Un misterio de amor entre un Dios que llama por amor y un hombre que le responde libremente y por amor.
Un llamado a ser puente entre Dios y los hombres.
Un llamado a seguir en el mundo, para salvarlo, pero sin ser del mundo.
La decisión de un joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos a salvar sus almas y hacer este mundo más como Dios lo pensó.
La vocación al sacerdocio no es
Un sentimiento: se suele decir que "siento la vocación". En realidad la vocación no se siente. Es, más bien, una certeza interior que nace de la gracia de Dios que toca mi alma y pide una respuesta libre. Si Dios te llama, la certeza irá creciendo en la medida de que tu respuesta vaya siendo más generosa.
Un destino irrevocable (ineludible): Muchos creen que el que tiene la vocación "se va porque se va". No. La vocación es un misterio de amor y el amor es siempre libre. Si yo no respondo con generosidad, el llamado de Dios queda frustrado.
Un refugio para el que tiene miedo a la vida.
Una carrera como cualquier otra: es una historia de amor.
Una seguridad matemática: en la vocación sacerdotal tienes que aceptar el riesgo del amor, pero recuerda que es un riesgo en manos de Dios.
1. Los SIGNOS
Hay infinitas formas como Dios puede llamar a un joven para su servicio. Aquí tienes algunos de los ¨síntomas¨ más frecuentes:
- Quieres hacer algo grande en tu vida
- Sientes que Dios espera algo más de tí
- Te preocupa el dolor de los hombres
- La vida de un joven ¨normal¨ te gusta pero sientes que falta algo
2.-Necesitas ser HONESTO
- Ante Dios y ante tí mismo
- Sólo tú tienes que darle la respuesta a Dios
- Hay muchos jóvenes que tienen miedo de investigar su
vocación y prefieren esconderse detrás de pretextos
- ¡Que error pensar que Dios pueda proponernos algo que
no nos haga felices!
3.- Tener unas CUALIDADES
Si Dios te llama te dará las cualidades necesarias para ser sacerdote. Necesitas saber si tienes esas cualidades.
Para ello, coméntalo con el sacerdote orientador vocacional y él, después de un período de seguimiento y discernimiento, te ayudará a saberlo.
4.-Recuerda que la vocación es un PROCESO
- La vocación sacerdotal es un proceso como toda historia de amor
- No quieras respuestas fulminantes y por fax
-Dios se esconde un poco cuando nos llama y es que quiere dejar el margen suficiente a nuestra libertad (de otro modo no sería una historia de amor sino de esclavitud)
- Pide ayuda a algún sacerdote orientador vocacional
- Aprovecha los encuentros y retiros vocacionales para conocer más de la vocación y el ambiente del seminario.
2. ¿Cuál es el mejor MOMENTO para decidir la propia vocación?
La verdad es que lo mejor es responder cuando Dios llama: ni antes ni después. Si ya te diste cuenta de tener el llamado de Dios ¿para qué te esperas? Y si tu llamado todavía no madura ¿para qué te precipitas?
3. ¿Cómo estar 100% SEGURO de tu vocación a la vida sacerdotal o religiosa?
La vocación no es un certeza matemática, sino una certeza en la fe, como la tuvo Abraham en su llamada (Gen 12). Si tú esperas una certeza que no te deje ninguna duda, no la encontrarás jamás. El amor es también un riesgo, pero acuérdate de que es un riesgo en manos de Dios, que es fiel, que nunca falla y que quiere siempre lo mejor para nosotros. Además, esa certeza irá creciendo con fuerza en la medida que vayas avanzando con generosidad en tu proceso vocacional.
4. Mi FAMILIA se opone
Debes convencerlos con la madurez de tu comportamiento y la perseverancia en tu determinación. Quizá también ellos necesitan tiempo para asimilar tu vocación.
5. Y...¿si FRACASO?
En la vocación consagrada no hay fracaso posible si tú no quieres. Dios lo único que espera de ti es tu libre decisión de amarle y de aceptar su voluntad sobre tí. Por eso, mientras tú estés dispuesto y digas: «Señor, ¿qué quieres que haga?», no te puedes equivocar. Otra cosa será el camino por el que el Señor te quiera llevar que, a veces, es muy misterioso.
FUENTE: mercaba.org (Biblioteca Católica Virtual)
En la vocación consagrada no hay fracaso posible si tú no quieres. Dios lo único que espera de ti es tu libre decisión de amarle y de aceptar su voluntad sobre tí. Por eso, mientras tú estés dispuesto y digas: «Señor, ¿qué quieres que haga?», no te puedes equivocar. Otra cosa será el camino por el que el Señor te quiera llevar que, a veces, es muy misterioso.
FUENTE: mercaba.org (Biblioteca Católica Virtual)
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