Jesús a sor Josefa:
"Cuanto mayor sea tu miseria, màs te levantará mi poder. Te enriqueceré con mis dones. Si me eres fiel tendré en tu alma una morada donde guarecerme, cuando las almas me arrojen de sí por el pecado. Yo descansaré en ti y tú hallarás en Mí la vida. Todo lo que necesites ven a buscarlo en mi Corazón, incluso lo que Yo te pido. Ten confianza y amor".
"Reza cada día esta invocación: Jesús mio, por vuestro Corazón amantísimo, os suplico inflaméis en el celo de vuestro amor y de vuestra gloria a todos los sacerdotes del mundo, a todos los misioneros, a todas las personas encargadas, de predicar vuestra divina palabra, para que, encendidas en santo celo, os conquisten almas y las conduzcas al asilo de vuestro Corazón, donde os glorifiquen sin cesar".
"Quiero servirme de tí, no por tus méritos, sino para que se vea cómo mi poder se sirve de instrumentos débiles y miserables".
La Virgen María a sor Josefa:
"Mira , hija; no hagas caso de lo que sientes y créeme: cuanto mayor sea la repugnancia, más mereces, delante de mi Hijo.
"Líbrate de estas tres cosas que es por donde el enemigo de las almas te quiere hacer caer:
"1." No te dejes llevar de los escrúpulos que te presenta, para que dejes la comunión.
"2" Cuando mi Hijo te pide un acto de humildad o de cualquier otra cosa, hazlo con mucho amor, diciendo muchas veces: Jesús mío, veis lo que me cuesta, pero antes que yo sois Vos.
"3" Si el enemigo te sugiere que la confianza con la Madre te resta del cariño que debes a Jesús, no le hagas caso. Mira que si lora engañarte en este punto, te habrá ganado. Abre tu alma y ama sin miedo. Dile con toda sencillez lo que te turba, lo que temes, lo que piensas.
"Jesús tenía a su Eterno Padre, pero quiso amar en la tierra a los que hacían sus veces, y su Corazón se alegra cuando eres abierta y sencilla con las Madres... Y, otra vez te lo encargo para que no se te olvide: no pierdas nunca una comunión".
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