FRASES PARA SACERDOTES

"Cuando rezamos el Santo Rosario y nos unimos a María, estamos viviendo lo que es la familia porque cuando los hijos se reúnen con La Madre y juntos le oran a Dios, es la familia orando unida". DE: Marino Restrepo.
Papa Francisco a los sacerdotes que llevan "doble vida"

JESUCRISTO EN LAS FUENTES DE MI DIVINO CORAZÓN. (PARTE 19).

CAPÍTULO III

DESIERTOS DE AMOR

Por eso Yo, voy a seducirla (al alma), la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón” (Oseas 2,16).


Levantad vuestro ánimo
Diciembre 11/07 8:26 p.m.

Jesús dice:

Levantad vuestro ánimo.

Cambiad vuestra tristeza en alegría.

Cambiad vuestra desesperanza en esperanza.

Cambiad vuestras tormentas borrascosas en manantiales de paz.

Cambiad vuestra manera de pensar de acuerdo a mi forma de pensar.

Cambiad vuestra sutil manera de vivir, en la sencillez y en la simpleza que os pido en las normas de mi Evangelio.

Os he traído ya, a mi desierto de amor, para podarlos y cortar malezas de vuestro corazón.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para tomarlos, como piedras en bruto y tallarlos, con el cincel de la perfección para hacerlos perfectos.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para tomar vuestras vidas como barro en las manos del alfarero y restaurarlas de nuevo.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para quitaros vuestros harapos y vestiros con los ropajes de mi gracia.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para tomar control definitivo del timón de vuestras vidas y hacer de vosotros, pequeños míos, grandes navíos de alta mar.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para posesionaros

en mi Trono y haceros príncipes de mi Reinado.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para hacer un intercambio de amor de corazones.

Os he traído ya, al desierto de mi amor, para atraer: vuestro entendimiento y vuestra razón al plan salvífico y la liberación de almas, que están prontas a condenarse, para que a través de vosotros, corazoncitos de mi amor, sean rescatadas y salvadas.

Hoy os hago saber que a través de vosotros conformo un refugio de amor y salvación para el final de los tiempos; adentro a cada uno de vosotros, en los aposentos de mi Divino Corazón para protegeros y conduciros a las moradas de mi Reino, Reino que está pronto por descubrirse.

Reino que está pronto por mostrarse.

Reino que está pronto en dominar y subyugar los grandes reinos producidos por manos humanas.

Vosotros, niñitos de mi Sagrado Corazón, sois privilegiados en el amor de Dios, amor que trasciende todo conocimiento humano y todo límite geográfico, porque mi amor por vosotros es más inmenso que la grandeza del firmamento y más hondo que la profundidad de un océano.

No habéis llegado al desierto de mi amor, por mera casualidad o por vuestros propios deseos; han sido mis planes Divinos fijados en vosotros, porque vuestros planes no son mis planes, porque vuestros caminos no son mis caminos, porque vuestro tiempo no es mi tiempo.

Sed dóciles a mi voz; sed dóciles a mi llamado, prontos en dar respuesta; sed dóciles a mis inspiraciones, siendo rápidos en ejecutarlas.

Os llevaré a lugares y sitios, nunca imaginados por vosotros.

Os llevaré al Palacio Real de mi Amor, para que toméis posesión de mi herencia prometida.

Os amo ruiseñores de mi amor, porque vuestra oración es un canto de alabanza, porque vuestra oración es un canto de adoración, porque vuestra oración es un perenne himno de gratitud.


Las siete Rosas
Diciembre 12/07 3:08 p.m.


La Santísima Virgen María dice:

Os amo pequeñitos míos. Nuestra Señora de la Peña visita el templo de vuestros corazones para hermosearlos, aún más, de mis virtudes; virtudes que serán como abono para que florezcan siete rosas arrancadas de mi celestial jardín, para ser sembradas en el jardín de vuestros corazones.

Os planto la Rosa de la Fe

Según sea vuestra fe así serán las obras. Cultivadla, pequeñitos míos, caminando movidos por la virtud de la fe, creyendo aún en cosas que, aún, vuestros ojos no hayan visto. , para que os acreciente como la fe de los grandes patriarcas, profetas y soldados de Jesucristo y vivan de esta virtud. Porque mediante ella obraréis prodigios y obras grandes movidos por la luz del Espíritu Santo, Espíritu Santo que os dará convicción para comprender el sentido pleno de la Palabra.

El Patriarca Abraham os regala gotitas de fe, para que andéis adonde la voz de mi Hijo Jesús os conduzca.

Sin fe, pequeñitos míos, vuestras obras perecerán, la tierra de vuestro corazón se tornará infértil, reseca y poco apta para el cultivo de excelentes frutos.

Siembro la Rosa de la Esperanza

La rosa de la Virtud que he sembrado en vuestros corazones es vestida de vivos colores. Colores que alegran vuestro espíritu; colores que os dan hermosura a vuestra alma; colores que os hacen vistosos para el cielo, pero marchitos para el mundo. , rosa que será abono y alimento de excelente calidad para hacer que germine el rosal de diversas y finas especies. Esta rosa perfumará el jardín de vuestros corazones, haciendo que de vuestro corazón exhaléis suspiros de amor para Jesús.

No dejéis morir en vuestro jardín la rosa de la Esperanza, porque si ella muere moriréis vosotros junto con ella. Cultivad esta virtud con la oración, oración que penetrará en su raíz para ser convertida en savia espiritual que dará vida a esta virtud. No dejéis que la rosa de la virtud sea arrancada de vuestro corazón porque faltando ella os faltará el aire, os faltará el oxígeno, os faltará el agua, os faltará el germen de vida, os faltará el germen de eternidad, os faltará el germen de la trascendencia, os faltará el germen de la alegría, os faltará el germen de la voz del consuelo, para daros voz de aliento a corazones compungidos y agobiados.

Siembro, en vuestro jardín, la Rosa de la Caridad

Cultivad esta rosa de gran valor para el cielo siendo apoyo para los más débiles. porque donde hay caridad hay amor, porque donde hay caridad está Dios. Perfumad esta rosa de gran valor para el cielo, compadeciéndoos de los que sufren.

Cultivad esta rosa de gran valor para el cielo, desprendiéndoos de vuestros bienes materiales para suplir las necesidades de los que carecen de medios; medios que vosotros, florecitas de mi vergel, podéis proporcionar en la medida de vuestra generosidad y de los bienes que Dios os haya dado aquí en la tierra.

Ahora sed puros. Os sembraré la hermosísima Rosa de la Humildad

Cultivad esta hermosa virtud reconociendo vuestros dones y gracias provenientes del cielo, pero guardándolos en el aposento más oculto de vuestro corazón, conservando silencio y prudencia al utilizar dichos carismas para dar gloria a vuestro Dios. No seáis como pavos reales que expanden su cola con vistosos colores para ser vistos; que los hombres os consideren como los más últimos entre los últimos, porque para el cielo seréis los primeros entre los primeros. ; humildad que debe ser vuestro ropaje interior-exterior considerándoos siempre los más pequeños entre los pequeños.

Dios jamás permitió que en mi inmaculado corazón penetrara el bicho de la vanagloria y la vanidad. Extinguidlo, pues, con vuestros actos de mortificación, penitencia y austeridad.

Cultivad esta hermosa rosa de la humildad con el abono de la sencillez y de la simplicidad, sencillez y simplicidad que perfumarán vuestro jardín, jardín que será admirable por almas sencillas, por almas pequeñas, por almas santas, por almas que son soldados de mi ejército, ejército que será la piedra angular para el triunfo de mi inmaculado corazón.

Siembro, en el jardín de vuestros corazoncitos, la Rosa de la Paciencia

Rosa que debe ser cultivada con el amor a la cruz. ; rosa que debe ser cultivada por la aceptación del sufrimiento.

Rosa que debe ser cultivada con el espíritu de sacrificio.

Esta rosa caída del cielo adornará vuestro jardín a imitación del Sagrado jardín de mi Corazón de Jesús. Sed pacientes en el dolor. Sed pacientes en las penas. Sed pacientes en las pruebas. Sed pacientes en vuestra enfermedad. Sed pacientes en vuestros planes amoldándoos a los planes de Dios. Sed pacientes en vuestro desierto, en la dulce espera de convertir vuestro terreno estéril en hermosas cascadas de aguas vivas.

Sed pacientes en vuestras dificultades. Sed pacientes con vuestro prójimo perdonándolos, excusándolos y orando por todos los que os hacen daño.

Siembro en vuestro jardín, la Rosa de la Perseverancia

Cultivad esta rosa celestial con la alegría; alegría, aún, en momentos de tristeza mirando siempre adelante y nunca hacia atrás. , rosa de vivo color que os anima, os impulsa, os alienta y os motiva a permanecer en el jardín que Dios os ha plantado.

Sed perseverantes, hijos míos, en la oración.

Sed perseverantes, hijos míos, en los sacramentos.

Sed perseverantes, hijos míos, en la lectura y meditación del libro Santo.

Sed perseverantes, hijos míos, en el rezo del santo rosario.

Sed perseverantes, hijos míos, en la práctica de las virtudes cristianas.

Sed perseverantes, hijos míos, en el amor al silencio y la soledad.

Sed perseverantes, hijos míos, en vivir el Evangelio en su radicalidad.

Sed perseverantes, hijos míos, en caminar en pos de Cristo.

Sed perseverantes, hijos míos, en mi escuela paternal, escuela que os enseña a amar a Dios sobre todas las cosas.

Escuela que os enseña a morir a vuestros propios intereses para pensar en favor de los demás.

Escuela que os enseña a amar y a desear ardientemente el alimento espiritual.

Escuela que os enseña a caminar como peregrinos en la tierra cuya meta es alcanzar el cielo.

Siembro, en vuestro jardín, la Rosa de la Obediencia

Cultivad, pequeños míos, la rosita de la obediencia, obedeciendo al Vicario de Cristo en la tierra. ; rosa hermosa del cielo porque esta virtud la ejercité hasta el extremo, al punto de hacer siempre la voluntad de Dios, olvidándome íntegramente de mi propia voluntad.

Cultivad esta rosita del cielo, obedeciendo a los preceptos de la Santa Madre Iglesia.

Cultivad esta rosita del cielo, obedeciendo a los preceptos instituidos en las Sagradas Escrituras. Sagradas Escrituras que contienen la fuente de la verdad.

Cultivad esta rosita del cielo, siguiendo la sabiduría de mis hijos predilectos; hijos predilectos que deben brillar por su santidad, por su fidelidad a la iglesia y por la pureza de la doctrina.

Cultivad esta rosita del cielo, siguiendo las mociones y directrices del Espíritu Santo para que glorifiquéis la grandeza de Dios.

Os he adornado el jardín de vuestro corazón, pequeñas lucecitas de Dios, con siete rosas para que os hagáis perfectos como perfecto es Dios.

Rociad vuestro jardín con el agua de vuestra oración. Rociad vuestro jardín con el agua de vuestra pureza. Rociad vuestro jardín con el agua de vuestra transparencia y rectitud.

Rociad vuestro jardín con el agua de la entrega total y sin reserva alguna a la voluntad de Dios.

Dios de amor que os llama a la santidad.

Dios de amor que os llama a ser Cristóforos, portadores de la luz de Cristo.

Dios de amor que os llama a vivir en la fidelidad.

Dios de amor que os llama a seguir sus caminos.

Dios de amor que os llama a dejaros abrazar de su máximo amor, y de vuestra Madre, angelitos queridos de mi Inmaculado Corazón.



Amad la virtud de la pureza
Diciembre 12/07 8:46 p.m.

San José dice:

Muy queridos hijos de mi Hijo Jesús, levantad vuestros corazones a Dios. Levantad vuestra alma a Dios.

Que vuestras tres potencias: alma, cuerpo y espíritu alaben, adoren y glorifiquen la grandeza de nuestro Dios.

De nuevo se me ha permitido, por la misericordia entrañable de nuestro Dios, comunicaros un mensaje de amor y de conversión que contribuirá a vuestro crecimiento espiritual y moral.

Mis queridos hijos, pupilas de mis castos ojos: os miro con amor profundo; amor profundo con el que miraba a mi Hijo Jesús.

Recorred las sendas del Señor en una pureza tal que vuestra alma, que vuestro espíritu y que vuestro cuerpo conserve la blancura y la transparencia y el resplandor del Sacratísimo Corazón. Sagrado Corazón adornado con las virtudes de la mansedumbre y la humildad; purificad vuestros corazones para que recibáis la blancura y la delicadeza del suave y fino algodón porque vuestras almas deben permanecer sin mácula, ya que son Sagrarios del Amor viviente.

Amor viviente que está en medio de vosotros llamándoos al desierto para hablaros al oído.

Amor viviente que os ha llamado, no por vuestros méritos, sino por vuestra pequeñez.

Amor viviente que derrama sobre vosotros torrentes de lluvia de aguas vivas para bañaros con los ríos de la gracia.

Amor viviente que os habla con un lenguaje coloquial, con un lenguaje personal, con un lenguaje de exhortación y con un lenguaje de amor en el libro de la vida.

Libro de la vida que os invita a convertiros.

Libro de la vida que os invita a dejar vuestro estado de vida de pecado, para abrazar el estado de vida de la gracia.

Amor viviente que os hace portadores de su armadura celestial, para que os sobrepongáis en vuestras tentaciones resistiendo con firmeza las asechanzas del alma.

Amor viviente que se os da en su Cuerpo y en su Sangre para daros vida eterna.

Amor viviente que os enamora con detalles provenientes del cielo.

Amor viviente que os pide renuncia, os pide sacrificios, os pide ser almas orantes, os pide ser sagrarios caminantes.

Deseo ocupar un espacio importante en el relicario de vuestros corazones porque así como se me encomendó la misión de custodiar y de proteger al Hijo de Dios, os custodiaré y os protegeré si os hacéis filoteos, almas de Dios. Almas que consuman sus propósitos mezquinos, sus faltas de pureza en las fuentes purificadoras de la Santa Confesión.

Deseo ocupar un trono importante en el reino de vuestro corazón en compañía con los Corazones unidos y traspasados de Jesús y de María.

Amad la virtud de la pureza porque siendo puros seréis ángeles vivientes en la tierra.

Amad la virtud de la pureza porque siendo puros no podrá existir mancha o arruga alguna en vuestro corazón.

Amad la virtud de la pureza porque siendo puros perfumáis el mal olor que existe dentro de la tierra. Amad la virtud de la pureza porque siendo puros os asemejáis a la pureza divina de mi abnegada esposa María.

Amad la virtud de la pureza porque siendo puros seréis salvaguardados por miríadas de ángeles.

Amad el trabajo. Os tomo de vuestras manos y os llevo, como cuando llevaba a mi pequeño Jesús al humilde taller de carpintería; porque en el trabajo, efectuándolo con amor y sufriendo pacientemente vuestras adversidades, dais gloria a nuestro Padre. Aquí en este humilde taller Jesús tomaba en sus delicadas manos puntilla y martillo, elementos que posteriormente hombres despiadados y de duro corazón los utilizarían para clavar sus sagrados pies y sus sagradas manos en el tosco leño de la cruz.

Hijos míos: sed carpinteros de almas, tallando la madera de vuestras vidas, puliéndolas hasta darles forma.

Hijos míos: sed obreros al servicio del reinado de mi Hijo Jesús y trabajad ofreciendo vuestro cansancio y vuestra fatiga por la conversión y salvación de las pobrecitas almas.

Hijos míos: sed insaciables evangelizadores del Reino de Luz.

Hijos míos: sed humildes labriegos que trabajan para la viña de su Señor porque son muy pocos los obreros que trabajan en la construcción del Reino de los Cielos.

Hijos míos: haced de vuestra vida un camino de amor que os conduzca a la calidez del amor llameante del Corazón Inmaculado de María.

Debéis ser almas hostias.

Almas que reparen por tanto pecado.
Almas que reparen porque el amor ya no es amado. Almas que reparen por la censura, por las despiadadas críticas contra la virginidad de la Madre de Dios y Madre Vuestra.

Almas hostias que lentamente acaben sus vidas en la tierra para ser encendidas con los rayos de luz, de mi luz verdadera.

Pequeños caminantes del ejército azul: sed almas de oración; porque la oración os acerca a los misterios insondables y se os descubre secretos ocultos, secretos que están siendo revelados a un pequeño número de almas privilegiadas sobre la faz de la tierra.

Fui alma privilegiada de Dios al ser elegido padre adoptivo del Hijo de Dios, hijo de Dios que adoraba en el primer sagrario sobre la tierra, vientre de la humilde aldeana de Nazaret. Allí contemplaba su gloria, allí adoraba al verdadero Dios y verdadero hombre. Dios y hombre que hoy está en medio de vosotros presente en todos los sagrarios de la tierra. Sagrarios solitarios, porque muchas almas aún no han comprendido la grandeza y verdad de su misterio, misterio que se os da a degustar, a saborear el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Por eso, mis pequeños filoteos: adoradlo, glorificadlo, amadlo en la grandeza de la Eucaristía. Eucaristía que eleva vuestros espíritus al cielo y los funde en uno solo en unidad a los coros de ángeles que entonan cantos a la Divinidad de Nuestro Dios.

Siendo almas eucarísticas, seréis marcados en vuestro corazón con el sello del cordero.

Siendo almas eucarísticas, vuestra alma será bella adornada con las más finas joyas celestes.

Siendo almas eucarísticas, vuestros corazones se convertirán en sagrarios para contener la grandeza y Divinidad de Dios.

Siendo almas eucarísticas, caminaréis a pasos agigantados hacia el encuentro con el justo juez que os juzgará en el amor.

Siendo almas eucarísticas, camináis en ascensión al cielo.

Siendo almas eucarísticas, la Sagrada Familia de Nazaret aumentará el número.

Intercedo por vosotros en el cielo; os cuido en la tierra; me presentaré a vosotros en el momento de vuestra muerte para presentaros ante Dios y abogar por vosotros ante mi Padre.

Sois importantes para la grey de mi Jesús; vivid en santidad porque Santo es quien os llamó.
José, custodio y protector de los Corazones unidos y traspasados de Jesús y de María, os ama.


El Nuevo Pentecostés
Diciembre 13/07 9:40 a.m.

Jesús dice:

Jesús, el hombre de Nazaret, os ha traído a las orillas del río Jordán, río que está colmado en el espesor, pero también en la transparencia y claridad de aguas limpias y vivas de amor.

Sois discípulos, cuyo maestro, os enseña y os instruye al borde de las aguas como instruía a mis primeros discípulos, discípulos que sumergidos en las profundidades del río para bautizarlos en el espíritu y hoy os bautizo, a vosotros pequeños míos, para que recibáis los torrentes de agua viva, los imponentes rayos de luz, la variedad de dones y carismas que el Espíritu Santo os reviste con los ropajes resplandecientes de su luz; luz que desde hoy os guiará, os conducirá como estrella aparecida en la amplitud del vasto cielo para conduciros a la estrella
del máximo resplandor.

Tomo en mis manos vuestras imperfecciones, vuestras manchas de pecado, vuestros defectos que opacan la luz de la verdad, para ser bañados con los resplandores de mi Luz Divina.

Escuchad el suave eco de mi voz, proveniente de las aguas reposadas y sosegadas de este río; el sonido de las aguas son bellas armonías, son bellos cantos y dulces sinfonías para vosotros, hijos adoradores de mi Sagrado Corazón que hoy os hago mis hijos amadísimos a través de este nuevo bautismo espiritual.

Bautismo espiritual que os purifica de vuestras más mínimas faltas.

Bautismo espiritual que os baña en el río de la Gracia Divina.

Bautismo espiritual que os renueva a un nuevo nacimiento. Nacimiento a la verdadera vida. Nacimiento al verdadero estado de la Gracia. Nacimiento a la vida de apóstol del final de los últimos tiempos.

Por el bautismo espiritual naceréis de nuevo haciendo de lo escabroso, algo llano. Haciendo del agua turbia, aguas claras. Haciendo de los días oscuros, días llenos de luz. Haciendo de las noches mustias, noches alegres. Haciendo de vuestros corazones, manantiales de vida y esperanza. 

Haciendo de vuestra misión, misión sublime y grata a los ojos de mi Padre.

Al sumergiros en estas aguas recibiréis el resplandor y la belleza de los Ángeles.

Al sumergiros en estas aguas recibiréis las mismas Gracias que recibieron los primeros cristianos.

Al sumergiros en estas aguas vuestro corazón será purificado de toda imperfección.

Al sumergiros en estas aguas vuestra vida se partirá en dos, un pasado olvidado y perdonado y una nueva vida en el refulgir y resplandor de mi Espíritu Divino. Espíritu Divino que os da sabiduría para comprender las cosas de Dios.

Espíritu Divino que os da entendimiento para discernir las cosas de Dios.

Espíritu Divino que os da fortaleza para que resistáis los momentos de prueba.

Espíritu Divino que os da ciencia para que améis intensamente la Sabiduría Divina que viene del cielo. Espíritu Divino que os da piedad para que seáis mensajeros de mi amor, bañados de oración, regenerados vuestros espíritus exaltándoos para el cielo.

Espíritu Divino que os da consejo para que con vuestras predicaciones, para que con vuestras enseñanzas, para que con vuestra pequeña catequesis seáis luz a pobrecitas almas que caminan en la ignorancia.

Sed, pequeños míos, consejeros fieles conforme con la doctrina segura de mi Evangelio.

Espíritu Santo que os da temor de Dios para que os consumáis en el amor, amando al Amor de vuestras vidas, evitando el más mínimo pecado con tal de no ofender a la Realeza de Vuestro Dios.

Recibiendo mi Espíritu Santo recibiréis el Nuevo Pentecostés. Pentecostés que subirá, por momentos, a pequeños pedacitos de cielo para daros a conocer, por anticipado, una mínima porción de las maravillas que hay allí para vosotros.

Recibiendo el nuevo Pentecostés, podéis hacer las mismas obras que yo hice y aún mayores.

Recibiendo el nuevo Pentecostés podéis decir a las montañas muévanse y ellas os obedecerán.

Recibiendo el nuevo Pentecostés podéis cruzar por encima de las aguas y no os hundiréis.

Recibiendo el nuevo Pentecostés los cielos se os abrirán para que contempléis la Gloria de Vuestro Padre Celestial.

Al recibir el nuevo Pentecostés mis obras brillarán en vosotros para que me deis Gloria y Alabanza a mi Nombre.

Al recibir el nuevo Pentecostés naceréis en el espíritu como el viejo Nicodemo.

Vuestro hombre viejo ha muerto y ha nacido en vosotros el hombre nuevo.

Leed, orad y meditad: Juan 3.

Os bendigo.

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