FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

LOS SUEÑOS DE SAN JUAN BOSCO. (PARTE 3).

ENFERMEDAD DE ANTONIO BOSCO
SUEÑO 5.—AÑO DE 1832.



(M. B. Tomo I, pág. 269)


En una ocasión Don Bosco soñó que su hermano
Antonio, mientras hacía el pan en casa de la señora
Damevino, próxima a la suya, fue asaltado por la fiebre, y
que habiéndolo encontrado en el camino y al preguntarle
sobre el particular, le había dicho:

—Hace un momento ha comenzado a darme fiebre; no
puedo mantenerme en pie. Tendré que irme a la cama.

*********************

Al día siguiente contó este sueño a sus compañeros,
que exclamaron:

—Puedes tener la seguridad de que ha sucedido como nos
has referido.
Y así fue, en efecto. En la tarde siguiente llegó a Chieri
el hermano José, al cual preguntó Juan inmediatamente:
—¿Y Antonio, está mejor?
José, maravillado de aquella pregunta, replicó:
—Pero ¿sabías que estaba enfermo?
—Sí, que lo sabía —contestó Juan.
—Creo que no es cosa de importancia —continuó
José—. Ayer comenzó a darle un poco de fiebre mientras
hacía el pan en casa de ¡a señora Damevino; pero ya está
mejor.

Sin dar gran importancia a este sueño, haremos notar
cómo en él el Santo de Dios pone de manifiesto los
sentimientos más íntimos de su corazón; más adelante dio
nuevas pruebas interesándose por la familia de su
hermanastro, apenas tuvo oportunidad de hacerlo, según
atestigua Don Rúa.


SOBRE LA ELECCIÓN DE ESTADO
SUEÑO 6.—AÑO DE 1834.
(M. B. Tomo I, págs. 301-302. —M. O. Década 1,14;
págs. 79-81)


Se acercaba el final del Curso de humanidades 1833-
34, época en la que los estudiantes que terminan dichos
estudios suelen deliberar sobre el rumbo de su vocación.
«El sueño de Murialdo —escribe Don Bosco en sus
Memorias— perduraba grabado en mi mente, de tal
manera que la visión del mismo se renovaba en mí, cada
vez con mayor claridad. Por tanto, si quería prestarle fe,
debía elegir el estado eclesiástico, al cual sentía verdadera
inclinación; mas al encontrarme falto de las virtudes
necesarias, mi decisión se hacía difícil y dudosa. ¡Oh, si
hubiese tenido entonces un guía que se cuidase de mi
vocación! Disponía de un confesor que quería hacer de mí
un buen cristiano, pero quejamos quiso mezclarse en los
asuntos de mi vocación.

Consultando conmigo mismo y después de leer algún
libro que trataba sobre la elección de estado, me decidí a
entrar en la Orden Franciscana. Si me hago clérigo secular
—me decía a mí mismo— mi vocación corre grande riesgo
de naufragio. Abrazaré el estado religioso, renunciaré al
mundo, entraré en un claustro, me entregaré al estudio, a la
meditación y en el retiro podré combatir las pasiones,
especialmente la soberbia, que había echado hondas
raíces en mi corazón. Hice, por tanto, la petición al
Convento de Reformados; sufrí examen; fui aceptado,
quedando todo preparado para mi ingreso en el Convento
de La Paz, en Chieri.

Pocos días antes de la fecha establecida para mi
entrada, tuve un sueño de lo más extraño».

*******************

Me pareció ver una multitud de religiosos de dicha
Orden con los hábitos sucios y desgarrados, corriendo en
sentido contrario unos de otros. Uno de ellos se acercó a mí
para decirme:

—Tú buscas la paz y aquí no encontraras la paz. Ya ves
la situación de tus hermanos. Dios te tiene preparado otro
lugar y otra mies.

Quise hacer algunas preguntas a aquel religioso, pero
un ruido me despertó y no volví a ver cosa alguna.
Lo expuse todo a mi director que no quiso oír hablar ni
de sueños ni de frailes:
—En este asunto —me dijo— es necesario que cada
uno siga sus inclinaciones y no los consejos de los demás.

**********************

Tal es la traducción del texto de las Memorias de Don
Bosco.

Don Lemovne se expresa en estos términos en las
Memorias Biográficas al relatar el mismo sueño:
«Aproximándose la fiesta de Pascua, cuenta el mismo
Don Bosco, que en aquel año de 1834 cayó en 30 de marzo,
hice la petición para ser admitido entre los Franciscanos
Reformados. Mientras aguardaba la respuesta y sin haber
manifestado a nadie mis propósitos, he aquí que un buen
día se me presenta un compañero llamado Eugenio Meco,
con el cual tenía poca familiaridad y me pregunta:
—¿Qué, has decidido hacerte franciscano?
Lo miré maravillado y le dije:
—¿Quién te ha dicho eso?
Y enseñándome una carta, replicó:
—Me comunican que te aguardan en Turín para rendir
examen juntamente conmigo, pues yo también he decidido
abrazar el estado religioso en esta Orden.
Fui pues, al Convento de Santa María de los Ángeles,
de Turín; hice el examen y fui aceptado para la mitad de
abril, quedando todo preparado para ingresar en el
Convento de La Paz, de Chieri. Pero poco antes de la fecha
señalada para mi ingreso en dicho Convento, tuve un sueño
de lo más extraño».

Y a continuación sigue el relato del mismo tal y como
lo hemos consignado anteriormente, traducido de las
Memorias personales de Don Bosco.
Los Padres Franciscanos conservan un certificado
relacionado con este hecho que dice así:

**************************

«Anno 1834 receptus fuit in conventu S. Mariae
Angelorum Ord. Reformat. S. Francisci, juvenis Joannes
Bosco, a Castronovo, natus die 17 augusti 1815, baptizatus,
et confirmatus. Habet requisita et vota omnia.—Die
aprilis.

Ex libro II, in quo describuntur juvenes postulantes ad
Ordinem acceptati et aprobati ab anno 1638 a postulantes ad
Ordinem acceptati et aprobati ab anno 1638 ad annum
1838. Padre Constantino de Valcamonica».


Video.



A los 9 años tiene Juan Bosco el primero de sus 159 sueños proféticos. Se le aparece Jesucristo junto con la Virgen María y le presentan un gran número de fieras que luego se convierten en corderos. Luego le muestra una multitud de jóvenes y le dicen: "Este será tu oficio: cambiar jóvenes tan difíciles como fieras, en buenos cristianos tan dóciles como corderos"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR

EL HOMBRE DEBERÍA TEMBLAR
San Francisco de Asís