FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

LA VOCACIÓN ES UNA LLAMADA.



La vocación cristiana es sobrenatural. Es el mismo Dios quien nos llama.

Para responder a la vocación es necesario saber por quién se es enviado (la autoridad que nos respalda es Cristo), para qué se es enviado (objetivo: comunicar la gracia a todos para que se salven) y en calidad de qué se va (Laico, sacerdote, religioso, etc.).

La vocación primaria y fundamental es a ser hijos de Dios:
  • “a todos los que la recibieron (a la Palabra) les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” -Jn 1,12.
  • “recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abba, Padre!” -Rom 8, 15.
  • "constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro -Romanos 1,4
...vocación a participar en la naturaleza divina por toda la eternidad:
  • “nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina” -2 Pe 1, 4.
  • “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn 17, 3).

...vocación a ser una nueva creación. Capaces de renunciar al pecado y actuar en el amor y la verdad:

  •      Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. -II Corintios 5,17

La vocación a la nueva vida de hijos de Dios solo es posible por los méritos de Jesucristo. Es por gracia de Dios.  Nadie puede conferirse a sí mismo la gracia.

  • y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús-Romanos 3,24
  • En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos - Romanos 5,
  • “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca...” -Jn 15, 16.
  • "Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios". -Romanos 1,1


Nada sin Dios; Nada sin nosotros.

La vocación requiere nuestra colaboración, unir nuestra voluntad a la Voluntad Divina:
  • Hay que recibirla: “a todos los que la recibieron les dio poder" -Jn 1,12.
  • Hay que dar frutos y perseverar: "para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca...” -Jn 15, 16.
  •  “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Heb. 10, 5.7).
  • Ver el testimonio de Pedro, Pablo y todos los santos, dispuestos a sufrirlo todo por amor a Jesucristo.
Dios llama al inicio (nos precede) pero también nos sostiene en todo el camino y siempre:

  • “Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar con Dios que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos curados; nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos sigue para que seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos sigue para que vivamos por siempre con Dios, pues sin él no podemos hacer nada. (S. Agustín, nat. et grat. 31)”.

  • “Hay una tentación que insidia siempre todo camino espiritual y la acción pastoral misma: pensar que los resultados dependen de nuestra capacidad de hacer y programar. Ciertamente, Dios nos pide una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia y capacidad operativa en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar que, sin Cristo, «no podemos hacer nada» (cf Jn 15,5)” (NMI, 38).

  • "En el corazón de la Iglesia comunión está la Eucaristía. Las diferentes vocaciones toman de este sumo Sacramento la fuerza espiritual para edificar constantemente en la caridad el único Cuerpo eclesial" -Benedicto XVI

La vocación al sacerdocio es una llamada dentro de la gran particular para servir en Cristo y no un derecho
  • El sacerdote recibe de Cristo la misión y la facultad de actuar en su persona (in persona Christi Capitis).
  • No es un derecho ni un proyecto personal.

  • El Sacerdote debe renunciar a si mismo para actuar en Cristo, ya que ha recibido, por el orden sacramental, la misión y la gracia para actuar mas allá de sus posibilidades humanas. Por el don del Espíritu Santo los sacerdoes Sacra Potestas(poder sagrado) para ser ministros de la gracia (La Eucaristía, el Perdón).
  • Los sacerdotes son cooperadores del Orden episcopal, para el puntual cumplimiento de la misión apostólica que Cristo les confió” (PO 2).

  • Es Cristo el que se ofrece a si mismo en la Misa y es Cristo el que perdona en la confesión. “Este ministerio, en el cual los enviados de Cristo hacen y dan, por don de Dios, lo que ellos, por sí mismos, no pueden hacer ni dar, la tradición de la Iglesia lo llama «sacramento»” (CEC, 875).

  • Los sacerdotes no se designan a si mismos ni tampoco son "delegados de la comunidad". Son representantes de Cristo, escogidos por Cristo por medio de los obispos. Jesús llamó a los que quiso. (Cf. Mc 3, 13).

Unidad entre Vocación y Misión:
  • La vocación no puede separarse de la misión y sus exigencias. La vocación del sacerdote es representar a Cristo y como Cristo a de vivir y disponerse a morir, en total obediencia al Padre.  “El ser y el actuar del sacerdote - su persona consagrada y su ministerio - son realidades teológicamente inseparables, y tienen como finalidad servir al desarrollo de la misión de la Iglesia: la salvación eterna de todos los hombres. (Congregación para el Clero, El Presbítero, pastor y guía de la comunidad, 5).

La respuesta a la crisis vocacional: oración y santidad -Juan Pablo II, 5 Dic, 2003
"De la santidad de los que han recibido la llamada depende la fuerza de su testimonio, capaz de atraer a otras personas, empujándolas a confiar la propia vida a Cristo".

VIDEO.

Video musical que promueve la vocación a la vida consagrada en los jóvenes mediante palabras del fallecido Papa Juan Pablo II.




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