El Domingo 6, Josefa se ha ofrecido para reparar las ofensas de los pecadores; Jesús se le aparece hacia las tres de la tarde en la capilla.
"Daba compasión; la cara, los brazos, el pecho, los tenía llenos de heridas y de polvo. Mucha sangre le corría por la sagrada cabeza, pero el Corazón ardía como una brasa y estaba HERMOSÍSIMO".
"Estas heridas, dijo, me las causa el desamor de los hombres que, como locos, corren a su perdición".
"Pero, Señor, ¿cómo tenéis el Corazón tan hermoso y tan encendido? ¿No os lo hieren los pecados del mundo?".
Respondió:
"SOLO LAS ALMAS ESCOGIDAS HIEREN MI CORAZÓN".
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"Son tantos y tan graves los pecados que se cometen, que si no fuera por el consuelo y el amor de mis escogidos se llenaría la copa de indignación divina. ¡CUÁNTAS ALMAS SE CONDENAN! PERO UN ALMA FIEL REPARA Y OBTIENE MISERICORDIA PARA MUCHAS INGRATAS",
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Me hallaba ante el Sagrario en oración y empecé a pedir por mi madre y mis hermanas. Me llegué a entristecer por ellas y pensaba lo que haría si estuviese a su lado...Confieso que en aquel momento no contaba bastante con Dios. De pronto se presentó Jesús, con el Corazón abrasado lleno de majestad, y en tono de reprensión me dijo:
"Tu sola ¿qué podrías hacer por ellas?"
"Y señalándome su Corazón:
"FIJA AQUÍ TU MIRADA"
"Y se fue".
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"TE QUIERO TAN OLVIDADA DE TI MISMA Y TAN ABANDONADA A MI VOLUNTAD que no te pasare la mas mínima imperfección sin avisarte. Debes tener siempre presente tu nada y mi misericordia. Sabré sacar tesoros de tu humildad: no lo olvides".
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