LOS PRIMEROS ATAQUES DEL INFIERNO
Del 26 de Agosto al 31 de Octubre de 1921
"No tengas miedo de sufrir. ¡Si vieras cuántas almas se han acercado al Corazón de Jesús durante estos dias de tentaciones!"
(La Santísima Virgen a Sor Josefa, 24 de octubre de 1921)
"Si no encontrara almas que me consuelan y muevan mi misericordia, no podría detener mi justicia" "Es tanto mi amor hacia las almas, que me consume el deseo de su salvación. ¿Cuántas se pierden y cuántas esperan sacrificios para salir del estado en que se encuentran! Pero aún tengo muchas almas que son del todo mías...
Una sola de ellas obtiene perdón para muchas frías e ingratas. "Quiero que te abrases en deseo de salvarme almas; que te anegues en mi Corazón, que no te ocupes mas que de mi gloria. Algunos días después la Santísima Virgen acude a sostener a su hija en sus luchas íntimas. "No sabes cuánto deseo que permanezcas fiel. Yo que soy tu Madre: pero no te aflijas. Lo único que Jesús quiere de ti, es abandono; el hará lo demás". "El que contempla un cuadro muy bien pintado, no es el pincel lo que admira sino la mano del pintor. Así tú, Josefa, aun cuando realizaras grandes cosas, no debes atribuirte nada a ti misma pues es Jesús quien obra en tí, y quien se sirve de ti. Te aconsejo que des gracias sin cesar a Dios, que tan bueno ha sido contigo.
Sé muy fiel, así en lo grande como en lo pequeño. No mires si te cuesta. Obedece a Jesús, obedece a las Madres, sé muy humilde y deja lo demás, Jesús se encarga de tu pequeñez y Yo soy tu Madre". "No te ocupes más que de amarme; el amor te dará fortaleza". "No te aflijas por tu miseria, mi Corazón es el trono de la misericordia, donde los más miserables son mejor recibidos, con tal que ellos quieran perderse en este abismo de amor.
Porque eres pequeña y miserable, he fijado en ti mis ojos. Yo soy tu fortaleza...Ahora vamos a conquistar otras almas; pero antes, descansa un poco en mi Corazón" Poco debía durar el descanso. Y para "ganar almas", Josefa iba a tener que dar más de lo que hasta entonces había dado. Ha llegado la hora, en efecto, de los más encarnizados combates. Pronto sin embargo, se siente como abandonada y rechazada de Dios. Algunas veces, al recordarle cietas palabras del Divino Maestro, recobra por un instante la paz. Mas, fuera de estos cortos intervalos, ningún medio humano consigue aliviarla. Josefa permanece abismada en un piélago de dolores. Sus comuniones son precio de un esfuerzo de fe y de energía, en el último momento, porque el enemigo pone singularísimo empeño en privarla del Pan de los fuertes.
El Lunes 17 de Octubre; era la fiesta de santa Margarita Maria y le pedí después de comulgar, que me alcanzara del Corazón de Jesús la gracia de ser fiel o de morir antes que separarme de El. El Señor, cuyo Corazón compasivo está más cerca de los que sufren, se presenta a Josefa. "Vengo porque me has llamado" Josefa que, ofuscada por el enemigo, teme haber desfallecido en la lucha, pregunta qué ha de hacer para reparar. "¿Qué has de hacer? --responde el Maestro--. Amar...amar...amar..."
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