Benedicto XVI recomienda a los sacerdotes la “virtud de la humildad”
Benedicto XVI (hoy Papa Emérito de Roma) recomienda a los sacerdotes la “virtud de la humildad”, al igual que la mansedumbre y la generosidad, porque “la ausencia de humildad destruye la unidad de la Iglesia”. En su tradicional encuentro con el clero romano al inicio la Cuaresma (de 2012) el Papa ha expresado su esperanza en que “el Señor nos ayude a ser constructores de la libertad de la Iglesia”. El encuentro del Papa y el clero de Roma de este año se desarrolló en forma de “Lectio divina”, y el Santo Padre manifestó su satisfacción por el gran número de sacerdotes presentes en el Aula Pablo VI, a quienes pidió que se comportaran conforme a la dignidad de la llamada que han recibido.
Frente a la virtud de la humildad Benedicto XVI advirtió contra la soberbia, “la raíz de todos los pecados”. Para el Pontífice “ser cristiano consiste en superar esta tentación” de querer ser el centro del mundo. Una tentación de la que no están exentos ni los sacerdotes ni cuantos prestan servicio en la Iglesia y frente a ello el Santo Padre señaló la necesidad de saber aceptar una humilde posición en la Iglesia.
Otra gran preocupación del Pontífice es “el gran sufrimiento de la Iglesia en Europa y en occidente” a causa de la falta de vocaciones sacerdotales, y de lo que se ha definido como “analfabetismo religioso”. Benedicto XVI se refería a un tema tratado el pasado viernes por los cardenales en una jornada de reflexión antes del Consistorio, donde se señaló la falta de conocimiento de la fe como “un gran problema de la Iglesia actual”. El Papa explicó que con este “analfabetismo no puede crecer la unidad entre los cristianos”.
Por esta razón, una de las tareas del próximo Año de la Fe, añadió el Santo Padre, será “hacer todo lo posible para una renovación catequística para que se conozca la fe y crezca la unidad en la verdad”. “Y a través de un mayor conocimiento del Catecismo, durante el Año de la Fe se renovará la misión del Concilio”.
Más adelante el Papa abordó la tendencia, cada vez más difundida en la sociedad, de no seguir todas las indicaciones de la Iglesia y no obstante tener la conciencia tranquila. Para Benedicto XVI estos católicos adultos cuya fe se ha emancipado del magisterio, son “el resultado de la dependencia de las ondas del mundo, de la dictadura de los medios de comunicación”. Benedicto XVI recomendó “liberarse de esta dictadura”, emanciparnos “con una fe verdaderamente adulta que ve, enseña y puede ayudar a los demás a alcanzar la verdadera perfección, a la verdadera edad adulta, en comunión con Cristo”.
Otra de las advertencias del Pontífice fue la dirigida a los cristianos, para que eviten la tentación de combinar la verdad con la violencia, como por desgracia ha ocurrido a lo largo de la historia cuando se ha tratado de defender la verdad de esta forma. “La verdad –dijo Benedicto XVI- no se impone con las armas, sino por sí misma, porque sin la verdad no conocemos los verdaderos valores”.
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