrina Divina, Doctrina que os quitará vuestra miopía y vuestra sordera, para
percibir con mayor clarividencia mis designios de amor.
Os llevaré al desierto para transfiguraros en hombres
plenamente espirituales en medio de la tierra.
Os llevaré al desierto para Cristificaros.
Os llevaré al desierto para tallar mi obra de arte, que sois
vosotros, a mi imagen perfecta.
Os llevaré al desierto para cambiar vuestros pensamientos,
vuestros propios raciocinios, vuestros propios esquemas, vuestros propios
intereses en intereses de amor, en intereses de renuncia en intereses de
entrega, en intereses de donación, en intereses de caridad, en intereses de
humildad, en intereses de querer hacer en todo mi Divina Voluntad, pero jamás
la vuestra.
Os llevaré al desierto para marcaros de una vez como mi
propiedad, propiedad que otros no podrán poseer, porque estaréis marcados con
mi Cruz, marcados con mi Sangre, marcados con mi Llaga, marcados con el buen
olor de mi presencia, marcados con los ropajes de la humildad y la mansedumbre,
marcados con las sandalias de la abnegación y la renuncia, marcados con la
prenda del desposorio espiritual.
Porque os amo, os llevo al desierto.
Porque os amo, desciendo del cielo para ungiros.
Porque os amo, la Luz de mi Espíritu siempre os Iluminará.
Porque os amo, haré de vuestros corazones tabernáculos dignos
y aptos para albergar mi Divina presencia.
Porque os amo, no será ya vuestro corazón que late en
vosotros, sino Mi Corazón que late por vosotros.
Porque os amo, no serán vuestras miradas, sino mi Mirada de
amor puesta en todas mis criaturas.
Porque os amo, no son vuestras las palabras que salen de
vuestra boca, son mis Palabras que pongo en vuestro corazón y vuestros labios.
Porque os amo, no son vuestros pensamientos los que os guían,
son Mis Pensamientos que os dan dirección.
Porque os amo, no son vuestros pies los que caminan en pos
del Absoluto, son Mis Pies los que caminan directo a la Morada de Mi Padre.
Porque os amo, no son vuestras manos las que se extienden
hasta el cielo, son Mis Manos las que se elevan en Oblación y Alabanza al Todo
Poderoso.
Porque os amo, seréis como Ángeles en el mundo, puestos
vuestros pies en la tierra pero vuestros corazones en el cielo.
Porque os amo, no os llamo siervos sino amigos.
Amigos constructores de mi Reino.
Amigos constructores de mi Imperio.
Amigos constructores de mi Iglesia.
Amigos heraldos del Evangelio.
Porque os amo, seréis adornados con mis virtudes, virtudes
que os hacen reconocer como seguidores de mi Amor y de mi Cruz.
Llevad, para vuestro viaje, vuestro corazón vacío para, allí,
ser llenado con la dulzura de mi amor.
Llevad, para el viaje, una tula llena de ilusiones,
esperanzas, alegrías y sueños, porque descansaréis en las alfombras mullidas de
mi Divino Corazón.
El retiro se realizó del 11 al 15 de Diciembre y damos fe de
que todo esto se cumplió en él, regresamos transformados. Contenido del retiro,
en el Cap. III
Oración de protección
Diciembre 17/07 9:00
a.m. (Todos los días antes de empezar las oraciones)
Jesús da el siguiente
sellamiento:
“Jesús, Maestro de los apóstoles de los últimos tiempos, por
los méritos infinitos de Vuestra Preciosísima Sangre e intercesión del Corazón
Inmaculado de María, me presento ante Vuestro Trono Celestial seguro de ser
recibido en Vuestro Sacratísimo Corazón, fuente de Vida y de Santidad, para que
selléis mis oídos, contra toda palabra, contra todo insulto, insultos y
palabras que no harán mella dentro de mí. Sellad mi corazón, para que hagáis de
él un corazón impregnado de Vuestra mansedumbre, de Vuestra pureza, de Vuestra
extrema bondad por el que sufre, corazón nuevo en el amor, corazón nuevo para
perdonar, corazón nuevo para excusar, corazón nuevo para sentir mi corazón en
Vuestro Corazón. Sellad mis ojos, para ver Vuestra presencia en cada hermano.
Sellad mi olfato, para que camine en pos de vuestra fragancia celestial y deis
a mi alma olor de santidad. Sellad mis manos, para que, a través de ellas, haga
las mismas obras que hicisteis y aún mayores. Sellad mis pies, para no cansarme
en seguir Vuestras huellas. Sellad mis palabras y mis labios, para que de mí
siempre salgan palabras edificantes, palabras que sean: flechas de amor,
flechas que ardan en los corazones, corazones que serán purificados en el amor,
en la esperanza, en la unidad y en la fraternidad. Sellad todo mi ser:
espíritu, alma y cuerpo, marcando cada parte de mi piel, con Vuestra Cruz:
signo de Victoria, signo de Vida y signo de repudio para Satanás. Haced que
Vuestra Santísima Madre me proteja, me guíe y me tome de sus manos para que
permanezca fiel en su camino. Amén”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario