La misa católica fue codificada por S.S. San Pío V en el año de 1570, esto significa que este Pontífice no inventó un rito sino que estableció la estructura de la misa respetando la Tradición ininterrumpida de Cristo, de los apóstoles, de los Santos Padres, de los primeros siglos del cristianismo y de los Pontífices anteriores. Al tener sus orígenes en los mismos apóstoles también es conocida como misa apostólica o misa tridentina por ser esa labor de codificación resultado de un ordenamiento del Concilio dogmático de Trento.
Todos los sacerdotes católicos
del rito latino que hayan sido ordenados hace más de treinta años han celebrado
el Santo Sacrificio de la Misa con este misal, hasta por lo menos a
finales de la década de los años sesenta, fecha en que se efectuó la reforma
litúrgica. Esta misa ha estado vigente durante muchos siglos en la Iglesia
Católica y ha producido grandes santos y enormes frutos en la historia de
la cristiandad.
ESTE RITO ESTÁ VIGENTE
Este rito, contra lo que algunos
mal informados pudieran pensar, está vigente por su antigüedad multisecular conforme
al canon 28 del Nuevo Código (canon 30 del Código anterior) que señala que una
nueva ley no revoca las costumbres centenarias o inmemorables a no
ser que se les cite EXPRESAMENTE. Al no haber sido explícitamente abrogado en la
Constitución Apostólica Missale Romanum de S.S. Pablo VI, el
rito tradicional –alabado por el propio Pablo VI- continúa vigente. Por otra
parte, S.S. San Pío V en su bula QUO PRIMUM decreta a
perpetuidad que puede ser utilizado para siempre en la Iglesia y
que por lo tanto ningún sacerdote podrá –en ningún tiempo- ser sancionado por
su uso. Esta bula se localiza fácilmente al principio de todos los misales que
los sacerdotes han utilizado para celebrar este rito. Confirmando su plena
vigencia, S.S. Benedicto XVI ha publicado su motu proprio Summorum
Pontificum, el 7 de julio de 2007, a fin de despejar cualquier duda
preexistente. Incluso, el cardenal Castrillón como Presidente de la
Pontificia Comisión Ecclesia Dei, ha dicho que los deseos del Papa
son que sea celebrada en todas las parroquias del mundo y esto ya se ha
iniciado en la basílica romana de San Juan de Letrán por
parte del cardenal Cañizares.
EXPRESA CLARA Y MAJESTUOSAMENTE
LA DOCTRINA CATÓLICA
El rito, conforme al misal
promulgado por San Pío V, ha demostrado, en el transcurso de los siglos, ser un
dique contra las deformaciones doctrinales pues expresa con toda
claridad y belleza la doctrina católica de la misa:
· Es el mismo e idéntico sacrificio del
calvario, celebrado de manera incruenta (sin derramamiento de
sangre), para aplicar su virtud salvadora a la remisión de nuestros pecados. No
es una simple conmemoración de la pasión y muerte de N. S. Jesucristo sino que
es un sacrificio propio y verdadero.
· Es el mismo sacerdote Jesucristo,
representado por su ministro que por su ordenación sacerdotal, obra en la
persona del mismo Cristo. En cierta forma “presta a Cristo su lengua, le
ofrece su mano”
· Es la misma víctima del
Calvario: el Divino Redentor, Jesucristo. Por medio de la doble consagración se
representa la mística separación del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
estando todo Él con su divinidad, su alma, su sangre y su cuerpo realmente
presente en las especies consagradas. No es pues, una simple presencia
espiritual.
Son los mismos fines:
1) Adorar y glorificar
a Dios
2) Dar gracias a Dios
3) Expiación y Propiciación (Cristo
se ha inmolado como víctima propiciatoria para satisfacer por nuestros pecados.
En la misa se aplican los frutos de su redención).
4) Impetración (pedir
gracias, favores y bendiciones a Dios).
Toda esta doctrina definida
infaliblemente y custodiada por la Iglesia Católica se encuentra de
una manera clarísima y majestuosamente expresada en la liturgia
codificada por S.S. San Pío V que con sus rúbricas ha sido secularmente un
dique contra el error y la anarquía en la celebración del Santo Sacrificio de la
Misa.
EL USO DEL LATÍN: SIGNO DE UNIDAD
La utilización del latín se
efectúa siguiendo el idioma oficial de la Iglesia, mismo que el Papa
emplea en Roma y que representa un signo de unidad entre los católicos. Es
falso que su abolición haya sido decretada por el Vaticano II que
sólo recomendaba el uso de la lengua vernácula en ciertas partes de la
liturgia, siendo muy útil en las lecturas de la epístola y el evangelio. Hoy
que el latín prácticamente ha caído abusivamente en desuso, el pueblo católico
–contra lo que se pretendía- no conoce lo que es la misa. Basta preguntarles a
los fieles cuál es su definición y cuáles son sus fines para constatar la
tremenda ignorancia que existe. Cuando en todas partes del mundo se empleaba el
latín cualquier extranjero no se sentía extraño en Misa, el pueblo fiel
aprendía y entendía el ritual por medio de misales bilingües y existía
uniformidad entre el clero de todo el mundo, además que no se presentaban los
graves problemas y errores en las traducciones.
MODO DE RECIBIR LA COMUNIÓN:
-En gracia santificante, por
medio de la confesión sacramental
-Siendo miembro del cuerpo de la
Iglesia Católica
-Honestamente vestidos
-De rodillas y en la boca.
En esta misa se recibe a Cristo
-en la comunión- de rodillas, puesto que si la Sagrada Escritura prescribe
que a su nombre se doble toda rodilla, es claro que cuando se recibe su Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, ésta es la posición exterior piadosa más conforme con
una actitud interna de adoración y es la misma que señala Cristo en la parábola
del fariseo que oraba orgullosamente de pie y del publicano que
de manera humilde, interna y externamente, rezaba arrodillado. Éste último,
enseña Cristo, fue el que salió justificado del templo. Por otra parte, el fiel
–modestamente vestido y limpio de todo pecado mortal por la confesión
sacramental- recibe con respeto en la boca la sagrada forma por no
tener las manos consagradas como el sacerdote; además al no tomarla con la mano
se evita, así, la caída de partículas consagradas (en las que Cristo está
realmente presente) al suelo o cualquier posible profanación.
ESTE RITO EVITA LA ANARQUÍA
LITÚRGICA
Hoy que la anarquía litúrgica es
claramente constatada por el pueblo católico, donde cada sacerdote y en cada
templo se le añaden o quitan preces al arbitrio de cada cual, ahora
que la doctrina del mismo sacrificio es negada y se nos enfatiza lo secundario
para acallar o negar lo fundamental de la doctrina del Santo Sacrificio, hoy
que se nos dice que la misa es sólo un memorial, un recuerdo, una simple cena,
una mera asamblea más precedida por un ministro, nuestra conciencia católica
nos exige proclamar la verdadera y eterna doctrina definida infaliblemente por la
Iglesia, así como el debido respeto y devoción que debe existir en la liturgia,
haciendo uso de este multisecular rito que ha probado su eficacia en
la historia para dar frutos de santidad y evitar de este modo la anarquía
litúrgica que lamentablemente padecemos. Nos basamos en la autoridad de la
Iglesia Católica y del Romano Pontífice que ha permitido y promulgado este
rito católico a perpetuidad.
MUCHOS SACERDOTES CELEBRAN CON EL
MISAL DE SAN PIO V
Por último, es importante
considerar que no sólo en el transcurso de los siglos ha sido utilizado con
grandes frutos y que la mayoría de los santos canonizados por la Iglesia
Católica celebraron con él o asistieron a este rito, sino que incluso
después de la reforma litúrgica sigue siendo utilizado en casi todos los países
por muchos sacerdotes católicos.
Así, por ejemplo, podemos citar
el caso famosísimo del Padre Pío que en vida manifestó en su cuerpo
las mismas llagas de la pasión de N.S. Jesucristo y que en la década de los
sesentas, cuando se implantaron los antecedentes de la reforma litúrgica, al
advertir los peligros que hoy se constatan, mantuvo el uso del misal de San Pío
V. Este sacerdote reconocido durante toda su vida por su santidad, fue
beatificado en 1999 por S.S. Juan Pablo II. Podríamos citar otros casos,
pero sólo recordaremos que los Cardenales Bacci y Ottaviani no
dejaron de utilizarlo, después de la reforma litúrgica, hasta el fin de sus
vidas. El Cardenal Ottaviani –al que S.S.Paulo VI llamaba “mi
maestro” y al que tanto elogió S.S. Juan Pablo II en la fecha de su muerte, al
señalarlo como ejemplo de una "fidelidad ejemplar" –, fue sumamente
reconocido por su ciencia teológica y precisamente por esa fidelidad a la
Iglesia y era, además, nada menos que el Prefecto de la Sagrada
Congregación de la Fe, uno de los organismos más importante dentro
del Vaticano (mismo que ocuparía, después, el cardenal Ratzinger). Estos
eminentes cardenales vieron de manera clarividente todos los riesgos teológicos
y litúrgicos que se avecinaban –y que hoy se manifiestan claramente- y así los
consignaron en su ya célebre documento “Breve análisis crítico del Novus Ordo”.
CONCLUSIÓN:
Este rito plenamente católico, está reconocido por su antigüedad en la Iglesia, ya que respeta la Tradición ininterrumpida de Cristo, de los apóstoles, de los Santos Padres, de los primeros siglos del cristianismo y de los Pontífices Romanos. Su misal fue promulgado por un Papa como resultado de un Concilio y está plenamente vigente en la Iglesia Católica. Sus frutos de santidad están más que reconocidos: la mayoría de los santos canonizados celebraron con él –en caso de ser sacerdotes- o se santificaron por su medio al asistir al Santo Sacrificio de la Misa –en caso de los seglares-. Manifiesta de una manera clara e inequívoca la verdadera doctrina católica sobre la Santa Misa y ha probado su eficacia contra la anarquía, errores y abusos litúrgicos. Exige de los fieles el debido respeto y devoción por el mismo e idéntico sacrificio del Calvario que se celebra en el altar para aplicarnos los frutos de la redención de Cristo, quien está real y verdaderamente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en las especies consagradas
Autor Lic. Oscar Méndez Casanueva para:
catolicidad-catolicidad.blogspot.mx
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